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Música

Activismo Vogue: Charlamos con Kia LaBeija, la bailarina con VIH que viralizó su danza por Bogotá

“El voguing encontró su anfitrión”

Todas las fotos por Josefina Santos. Desde hace más o menos un mes, el video para “Dove”, uno de los temas de la banda estadounidense Pillar Point, se tomó las redes. Todo el mundo miró, compartió y comentó el bonitísimo videoclip grabado en las coloridas calles de La Candelaria y Chapinero, en donde se narra la historia de una pareja de enamoradas que se buscan a través del baile. Dentro de las cosas que más gustaron de la pieza, no solo fue la vista que se obtiene de Bogotá, sino también los movimientos vogue de la protagonista. Ese baile subterráneo, queer y subversivo que nació en Harlem en los 80 como expresión de las minorias y que después, en los 90, se popularizó con el documental Paris is Burning y con el video de la siempre oportunista Madonna para su canción con ese mismo nombre, "Vogue". Como representante actual de toda la escena, la neoyorquina se rebautizó con el apellido de Pepper LaBeija, la última drag queen precursora de la escena del voguing retratada en el documental antes mencionado, y dueña de la casa de baile en Harlem que adoptó a Kia. Así, ella honra y le da visibilidad y reconocimiento a esa comunidad negra, latina, gay y queer a la que pertenece. Kia, además, es una artista multidisciplinar que nació con VIH y que desde los movimientos de su cuerpo ha estado narrando historias de amor, comprensión y lucha por la vida misma. Una activista de 26 años que a través del arte se encarga de liderar iniciativas para apoyar a otros que están en su misma situación, enseñándoles sobre la enfermedad y logrando que la gente se ame como portadora. Quisimos conocer un poco más de ella, de su historia y de su trabajo. La contactamos y charlamos sobre el vogue, su estancia en Bogotá y el VIH/SIDA.

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(Vea la galería de fotos completa acá)

A través del voguing, históricamente se han expresado ciertas minorías, lo negro, lo latino, lo gay, lo queer, como gente que tiene una historia. ¿Cuáles son los relatos que naciste para contar a partir de este lenguaje corporal?
Todo el mundo tiene una historia, mi cuerpo como es moreno, queer y femenino se mueve con los ritmos y beats de mis ancestros, quienes han sido bendecidos con melanina. ¿Por qué escogiste esto como medio para contar tu historia?
Hace poco, mi novia Taina me dijo “el voguing encontró su anfitrión”. Fue algo que realmente me quedó grabado. Nunca busqué el voguing, aunque sabía de su existencia y sentía aprecio por lo que sabía de él en un nivel superficial. Sin embargo, cuando alguien cercano, que estaba involucrado en esto, me preguntó si quería unirme a una casa, no tenía idea que el voguing y la comunidad ballroom pronto se convertiría en una parte tan impactante de mi vida. Y que ya habían tantas cosas que existían y estaban impregnadas en mi historia personal. ¿Cuál es la historia detrás del video de “Dove”? Realmente inesperado (y por supuesto, ¡bonitísimo!) ¿Por qué terminaste haciendo voguing por las calles de Bogotá y cómo fue la experiencia?
Como he interpretado “Dove” a través de la música y el movimiento, es una historia que trata de perseguir el amor. Como seres humanos, que viven y respiran, todos deseamos esta cosa intangible que llamamos amor. Viene de diferentes maneras, tamaños, formas y colores. Puede oler a rosas o al aire fresco que baila sobre las olas del mar. Puede verse como una puesta de sol, o como las manos sabias y envejecidas de nuestros ancestros. Lo que nos han enseñado es que el amor es algo que debe ser buscado, entendido y aprendido, que es complejo y que no es fácil de entender. Lo que mucha gente no sabe es que ya lo tenemos adentro: todos y cada uno de nosotros lo tiene. “Dove” explora este concepto de la persecución inevitable. Lo orgánico de esta particular historia de amor capturada por los sonido del tema de Pillar Points, es que es real, no hay ninguna interpretación ni coreografías, solo el simple amor. Mi co-estrella es Taina, mi novia, mi parcera y mi corazón. Nos conocimos en la pista de baile, ella me hizo dar vueltas en mi fiesta de cumpleaños, en la que nos presentaron, y desde ese momento hemos sido inseparables. La experiencia fue realmente increíble, reímos, lloramos y aprendimos cosas sabias una de la otra, pues entramos en una nueva ciudad y en un punto nuevo de nuestra relación como amantes y como colaboradoras. Nos trajeron a Colombia por la gracia del universo, que tomó forma en dos personas: el director Jacob Krupnick y la productora Victoria Rivera, quien es oriunda de Colombia. ¿Aparte de bailar, qué otra cosa hiciste mientras estuviste acá?
Caminamos un montón lo cual fue maravilloso. Como neoyorquina, realmente disfruto mucho caminar, te da la oportunidad de tener una experiencia de la ciudad, involucrarte con ella y con su gente. Comimos muchas cosas deliciosas, probé nuevos platos y tomé ¡increíbles jugos de fruta fresca! Estuvimos solo unos cuantos días en los que trabajamos muy duro, pero en nuestra corta estadía pude apreciar unas ¡increíbles vistas!

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El voguing no es una practica común en Colombia. Estuviste haciendo vogue en las calles de su capital, Bogotá, pero no simplemente bailaste. Estabas contando una historia. ¿De qué se trataba y cuál fue la relación con la ciudad? ¿Fue inspirada por sus calles, personas y energía?
Estuvo muy inspirado por la belleza de Bogotá. Las coloridas calles, las caras sonrientes de la gente que nos veía, la hospitalidad de los anfitriones y la comida. Me sentí acogida calurosamente y el centro de la ciudad, sentí como si estuviera contribuyendo a sus auténticos colores.

¿Hay alguna otra ciudad o país que quisieras intervenir con tus movimientos? ¿Por qué?
Me encantaría bailar en Brasil, Bali, Hawaii, Africa y Filipinas, de donde es mi mamá. Quiero bailar cerca de la tierra, bajo arco iris y cascadas, respirar aire fresco proporcionado por árboles grandes ubicados detrás de la salida del sol.

¿Qué piensas de la apropiación que la cultura pop ha hecho del voguing a través de nombres como Madonna y más recientemente, FKA Twigs?
El voguing, como todas las formas de arte moreno y negro, siempre será apropiado por aquellos que no están conectados con la tierra. Para mí, es evidente que hay gente que usa el estilo por razones diferentes al amor puro. No es necesario gastar energías molestándose con aquellos que toman esta forma de arte y la explotan, más bien es importante enfocarse en cómo puedo devolverle cosas a mi comunidad, representarla y continuar ayudado a otros a contar sus historias. La pista de baile es la plataforma para esto, y mientras el baile en sí mismo sea fabuloso, aquellos que han sido pioneros de esta forma de arte siempre serán respetados y honrados. Porque el vogue viene de un lugar donde se le hace frente a lo desfavorable, sale de ahí. ¿De alguna forma consideras a todos los humanos como artistas de performance?
Si todos somos un reflejo del creador y de la Madre Tierra, todos somos artistas. Todos creamos quien deseamos ser y somos eso en el diario vivir. Naciste con VIH ¿Cuándo fue la primera vez que te diste cuenta que tenías esta condición y cómo fue el entendimiento / percepción de esto a medida que fuiste creciendo como persona / artista y finalmente, activista de la causa?
No puedo recordar un momento en el que no supiera sobre mi relación con el virus. Mi madre siempre me dejo claro que nunca debía mostrar miedo, siempre permanecer positiva incluso en los momentos más aterradores. Cuando la perdí, a los 14 años, fue cuando comencé a ver el poder que tenía en mí. No tenerla a mi lado me afectaba enormemente y solo ahora con 26 años, he sido capaz de ver al VIH con una nueva luz. El VIH ha crecido conmigo y a través del tiempo hemos aprendido a convivir. Soy activista porque estoy activa en la lucha por mi vida cada día, todos los días, y ayudo a otros hacer lo mismo. ¿En este momento qué necesita saber el mundo sobre el VIH/SIDA? Es decir, ¿estamos perdiéndonos algo en la discusión?
El SIDA no se ha acabado. Solo porque ya no se hable de él en esta inmediatez, no significa que aún no sea un problema muy grande. El debate debe continuar, necesitamos ayudar a educar a quienes no tienen la información. El virus del VIH no es racista, sexista, clasista, homofóbico, transfóbico o discrimina por edad, lo que lo hace más compresivo que casi todos los humanos. Cualquier persona puede entrar en contacto con él. Así que protejan su cuerpo y si son positivos o se convierten en positivos, continúen amándose teniendo un buen cuidado de su salud.

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Sigue a Kia LaBeija por acá.