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Cuando Belladona de la tristeza se estrenó en 1973, dejó en bancarrota a su estudio, Mushi Production, casi de forma inmediata. Mushi fue fundada a principios de los años 60 por el mangaka Osamu Tezuka, creador de Astro Boy y Unico, y su estilo fue en gran parte el responsable de establecer esa tendencia de ojos grandes/boca pequeña en el anime. Pero, en realidad, el estilo visual de Belladona tiene mucho más en común con Aubrey Beardsley y el estilo parecido a las cartas del Tarot tan característico de Kay Nielson. Es como Bakshi en su momento más viajado. Pero estoy hablando de esta película como si no incluyera una larga escena de flora y fauna — jirafas, cocodrilos, naranjos, lo que sea— saliendo de los orificios de la gente como salido de una Hanna Barbara hecha por El Bosco y, lector, eso es justo lo que pasa.
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Los montajes de la película están marcados por las ilustraciones de naturaleza muerta que se asemejan a los guiones gráficos del arte bruto sobre los que se habla en el diálogo. Estos episodios, con su figuración incompleta y esbozada de brujas y hechiceros —como si Egon Schiele dibujara un número de The Dungeon Master's Guide—, no son exactamente lo mejor de la película pero tampoco son peores que las caricaturas irregulares de Marvel en la década de los 60. Y de todos modos, la segunda mitad de la película se centra en la explotación sicosexual de Jeanne y su amigo diabólico, que incluso en su forma final mantiene su peinado fálico y le dice a Jeanne "Eres todavía más hermosa que Dios", una frase muy dulce, según yo.Belladona de la tristeza se merece un lugar en la memoria cultural porque marca el momento en que la pornografía conoció la ternura del manga, y casualmente funciona como una antología de las modas del siglo 20, entre las que se encuentra la acuarela impresionista, el diluido geométrico al estilo Kandinsky y las portadas de los discos de rock progresivo. Partiendo del diálogo "¡Ignorar el estatus es ir en contra de Dios! ¡Es obra del diablo!", queda claro que la aceleración de la cultura pop japonesa era inminente, lo cual hace de Belladona un documento social y al mismo tiempo un punto de referencia en la narrativa visual. La hermosa restauración de la película que hizo Cinelicious y su estreno subsecuente en Norteamérica significa que está destinada a tomar su lugar en el mito personal del sector fanático de las cosas retro, de las cosas poco conocidas y del arte extraño, junto con los redescubrimientos recientes como Holy Mountain, Possession y Hausu.En otras palabras, Belladona de la tristeza es una respuesta a las oraciones de aquellos cuyo gusto en el cine ha evolucionado hasta el punto en que se refleja en la réplica de Jeanne a Satanás, cuando éste le pregunta qué quiere hacer con su energía recién descubierta: "Cualquier cosa… mientras sea algo malo". Calígula habría llorado de alegría.