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Música

Un maestro, una causa, un efecto: cinco escritores que inspiraron a Gustavo Cerati

En un ejercicio reiterado a lo largo de su discografía, el 'hombre alado' tomó piezas de la literatura universal, las tradujo al lenguaje del rock y las puso en boca de millones. Quizás no lo sepas, pero te la pasas cantando a Octavio Paz, Borges o Pizarn

¿En qué pensaba Gustavo Cerati cuando escribió tu canción favorita? Un músico siempre está en contacto con disciplinas que, de manera consciente o no, pueden tener cierta influencia a la hora de pulsar las cuerdas, tomar el bolígrafo o teclear alguna idea. En varios hitos de la discografía de Cerati se nota que el ex-líder de Soda Stereo escribió con algunos clásicos de la literatura universal bajo el brazo. Aquí van cinco ¿Cuáles otros conoces?

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Edgar Allan Poe – "Corazón Delator​"

Ningún señuelo: "Corazón Delator" es el vínculo más contundente del hombre alado con la literatura. El nombre de la canción y el giro que estructura la trama de la letra se los debemos a "El Corazón Delator", cuento de Edgar Allan Poe publicado en 1843. En el texto, un hombre confiesa un crimen atormentado por el corazón de su víctima, que no deja de "latirle" en la mente mientras la policía lo interroga. Cerati trastocó la delación criminal y –especialidad de la casa-, la volvió una confesión de amor elegante y sensual. "Un dulce pálpito…"

Al momento de editarse el tema, Soda Stereo ya había empezado a olvidar los tiempos de uñas negras y ojos sombreados para ponerse en plan world village de la mano de Doble Vida  (1988) y de un Carlos Alomar que, desde la producción, haría cuajar un disco destinado a conquistar el continente. Pero las huellas dark de la banda marcaban una senda que aún podemos desandar.

Alejandra Pizarnik – "Ahora es nunca​"

Como un mar en invierno que se revuelve furioso dentro de uno. Así es la obra de la poeta argentina Alejandra Pizarnik, una de las lecturas preferidas del hombre alado y a quien seguramente le debamos el punto de partida en "Ahora es nunca", noveno track de Amor Amarillo.

"Aún no es ahora / ahora es nunca / aún no es ahora / ahora y siempre / es nunca", escribió Pizarnik en 1965, cuando apenas tenía 20 años. Gustavo tomó ese dead end road en la continuidad del tiempo y lo aplicó a un vínculo bastante pizarnikiano que inicia con la extinción de la luz: Apagar las estrellas y extinguir el sol / es el capricho del ocaso / al caer la noche, tomaré el avión / si la duda es el pasado. Ahora es nunca, todo es nada / si no descanso en tu mirada.

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El influjo de Pizarnik en el imaginario de Cerati es tal que en Bocanada el nombre de la poetisa figura en los agradecimientos del disco junto a Jorge Luis Borges y a otro fantástico escritor argentino, Horacio Quiroga.

Jorge Luis Borges – "Cuando pase el temblor​"

¿Unos darkies dando vueltas por el altiplano argentino? El origen del primer hit continental de Soda puede ser bastante menos moderno que aquella yuxtaposición entre Robert Smith y los pueblos andinos ¿De qué se trata la canción? De alguien que espera. Y en el qué y el cómo de esa espera  anida la inspiración de Cerati. Veamos. Cómo: sentado en un cráter desierto, a veces con temor, a veces con vergüenza, con una grieta en el corazón, sintiendo un planeta con desilusión. ¿Cómo llegó ahí? No sabemos. Nadie lo vio partir. Nadie lo espera.

Qué: el protagonista aguarda por el temblor y por alguien. Sabe que lo/la encontrará en esas ruinas del cráter desierto. Hay un beso en el templo y un ruego final: que lo despierten cuando ese maldito temblor haya desaparecido.

En un brillante artículo académico​, el semiólogo argentino Raúl Barreiros desanda el camino creativo recorrido por Gustavo y demuestra que estas bisagras textuales que apuntalan la canción están calcadas de un texto clásico de la literatura argentina: "Cuando pase el temblor" no es otra cosa que una reescritura en clave pop de "Las Ruinas Circulares", un cuento de Jorge Luis Borges publicado en 1940 .

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Sin spoilearle al lector lo que puede ser el flashazo literario de su vida, podemos resumir que el cuento narra la historia de un mago que se retira a un inhóspito templo selvático para crear a otro hombre, a un hijo, a partir de la materia de sus sueños. El mago sueña y espera no sentado en un cráter desierto sino instalado en un " recinto circular", que el fuego arruinó.

Siguiendo a Barreiros, cuando entendemos que el cráter desierto de Cerati es un eco de las ruinas circulares quemadas de Borges –el cráter, de por sí, contiene en su forma la circularidad- empezamos a ver ciertas repeticiones en la superficie de los textos que no podemos tomar como casuales. Acá un extracto del paper:

-  Nadie me vio partir / lo sé / nadie me espera.

Dice Borges: Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche… reitera, como la canción, " nadie" vio la canoa.

- Hay una grieta / en mi corazón / un planeta / con desilusión.

Dice Borges: " Luego retomó el corazón, invocó el nombre de un planeta y emprendió la visión de otro de los órganos principales".

(Cuando niño siempre me hacía ruido esa figuración. ¿Por qué Cerati hablaba de un planeta en un corazón? Esa duda estuvo ahí durante años y se resolvió recién cuando un editor amigo me hizo conocer el trabajo de Barreiros)

- A veces tengo temor /lo sé/ a veces vergüenza.

Cuando el soñador comprendió que alguien podía revelarle a su hijo su condición de mero simulacro, pensó: " que humillación no ser un hombre". El mago "temía por el porvenir de aquel hijo".

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El par conceptual es parecido: temor y vergüenza por temía y humillación.

- Te besaré en el templo / lo sé / será un buen momento /

Aquí el instante es un buen momento pues su hijo producto del sueño está listo para nacer y tal vez se impaciente. Dice Borges: Esa noche lo besó por primera vez y lo envió al otro templo.

Como corolario de su argumentación, Barreiros señala que el temblor, el fondo contextual del tema, responde a un espasmo de alumbramiento: si lo que Cerati canta es la historia de un hombre que busca crear a otro y, en ese mismo acto, prolongarse a sí mismo, el temblor es a su a vez el efecto del esfuerzo por dar a la luz y el marco de una angustia inconsciente e inherente para el hombre: la muerte es nuestro destino inevitable ¿Qué hacemos para olvidarnos de eso, para no tener que hablar y hablar del temblor?

Federico García Lorca – "Hoy ya no soy yo​"

En 1992 el ángel eléctrico materializó en un álbum la fuerte sintonía artística que compartía con Daniel Melero, músico-oráculo del pop argentino de los 80, productor del sexto álbum de Soda, Dynamo, e invitado habitual en las grabaciones y shows del trío. Durante esa época, se ve que Cerati y Melero siguieron de cerca al genio de Fuente Vaqueros, y el resultado más cabal de esa mímesis está en el sexto track de Colores Santos, que lleva por título un eco del "Romance Sonámbulo" .

Además de ese yo ya no soy yo inevitablemente lorquiano, hay una canción titulada con una palabra extraña al universo de Cerati que bien podemos identificar en la tinta de Federico García Lorca. "Alborada".  Si suelta suena un poco rara, recordar que es una de las primeras imágenes que ofrece el español en su "Alba" le otorga un sentido distinto al nombre del tema.

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Y tampoco es un detalle que el disco se llame Colores Santos si para el poeta granadino cargaba cada color con un simbolismo fuerte, permanente… sagrado.

Octavio Paz - "Puente"

La semilla de este clásico del rock en habla hispana le pertenece a Octavio Paz, otro nombre clave en el Río Babel que a fin de cuentas es la lírica de Cerati. Confeso admirador del Nobel de Literatura, la máxima estrella de rock al sur del río Bravo tomó la primera línea de "Puente" del verso que inicia la segunda estrofa de "Razones para morir". La rima que se acuesta con todas las palabras / la Libertad, a muerte me llamaba/ sirena / alcahueta.

Pero no sólo en "Puente" se queda el vínculo entre músico y escritor. Al menos desde Amor Amarillo (1993) algunas letras del porteño ya nacían bajo el signo del poeta. Las primeras palabras pronunciadas en ese disco - Cuerpos de luz corriendo en pleno cielo- están casi copiadas de un verso de "Manantial", en el que Paz habla de animales de luz corriendo en pleno cielo.

Como súmmum de esta simbiosis vale señalar que en "Beautiful" Gustavo toma el final de "Hacia el poema", construye una historia deliciosa, trastoca el verbo que Paz escribió en imperativo y cierra una letra con algo que nunca, nunca, tienes que olvidar: "mereces lo que sueñas".

Bonus Track: Los senderos que se bifurcan: Borges y Bocanada​

Se podría hacer un libro sobre los vórtices artísticos que se abren en Bocanada (1997), el primer disco publicado por Cerati tras la disolución de su grupo. Sea donde sea que toques esa trama de influencias hecha disco, vas a quedarte con un hilo del cual tirar hasta llegar a una profunda raíz musical o lírica. Tiremos de uno: en "Aquí y ahora", el músico casi  cita textualmente un fragmento de "El jardín de los senderos que se bifurcan", uno de los cuentos más célebres de, otra vez, Jorge Luis Borges.  "Un ave rayó el cielo", canta el músico. "Un pájaro gris rayó el cielo", escribió el literato argentino allá por 1941.

El interés de Gustavo por las ideas fuertes que estructuran la obra de Borges –el infinito, las secuencias cíclicas del devenir, la naturaleza repetitiva de una realidad que puede estar reflejada en planos paralelos con diferentes determinaciones- se enciende al máximo en un álbum cimentado en samplers que reproducen parte de la historia de la música y la plasman en texturas y propósitos estéticos distintos. Y en "Aquí y ahora" esa posibilidad de rehacer la realidad a partir de lo hecho se hace explícita ( Sigue el curso de agua que nos lleve donde nunca fuimos. Por senderos que se bifurcan, por mundos paralelos, canta Cerati) y la operación sonora que lleva adelante el argentino a lo largo de todo el disco –tomar piezas del rock, del jazz, de la canción latinoamericana y recrearlas en una historia musical nueva- se manifiesta directamente en una letra.

Y por si faltara algún indicio para notar la inercia de Borges en la creación ceratiana, el tema también "samplea" una imagen de "Montevideo", poema de Borges fechado en 1921: "calles con luz de patio".