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Música

Vale Vergas Discos Valió Verga

Así es como termina el legendario sello, no con un lamento, sino con una explosión de ruido.

Fotos por Michelle Uribe

Desde hace algunos días hemos podido disfrutar de algunas de las actividades del Festival Antes, evento que comenzara esta semana su tercera edición consecutiva como promotor de espacios públicos y nuevos sonidos, sin olvidar el trasfondo de esparcir la ideología de sostener en alto la famosa insignia DIY. Esta ambición necesaria conlleva cierto grado de dificultad, por lo que no tardó mucho en llegar el primer inconveniente para el festival, que fue ni más ni menos que la cancelación del Ex Cinema Ciudadela como sede oficial. Ya sé, con esto se pierde la esperanza de gozar nuestras bandas locales favoritas en el cine donde nuestros jefes veían películas porno, sin mencionar que definitivamente mata gran parte del concepto estético de esta edición. Mas no todo está perdido, ya que se logró rescatar la fecha al ser llevada al mítico Salón Los Ángeles en la colonia Guerrero, venue que ha albergado los más fervientes danzantes de toda la Ciudad de México desde hace más de setenta años. Algo de erótico ha de tener.

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Pasado el susto, es difícil decidir a cuál de todos los eventos asistir, a menos que de verdad quieras quedarte pobre echando rostro todos los días hasta la clausura. No obstante, uno de los showcases más llamativos tuvo lugar en el Bahía Bar (Tolsá 36, Col. Juárez) a escasos minutos de empezado el mes de agosto. La razón era la culminación -a manera de desmadre- de una de las disqueras mexicanas más chingonas en los últimos años. Vale Vergas Discos anunció que su final estaba cerca (un chingo de veces en su timeline), pero que no se iría hasta tener una buena despedida. Ahí es donde entra Bruno Darío, Soledad y Mentira Mentira (¿Selma Oxor? que hasta a ella le dio hueva la idea del live stream).

Daban las doce en punto y la gente empezaba a llegar desde la calle Ayuntamiento, lugar donde se daba por terminado El Historial con una presentación corta pero bastante afable por parte de Juan Pablo Villegas. El cover se convirtió en cooperación voluntaria y pasados unos 15 minutos empezó a tocar uno de los más jóvenes dentro del catálogo de VVD. Bruno Darío tuvo problemas con el sonido apenas de inicio, donde tratando de vocalizar perdía la guitarra y viceversa. Al final eso le costó la mitad de su espectáculo, que, a como también se vio en el Nrmal, constó de apenas dos canciones. Y si esto que están leyendo lo perciben muy desganado, tiene todo que ver con lo que se vivió hasta ese momento. Para ser un evento conmemorativo que prometía algo de valemadrismo y gente fuera de sus casillas en una noche épica, el joven que no se sabe si siempre está drogado o sólo hace como que lo está y la no mucha pero sí respetable cantidad de gente que ahí se encontraba no marcaba pauta ni importancia en si ese día se recordaría por algo grato. Hasta que no estuvieron Esteban Aldrete y Brett Schultz con su enérgica vibra en el escenario improvisado que se formó en la pista de baile debido a lo pequeño del propuesto por Bahía, diría, se pudo comenzar a hablar de una tocada.

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Y es que seamos sinceros, pocas son las agrupaciones que no sólo van a soltar unos gritos y a hacer como que se presentaron lo mejor que pudieron. Soledad -con o sin intención- se mezcla entre la audiencia e invita a adentrarte en aquella furia melancólica que pone a aquellos murmullos o golpeteos frenéticos de platillo un significado más humano y, por ende, más accesible. Si hubo un punto en donde las personas estuvieron más tiempo dentro del bar que fumando frente a la entrada, tengan por seguro que fue con este dúo originado de la cruza entre garage, punk, blues y sepa cuántas cosas más resumidas en un tambor, una guitarra, vocales y chingo de huevos.

Lo mejor de haber tenido tan excelente encuentro con los de la capital fue que todavía quedaban grandes expectativas para lo que Mentira Mentira podría aportar. ¿Porque quién mejor que Gabriel Rey (mismo que ha participado en cada una de las ediciones del festival) para rematar el adiós de su sello discográfico? Al parecer él pensó lo mismo y dio uso de su carisma para ofrecer tiempo entre temas haciéndose de algunas palabras -así como anécdotas inconclusas pero emotivas- de su paso por el label y del soporte que éste le brindó. Pero no importando lo cursi y soso del asunto, los más afines al aturdidor sonido del rock noise no esperaron nada para frotar sus cuerpos sudorosos en un pequeño espacio justo debajo de la bola disco, donde si bien no hubo heridos, uno que otro tocó suelo. El amplificador de guitarra destrozó algunos tímpanos y por unos minutos ¡verga si te transportó a otra dimensión! Gaby se posó delante del público y se unió a la fiesta con algunos movimientos de manos que incluían lanzamientos de ki a la auténtica usanza del Kame Hame Ha. En algún punto Txema Novelo tomó el micrófono y se limitó a aclarar que Vale Vergas Discos ya había valido verga, pero hagamos como que fue lo último y con él una agradable conclusión para un proyecto que data desde el 2009.

Sólo resta esperar los últimos regalos a manera de lanzamientos que esta disquera ofrecerá a lo largo de este mes, donde veremos material de Mujercitas Terror, San Pedro El Cortez, Buvette, Bruno Darío, Hidrogenesse y D.D.A.

Pero esperen… ¿Que esto es más una transición a Estados Unidos de América Latina que un final y que les estamos tomando el pelo? La neta sí. Este pedo sigue en formato cassette y con más ruido choncho en su nueva versión E.U.A.L.

Fernando Victoria es escritor y editor del blog Matinée as Hell. También tiene Twitter - @moszart