—Hasta ninguna parte. Al director Víctor Gaviria ( Rodrigo D: No futuro, La vendedora de rosas, Sumas y restas) debemos agradecerle su abnegada persistencia en hacernos sentir incómodos. La violencia hiperrealista y sangrienta de sus películas, representada en el rostro de un actor natural, nos devuelve el sentimiento de asco, la empatía perdida con el tiempo.Su nueva película, La mujer del animal, es una historia que casi todos hemos visto en un noticiero o leído en un informe de prensa: el relato de un hombre que le va arrancando el espíritu a su mujer a punta de maltratos. Los golpes en la cara magullada de una muchacha en la marginalidad de Medellín a finales de los años setenta se reproducen hoy en cualquier ciudad y en cualquier estrato. Recordemos que hay mujeres en Colombia a las que les echan ácido en la cara o a las que marcan con un pedazo de hierro al rojo vivo o a las que sencillamente matan junto a sus hijos.
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"Gaviria, el genio de Gaviria, no censura moralmente la violencia de género: nos la muestra como es"
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