FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Bogotá Punk: la historia de los punks de la capital colombiana

Charlamos con el documentalista que ha decidido contar la historia del movimiento punk en la capital de Colombia desde "los podridos 80s" hasta la actualidad.

La anécdota es mítica. Un día, un punk adolescente solitario llamado Héctor Buitrago estaba escuchando una emisora del dial cuando, de repente, sonaron Vice Squad. Era algo insólito para la época, incluso para esta. Estaba sonando punk en la radio nacional. Sumergido, como siempre, en las frecuencias de la radio, encerrado en su cuarto en el barrio Restrepo, al sur de Bogotá, Héctor escuchó enterito ese programa dedicado a un movimiento cultural marginal en las capitales del mundo e inexistente en la capital colombiana de mediados de los 80. El programa contaba con un invitado especial que parecía tener su edad, que ponía las canciones y que, como él, hablaba con propiedad sobre el tema. Decidió llamar a la emisora y pidió que se lo pasaran al teléfono. Entonces charlaron y quedaron en verse. Ese otro punk se llama Dilson Díaz, y así nació La Pestilencia.

Publicidad

Ricardo Meléndez es un realizador audiovisual de 36 años que, desde hace más o menos 22, está vinculado a "lo que es el punk". Motivado por narrar la memoria de la escena en Bogotá, hace algunos años comenzó a liderar un proyecto autogestionado, independiente y casi quijotesco: hacer un documental para desenterrar historias como esta, desde los veteranos hasta la actualidad.

En septiembre lanzó el primer capítulo de la trilogía Bogotá Punk, llamado Los Podridos Ochenta. Una entrega que, como telón de fondo, muestra un país desangrado por la violencia del narcotráfico, la corrupción y la desigualdad, y que se encarga de cubrir la primera ola de punk de la capital. Un documento lo-fi que actualmente está siendo exhibido en distintos lugares asociados al punk de la capital.

Conversamos con Ricardo al respecto.

VICE: Bogotá Punk es, en esencia, un documental DIY sobre una escena DIY. Háblanos un poco sobre el proceso de producción y autogestión.

Ricardo Meléndez: Bogotá Punk es una serie documental en construcción pensada para internet. Es una iniciativa autogestionada y totalmente independiente, que no cuenta con ningún tipo de apoyo económico privado o público y que surge como una necesidad personal de documentar lo que fue la llegada y el desarrollo de la música punk en Bogotá a comienzos de los años ochenta. Para la etapa de producción contamos con el trabajo solidario de Fairtunes Colombia, Atarbán Records, el colectivo gráfico Bogotá Retorcida y Latino Power.

Publicidad

¿Cómo estás moviendo el documental? ¿Cuál es el plan?

El documental fue lanzado el 25 de septiembre de este año en Latino Power, allí se hizo la primera proyección-concierto. Nos acompañaron los amigos del Ministerio de Vagancia y los de Subversiones, y tuvo una gran afluencia de público, mayor que la esperada. Inicialmente pensábamos proyectar solo el día del lanzamiento y ponerlo para descarga libre en internet, pero la experiencia y el contacto con la gente ha resultado muy positiva, por eso en estos momentos tenemos programadas una serie de sesiones en lugares de la ciudad relacionados con la movida punk.

¿En qué se distinguen las tres entregas de la trilogía?

Los Podridos Ochenta, la primera, está enmarcada en la situación de violencia generada por el narcotráfico en la década de los ochenta. Para la segunda parte tendremos como marco todo lo que fue la apertura económica, la globalización y la caótica situación social que siguió viviendo el país en los noventa, y para la tercera parte veremos una nueva ola de bandas, colectivos y artistas, y la influencia de internet y las nuevas tecnologías en la nueva generación del punk bogotano.

Para ti, ¿cuál es el valor de narrar la historia del punk local? ¿Por qué es importante como ejercicio de memoria?

Desde hace 30 años, el punk y sus componentes musicales, estéticos e ideológicos forman parte de la cultura viva de la ciudad y, de una u otra forma, reflejan el sentir de un sector de la juventud bogotana, habla de sus realidades, sus opiniones, sus frustraciones, y considero importante rescatar esta memoria como expresión y manifestación individual y colectiva de la ciudad.

Publicidad

Un Héctor Buitrago adolescente en su clímax punk. ¡Buena chaqueta, mejor peinado!

Personajes como Héctor Buitrago son protagonistas de esta primera parte, por su papel con Brigada Criminal, La Pestilencia y su tienda de discos Mort-Discos. ¿Cuál es su rol en la historia del punk nacional y qué otros personajes son determinantes para este primer brote?

Es imposible determinar quién es el pionero del punk en la ciudad. Sin embargo, a medida que iba reuniéndome con la gente e investigando, siempre llegaba a Héctor Buitrago como un referente inevitable en cuanto a lo musical, con su banda la Brigada Criminal, que fue la primera de punk de la ciudad, y luego con La Pestilencia, y en cuanto a la difusión del punk en la ciudad a través de su tienda Mort-discos. Sin embargo, hubo personajes desconocidos que supongo que de una u otra forma aportaron a ese desarrollo inicial: fueron también significativos los aportes de Ever Tovar, quien junto a su banda Morgue mantuvo en alto el estandarte punk hasta la llegada de la segunda generación, y John Vargas, de la caseta Top Metal, que importaba discos y material punk en los primeros años de los ochenta.

Como telón de fondo de este movimiento, el documental retrata una imagen desoladora: la Colombia de los 80. ¿Contra qué reacciona este primer movimiento?

Desde el inicio, por ejemplo, la intención de Héctor Buitrago, según me contó, era siempre poner toda esa onda punk venida del "primer mundo" en un contexto colombiano y bogotano, y a eso se referían sus letras, que hablaban de bombas, de sicarios, de violencia… sin embargo, el punk le canta a todo: al transporte público, a la policía, a la calle, al amor, a lo cotidiano…

Publicidad

Según tú, ¿cuáles serían algunos de los himnos de esta primera ola?

La producción musical de los años ochenta en la escena punk-hardcore bogotana casi fue inexistente, se limita a una demo sin título que sacó La Pestilencia, el álbum La muerte, un compromiso de todos, la demo Antimoda que salió a finales de 1989 de, grupo Sin Salida y las canciones que tocaba Morgue, pero que grabaron ya en los años 90. En lo personal, me gusta todo ese álbum de La Peste, en especial "Vive tu vida", que me sorprendió bastante cuando la escuché la primera vez a los 13 años. Es todo un manifiesto de inconformismo, y parafraseando a su compositor (Héctor), es una canción que invita a vivir con el corazón. "La ciudad" de Morgue también fue una canción que me gustó mucho y me gustaba escucharla mientras andaba por el centro, habla muy bien de esa loca carrera de supervivencia que se vive en esta ciudad. Y la versión vieja de "Vivir, Morir en Bogotá" de Sin Salida, una de las primeras bandas en hacer una especie de New York hardcore en Bogotá: Aunque se formaron en 1989, esperamos ampliar más sobre ellos en la entrega de los 90, donde fueron más influyentes.

El documento también es un retrato nostálgico de cómo vivía un punk de la capital en esa época. ¿Qué coño hacía un punk en 1987 en Bogotá? ¿Dentro de qué línea de punk se inscribía?

En esta época, la información que llegaba se limitaba a algunos fanzines y al arte gráfico de los pocos discos y casetes que llegaban a las casetas de la 19, al parecer no se hacían mucho lío con las líneas ideológicas y musicales, el punk y el hardcore era uno solo… aunque seguramente habrá quien discrepe de esto. Hay un eje cohesionador que es la música, alrededor de ella giraba todo el asunto, era una música novedosa y estridente y todas las actividades giraban en torno a ella, a los pocos conciertos que había, a visitar bares de rock, caminar por las calles en grupo y escuchando música en radiocasetes, amenizado todo por alguna bebida barata.

Publicidad

¿Es verdad que los punks tomaban yogurt con alcohol? ¿Cuáles eran otras de las sustancias recreativas favoritas entre los punks de antaño, aparte, por supuesto, del popular "chamberlain"?

Jajaja… pues esta época no la viví y me es imposible afirmarlo o negarlo, pero según lo que me contaron y haciendo honor a su época, la cocaína y la marihuana acompañaban las jornadas de esta primera generación. El basuco era popular en la época en todos los estratos, pero no oí que nadie hiciera un uso recurrente de este.

El documental también es un tremendo ejercicio de archivística. ¿Cómo hiciste para conseguir todos esos vídeos de los anales del punk local?

La búsqueda fue complicada, no había logrado conseguir mucho hasta que un día hablé con Ever y me dijo que él tenía un archivo personal en Betamax y VHS que estaba ya olvidado en una caja, que siempre había querido hacer algo con eso y que esta era la oportunidad. También conté con algunas colaboraciones de amigos y cosas sacadas de internet.

Según el documental, hacia finales de los 80 y principios de los 90, el punk casi muere en la ciudad. ¿Por qué?

Segun Ever, cuando La Pestilencia se fue de la ciudad, no volvió a haber conciertos y la afluencia de gente hacia el centro bajó bastante, la única banda que quedaba era Morgue y un pequeño grupo de punks en la Avenida 19 que mantuvo viva la escena hasta que llegaron las bandas de los 90 para dar un nuevo impulso. Bandas como Demencia Libertaria, Repunknancia, Prácticas Extramuros y Eskoria, entre muchas otras…

¿Punk is dead o qué? ¿Cómo ves a la escena punk de la capital actualmente?

El ser humano tiene una necesidad básica de expresarse sobre lo que le gusta y lo que le disgusta, el punk brinda esa posibilidad a quien la quiera usar, la música punk es eso, música, y si está muerta, revive cada vez que alguien la escucha. El punk para mí no es un fin sino un medio en sí mismo y vive en cada expresión sincera y crítica en la que se emplee. Yo viví unos años fuera de Colombia y cuando llegué me encontré con una escena diferente. Hay varios colectivos, una gran cantidad de bandas, mucha producción musical, mucho trabajo colectivo y autogestionado, y también se presentan bandas internacionales, algo inimaginable hace tan solo 10 años. La veo bien, creo que hay punk para rato en Bogotá.