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Fabio Irapuã Casitas cargando su rifle durante su práctica de tiro en un club de São Paulo, Brasil. La cantidad de compras de armas y clubes de tiro en Brasil ha aumentado. Foto: Felipe Campos Mello poar VICE World News. 
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Los brasileños están comprando armas en cantidades récord casi sin regulación

El presidente Bolsonaro está fomentando la importación de armas y los clubes de tiro, mientras el crimen va en aumento.

SAO PAULO, Brasil - La compra de armas en Brasil prácticamente se duplicó el año pasado, pero el control sobre la venta y el uso de armas es deficiente y los homicidios van en aumento.

En 2020, se registraron casi 180.000 armas nuevas en Brasil, el mayor número registrado, y un aumento del 91% con respecto al año anterior.

En los dos primeros años de su mandato, Jair Bolsonaro ha promulgado una serie de decretos y derogaciones para fomentar la compra de armas, incluida la decisión de eliminar el impuesto a la importación de armas de fuego (que fue suspendida temporalmente por la Corte Suprema).

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Como resultado, la cultura de las armas en Brasil va en aumento. Más personas han mostrado un mayor interés en comprar y usar armas, impulsando la posesión de armas de fuego a cifras récord.

Brasil, al igual que muchas naciones, está dividida al respecto.

Más de dos tercios de los brasileños están en contra de la posesión de armas, según una encuesta realizada por el instituto de investigación Datafolha en 2019. Sin embargo, es un grupo minoritario el que está comprando cantidades récord de armas: los hombres ricos del sur de Brasil, donde Taurus, el mayor fabricante de armas del país, tiene su sede.

“Los datos que tenemos aún apuntan a un fuerte rechazo de la población brasileña a facilitar la posesión y el porte de armas”, explicó Thiago Amparo, profesor de derechos humanos de la Facultad de Derecho de la Fundação Getúlio Vargas en São Paulo. “La visión de Bolsonaro habla mucho más del ‘lobby’ de la industria de armas de fuego al que está alineado, que de una expresión de voluntad popular”.

Club de tiro Brasil Instructora cargando pistola

Una instructora del club carga una pistola dentro de un campo de tiro. Foto: Felipe Campos Mello para VICE World News

Las entidades que monitorean la seguridad pública señalan un retroceso en 2020 de lo que fue una reducción en el número de muertes violentas registradas los dos años anteriores. En un informe de octubre de 2020, el Fórum Brasileiro de Segurança Pública encontró que las muertes violentas por causas intencionales, la mayoría mediante armas de fuego, aumentaron en más del siete por ciento durante los primeros seis meses de 2020 en comparación con 2019.

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"Incluso en medio de la pandemia, los homicidios han vuelto a aumentar", se leía en el informe, que se basa en datos de las fuerzas policiales del país.

Los activistas y los expertos en seguridad pública están preocupados. Además de la compra legal de armas de fuego, el mercado negro también está alimentando los crímenes violentos, afirman. “Sabemos que la reducción del control sobre estas armas de fuego conduce a que las armas legales migren a la ilegalidad y sean utilizadas por el crimen organizado y las milicias”, dijo Amparo.

Las armas de fuego que migran al mercado negro también aumentan el riesgo de que se utilicen en enfrentamientos entre civiles.

“Hay un lado cultural en Brasil de resolver conflictos de manera violenta, es típico de nuestra historia”, argumentó la abogada y socióloga Carolina Ricardo, directora ejecutiva del Instituto Sou da Paz, entidad de la sociedad civil que monitorea la violencia y la seguridad pública en Brasil. "La presencia de un arma en un conflicto... transformará este conflicto en uno más fatal, a diferencia de un cuchillo".

Pero a pesar del crecimiento de la posesión legal de armas en Brasil, faltan mecanismos para rastrear su uso y a los propietarios.

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Cartuchos de bala vacíos dentro de un campo de tiro. Felipe Campos Mello para VICE World News

En abril de 2020, el presidente revocó las ordenanzas publicadas por los militares que reforzaban el rastreo, identificación y marcado de armas y municiones. Se justificó diciendo que las ordenanzas no seguían sus pautas en los decretos. Mientras tanto, en el Congreso, un grupo de representantes, popularmente llamado 'Bullet Caucus', presionan para obtener leyes de armas menos estrictas.

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“Brasil necesita fortalecer su capacidad de rastreo de armas y municiones para que conozcamos el origen de las armas que se utilizan tanto en delitos menores como en delitos mayores relacionados con el narcotráfico en Río de Janeiro”, dijo Ricardo.

La perspectiva de Bolsonaro sobre las armas contrastan radicalmente con las de cualquier presidente reciente de Brasil. En 2003, durante el primer gobierno del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, se discutió en el Congreso un Estatuto de Desarme que resultó en la campaña de desarme, que alentó a la población a entregar armas de fuego no registradas a la policía o formalizar la posesión de armas. De 2004 a 2015 se entregaron más de 670.000 armas de fuego.

A medida que la posesión de armas se ha vuelto más fácil y popular, la gente también ha comenzado a practicar con más frecuencia la caza, el coleccionismo y el tiro. CAC, un acrónimo en portugués de cazadores, coleccionistas y tiradores deportivos, es un grupo de casi medio millón de brasileños que registró cerca de 138.000 nuevas armas de fuego en 2020, en comparación con un poco más de 78.300 el año anterior.

El número de clubes de tiro aumentó de 151 en 2019 a 1345 en 2020, según datos del Ejército recopilados por el periódico O Globo. Bolsonaro, un oficial militar retirado, es un gran aficionado y el año pasado publicó un video en Facebook en el que visitaba un campo y disparaba un arma.

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En un club de tiro en el barrio de Cambuci, en la región central de São Paulo, los sábados son días ajetreados. Son raros los momentos en los que no se escuchan disparos. El club, una propiedad privada de dos pisos, tiene más de 3.000 miembros que pagan unos 150 dólares al año por su membresía. 

Campo de tiro Brasil

Un instructor del club dirige a un tirador por primera vez dentro del campo de tiro. Felipe Campos Mello para VICE World News

Hace seis meses, Fábio Irapuã Casitas, un exsoldado del ejército que ahora trabaja como instructor físico, comenzó a practicar tiro deportivo aquí con el objetivo de convertirse en atleta paralímpico. En 2013, Casitas fue atropellado por un automóvil y el accidente lo dejó parapléjico.

“El arma más poderosa es el conocimiento” es el lema del club, con el que se identificó Casitas. “Estoy a favor del derecho a poseer [armas] con la condición de que el tirador haya pasado al menos tres días dentro de un campo de tiro antes de obtener su licencia. Y esto va para todos los ciudadanos”, dijo.

Muchos de los actos de Bolsonaro han beneficiado a los CAC, como su decisión de aumentar el número de compras permitidas de armas de fuego por año, de 16 a 60, y permitir el acceso a municiones antes restringidas. En enero de 2019, solo 15 días después de su toma de posesión, Bolsonaro emitió un decreto que eximía a los CAC de justificar la necesidad de un arma de fuego.

Sus medidas han desdibujado las líneas divisorias entre quienes quieren un arma con fines deportivos y quienes quieren poseer un arma de fuego para la defensa propia. Hay una falta de investigación al respecto, pero los expertos dicen que la justificación deportiva podría usarse como una escapatoria para acceder a las armas de fuego con mayor facilidad.

“Como no es necesario justificar, ahora es más fácil registrarse como CAC que como ciudadano que desea obtener un arma de fuego para defensa propia”, explicó Natália Pollachi, gerente de proyectos del Instituto Sou da Paz.

Incluso entre los tiradores, hay grupos más progresistas que defienden la necesidad de aumentar la responsabilidad con respecto a la posesión de armas. Casitas dijo que los clubes de tiro deberían asumir más responsabilidad con respecto a las evaluaciones psicológicas y psiquiátricas de los miembros potenciales.

"En mi opinión, primero tenemos que capacitar, educar y luego armar".