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Música

Hablamos sobre mantras y máquinas con Juana Molina

La maga argentina nos habló sobre la clave de su tímbrica.

Cuando la gente habla de la relación de lo orgánico con lo electrónico, pocos llegan a la profundidad vital de la que parte Juana Molina. Desde sus primeros discos, la música de Juana conecta la música con el sentido más primigenio del sonido, la repetición y esta asociación antecede a sus herramientas electrónicas. Un mantra, el Om, el sonido que le dio la vida a todo lo que conocemos, es eso, un sonido repetitivo y constante cuya inercia, perenne, expansiva y vital, da origen al cosmos, a los ecosistemas, a los cuerpos y las ideas; crece y da vida, la expande. Es la inercia de una hormiga trabajando. Así es la música de Juana Molina y por eso es tan esencial, tan bacana.

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Juana se estará presentando en Colombia este fin de semana, el viernes 4 de septiembre lo hará en la inauguración del ciclo de conciertos del

MAMM,

en Medellín y el sábado 5 de septiembre en

Armando Records,

en Bogotá. Hablamos con ella sobre mantras,

loops

y máquinas y así nos contó la historia de su tímbrica.

Hay algo en el loop que, desde luego, remite a lo mántrico y a las labores repetitivas, a lo que se escucha una y otra vez. Los trances y algunos estados mentales rituales, vienen de la repetición de un sonido. ¿Llegaste ahí por casualidad, o en tu vida tienes otros espacios en donde se representa esta búsqueda?

Lo que pasa es que el

loop,

en mí, vino antes que como máquina o como expresión. Cuando yo empecé a componer canciones, hace casi 30 años, era una secuencia de acordes, una repetición infinita de tres o dos acordes que se repetían con cierto ritmo. A mí me daba vergüenza escribir así, porque nadie escribía así, estaba mal visto. Cuando le mostraba a alguien lo que hacía, me decía: «estaría bueno que le pusieras una parte b o un estribillo». Fue lo que terminó pasando cuando hice el disco

Rara

que eran canciones muy parecidas a lo que hice después, pero a todas les inserté una segunda parte, un poco a la fuerza, o un estribillo o una parte b y una parte c.

Se ve que desde muy chica, me acuerdo que a los 13 años fuimos a la casa de unos hippies, yo nunca había visto unos hippies así, tan declarados, muy hindú. Todo como el estereotipo del hippie en esa época, incluso a uno lo llamábamos el hippie maleducado, ahí yo escuché por primera vez una música que en ese momento no sabía de dónde era y no me quería ir de la casa porque quería seguir escuchando esa música que después supe que era música hindú.

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Yo tengo una atracción por el mantra y lo repetitivo y esa cosa en la que hay una especie de ruta que no se mueve y que siempre es la misma, siempre es lo mismo y va variando el paisaje, pero el camino es el mismo, como una rueda que gira y va avanzando sobre una ruta, eso es para mí el concepto del loop. Pero a esta idea llegué después de varias preguntas que me han hecho.

En los 90, yo buscaba desesperadamente, porque para hacer lo que hacía necesitaba una banda de muchos músicos y sentía que los músicos iban a aburrirse de tener que buscar siempre lo mismo. Entonces a mí me daba vergüenza o pudor tener que pedirle a alguien que tocara la misma secuencia sin parar ni moverse. Se me ocurrió que podía haber una máquina que yo no supiera, iba a los negocios y decía: «necesitaría algo que vos apretás, un pedal y empieza a grabar y cuando querés lo apretás de nuevo y reproduce eso que grabaste», «bueno, podes usar un delay», me decían. Pero el delayes distinto, aunque es una repetición, tenía que ser un delay que durara, había que ponerle un click para que pudiera tocar en ese tempo, era muy complicado, con el delaya mí no me funcionaba. Y me decían que no, que no y que no y que no, y siempre me daban la opción del delay. Yo no sé por qué no se me ocurrió pedirle a alguien que me construyera la máquina que yo quería, lo tenía muy claro. Seguí insistiendo, hasta que un día, entré a una tienda en Nueva York , creo que fue en el año 2000 y volví a hacer la misma pregunta que ya tenía perfectamente formulada para que se entendiera fácil, rápido y de una vez y el tipo dijo: «mira, acaba de llegar un lugar que me parece que hace eso», a mí medio se me paró el corazón. Me lo mostró, me puso un micrófono, yo lo hacía con la mano y decía «¡Es esto! Es esto! No puedo creerlo». Me compré uno y a la semana fui y me compre otro.

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Era la primera Loop Station de Boss. Al principio, cuando yo tocaba con eso, era muy impresionante lo que pasaba después del show, venían todos los chicos que habían estado en el concierto para ver qué tenía yo en el escenario. Tendría que haber escondido eso por un tiempo porque se hizo demasiado popular después y me dio un poco de rabia (risas). Pero era muy impresionante cómo todo mundo venía a ver algo que, bueno, en definitiva es una herramienta, pero al principio, cuando sos el único en usar una herramienta, te da un plus. Se hizo muy popular, yo creo que vendieron millones. Para mí fue un gran alivio encontrar a ese aliado. Tenía dos, que no estaban sincronizadas pero yo me las arreglaba para que los loops salieran parejos. Gracias a esa no sincronización fue que descubrí los loops que se iban desplazando y eso también me dio una visión muy buena, entonces empecé como a grabar la parte rítmica de unas looperas y en las otras algo menos rítmico y eso se iba superponiendo de diferente manera cada vez que pasaba el loop y con esa idea hice Son en el que hay muchos desplazamientos.

Era cuando yo dominaba muy bien esos dos pedales y al principio me costó mucho aprender a tocar eso, porque de la cintura para abajo era medio paralítica, no tenía esa coordinación. Apretaba el pedal y dejaba de tocar la guitarra, me costó mucho aprender, pero después el cerebro se fue armando un surco nuevo y aprendí.

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Ahora tengo una máquina más grande, un poco más compleja, que tiene sus desventajas, porque, por ejemplo, es muy difícil hacer eso de las cosas desplazadas, tiene algo que no me gusta. Ya hablé con los de Boss y les dije lo que tienen que corregir, me dijeron que sí, pero ya veremos. Es que, para lo que yo la usaba, para mí, está mal pensada, está pensada para gente que tiene cosas grabadas y toca encima y nada más, no está pensada para poder hacer lo que quieras.

¿Qué correcciones les hiciste?

La principal corrección fue que hicieran tres bancos de

loops

, que los tres pudieran ser completamente independientes, manteniendo la sincronización de cuando vos empezás. Si yo hago un

loop

de cuatro compases y después quiero hacer otro de tres compases o de dos compases y medio, no te deja; tenés que hacer como una subdivisión exacta, no puede ser más o menos. Si lo hacés más o menos, si vos parás todo y lo empezás de nuevo, empieza todo en cualquier lado. Entonces estuve con unos japoneses halando un rato largo, pero no me dieron mucha bolilla.

¿Has incorporado máquinas análogas en tu set?

Lo que más uso, aparte de la guitarra, es un teclado Korg 01 del año 90 o 92, no sé bien. También tiene unos presets espantosos, realmente horrendos, pero te da muchas satisfacciones al momento de programar, es muy versátil, no es 100% versátil y tiene una tímbrica muy interesante. El problema del teclado es que es enorme, pesadísimo y frágil, ya no se consigue, entonces tengo que viajar con el teclado y cada vez que viajo corro el riesgo de que se rompa, porque los señores que trabajan en las compañías aéreas no tienen mucha sensibilidad. Yo lo he visto volar. Estoy dentro del avión, lo veo desde la ventanilla y lo veo volar, cae de una manera estrepitosa, y yo golpeando la ventanilla, pero no me oyen, porque aparte están con esos aislantes para el sonido… en fin… Pero la prueba es que puede llegar roto. Ese es como la clave de mi set.

Yo soy un poco conservadora y este teclado fue el primero que llegó a mis manos, de todos modos, después probé otros y fue como esas casualidades, como cuando vas a ver una casa para mudarte y la primera que ves te encanta, pero entonces te da la sensación de que verás otras mejores, entonces das vueltas y vueltas y volvés a la primera y ya está alquilada, esto me paso así. Me lo mostró un amigo que tenía este teclado y yo pensé que el teclado era bueno por los sonidos que tenía y entonces me compré uno y tenía otros sonidos. Le llamé a mi amigo y le dije, «Me compré el mismo teclado que vos y nada que ver con los sonidos» y me dijo: «no, bueno, pero son los presets, tenés que programar». Yo ni sabía que se podía programar y entonces, bueno, me enseñó un poco, bastante, pero él fue quien me abrió las puertas al mundo de los teclados. Él no lo usa más, hace años, como que medio lo usó una época conmigo y se fue a unos teclados más simples, pero yo entiendo cómo es ese cambio, porque la diferencia es abismal. Así que bueno, esa es la clave de mi tímbrica.

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