A lo largo de estos años ha existido en los hogares colombianos un personaje mediático que genera sentimientos encontrados en su audiencia: unos lo odian, otros lo aman. Cada mañana, cualquier hogar o establecimiento público con un televisor en la repisa o incrustado en la pared, ha sentido la compañía infaltable de ese personaje de incompleta calvicie, humor clichesudo, comentario picante sin finura y que, con destreza, apela a sentimientos intensos como la ira absoluta o la más noble solidaridad.Para bien o para mal, Jota mario, ha ocupado un lugar en nuestros corazones.
Pero más allá de esos sentimientos encontrados, de lo que sí no estoy del todo convencido es de lo que opina la gente cuando ve a este personaje apoderarse de su “acordeón”, que en realidad es un accesorio naranja en forma de zig zag que seguramente compraron en alguna tienda de diseño para acomodar revistas. Pues finalmente ese su propósito.Así las cosas, desde que Jotica lo volvió un juguete, ha protagonizado unos momentos estelares que me llevan a pensar que este revistero cayó en manos equivocadas. Decidí entonces escoger los peores momentos en los que Jota Mario Valencia se las dio de acordeonero.Cuando el descaro lo llevó a tocar junto a Diomedes Díaz y el maestro Zuleta
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