FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Baile y resistencia: Funk carioca el ritmo marginal que hace latir el corazón de Brasil

Puro desenfreno desde las favelas para el mundo.

Fotografía Jonangelo Molinar

Muy celebrado por sus ricas contribuciones culturales al arte, la danza y la literatura, Brasil es una potencia económica en ascenso y la capital actual del deporte mundial. Con la Copa Mundial FIFA 2014 en su haber y los próximos Juegos Olímpicos del mes de agosto, todos los ojos están puestos en el país y sus doscientos millones de habitantes. Pero es la música lo que realmente hace latir el corazón de Brasil. Ciento treinta años después de la abolición de la esclavitud en el país, el espíritu de África palpita en su sangre. Recientemente i-D viajó a Río de Janeiro y Recife con Boiler Room y la marca de whisky escocés Ballantine's como parte de su Stay True Journey, para experimentar las escenas en constante evolución y altamente influyentes del continente. Desde los orígenes del Bossa Nova en Bahía y la invención del baile funk a mediados de los años ochenta en Río de Janeiro, casi todas las regiones de este inmenso país parecen haber inventado su propio ritmo callejero. Cada uno es completamente diferente y, aparte de las percusiones de tambor que son fundamentales en casi toda la música brasileña, cada uno es sónicamente autónomo.

Publicidad

En Recife, los residentes organizan blocos (fiestas callejeras) y bailan brega-funk y manguebit. "Nuestra música tiene características realmente fuertes, es muy tradicional y eso es muy importante", dice DJ 440 de Olinda, un antiguo municipio protegido por la UNESCO situado a poca distancia de Recife. "Esto hace que la música aquí sea diferente a la música de otras grandes ciudades, la cual suele tener influencias de diferentes partes del mundo. Quiero difundir esta música y la cultura brasileña en todo el mundo".

En Río, los cariocas se rindieron ante el baile funk, este género con influencias del Miami bass 808 se difundió a nivel mundial por Diplo y M.I.A. a mediados de los dos mil. Y bailan lo que se conoce como Passinho, un juego frenético de pies que rige el movimiento de este baile tan animado como impresionante. El fotógrafo Rosenblatt, nacido en París, quien ha fotografiado los bailes de las favelas durante las dos últimas décadas, dice, "frecuentar los bailes es mi conexión con el pulso real de la ciudad. Es un pulso lleno de información crítica acerca de las relaciones sociales, raciales y de género, así como de su evolución actual". Nos explica, "la escena funk evoluciona constantemente, por lo que siempre hay algo nuevo por descubrir -incluso cuando creo que no podré lograr nada nuevo. Estoy tratando de presenciar la belleza y fuerza de una juventud que se encuentra poco representada en los medios de comunicación brasileños, toda una generación que se resiste a la opresión y arriesga su vida para mantener vivos los rituales de los bailes".

undefined

Fotografía Vincent Rosenblatt

El corazón financiero de Brasil es Sao Paulo y alberga una de las mayores poblaciones de multimillonarios en el mundo, pero la ciudad también tiene una buena cantidad de favelas. Es ahí donde se extendió el funk carioca de Río a mediados de los años noventa, empezando por la Región Metropolitana de la Baixada Santista, antes de impregnar Sao Paulo en sí y evolucionar en lo que se conoce como funk ostentação. Los tropos aquí son como su nombre indica. La escena está basada en la ostentación. Todo tiene que ver con autos BMW, motos, chicas en bikini y ropa de marca (Oakley y Quiksilver son las más populares), en oposición a cualquier pensamiento serio con respecto a los males sociales, la pobreza o la política. El funk todavía está prohibido en gran medida por la policía en Sao Paulo, pues asocian las fiestas (pancadões) y los rolezinhos (bailes improvisados en centros comerciales) con actividades delictivas y disturbios civiles. No obstante, el funk no se detiene, con cientos de fiestas cada mes, incluyendo el baile fluxo (flujo), fiestas callejeras nocturnas llenas de energía donde las canciones se reproducen desde los altavoces de los autos en lugar de salir de un sistema de sonido más tradicional. Esto no es sólo una escena local limitada a un pequeño número de personas; MC Guime ha acumulado más de doscientos millones de visitas en YouTube, mientras que la estrella actual de la escena, el absolutamente increíble MC Bin Laden se está convirtiendo rápidamente en un nombre familiar.

La gente de las favelas es la que está al frente en el proceso de convertir el movimiento funk local en una fuerza global. Aunque los chicos ricos a menudo contratan a las estrellas de la escena para tocar en sus exclusivos clubes, el verdadero corazón de la música se encuentra arraigado en la favela. Desde ahí, los chicos suben las mejores pistas a Soundcloud y YouTube -el canal KondZilla es clave-, que es la forma en que las pistas más importantes se difunden de la favela al Internet, a los DJs y a personas influyentes locales como Leo Justi de Heavy Baile y Omulo de Arrastão Records, así como también a personas influyentes a nivel mundial como Diplo y Daniel Haaksman. A pesar de que la milicia y la policía tratan de silenciar las favelas mediante la 'pacificación', el ritmo sigue, sigue, y sigue. Para muchas personas en estas comunidades de pocos recursos, el funk se ha convertido en más que un estilo de vida; es su medio de subsistencia. "Los funkeiros arriesgan sus vidas, lo que demuestra lo importante que es para la gente salir y experimentar los bailes", dice Rosenblatt. "Muchos de ellos surgen de los bailes como MCs, DJs o bailarines para ganarse la vida y mantener a sus familias. Esto los lleva a descubrir las colonias lujosas donde son contratados por los clubes más opulentos y viajan por todo el país. Más allá de los artistas, hay docenas de personas en cada baile vendiendo bebidas y alimentos, cargando los gigantescos sistemas de sonido y transportando el equipo. Hay una gran cantidad de gente para la cual los bailes generan ingresos. Ningún proyecto social ha tenido jamás un impacto tal en los barrios pobres y esta cultura juvenil existe independientemente de los traficantes de droga, la policía y los paramilitares".