FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Creciendo con Madonna

Desde mi niñez en el Valle Central de California hasta los tiempos difíciles en la Ciudad de México, una mujer joven habla acerca de cómo Madonna le ayudó a través del calor y las dificultades con algunas coreografías DIY y su magia.

En los 80s y los 90s, pasábamos los veranos en nuestra casa en Merced, California, frente al ventilador sucio blanco con azul de mi papá. Él odiaba el aire acondicionado y nos convenció de que si mis hermanas y yo bajábamos la cortina, nos mantendríamos frescas.

Con demasiado calor como para andar por el jardín, las tres niñas estábamos encerradas en la oscuridad de la casa acompañadas únicamente por el enorme sistema de sonido de mis padres, entreteniéndonos la una a la otra con la luz del controlador de intensidad.  El cariño pétreo de nuestro padre por su colección de vinil significaba que nuestra selección de cintas permaneció igual durante unos diez años, e incluso después de que su panzón amigo Rick le regalara un reproductor de CD con August and Everything After de Counting Crow, para que se actualizara, él se resistió. Mintiéndonos alejadas de sus discos restringidos, mis hermanas y yo abusamos de las cintas, las tocamos hasta la muerte. No se trataba de Prince, Basia o The Commodores. Sólo teníamos ojos para la chica que nos cantaba directamente respecto a asuntos del mundo y del corazón: Madonna.

Publicidad

Proporcionando el ritmo para nuestro baile coreografiado, o refrescándonos mientras mirábamos los techos volverse queso cottage en el pasillo, Madonna siempre era la cuarta chica en la habitación. Desde mi obsesión de la infancia, Madonna surgió como una compañera incondicional durante varias de mis memorias y tropiezos. Nunca me he inclinado ante el Trono de Madonna, pero luego de una reciente reflexión, descubrí que mi amor por la Chica Material era profundo y que durante su épico montaje "this is your life" el cual recuerdo constantemente, ella ha sido el soundtrack.

 "Papa Don't Preach"

Presagiando los futuros problemas con mi papá y por el gusto de interpretarme a mí misma, me aseguré de que la mayoría de las rutinas que ensayaba para mostrarle a mis padres cuando llegaran a casa fueran de "Papa Don't Preach". Todas comenzaban igual: con las muñecas cruzadas sobre mi cabeza, meneándose de lado a lado, y luego girando sobre mi talón para mirar hacia mis hermanas. El hombro hacia la izquierda, doble hombro a la derecha. El cinemático y sinfónico interludio de esta opera ochentera establecía el tono de la historia que intentaba contar a los cinco años. No era una que conociera de forma personal (encarcelamiento, miedo, penas del corazón, embarazo inesperado) pero con mis puños cerrados y mis pisotones, Dios sabe que lo sentía. Aún no estoy segura de haber captando el mensaje de Madge, pero tengo la certeza de que hice mi primer body roll con el coro de esta canción.

Publicidad

 "Material Girl"

Cuando le dije a mi papá que iba a renunciar a la natación para enfocarme en el baile, lloró. Tenía once años, no podía nadar en una línea recta y me había dado por vencida. Después de calmarse, me dijo que lo permitiría si me unía al equipo. En nuestra pequeña ciudad, eso me dejaba únicamente una opción: Denisa's DJettes. Las audiciones eran un rigoroso combo a través de la pista de jazz, la habilidad para chasquear con ambas manos, patadas altas y una porción de entrevista. Cada audición duraba alrededor de 5 minutos y sería ajustada a la canción elegida por la bailarina. Mi elección era obvia: "Material Girl". Era inocente, y aún así mostraba gustos maduros. Era valerosa y tenía un ritmo consistente. Obviamente, fui un éxito. Mi sexy caminar a través de la pista se encontraba por encima de mi edad, y mi respuesta en la entrevista acerca de mi amor por Taco Bell fue realizada de forma muy puntual. Con Madonna animándome, el fracaso nunca atravesó por mi mente.

 "Like A Virgin"

Durante el séptimo grado comencé un negocio de telegramas cantados para ganar un dinero extra. Nada como ver a un par de adolescentes torpes, con malos bras y caras pubertas de pizza armonizando hits de la radio. Nuestro primer cliente nos pidió que sorprendiéramos a su amiga en el área de comida del centro comercial con una presentación de "Like A Virgin". Imagina a un grupo de niñas de 13 años cantando a capela acerca de "ser tocadas por primera vez" mientras se menean en pantalones de tiro bajo frente a un Sbarro. Era un modelo comercial tan coherente como todos los demás.

Publicidad

 "Don't Tell Me"

Era el verano antes de entrar a segundo año de prepa y mi hinchada cara se encontraba perfectamente marcada por el corte que me hizo la mamá de mi amiga en su traspatio. En un escenario alfombrado en un Club de Mujeres para el 90º cumpleaños de una de las lugareñas, mi compañía de baile realizó un encore para nuestro baile hip-hop "Highway To The Dangerzone" con una rutina de baile inspirada en el western para "Don't Tell Me". Una de las acompañantes era una maestra de mi preparatoria que dobleteaba como fisicoculturista. Algunas semanas antes, le mostró a nuestra clase su rutina de audición para American Gladiator a lo cual rodos aplaudimos mientras caminaba con sus manos usando una tanga, y un liguero de bikini de leotardo a través del salón. Bueno, todo el equipo hizo lo mejor que pudo para evitarse mutuamente en el reducido espacio en el que nos movíamos lleno de gente rascando trozos de ensalada de papa de sus platos de unicel. A pesar de la aparente falta de calidez por parte del público, estaba segura de que algún cazatalentos escondido admiraba mis movimientos listo para convertirme en una estrella.

"Live To Tell"

Después de la universidad, utilicé el resto de mis préstamo universitario para mudarme a la Ciudad de México. Encontré un trabajo a través de Craiglist y de alguna manera convencí a todos de que lo tenía todo bajo control. Después de solo un mes en una de las ciudades más grandes y salvajes del hemisferio oeste, me hice de compañeros de fiesta que pertenecían a un grupo de niños ricos que conocí a través de Myspace, me enamoré de un hermoso realizador de documentales que vivía en un departamento con una hiedra creciendo en las paredes y me di cuenta de que el trabajo por el que dejé Estados Unidos era completamente falso. Con el corazón roto, pobre, muy borracha y con un tatuaje fresco de la mano de un hombre cuadrado llamado "Master", me di por vencida.

Publicidad

Sin tener cómo levantarme y únicamente con unos cientos de dólares a mi nombre, supe que mis días en México se encontraban contados. Compré una de cada cosa en la panadería en la esquina y me serví un vaso alto de tequila blanco. Me senté en el piso de mi habitación y escuché "Live To Tell". Lloré mientras llenaba mi boca y la refrescaba con ritmo, pensando en la ciudad que me había tratado mal en muchos aspectos pero que me había cambiando para bien y para siempre.

 "Celebration (Benny Benassi Remix)"

Una ruptura, un despido y un susto de salud pueden causar que incluso la perra más dura caiga en picada.  Grumosa y sin energía no podía confiar en mi bomba para los rompimientos ("Here I Go Again" de White Snake). Necesitaba una rola con un contratiempo tan pesado que tuviera la fuerza para sacudirme a mí y a la casa.

Con nada además de tiempo en mis manos, y el mundo sobre mis hombros, incluso si me  encontraba a kilómetros de distancia, logré llegar a todas mis citas con el doctor. Era rutinario viajar con mi teléfono en mi bolsillo, con el dedo sobre el botón de shuffle, saltando cada canción segundos después de haber comenzado. Era la primera vez en mi vida que no podía encontrar una canción que me ayudara.

Eso fue hasta que los coqueteos y susurros de Madonna cecearon en mi oído: "Haven't I seen you somewhere before? You look familiar. You wanna dance?" (¿No te he visto antes en algún lugar? Me pareces familiar. ¿Quieres bailar?)  Sí. Ella me había visto y sí quería bailar. "Let's get this started. No more hesitations" (Comencemos. No habrá más dudas). Las letras eran tan acertadas y me hacían moverme de una forma tan familiar, todo se aclaró. La única manera de pasar este mal momento era bailando.

Algunos meses después tuve el viaje de mi vida con unos amigos, seis semanas después vendí todas mis pertenencias para mudarme a Brooklyn, un mes después de cerrar mi trabajo actual en VICE y un año y medio después, aquí estoy.

Madonna y yo nunca hemos estado cara a cara, pero siempre ha estado en mi oído y a mi lado recordándome que hay una canción y un baile para todos los altos y bajos de la vida.