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Música

Río de ruido: Una visita al Festival Novas Frequencias

Un repaso por el festival de música experimental y ruidosa más importante de Suramérica.

Vía Instagram.

Está cayendo la tarde y estamos descendiendo de una embarcación que nos ha traído desde Niteroi hasta el centro de Río de Janeiro. Hemos pasado la mañana comiendo pescado y visitado el Museo de Arte Contemporáneo de Niteroi, obra del arquitecto Oscar Niemeyer, famoso por que asemeja en su forma a una especie de platillo volador. La arquitectura en Rio es muy singular, sus empinadas favelas que crecen apiñadas en los morros conviven con una modernidad arquitectónica,  el Museo del Mañana es otro ejemplo de una construcción que parece sacada de una ciudad del futuro. Y es en esta ciudad de contrastes donde se realiza uno de los festivales de música de vanguardia más importantes del continente.

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Me acompañan en esta visita dos buenos amigos, Gabriel Cevallos, director del festival de Imagen y Sonido en Movimiento, Kino Beat (que se realiza anualmente en Porto Alegre), y también Giuliano Obici, artista sonoro y estudioso por igual de la gambiarra (el modo brasilero de decir cuando algo se hace al paso como se pueda) y  la obra del suizo-brasilero Walter Smetak, el visionario, creador de instrumentos y precursor del DIY. Ambos han sido grandes interlocutores y me han permitido descubrir muchos aspectos de la música experimental brasilera.

Pero ya estamos de vuelta, es domingo cuatro de diciembre y es un día agitado en Rio. Por la mañana una manifestación ha tomado la Av Atlantica y se ha desplazado por diversas partes de la ciudad. Un grupo derechista ha convocado una manifestación para protestar contra el Congreso y respaldar al juez Sergio Moro que conduce la causa contra las coimas en Petrobras: la corrupción gubernamental en Brasil es alarmante. La manifestación, sin embargo, no ha tenido el respaldo que se esperaba, en buena cuenta por la parcialidad de las críticas de quienes la dirigen. De camino por el centro debemos sortear una gresca entre un centenar de manifestantes y policías.

Subimos a un tren que nos va a llevar hasta Gamboa, una zona industrial bastante alejada, con arquitecturas coloniales y galpones, estos últimos lugares representativos de Rio, pues allí las escuelas de samba practican todo el año para presentarse en el Carnaval. En los últimos años Gamboa parece haber atraído a muchos artistas que han empezado a instalarse por aquí, a ello se suma que la ciudad ha pasado por muchos cambios tras la celebración de las Olimpiadas, entre ellas la construcción de dicho tren en el que nos hemos embarcado.

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Pero no es samba lo que vamos a escuchar esta vez en un galpón. La 6ta edición del Festival Novas Frequencias, Rio de Janeiro New Music Festival, se ha desplazado hasta aquí, al Galpon Gamboa y ha congregado a cerca de 40 artistas de diversas partes del mundo, la mitad de ellos brasileros (se extrañó en el festival presencia latinoamericana, solo un mexicano de los 40 participantes).  El festival lo dirige Chico Dub, autor entre otros, de una compilación fundamental llamada Real Rio, indispensable para quien quiera introducirse en las nuevas sonoridades de la ciudad. Chico, junto a un gran equipo, han hecho una impecable organización, y han logrado hacer de este uno de los festivales más importantes de música experimental de América del Sur.

El plus de esta edición ha sido la organización de una rueda de negocios con los miembros del ICAS Network Project / Shape Plataform, que congrega a directores de diversos festivales europeos de música electrónica y experimental como el CTM (Alemania), Unsound Fest (Polonia), Les Siestes Électroniques (Francia), TodaysArt (Holanda), Schiev (Bélgica), entre muchos otros. Además se recibió la visita de una delegación de la Fundación ProHelvetia (Suiza), que manifestaron un fuerte interés en la actividad latinoamericana. Fue una oportunidad de conocer el trabajo de una gran variedad de colectivos, festivales y agentes brasileros (por ahí pude intercambiar palabras con gente de Audio Rebel, Kino Beat, Ibrasotope/FIME, Dissonantes, Se-lo, Aguaforte Producciones, Quintavant, etc) y dos Latinoamericanos (Buh Records/Festival Integraciones de Perú y Soco Festival de Uruguay). Estas reuniones han sido valiosas y han generado un intercambio directo sobre la actividad de la escena experimental y electrónica de Brasil y Europa. Una iniciativa que merece ser replicada en cada país Latinoamericano, pues ha puesto a hablar a dos mundos. Y aunque los resultados de este encuentro sea algo que aun veremos en un futuro, quedó claro que es indispensable fortalecer nuestros propios aparatos de promoción y pensamiento sobre nuestra propia producción de experimentación sonora. Es mucho lo que se produce pero es poco lo se documenta y comunica.

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Novas Frequencias manejó un enfoque ecléctico en su contenido. Se trató de músicas nuevas en un sentido muy amplio. Desde noise a techno, desde improvisación libre a rock experimental, desde sound art hasta avant pop. Las actividades orientadas a la cultura de club del día inaugural fueron arrasadoramente las más concurridas, y no era de sorprender, siendo Rio una ciudad con una actividad nocturna imparable. Imposible enumerar todas las propuestas que se dieron cita durante los cinco días que duró el evento, pero hubo algunas que llamaron más nuestra atención y que queremos comentar. El guitarrista francés Julien Desprez fue uno de los gratos descubrimientos del festival, moviéndose en la tradición iniciada por Derek Bayley y continuada por la no wave, el trabajo de Julien era un impecable ejercicio de libre improvisación que podía pasearse entre metalicas disonancias y  mínimas texturas, usando a su vez un dispositivo, sencillo pero poderosamente eficiente, con el que podía controlar unas luces, haciendo de su show un espectáculo audiovisual. La presentación del dúo nortamericano Xiu Xiu, en formato acústico fue también uno de los momentos de mayor intensidad, transformando versiones eléctricas de sus canciones al formato de guitarra acústica y teclado, sin que por ello la densidad emocional característica de su música se redujera sino que más bien se elevara majestuosamente. Aquel día pudimos ver también tres instalaciones sonoras de gran formato que tomaron los tres pisos de un espacio contiguo al Galpon, allí vimos un notable trabajo lumínico sonoro con fluorescentes de Rob Mazurek, otro de Mike Rijnierse en base a unas placas que generaban rebotes de sonido, y otra instalación de la reconocida Luisa Puterman que trabajaba desde la idea de transformación urbana, el ambiente inmersivo levantaba polvo y ruido, como si estuviéramos en medio de una construcción, la mejor metáfora de lo que ha sido Rio en los últimos meses. La noche de fiesta empezó con las intervenciones del francés Black Zone Myth Chant y la americana boliviana Elysia Crampton y continúo hasta la madrugada.

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Al día siguiente pude toparme con el artista paulista Daniel Limaverde, que presentaba unas intervenciones que consistían de una serie de pistas que se escuchaban bajo la influencia del entorno de determinado lugar de la ciudad, generando la sensación que esos sonidos generados estaban ocurriendo a nuestro alrededor.

Luego llegó el turno de Tantão (mítico artista y vocal de la banda post punk Black Future) al lado de God Pussy y el guitarrista Lê Almeida, fue también otro de los aciertos del festival, quizá el momento de mayor radicalidad. Tantao vociferaba sobre la base de las masas de harsh noise emitidas por God Pussy con su manto de pedales sobre la mesa, que se estructuraba con la base rítmica que ofrecía Lê Almeida, por momentos era como estar ante una banda hardcore, o una banda de música industrial, era excesivo, desestabilizador, fue realmente glorioso.

Rakta fue otro de los grupos esperados, el trío conformado por Paula Rebellato (voz y teclado), Nathalia Viccari (batería) y Carla Boregas (bajo) empezó alto, dominaron el escenario con gran solvencia de ejecución, las vocalizaciones de Paula, sumado al teclado filtrado por delays, creaban una capa psicodélica envolvente, donde el bajo de estirpe post punk de Carla se lucía y encaminaba el groove, sumado a las percusiones tribalistas de Nathalia. Rakta ha encontrado un equilibrio perfecto entre el post punk y el rock psicodélico, como si As Mercenarias iniciaran un viaje psicotrópico. Sin duda de lo mejor que la escena paulista actual. Luego de Rakta llegó el turno del nuevo proyecto audiovisual en proceso aun de Vincent Moon, a partir de registros de video de rituales en Brasil generaba montajes en vivo, acompañado con sonidos electrónicos. La noche del domingo terminó en una fiesta hallada en un galpón aledaño, donde unas 100 personas bailaban con electrónica funky cosas fascinantes de esta ciudad.

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Es lunes por la mañana un almuerzo de comida bahiana en un restaurante en Ipanema. Las playas de Rio son muy especiales, la arena blanca de Copacabana invade la visión, y es una fuerza natural entorno a la cual gravita la ciudad. Alejándonos del litoral llegamos a Botafogo, un barrio donde hay actividad bohemia. Allí se encuentra AudioRebel, un espacio que es lugar de conciertos, tienda de discos, estudio de grabación y bar a la vez. Por allí han pasado muchas luminarias de la experimentación sonora brasilera e internacional. Y AudioRebel es el lugar elegido para la tercera sesión del Festival, que presenta a Dissonantes, el colectivo fundado por Natasha Maurer y Renata Roman. Natasha está vinculada al Festival FIME y el Colectivo Ibrasotope, de Sao Paulo. La sesión inicia con un conversatorio sobre el rol de la mujer en la experimentación sonora en Brasil, sin duda un tema que se ha hecho aún más presente luego de la compilación Feminoise que agrupó a 60 artistas mujeres de experimentación sonora latinoamericana, desde diversos estilos. Luego de eso las participantes suben al escenario para una sesión continua de improvisación, vemos allí a Natasha (quien toca con un instrumento extraño de metal y cuerda), a Renata y también a Carla Boregas, Paula Rebellato y Leandra Lambert, todas ellas  presencias femeninas de gran relevancia en la escena musical de Brasil. Improvisación libre y ruidismo, ambient y electrónica cósmica y voces, se intercalan y fusionan en este fenomenal show que ha abarrotado el lugar.

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Por la noche la oferta se extiende al bar Comuna, donde Chico Dub ha programado unos showcases  de artistas brasileros emergentes. De lo que pude ver dos artistas me gustaron mucho: Bella y Ricardo Dias Gomes. La primera claramente de tradición noisera, se valía de un microkorg, y unos pedales para crear unas capas de ruido, que antes que ser estridentes, buscaban más bien generar una suerte de intimidad. Dias Gomes fue también una grata sorpresa, hizo un show compuesto de canciones que intercalaba con ruidos electrónicos que extraía de unos sintetizadores caseros. Pero fueron sus canciones, con su voz y el bajo, lo que deslumbró, pura desnudez musical, y minimalismo que hizo que estas suenen como himnos introspectivos.

Dos conciertos más en el teatro Oi Futuro en Ipanema me dejaron muy gratificado. El show de Intratarregno Trio (con João Meirelles, Romulo Alexis y Edbrass Brasil), un trio de improvisación, con momentos de alta disonancia y ruidos, sonidos que en parte venían de los instrumentos de viento inventados por Edbrass, inspirado en Walter Smetak. Otra artista que pude ver allí fue a la noruega Stine Janven, difícil describir su performance vocal. Las emisiones de Janven parecen venir de un mundo inaudito, como si fuera el primer instante en que estamos escuchando. Una voz angélica ulula por la sala del teatro, repite el ejercicio como si buscara hipnotizar y poner a prueba sus virtudes, es extraño, porque es dulce pero perturba a la vez. Nunca había escuchado algo así, como poner en un plano abstracto las voces de Liz Frazer o Yma Sumac. Tambien pudimos ver al pianista inglés Stephen Grew, y al alemán Ulf Langheinrich.

Fueron días muy intensos en Rio de Janeiro, una ciudad que no descansa. El Novas Frequencias es uno de los festivales de música experimental más importantes de este continente, y ha ido creciendo año tras año, expandiéndose a nuevos lugares físicos y territorios sonoros, y eso solo demuestra también el gran momento de creatividad por el que pasa la escena brasilera, con una intensa actividad en ciudades como Rio de Janeiro, Sao Paulo, Bahia, Porto Alegre, y muchas ciudades más. Es mucho lo que hay por descubrir en Brasil. Las compilaciones de Chico Dub llamadas Hy Brasil, disponibles en su bandcamp, pueden ser la mejor manera de introducirse a este fantástico universo de experimentación. Quizá lo más importante de un festival como Novas Frequencias es haber logrado articular mundos sonoros diversos, ser un espacio flexible abierto a lo nuevo, y por ello mismo, dispuesto a lo que vendrá, esperamos que eso nuevo implique un fortalecimiento de sus redes con otros festivales como Aural, Nrmal, Integraciones o Tsonami, y que el flujo de los artistas latinoamericanos sea también posible.