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Música

Ricardo Pita: el músico, la gira y “El Ciclo”.

Los amigos de Radio COCOA nos presentan a Ricardo Pita, un artista guayaquileño con voz resonante y espíritu de tocar donde lo llamen.

Los diarios ecuatorianos le dicen “el trovador de lo urbano”, o sea, un poeta lumpen súper guayaquileño con voz resonante y espíritu de tocar donde lo llamen. Ricardo Pita es así… pero para precisar, también es palmas, buena onda y un “a ver si me ayudan cantando”. Hace pocos días, después de casi tres años de andar de gira por varios países de Sudamérica, el cantautor con 20 años de trayectoria, lanzó una nueva canción. “El Ciclo” es el primer sencillo de Amuleto, su segundo álbum, y está sonando en todas las radios locales, pero sobre todo, en el teaser de la nueva película del director ecuatoriano Sebastián Cordero, Sin muertos no hay carnaval, que se estrenará a mediados del 2016.

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Cordero es el cineasta con la visión más consistente y la producción más prolífica que tiene el Ecuador. Es el director de hitos del cine ecuatoriano como Ratas, Ratones y Rateros (1999) y El Pescador (2012) –película que ganó el premio a Mejor Actor en el Festival de Cartagena del 2012–. Su sexta película, Sin muertos no hay carnaval, es una historia de ambición, corrupción y traición que gira alrededor de una invasión de tierras en Guayaquil. Tras ver alguna escenas de la peli, Ricardo decidió pasarle su disco al director para ver si encontraba algo que le interesara y le sugirió que pusiera especial atención a “El Ciclo”. Tema que inicia con una carcajada “Ja-ja-ja”, seguida de una secuencia de percusión oscura a la que poco a poco se suman vientos y cuerdas. Parece un ritmo sacado de un rito tropical vinculado a la santería y a la muerte…y de repente, la voz inconfundible de Pita aúlla: “Todo nace, crece, se desenvuelve y muere”. La magia de este canción atrapó de una al cineasta que decidió musicalizar el teaser de su nueva película con ella.

La anécdota dice que cuando Ricardo Pita era un niño, sus papás lo subían a un banquito para que cantara, y él, sin miedo, cantaba de todo y con “toda el alma” frente a los miembros de sus familia. Por eso nunca tuvo pánico escénico y por eso también, siempre supo que con la música era capaz de entretener y alegrar, o como a él le gusta decir: “contagiar”. En el 2013, lanzó su primer disco como solista después de separarse de la escena rockera de Guayaquil. Tocó por mucho tiempo con Niñosaurios y Ave, proyectos experimentales formados por los músicos que establecieron la movida under guayaquileña hace más de una década. El disco de Pita, sin embargo, estaba ya lejos de esa sonoridad.

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En un intento por nombrar las canciones que había creado en sus viajes, lo tituló Las aventuras de ayer, hoy y siempre. El disco presentaba una personalidad que hasta ese momento había estado oculta detrás del formato de banda al que pertenecía. Las canciones de Las aventuras estaban hechas con cajón peruano y guitarra de palo. Son temas optimistas de principio a fin, con melodías sencillas con letras que parecen poemas, tienen un aire folclórico que emana de su barba abundante y están complementados con interludios en los que Pita pone a todos a aplaudir y a cantar. “Canción para el resto de los días” fue uno de los hits del disco que ayudó a moldear la imagen del músico como un cantautor gigante y de voz profunda que contagia felicidad arriba y fuera del escenario. La canción decía: “Ya no hay mal que pueda maltripearme hoy”, un verso que rápidamente se convirtió en el lema de vida de la gente que lo escuchaba. Sí, Ricardo Pita es un productor de lemas.

Con las canciones de ese disco, Pita dio vueltas por Sudamérica durante tres años, impulsado por su espíritu nómada y el amor a tocar sin importar si es frente a 10, 30 o 1 000 personas. Tituló al recorrido “Gira Sin Fin”, porque sus regresos a Ecuador no eran el final del viaje, sino marcaban una fecha nueva para presentarse en algún lugar de Latinoamérica. En ese periodo, tocó en la Plaza de Mayo en Argentina y la llenó. También participó en el disco tributo a Aterciopelados El Dorado 20 años, en el cover de la canción que le da nombre al álbum junto a Ulises Hadjis. A mediados del 2014 llegó a Chile, país que recorrió con su guitarra hasta que se
instaló por un tiempo en la ciudad de Angol. Allí, en centro cultural que lo invitó a grabar sus nuevos temas, este trovador soñador y viajero materializó Amuleto. El disco involucró a 25 músicos, más de 15 elementos de percusión, 42 voces en un solo tema, acordeón, violín y palmas. El resultado fue una joya que guardó en su bolsillo para seguir la gira.

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Solo a inicios del 2015, de regreso a Guayaquil y con más fechas por Sudamérica a la vista, Pita decidió que era hora de terminar Amuleto porque Las aventuras de ayer, hoy y siempre ya no se sentían tan eternas. La suavidad de la trova y la música de celebración de su primer disco no era algo que quería llevarse de nuevo por sus viajes como bandera de su producción. Ahora quería llevar en alto un amuleto, algo totalmente distinto a lo que ya había explorado como compositor: más oscuro, más orquesta, más rítmico y bailable.

“El Ciclo”, fue liberado a través de Grabador, la disquera que mezcló y masterizó la producción e inmediatamente apareció en el teaser de Sin muertos no hay carnaval, una forma perfecta de cerrar este largo viaje.

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Puedes seguir toda la buena onda de Ricardo Pita por aquí.