FYI.

This story is over 5 years old.

Comida

Los zapatos del presidente Obama acaban de ser profanados por esperma de salmón

En lo que bien podría ser el mayor faux pas político ocurrido en el territorio de Alaska, un descarado salmón Coho lanzó su perlada carga sobre los mocasines del presidente Obama.

Olvídate de que te caiga huevo en la cara: que te caiga en los zapatos es, posiblemente, igual de malo. Sobre todo si el "huevo" del que estamos hablando se excretó tempestuosamente del pene escamoso de un salmón de ojos vidriosos.

En lo que bien podría ser el mayor faux pas político ocurrido en el territorio de Alaska, un descarado salmón Coho lanzó su perlada carga sobre los mocasines del presidente Obama. (En algún lugar de Washington DC, el limpiabotas del presidente está llorando en silencio).

Publicidad

Toda esta pegajosa situación es el resultado de una visita que el presidente hizo hace unos días a un aislado pueblo de pescadores durante su histórico viaje de tres días por el estado más grande de los Estados Unidos: Alaska. El muy publicitado viaje se orientó a promover la protección del medio ambiente y se hizo con la esperanza de mostrar solidaridad con el Estado que a menudo se pasa por alto.

LEE: Ordeñé a una trucha

El Presidente visitó a Kim Williams, una pescadora comercial y de subsistencia en Kanakanak Beach en Dillingham, Alaska. Mientras se encontraba ahí, el pez que tenía en la mano comenzó a expulsar un fluido. Y resulta que la sustancia se llama "lecha", que en realidad es el líquido que contiene el esperma del salmón masculino. Por cierto, los aventureros comensales reconocerán a la lecha como un comestible ignorado con frecuencia que se encuentra en diversos platillos como en las pastas de Sicilia y el cremoso y delicado Shirako. Pero el presidente no se estaba comiendo esta lecha.

"¿Ves eso?", preguntó el Presidente, aún con el culpable aferrado entre sus manos enguantadas. "Cayó algo en mis zapatos", añadió el Presidente. Luego señaló que la pescadora local que lo acompañaba dijo que el ansioso pez simplemente estaba "feliz de verme".

Conseguir una porción saludable de esperma de salmón en tus mocasines puede ser de mucha emoción para la mayoría, pero al parecer no para el líder del mundo libre. La publicitada visita del Presidente a la ciudad aislada de menos de 3 mil personas también lo colocó en el centro de un conflicto local en guerra entre los pescadores de la ciudad y un grupo de desarrolladores que desean construir Pebble Mine, una mina de oro y cobre.

Publicidad

Dillingham se encuentra en una bahía del mar de Bering y es un importante centro de pesca de salmón en la región. Como dijo el Presidente: "Si has comido salmón silvestre, es probable que haya llegado desde aquí. Es parte de la razón por la que es tan importante que nos aseguremos de proteger este increíble recurso natural, no solo para las personas cuyo sustento depende de él, sino para todo el país".

Pero los mineros quieren entrar. Aunque la empresa de desarrollo antes mencionada aún no presenta una propuesta real, la Environmental Protection Agency ha tomado la medida poco ortodoxa de bloquear preventivamente el plan de construcción debido al temor de que muy probablemente dañe a la población de salmón local.

Mientras la empresa minera ha devuelto el golpe con una demanda en contra de la EPA, los pescadores de la zona se han unido con otros lugareños con la esperanza de crear una mayor conciencia pública del potencial daño ambiental.

A pesar de la gravedad de su visita, el presidente Obama estuvo dispuesto a mantener un estado de ánimo ligero durante la sesión de fotos. Se puso los guantes de goma de color naranja y levantó otro gran salmón plateado para los periodistas presentes antes de añadir a toda prisa: "Yo no lo pesqué. No quiero que nadie piense que estoy contando exageraciones de pescador".

¡Boom! ¿Quién hubiera imaginado que habría no uno, sino dos clímax en una sola aparición?¿Acaso el POTUS se vio obligado a contratar a un ex miembro del Friar's Club fumador de puros como redactor de sus discursos?

Como haya sido, Obama parecía complacido con la visita, proclamando que la cecina de salmón sabía "muy rica" y pidiéndole a sus ayudantes que no se comieran la lata de salmón que le dieron como recuerdo.

En general, fue una buena visita. ¿Y el equivalente marítimo de la petite mort? Obama puede lidiar con eso.

No se olviden del pescado, queridos.