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Música

La noche en que Mike Patton estuvo tomando ron en Matik-Matik

Después de su concierto con Faith No More en 2015, el legendario vocalista pasó por el bar bogotano para parchar un ratico.

Foto de Mike Patton con una botella de ron de maracuyá, cortesía de Benjamín Calais.

Fue el viernes 18 de septiembre de 2015. Los alrededores de la calle 66 con carrera 13 estaban atiborradas de gente, como cualquier viernes normal. Pero ese día en particular había algo especial. Por un lado, en Matik-Matik – el pequeño bar y sello discográfico que este año cumple una década y que se ha vuelto una incubadora de la tropicalia, la música experimental y algo del punk chatarrero de la capital – había severa fiesta salsera. Y por el otro, unas cuantas cuadras más abajo, Faith No More se presentaba en el Royal Center: rock, sabrosura, baile, cuerpos sudorosos y una banda de culto tocando en vivo, todo ocurriendo al tiempo en un radio de pocas cuadras.

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¿Qué podía ser mejor? Pues Mike Patton acompañado de una procesión de rockeros yendo a  Matik Matik por unos roncitos de sabores.

En verdad esta historia empezó dos años antes, cuando Moonchild, uno de los genialmente caóticos proyectos de John Zorn, visitó la capital. Esta súper banda compuesta por John Medeski, Mike Patton, Trevor Dunn y Joey Baron se presentó el 15 de julio de 2013 en el marco de una gira latinoamericana. El encargado de ese concierto fue Santiago Gardeazabal del bar El Anónimo y esa noche, después de la presentación en el Jorge Eliecer Gaitán, el viejo Mike tenía ganas de salir por ahí. Por esas cosas de la vida acabó en el cumpleaños de Damián Ponce, ex baterista de Meridian Brothers, que se celebró en una casa en la que tocó Meriadian y Velandia y la Tigra. En el algún punto de esa velada, que suena insólita, Mike Patton – uno de los vocalistas más versátiles del mundo, que participó en Mr. Bungle, Fantômas, The Dillinger Escape Plan y por lo menos 15 proyectos más – pasó por Matik-Matik. Esa noche, Patton quedó impresionado con dos cosas de Bogotá: el hecho de que una banda como Meridian Brothers tocara en un cumpleaños en una casa y con los rones de sabores de Matik.

Volvamos al 2015. Después de que Faith No More acabó su concierto, Patton quería tomarse en una cerveza y parchar un rato. Por su visita anterior ya conocía a Benjamín Calais, administrador y curador de Matik que estaba en el camerino y con quien se había visto el día anterior, y ya que estaban a unas cuadras del bar fueron a tomarse unos tragos y a relajarse después del show. Así casual: un traguito, una charla y a dormir. Buen plan. Solo que claro, la calle estaba llena de gente. Por un lado los que salían del concierto y por el otro los que iban a bailar al bar.

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Mike Patton y Billy Gould parchando con Zuka, la perrita de Matik, el día anterior a su presentación con Faith No More. 

Cuando Mike Patton y el bajista Billy Gould pusieron un pie en la calle, se encontraron con un muralla de personas que los esperaba a la salida para una vez más recrear ese maldito ritual fanático/ artista, en el que la gente desesperada intenta conseguir, o mejor dicho robar algo del músico. Un autógrafo, un apretón de manos, un mechón de pelo, aunque sea un gargajo en el ojo. Algo. Lo que sea, sin importar que a los músicos les valga mierda su fanatismo absurdo o que estén hartos que un montón de personas extasiadas los jodan todos los días de sus vidas.

Pero bueno. Matik queda a unos metros del Royal así que el bajista y el vocalista de Faith No More se fueron a pata junto a una procesión rockera que los escoltó a la puerta del atiborrado bar. Obviamente los músicos no iban a ingresar por la entrada principal, sino por la de atrás. Benjamín Calais cuenta que se sentaron a tomar unos tragos y a hablar de cumbia porque justo por esa época Matik estaba sacando el disco de Carmelo Torres y los Toscos.

¿Mientras tanto qué pasaba en el bar?

Luis Daniel Vega de Festina Lente y Señal Cumbia, recuerda que toda esa marea rockera terminó bailando salsa. Cuando se fue yendo la gente Patton y Gould salieron a la parte del bar se sentaron en una mesa se tomaron otro par de tragos y chao se fueron a seguir con sus vidas de escenarios, conciertos llenos de gente y noches de copas y música en los bares del mundo. Solo encuentros.