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Música

¡Sáquense los ojos! Las cinco cumbias argentinas más grandes de todos los tiempos

Si no están conformes, pueden enviar sus quejas a nonosinteresa@ylosabes.com. O pueden inundar las redes con votaciones o con pedidos no exentos de amenazas e insultos, claro.

Disclaimer: las opiniones aquí vertidas fueron elaboradas en base a la consideración del autor sobre variables como relevancia histórica, influencia sobre la cumbia argentina actual y posibilidad de eco en el resto de los países de habla hispana.

Por supuesto que es imposible armar una lista de mejores cumbias. Es imposible armar una lista de nada, señores, pero si así fuera tú no estarías aquí y yo estaría estudiando Derecho o Marketing ¿O no?

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5. Amar Azul - "Yo Tomo Licor" (1996)

Y ese grito que suena al inicio de la canción que, probablemente más hijos latinos precipitó el milenio pasado, es para que no nos olvidemos: le debemos la cumbia a la selva y la sabana antes de que comenzara a bajar —como hacen los ríos, como hacen las enfermedades tropicales contagiadas por mosquitos— para entrar en las manchas urbanas de las ciudades y sus barrios humildes donde, sí, ahí se volviera villera o naca, según se desee. Pero antes, antes, cuando Internet existía en el útero abombado del capitalismo post industrial y nuestros hermanos y primos más grandes y nuestros padres salían en busca de todo el tesoro que un jean azul cielo sin corte ni trasero pudiera dar, "Yo tomo licor" era lo que hoy es "Get Lucky" o el gordo ese que canta Smash Mouth sobre la 9ª sinfonía de Beethoven: toda la alegría y el conocimiento del mundo condensados en una canción. En una sola. Una sola canción de música. Una sola canción de música para escuchar. Porque así de redundante es esta gloria que no deja de celebrar lo que siempre supiste todo el tiempo: "Yo tomo licor / yo tomo cerveza y me gustan las chicas /la cumbia me divierte y me excita / salgo a caminar / recorro boliches / me pierdo en las noches / vivimos cosas buenas / junto a mis amigos".

4. Los Gedes - "Berretines de Verduga" (2002)

Once upon a time you dressed so fine, podría haber arrancado Rubén Darío Castiñeiras este himno que ya supera a "Signos", de Soda, en cantidad de vistas en YouTube. Generacional, popular, inconfundible e influencer, el "Pepo" es el Dylan argentino de la cumbia villera y esta su más grande contribución al cancionero villero latino. Cualquier baile de aquí o de allá que súbitamente corte la música para dar paso a ese golpe seco de timbal, sólo prologa la explosión. Estamos ante uno de los riff más pavlovianos de la música mundial. Sólo oye ese Roland caricaturesco y por qué no te acercas un poquito más, cosa bonita…

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3. Gilda - "No me arrepiento de este amor" (1994)

La minivan ochentera en la que quise enrollarme para intentar dormir hace cinco horas se detiene en medio de una ruta comida por la pampa chata e infinita y bajamos. Somos 12 personas que un domingo a las 7: AM alquilamos una camioneta y nos lanzamos al enero infernal del campo argentino y ahora bajamos en medio de una nada interrumpida cada tanto por casillas de madera y tienditas móviles erosionadas, pareciera más por el tiempo mismo que por el viento o el sol ¿Y por qué vinimos aquí, a 400 km al norte de Buenos Aires, a un sitio donde viejos y peligrosos camiones brasileños son toda la fauna que cruzaremos durante horas?

Porque aquí, hace 20 años falleció la Selena de Sudamérica: Miriam Alejandra Bianchi alias Gilda. La más grande cantante de cumbia de la historia argentina, la dueña de la voz más dulce que alguna vez hizo bailar a estas tierras y una mujer cuya carrera desafiante abrió una brecha en la movida tropical. "No me arrepiento de este amor" es el mayor de una serie incontable de hits grabados en el cancionero popular argentino. Pero de verdad. No en los rankings que los escribas de la industria cultural —como éste— puedan bocetar. En la memoria y la emoción imborrable de quienes día a día y noche a noche colman los transportes públicos y las bailantas locales. Un sentimiento sin Spotify o Big Data, sin Vimeos ni festivales trasnacionales; un sentimiento que, sencilla, profundamente, se convirtió en religión popular: magia secreta de la mística colectiva.

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2. Damas Gratis - "Laura" (2000)

Según se puede interpretar a partir de la astrología, Dios (Alá, Yahvé, Jah o como quieras) nos manda a este mundo con varias encrucijadas que pueden atormentarnos en distintos momentos de la vida. Pero también nos dona una serie de capacidades cognitivas, espirituales y físicas para trabajar sobre esas taras y evolucionar, también, cognitiva, espiritual y físicamente.

Para mediados de 2000, cuando Damas Gratis lanzó Para Los Pibes, Argentina ya se perfilaba para atravesar el último pero nunca último de sus estallidos económicos. Algunos meses después de la edición del álbum, la pobreza en el país alcanzaría el 57% y la desocupación, el 21 ¿Qué tenía Argentina para salir del infierno atizado por el neoliberalismo de entonces?

Cumbia villera. Un vastísimo potencial agrícola, una población alumbrada al desarrollo industrial gracias a las políticas del peronismo, una nueva generación de jóvenes formados en quizás la mejor educación pública del continente, y una no tan nueva generación de políticos que, guste o no, volvieron a llenar los trenes y buses de trabajadores en mejores o peores condiciones, pero con trabajo.

Y cumbia villera. Como rito del grotesco nuestro, como output del proceso inconsciente de aquello que todos los días te aplasta. Como la mañana de 2002 en que mis padres se casaron por iglesia y fueron a pedir su vestuario a un roperito comunitario del barrio. Con una parrilla bajo la higuera de casa como toda fiesta —y hermosa fiesta. Al otro día ya otra vez: a buscar el almuerzo a la iglesia. Cuando el mundo tira para abajo, es mejor no estar atado a nada, dijo Charly. O, como decimos aquí, ya que estamos en el baile, vamos a bailar. Y más si es con este cumbión, el primer hit villero de América.

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1. Las Palmeras - "Bombón Asesino" (2004)

Padre nuestro que estás en el río. Paraná caliente y espeso, tajo y corriente de América del Sur desde los macizos de Minas Gerais hasta el plexo gris-plata de Buenos Aires. Tu agua es caliente por las noches. Tiene la temperatura, pienso mientras la toco con incredulidad, con alegría, con miedo infantil, de la sangre de los niños que en ella se bañan y de la cual toman su color y su vida. "Agua sagrada, agua que viene viajando del Amazonas", dice mi amiga Ana, ella, que vive en tu grito final y desembocadura: el Delta de Tigre, la Venecia parda del latino.

Ana dice que cuando Los Palmeras tocan en el Casino Central de Tigre, cientos de isleros bajan por las miles de agujas de río que forman el Delta para escucharlos. Gente de adentro, de selva, de casas de adobe o madera levantadas en el hervor verde del subtrópico. Gente que no conoce —¿aborrece? ¿teme?— la ciudad, que vive a cinco kilómetros de su vecino más próximo, que vive el tiempo del viento y la marea, de la culebra y el dorado, a la sola luz del río de estrellas que corre paralelo y tan eterno como el otro, el de abajo, tú, Paraná. Eso es la cumbia, la cumbia negra y honda, cumbia primal, ritual. De mil naves de madera trunca en procesión tropical por ella, por lo que ella hace, por lo que ella da. Eso es la cumbia y este es el máximo hit de Los Palmeras y la máxima cumbia que estas latitudes le habrán dado el mundo hasta que mundo deje de ser.

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Bonus Track: Agrupación Marilyn - "Su florecita" (2006)

Si tal cosa fuera posible, más que oportuno sería abrir la discusión de cómo la cumbia y los ritmos latinos de baile en general tratan a la mujer en sus letras. En tiempos de #NiUnaMenos —y en días en los que Argentina se prepara marchar nuevamente por un feminicidio— muchos son los que sostiene que las letras populares denigran y reducen a la mujer a un rol de objeto a violentar por el infame macho latino.

Del otro lado —que es el mismo, bah, porque todos aquellos que honestamente se pregunten por la dignidad humana en tiempos de capitalismo caníbal están del mismo lado— se hallan los que sostienen que el "contrato de lectura", el contexto y la predisposición de quienes bailan o escuchan cumbia o reggaeton desactiva el pretendido mensaje dañino que puedan poner por explícito las letras. Y que las letras no son otra cosa que un grotesco que jamás podría tomarse de manera literal. La introducción está ligada máximo hit de Agrupación Marilyn, exitosísimo grupo argentino que supo conquistar al país al ritmo de una canción que sin ningún tipo de metáfora habla de un feminicido cometido contra una niña de 12 años.

Como adolescente en la era de oro de Agrupación Marilyn, comparto el sentimiento de quienes hoy se preguntan: "¿Cómo puede ser que hayamos bailado con una letra así?" Lo cierto es que sostenida en la cadencia cantora genial de José Luis Casanova y en esos teclados que mucho —mucho— tienen de música clásica pero más de sabor y sentimiento nuestro, "Su florecita" fue hit instantáneo para una banda que incluso en su nombre mismo hacía referencia a un tipo de crimen que hoy sacude los cimientos mismos del sentido común diario que ejercemos en el Sur, el Norte o donde sea que este artículo termine.