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Música

Rebeldía Oriental: Los guerrillos que hacen música llanera

A la espera de un acuerdo, el arpa y el cuatro suenan en los campamentos de las FARC.

​Foto por Siu Vásquez​

Anderson Vega y Solmar Guerrero: dos nombres de guerra. Un par de alias bajo los que se rebautizaron estos insurgentes del Bloque Oriental de las FARC. Los conocí en la vereda del Tigre, en el municipio de Uribe, Meta. Un territorio cuya población ha sufrido los estragos del conflicto armado; en el que sus habitantes han visto enterrarse la paz tras el fracaso de los procesos de Betancur y Pastrana; y donde se convirtieron en testigos de la crueldad que caracteriza el regreso de la violencia. Un municipio en el que los sueños han nacido para eclipsarse una y otra vez, y en el que sin embargo el "Sí" ganó en el Plebiscito con una aprobación del 93%. Un contundente deseo que reafirmaron el lunes 31 de octubre cuando sociedad civil y guerrilla se reunieron para verse los ojos. Para compartir.

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El evento fue organizado por jóvenes de ese municipio bajo una iniciativa llamada Mejor Presente que, en el marco de las vigilias por la paz que se realizaron varios puntos del país, buscan generar espacios de reconciliación entre todas las partes que han combatido o se han visto afectadas por la guerra. Luego de varias intervenciones de la institución local, de la sociedad civil y de los guerrilleros, al caer la noche, donde antes sonaban las ráfagas de metralla que a la vez iluminaron tantas veces la oscuridad, se le dio paso a un jolgorio con música llanera, con cumbia sabanera, con mapalé.

En esa noche rebosó un entusiasmo que terminó por envalentonar el espíritu de un territorio usurpado por el conflicto. Y ahí, en ese lugar, Anderson y Solmar, uno de Arauca, el otro del Casanare, hijos de campesinos y hoy combatientes farianos, sonaron a través de un accidentado sonido el cuatro y el arpa. Incluso, sentenciando la necesidad de no dar un paso atrás y con su camiseta blanca pidiendo paz, cantaron "Paloma blanca", del músico Reynaldo Armas:

Vengo de lejos
mi pecho es un vendaval
mis pupilas un cristal
donde capto mil reflejos
se ve sencillo 
un niño con su metralla
pasándose de la raya
con el dedo en el gatillo Paloma blanca 
paloma blanca evítalo por favor 
y haz que dispare por cada bala una flor 
llena de paz de amor y pura fragancia  Pueblos enteros 
mutilaron su razón 
en la furia de un cañón 
criminal y traicionero 
vamos a unirnos 
pa' no separarnos más 
y luchemos por la paz 
como manda el Dios divino

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Tras el baile y los aplausos, ambos se bajaron del escenario. Nos miramos y hablamos. Hablamos de la guerra, de la política en el arte y del futuro. Y claro, sobretodo, de música.

***

Video grabado durante el encuentro en la vereda El Tigre en el municipio de Uribe, Meta. 

Noisey: ¿Hace cuánto están metidos en la música?

Anderson Vega (AV): Estoy metido en la música desde que tengo seis años. Soy araucano. Empecé a cultivarla gracias al apoyo de mi padre y también a una serie de amigos músicos que me fueron infundiendo los sonidos llaneros: el arpa, el cuatro y el canto. Posteriormente fui incursionando en algunos festivales de música llanera hasta que la situación complicada de este país me llevó a tomar la decisión de entrar en las filas guerrilleras. Y ya en las filas también he tenido la posibilidad de trabajar en la parte cultural, en la parte artística.

Solmar Guerrero​ (SG): Yo soy de los llanos Orientales, del Casanare, prácticamente. Desde pequeño me ha gustado y he sido seguidor de la música. Empecé a tocar instrumentos cuando tenía 14 años. Ahí hice mis primeros pasos de aprendiz. Ya luego a los 22 años tomé la decisión de ingresar en la guerrilla al ver lo que estaba pasando, al ver que uno no podía estar bien en el pueblo, ni en el trabajo, ni en nada. Por la guerra las limitaciones son muchas para enfocarse de lleno en la música, pero las horas que le quedan a uno hábiles, en las que no se está combatiendo o no se está trabajando, uno las aprovecha para practicar. Acá en las filas ya me encontré con el compañero (Anderson Vega), y pues él es arpista, cuatrista y cantante y yo que tocaba el cuatro, entonces nos unimos y nos dieron la oportunidad de formar un grupo de música.

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¿Cómo se llama el grupo?

AV: Inicialmente se llamaba Llano y Selva, y ahorita Rebeldía Oriental. Pero vamos a ver ahora cómo le vamos a colocar.

SG: En el 2000, cuando nos encontramos en las filas, teníamos un grupo completo: arpista, maraquero, cuatrista, incluso hasta cantante, pero por la cuestión de la guerra nos los quitó. Los únicos sobrevivientes somos nosotros.

¿Los otros murieron en combate?

AV: Sí, en la guerra.

SG: Sí…pero la comandancia nos ha dado la oportunidad de seguir con lo que nos gusta y tenemos a veces esa motivación para cantar, para hacer música.

¿La música y la política van unidas para ustedes?

AV: Yo tengo un concepto y es que ningún artista se puede desprender de la parte política, así digan que son neutrales. Hay muchos que dicen: "no, yo le canto solamente al amor, o al despecho" pero, en un momento determinado, las condiciones de la lucha de clases en un país llevan a que un artista tenga que hacer parte con su música de la política. Combinar los dos aspectos. Algunos lo hacemos de manera más directa, otros de una forma más mesurada por las condiciones que hay, pero todos los artistas del mundo de una u otra forma son tocados por la parte política de sus países. Nosotros, con mayor razón, al ser parte de una organización revolucionaria como ha sido las FARC, tenemos una motivación política inspirada por esas causas que precisamente dieron origen a la lucha armada. Y no solo a la lucha armada, sino a la lucha política, económica e ideológica. Nos nutrimos de eso. Nuestros temas se alimentan de la lucha permanente de las masas, de las calles, de la misma guerrilla, de la estigmatización… diversos temas que muchos no se animan a tocar nosotros los agarramos y los abordamos abiertamente porque somos directamente la lucha armada.

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SG: Para mí la música no se puede despegar del aspecto político. Incluso, la música se debe utilizar como un reproche, como una crítica, frente a lo que esté pasando a nivel nacional o incluso mundial y así dárselo a conocer a toda la gente. Es más, también el teatro o el cine son elementos que deben estar encerrando esos aspectos políticos, convertirse en un aparato de denuncia a lo que se está haciendo mal. Por eso creo que tiene que ir ligado, de ahí se alimenta, del devenir diario de todos los pueblos. Uno aprovecha para agarrar algo que esté pasando en el país y hacerlo público por medio de las canciones.

_ Momento en que interpretaron la canción "Paloma blanca". ​_​

Pero además de esa parte de crítica y de política, ¿hay en su música lugar para otras temáticas?

AV: Por supuesto. En primer lugar nosotros retomamos las tradiciones propias de nuestro pueblo. De allí proviene la parte musical folclórica. Nunca nos hemos desligado de cantarle a la naturaleza, al campo, a la ciudad, a los animales. A una gran diversidad de temas que le entregan a uno elementos para escribir una canción. Son muchos. De ahí sustraemos lo que queremos resaltar en cada canción y los insertamos.

¿Qué es lo que más les gusta de la música llanera?

AV: Al tocarla me gusta mucho la música recia, lo que son los golpes: ahí está el seis por derecho, el pajarillo, el gaban… esos ritmos alegres. Ritmos que además inmediatamente lo van transportando a uno al éxtasis de la música. Aunque también me gustan los pasajes, que son los ritmos más suaves de la música llanera, que ya te llevan a un estado de melancolía, de tristeza o de alegría también, pero de una manera más sutil. Y nosotros también hemos explorado otros géneros en los cuales, por su ritmo, se siente uno más agradable, más contento. Por ejemplo, el tambor que tiene el cuero, el golpe africano, en cualquier parte donde uno lo sienta inmediatamente se despierta ese gen y nos traslada a donde provenimos: a África. Uno lo siente en el alma y lo expresa en el cuerpo.

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SG: La música llanera la llevo en la sangre. Es un ritmo con el que me identifico porque soy de esta tierra, aunque también me gustan otros géneros. Es una música que además tiene muchas ramas, muchos aires. El joropo tiene carnaval, periquera, querpa, chipola, San Rafael, pajarillo. Y uno los puede mezclar. Si es un ritmo recio uno lo que junta con algo que impacte, es bueno para identificar lo que está pasando. Y si tiene un pasaje pueden ser más anécdotas, al amor a la mujer o hasta lo social desde otra mirada.

¿Cuál es para ustedes la importancia de nuestros sonidos tradicionales de cara a lo que somos como colombianos?

 AV: Lo importante es eso, lo que acabas de señalar, la identidad. Nosotros respetamos de manera tajante los diversos géneros musicales. Incluso la música moderna. No asumimos una posición crítica frente a ella, sino que la retomamos, la adaptamos al pensamiento político nuestro y así la utilizamos como una herramienta. Pero jamás vamos a despreciar, por ejemplo, el reggaetón. Muchos de los folcloristas colombianos he notado que tienen una animadversión contra estos géneros nuevos donde fusionan instrumentos que no son tradicionales, pero ve uno también que en muchas ocasiones quienes opinaron en contra de "x" o "y" género les ha tocado, para no quedarse atrás, abordarlos también. Empezar a incursionar en ritmos urbanos, mas que todo. Tú lo notas con el vallenato o con la música pacífica: le han ido fusionando con otros instrumentos que lógicamente transforman el ritmo autóctono, pero al mismo tiempo le están adaptando cosas nuevas y eso se mira muy bacano. Yo por lo menos soy de los que defiendo esa parte, teniendo en cuenta que no podemos abandonar en ningún momento lo tradicional.

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Estamos atentos a lo que pase con el acuerdo, pero de concretarse y salir ustedes de la vida armada, ¿quisieran dedicarse a la música?

AV: Inicialmente nosotros pensamos en reactivar la parte académica, porque la confrontación nos ha limitado en ese aspecto. Pero nunca vamos a dejar de lado lo cultural, eso va ir acompañándonos por siempre. Estemos desarrollando la lucha política o la lucha armada la cultura va a estar ahí, implícita dentro del proceso revolucionario colombiano como ha sucedido en todos los del mundo. No pensamos dejarlo de lado, por el contrario, en esta etapa de paz se va a fortalecer mucho más.

​SG: La cuestión de la música toca seguirla. Toca adelantar el conocimiento en ella.

Y cuando hablan de fortalecer la parte académica, concretamente, ¿qué quieren estudiar?

 AV: Siempre me ha gustado el derecho, desde pequeño me ha gustado defender a los otros.

SG: Yo quisiera estudiar agronomía, porque ahora se entra un ciclo en el que se va a necesitar mucho conocimiento de la tierra.

Video grabado al otro día del encuentro antes de que Anderson (quien canta y toca) regresara al campamento de pre-agrupamiento. Cámara de Siu Vásquez. 

¿Qué significó para ustedes la música en tiempo de guerra?

AV: Yo no me centraría en qué significó para nosotros, sino en qué significó para los demás. En medio de las inclemencias de la guerra, que son muchas, la gente sentía un alivio cuando nos escuchaban con un cuatro, si teníamos la posibilidad de tener uno, una guitarra o un tambor improvisado con un galón de esos de plástico. La música alegra en medio de la adversidad. Estimula, eleva la moral. Entonces nosotros jugamos ese papel. Y la gente donde llegábamos nos decía: "¿Qué hay de nuevo? ¿Qué han escrito?". Siempre buscábamos la tristeza en lo difícil de la guerra.

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SG: La música, en medio de la guerra, para nosotros era muy importante porque nos distraíamos y porque de paso nos formábamos en un ambiente cultural. La gente escuchaba y se identificaban. Así fuera a capela. La gente se alegraba de tener un grupo musical que los estuviera acompañando.

Me contaban un poco de las horas en que podían ensayar, ¿de qué dependía?

AV: Cuando las condiciones lo permitían sacábamos un tiempo en las actividades diarias del campamento. Nuestros mandos nos tenían en cuenta para darnos los espacios cuando se podía. Había veces que era prácticamente imposible, en medio de operaciones militares y diversidad de situaciones que no dejan trabajar como uno quiere.

¿Qué mensaje le envían a los artistas y demás personas que trabajan por la cultura en el país?

 AV: Yo si tengo una grata invitación a todos los artistas de nuestro país. Y no solamente de nuestro país, sino a cualquier persona en cualquier parte del mundo que quiera aportarle a la solución política de este conflicto de más de 50 años en la etapa actual, porque la confrontación ha sido más larga. Quisiera insistir en que los artistas, los cultores, músicos, cantantes, pintores y todas las manifestaciones culturales, tienen que hacerse partícipes de este proceso de reconciliación y de unidad por la paz. Los artistas convocamos. Con este don nos toca aportarle al futuro de Colombia, de Latinoamérica y del mundo, porque incluso en tema centrales como la preservación de nuestro medio ambiente nosotros, los artistas, jugamos un papel importante. Aporten todos su grano de arena para construir la paz.

SG: La unidad cultural es algo que se necesita urgentemente en el país y en el mundo. Todos unido hacemos una gran fuerza. La cultura esta muy dividida por la guerra del centavo, el afán de negocio la está afectando. El llamado es a unirse para sacarla adelante.