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Música

Entré al vacío digital (el problema fue cuando intenté salir)

La presentación de Error.Error, Bonsai Babies, DJ Nombre Apellido y Sanidad Mental en la cantina Dos Naciones, quedará plasmada en alguna bitácora bajo el título WHATEVER FOREVER IRL.

El pasado fin de semana lo ideal hubiera sido arribar al festival Corona Capital para acompañar a muchos de mis amigos en su travesía por aguantar dos días de pesadas marchas tratando de alcanzar un buen espacio para escuchar a M.I.A. o a Phoenix. Sé que esta primera línea podrá sonar a sarcasmo y pedantería (¡esto es Noisey!), ¿pero quién no gusta de salir con los amigos para así no quedarse fuera de la tan gratificante experiencia que conlleva el asistir a un magno-evento como aquél? De manera innegable, yo sé que muchos de ustedes. No obstante, tampoco neguemos que a partir de éste se llevaron algunos actos aislados bastante notables gracias a que varios artistas se acercaron a la ciudad y aprovecharon de muy buena manera su estadía. Pero de no creerme, muy atinadamente podría apostar a que no se enteraron o no asistieron al evento que tomó lugar en el bar Dos Naciones el pasado sábado 12 de octubre. Esta vez no echaré culpas; ya sea porque sí tuvieron dinero y corrieron a mojarse las bragas con Grimes o porque se quedaron con los cuates a ver cómo le robaban otra pelea a Márquez, acepto que estaba difícil poner como prioridad a un puñado de chicos que se conocieron por internet y usan su laptop como instrumento principal. Nada personal, a veces ni ellos se la creen.

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Esta nota no es para hablar maravillas, porque todos sabemos que realizar este tipo de congregaciones sociales a las faldas de un festival como el CC, no es otra cosa sino ganas de esforzarse el doble para que no se vea tan vacío el lugar. Pero de inicio (al menos para las cinco personas que estuvimos ahí desde temprano) ya se podía hablar de un excelente warm up por parte de Siete Catorce mientras se aguardaba a que más gente llegara desde Ciudad Deportiva. ¿Qué otros pequeños conciertos ofrecen eso? Si bien las sexy-meseras desentonaban no por sus vestimentas sino porque no dejaban de hacer caras de desagrado frente a los beats "majaderos" que el de Tijuana expedía, no pude evitar notar la alegría de estos jóvenes por sacar adelante su show aún si pocos o muchos asistían. Ya decía alguien en un tweet; "lo mejor de un evento es la planeación, que se llene el lugar ya es una ganancia extra". No la considero una verdad absoluta, pero funciona a la perfección cuando se trata de una propuesta que no recibió gran ayuda ni de tiempo o fecha. La situación se volvió el aprovechar lo que se tiene y trabajar en base a ello.

Bonsai Babies se aventó todo el paquete. Ya no digamos la presión de ser el primero en tocar o la preocupación de ahuyentar las varias cabezas que se asomaban a la entrada: al mismo tiempo que murmullos como "su último EP fue junto a Dani Shivers" adornaban el Dos Naciones, no faltó el escuchar las exclamaciones de quienes veían cómo Bradley llegaba a conectar gracias a su gran velocidad. No hace falta decir que así tu pop alienígena sea de los mejores del mercado, frente a un distractor como lo es un televisor LCD de cincuenta pulgadas, vas a encontrarte con gente mirando en otras direcciones. Pero vamos, que estoy exagerando. Gracias a que en realidad nunca hubo un error latente y el set se mantuvo por arriba de los estándares tanto de quienes no sabían qué esperar como de los que los recomendaban (material LALALA4e), los de Hermosillo sólo plantaban la semilla en lo que se auguraba como una buena noche.

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Aún cuando en ese preciso instante descubría cómo alguien que me sigue en twitter no sabía en sí de mi existencia (nunca saludes a gente que sólo conoces de tweets), no podría ser más franco al decir que Sanidad Mental hizo de esos momentos los mejores de la noche. Quizás la emoción me ganó al ver tal acompañamiento, además de ya conocer algo de su trabajo en sus proyectos habituales, mas el buen recibimiento que tuvieron gracias al sobresaliente acto que montaron arriba del escenario fue algo casi unánime. Escuchar "Prisioneros", "Linus" o "Brujas y Magas" (versión Den5hion) en una manera más natural de lo que fueron sesiones pasadas de Josué Josué, me hicieron dar cuenta que la práctica rinde sus frutos, para lo que se le veía más confiado de sí mismo a la par de una mejor sincronía para con un espectáculo en vivo. Afortunadamente, el ambiente rollero no terminó en parábolas y versos amorosos, sino que continuó de la mano de Efrén Valenzuela, mejor conocido como cabecilla detrás del netlabel LALALA4e. Esta vez no fue Zonzobot quien se unió al lineup. Error.Error, en cambio, puntualizó el porqué de haber parido uno de los releases de referencia cuando se piensa en el alucinante sello Lowers. Claro que hubo cosas fuera de Fatal, pero si tomamos como partida el punto al que se había llegado hasta esos minutos, los glitches progresivos (por no decir 'discos rayados') hacían mejor son para con la dejada de electrónica experimental que se había estado manejando como plataforma de presentación.

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Haciéndome bolas sobre qué "Accidente" sonaba de por medio, con la cualidad bailable de los temas menos me fue importando otro puto estrobo en la cara, y hasta dejé pasar la oportunidad de hacerle fuchi al tan explotado uso de las máscaras dentro del corredor 'otro DJ falto de ideas'. ¡Efrén estaba cascándola! No sé qué tan bien me seguirá cayendo el festival All My Friends de no incluirlo en esta edición (hasta el Carnavalito ya se les adelantó). ¿Y qué fiesta de electrónica avanzada va completa sin la presencia de DJ Nombre Apellido? Tampoco es que sea un fan boy de todas las canciones que ha sacado, pero sí soy entusiasta de la forma en que sabe llevar el ambiente a tope. De eso y el pinche goce que es escuchar "(Hexágono)". Cualquiera diría que es otro especialista en la unificación del pop que nuestras primas escuchaban en sus buenos años, las corrientes actuales de música de antro y lo que disque decimos que nos gusta para convivir en el Rhodesia. De una u otra manera, las ganas de bailar te van ganando secuencia a secuencia; de Fey a Matías Aguayo; de María y José a MKRNI; de Trébol Clan hasta perderlo.

Al final, el contenido sonoro se rigió bajo un estándar tecnológico de finales de los 90s y principios de este milenio (es decir; estos chicos están en sus veintes), donde varios temas parecieran creados para una secuela de Metroid: Zero Mission, lo que de entrada ya es más que suficiente para aplaudir. Y con las libertades que permite y promueve este nuevo hacer musical, vemos que también se da el reflejo sincero de una juventud excluida (ya sea a propósito o a la fuerza) de una sociedad sumergida en infinidad de problemas e incoherencia, cual ahora vemos transformado en una oda al ordenador o a la introspección desmesurada y sin censura. Dicho de otra manera, se plasma a conciencia un sector de la población que encontró cobijo en la misma desmembración de su entorno. No es algo bonito, pero sí fiel, poco más de lo que hace mucho tiempo no teníamos por aquí.

Este suceso quedará plasmado en alguna bitácora bajo el título WHATEVER FOREVER IRL.

Fernando Victoria imagina su vida como un juego de Metroid. Siguelo en Twitter - @moszart