El grime se está acercando al punto álgido que el hip hop vivió en los 90

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Música

El grime se está acercando al punto álgido que el hip hop vivió en los 90

Estamos a punto de presenciar su época dorada.

Hay muchas probabilidades de que un conservador británico acabe destrozando algo puro y alegre poniendo sus sucias garras sobre ello. Cuando Skepta ganó el premio Mercury en 2016, el ministro de cultura del partido conservador, Matt Hancock, lo felicitó con un tuit, y dijo al Mirror que él y su equipo habían escuchado a Skepta  "en el asiento de atrás de un coche del ministerio", aunque curiosamente no fue capaz de nombrar ni uno de los temas de Konnichiwa. Presentó la noticia como un triunfo de los valores tacherianos:

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"El grime representa a la Inglaterra moderna… y a su naturaleza emprendedora y dinámica. Seas de donde seas, puedes hacerlo".

Pero ni si quiera este intento desesperado por subirse al carro ha sido capaz de amargar la historia de redención casi perfecta que el género ha vivido en los dos últimos años. Justo cuando parecía que el último gran sonido de las radios piratas de Inglaterra estaba dando sus últimos suspiros, volvió más fuerte que nunca. El revival y auge meteórico que el grime ha experimentado desde 2014 ha sido tan inesperado como apabullante. Los guardianes de la cultura y políticos que pasaron años culpando a sus protagonistas de los disturbios en las calles y la decadencia social y moral han acabado considerándolo con orgullo como un triunfo británico. Incluso antes de que Skepta ganara el premio Mercury, el resurgimiento de la escena ya era considerado digno de interés periodístico por los canales de noticias Channel 4 y BBC News, y lo presentaban con las siguientes palabras:  "Es atrevido, es británico y está conquistando el mundo". En marzo, el director de Radio 1, Chris Price, sugirió que el grime podría convertirse en la próxima  "gran exportación cultural [del Reino Unido]…  nuestro hip-hop", y añadió que parecía que el mundo de repente les estaba observando.

Con nuevos niveles de éxito llegan nuevos públicos. Todo el mundo se partió el culo cuando el Evening Standard envió a un crítico al concierto de Skepta en el Alexandra Palace, el tipo no tenía muy claro lo que era un rewind"Fue frustrante", escribió John Aizlewood, "no todo salió según lo planeado, las canciones volvían a empezar una y otra vez… y el público se fue a casa disgustado". Obviamente, este tipo de cosas no debería sorprendernos, pues siempre habrá un lugar para esas personas que están vergonzosamente lejos de entender de qué va el asunto, como cuando el Independent envió a un joven racista para que hiciera la critica de Eskimo Dance, para el tronche de todos.

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Pero más importante que el hecho que la prensa vaya por detrás del espíritu de la época, son los movimientos invisibles de las placas tectónicas de la cultura pop británica por debajo de la superficie de la Tierra. Aunque la estructura del concierto de Skepta pudo confundir a un crítico de rock de mediana edad, seguro que no confundió a los miles de sus nuevos fans adolescentes; la misma generación que ayudó a BBK a situarse como cabeza de cartel en el festival Wireless de este año, dejó sin entradas todos los conciertos multitudinarios de Kano en Londres, convirtió a Stormzy en una superestrella antes incluso de publicar un disco y colocó los discos de JME y Skepta en los números 12 y 2 respectivamente. Y aunque no he hecho un análisis demográfico exhaustivo de la composición exacta de ese público de 10.000 personas que asistió al Alexandra Palace, bastaría decir que no todos ellos eran veteranos de las radios piratas y viejos fieles del GrimeForum. La antigua tradición que dice que los verdaderos fans del grime deberían venir de los bajos fondos londinenses ha dejado de existir.

Así que me van a perdonar por trazar una breve cronología especulativa. Como continuamente advierte gente como Novelist, el grime no es 'solo un tipo de hip-hop', ni siquiera entra dentro del mismo linaje. Pero vamos a decir que, hipotéticamente, los dos estilos siguen una línea del tiempo más o menos similar, con un retraso de una década o dos. Uno nació de las fiestas de barrio del Bronx en los 70 y el otro en fiestas en casas del Bow londinense a principios del 2000, pero ambos cogieron el sonido dominante del momento (el funk y el UK garaje, respectivamente) para convertirlo en algo completamente diferente. Tras varios momentos que parecían importantes, falsos albores y declaraciones prematuras del fin del nuevo sonido, la ola actual de éxito comercial que está experimentando el grime se sitúa en el mismo punto en la línea del tiempo que la enorme expansión que vivió el hip-hop en los EE. UU. a principio de los 90.

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Ese cruce entre el centro urbano y los suburbios vino acompañado de un furioso pánico moral, incluso antes de que Death Row Records hiciera llegar el gangster rap a millones de hogares de la clase media. Cuando 2 Live Crew dio un concierto para menores de 20 años en el centro rico y blanco del Bible Belt de los EE. UU en junio de 1990, los padres intentaron hacer que las leyes de obscenidad los prohibieran a ellos y a su música, y el jefe de la policía local asistió "para controlar la situación". El grime ya ha pasado por algunos de esos rituales de iniciación y guerras culturales. Tony Blair apoyó la prohibición de las sudaderas con capucha (hoodies en inglés) en los centros comerciales en 2005 (lo que dio pie al "Hoodie" de Lady Sovereign), David Cameron continuó con las acusaciones que había iniciado la laborista Kim Howells en 2006 afirmando que la música negra promovía la violencia (y se ganó la popular respuesta de Lethal Bizzle: 'David Cameron es un donut'), y la policía metropolitana lleva años lanzando su propia campaña mucho más dañina contra ciertos tipos de música negra con herramientas como el formulario 696 de evaluación de riesgos.

Mientras tanto, los efectos derivados de la falta de apoyo de la industria en los Brit Awards de los dos últimos años tuvieron tal alcance que parece poco probable que vuelvan a repetirse. El antiguo gurú de la BBC Radio 1Xtra, Austin Daboh, me dijo una vez que se había metido en problemas, en los primeros días de la emisora, por haber programado dos temas ingleses uno detrás del otro. En ese momento, la creencia popular era que era más fácil importar rap y R&B desde los EE. UU. que apostar por propuestas más locales o underground. Pero, ¿qué es lo que pasa ahora? Bueno, las cosas han cambiado mucho. Tras una década en la BBC Radio 1 y 1Xtra, Daboh empezó a trabajar en Spotify como editor sénior este verano, y por analogía apoya el rap de los EE. UU. de principio de los 90.

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"Suelo decir que musicalmente vamos unos 20 años por detrás de los EE. UU., así que eso nos convertiría en el equivalente del rap americano de principios de los 90. Creo que estamos a punto de entrar en la edad de oro del género, si nos fijamos en algunas de las cosas que han pasado este año, Skepta ha roto el récord de público de día en el festival de Reading y ha tocado en el escenario Pyramid en Glastonbury, y en cuanto a Stormzy, casi no hay ni un grupo británico que haya tenido tres años de éxito consecutivo como lo ha tenido Stormzy sin sacar un solo single. Si nos fijamos en los carteles de los festivales que se están preparando para el próximo año, veremos más de lo mismo. La última vez que me fijé, Skepta había alcanzado los 22 millones de reproducciones en 59 días en Spotify, es una cifra astronómica. Incluso a un nivel menor tenemos el ejemplo de Jaykae, de Birmingham, que está a punto de alcanzar el millón de reproducciones sin ningún tipo de apoyo de la radio ni de la prensa o de la televisión, pero está ganando lo suficiente con eso para reinvertirlo en su música".

Es un desarrollo importante porque durante muchos años la creencia popular de la industria de la música británica ha sido que los MC de grime eran tan solo MC, que venían de una escena underground y nunca podrían convertirse en artistas, porque no eran capaces de escribir ganchos o estribillos y por ello hits o discos. He escuchado varias versiones de este pensamiento a lo largo de los años, pero junto con el discutido éxito del espíritu DIY del grime, hay indicios de que el perjuicio de la industria también está llegando a su fin –aunque su motivación principal puede que sea el dinero– y los dinosaurios se están poniendo al día, después de haber recibido críticas desde todos los frentes.

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En una entrevista hace unos meses, el equipo responsable de los 'Rated Awards' de GRM Daily mencionó que el BPI (el organismo de la industria responsable de los ampliamente vilipendiados BRIT Awards) les había prestado parte de su equipo para ayudar a organizar la ceremonia de los premios de grime, y también los invitaron a la junta de diversidad del BPI recientemente constituida (algunos dirán que con un poco de retraso). Es otra forma de reconocimiento menor aunque importante por parte de los guardianes del mainstream, como cuando iTunes le dio al grime su propia sección, diferenciándolo del 'rap' o 'electro'. Cuando hubo una diminuta fiebre del otro después de que Dizzee Rascal ganara el premio Mercury en 2003, que llevó a gente como Kano, Wiley, Roll Deep y Shystie a firmar contratos discográficos, los discos recibieron algo de apoyo y consiguieron cierto éxito, pero el género en general recibió un trato muy extraño y nunca llegó a prender mecha. Tras un par de años, el interés de las discográficas volvió a caer rápidamente.

Según Daboh, esta vez hay muchas cosas que son diferentes; no solo por la propia naturaleza de la industria, sino también por el personal que ahora se encuentra en posiciones clave.

"Esta vez es mucho más sostenible", reflexiona.  "El panorama de los guardianes que tienen el control sobre la música ha cambiado. Cuando el grime trataba de abrirse paso por primera vez, hace una década y media, dependía de un puñado de gente, literalmente solo de un par de capos de discográficas y unas pocas personas de la radio, prensa y televisión, eso era todo, un grupo de 10 o 15 personas de grandes empresas tenían el destino del grime en sus manos. Y si uno de esos capos de discográficas decidía que el grime no era lo que se llevaba, entonces el grime no iba a recibir ningún tipo de apoyo económico. Desde nuestro punto de vista, mi paso a Spotify es un elemento muy importante de este cambio abismal, garantizar la oferta de grime en Spotify es algo que está ahí, pero mi historia se refleja en toda la industria, pues en las publicaciones ahora hay gente que sabe de qué va y creció con la cultura y la gente que dirige las discográficas ahora también sabe de qué va. Y si nos fijamos en alguien como Mistajam de Radio 1, veremos que incluso en los medios tradicionales hay DJ en posiciones de poder que quieren dar un empujón al género".

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La transformación del grime –que a menudo va de la mano con la del UK rap– en un género vivo y floreciente ha sido una de las cosas más sorprendentes del último año. Hace solo un par de años era impensable poder ir a conciertos –no raves, sino conciertos– de alguien como Skepta, Wiley, Kano, Krept & Konan, Section Boyz, o también AJ Tracey, Dave y Jammz, en salas con una capacidad para más de 1000 personas y con una diferencia de tan solo un par de meses entre ellos. Si la MTV era el evangelio que acercó a Dre y Snoop hasta los hogares de los suburbios del Midwest en EE. UU., los servicios y plataformas de streaming como YouTube están haciendo lo mismo con gente como Skepta y Stormzy o Mostack y J-Hus. La posibilidad de descubrir música online en cualquier momento ha sido un elemento clave en la rápida expansión del grime y el UK rap más allá de Londres, Birmingham y Manchester, lo que se refleja en el hecho de que muchos de esos artistas dan conciertos de forma regular más allá de todas esas grandes ciudades. Parte del nuevo trabajo de Daboh consiste en aprovechar ese interés creando listas de reproducción en Spotify, como 'Grime Shutdown', que según explica está cerca de entrar en el Top 10 de las listas de reproducción de Inglaterra.

"Llega a casi 10 millones de reproducciones al mes, y es 100% británica y 100% grime. Creo que solo eso basta para hacerte una idea de lo populares que son los sonidos negros británicos". Justo al igual que Death Row empezó a ver sus discos llegar a las listas tras haber llamado la atención del público de los suburbios fuera de los centros urbanos de la ciudad, las principales ubicaciones donde se escucha la playlist de grime de Spotify corresponden a regiones como Hertfordshire y Kent, pero también Londres, Birmingham y Croydon.  "Creo que el grime prácticamente ha substituido al US rap convirtiéndose en el sonido elegido por la juventud descontenta de cualquier raza, creencia y religión", dijo Daboh.  "Solo hay que ver el documental de Noisey sobre el grime de Blackpool para ver un ejemplo alucinante de ello".    "Sin embargo, matizaría este punto diciendo que no hay más que fijarse en el primer disco de Roll Deep, o  'Boy in da Corner' –que se convirtió en oro con bastante rapidez, y no lo habría conseguido tan solo con la ayuda de un puñado de chavales negros de las viviendas de protección social deseosos de comprar el disco–, así que creo que podría decirse que siempre ha habido un interés suburbano por la música grime, pero la diferencia es que ahora llega a muchos más sitios. Creo que estamos a punto de entrar en la época dorada de la música negra urbana británica".

Creo que hay que poner fin a los prejuicios que suelen circular en las frecuentemente polémicas discusiones sobre raza, música y negocios. Si alguna vez te has encontrado con la estadística que dice que el 80% de las ventas del hip-hop sales se debe a gente de raza blanca, ese dato tiene 25 años, sale de Newsweek y es un mito. También vale la pena apuntar que los suburbios británicos ya no son tan necesariamente 'blancos' como de clase media. Son cosas mucho más complejas de lo que parece, pero lo que está claro es que algo ha cambiado desde la primera ola de grime. Cuando el hip-hop empezó a llegar al público blanco en los EE. UU a principio de los 90, los ejecutivos siguieron su propia y extraña lógica interna intentando encontrar su propia versión, lo que explica por qué Vanilla Ice salió de la semi oscuridad del underground y vendió 15 millones de discos.

Resulta tentador pensar que ahora vivimos en unos tiempos más progresistas, y que la naturaleza de la industria musical en 2017 significa que el grime recibirá apoyo y podrá sostenerse por su propio pie. Si el éxito de Skepta, JME, Stormzy y Wiley nos ha demostrado algo, es que a los artistas y fans a menudo les va mejor cuando se les deja solos con sus propias herramientas, sin que haya mucha intervención por parte de la industria de la música y sus fórmulas. El futuro de la música negra británica –urbana, suburbana o global– está a punto de ponerse mucho más interesante.

Traducido por Rosa Gregori.

Todas las fotos de Ashley Verse.