FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Tenemos que hablar de esto: las erecciones en la pista de baile

Discutamos el tema para dejar la vara equilibrada.

Sentir un bulto en tu culo moviéndose al compás de un reggaetón bien sucio es algo que probablemente nos ha pasado a más de una mujer. El amigo de tu mejor amiga, un conocido en un bar, el chico que te echó el ojo mientras movías tus caderas en la pista de baile se arrechó contigo mientras bailaban e inevitablemente sentiste un poco más de su anatomía.

La discusión comenzó en nuestra redacción cuando una de nosotras contó la anécdota de su amiga Juliana; la que sus amigos de épocas de colegio solían rotarse como pareja de baile producto de su bailoteo intenso. Según las almas pubertas de estos muchachos, les entretenía de sobremanera excitarse mientras Juliana se paseaba entre uno y otro entre canción y canción.

Publicidad

Pero lo realmente problemático de este tema es que muchas veces —la mayoría, para decir verdad— nosotras no queremos tu pene en nuestras nalgas, pues el hecho como tal lo podemos catalogar como un acoso. Que quede bien claro: por ningún motivo tienes que permitir que un man que no conoces te ponga su bulto encima con la excusa del baile.

Ahora, garantizando primero un consenso a la hora del baile (esto es clave), hicimos varios sondeos entre colegas y salieron a la luz situaciones que nos pusieron a debatir cuál es el límite infranqueable, qué estamos dispuestas a aceptar, qué nos gusta y qué no. Por ello contrastamos dos opiniones de chicas que englobaron la mayoría de comentarios que recibimos en aras de tener claro cuáles son los límites que queremos trazar en este meollo de las erecciones en la pista.


Lea también:


Juanita, actriz de teatro

Si estoy en una fiesta, me encuentro con un chico guapo que no conozco, empezamos a bailar, hay cierta atracción y cierta tensión sexual entre los dos, no tengo ningún problema en sentir su erección en mi culo. Por el contrario, la cuestión como tal me hace sentir que de alguna manera tengo cierto poder sobre él (risas).

Pero ojo: el man tiene que atraerme físicamente. No necesariamente tiene que estar buenísimo, pero sí debe existir una química entre los dos. Y más cuidado a esto: obviamente la erección no debe pasar apenas empezamos a bailar, ahí sí lo calificaría de acoso. Para mí, debe pasar cierto tiempo para que su erección no sea algo que me ponga incómoda. Si después de un rato de bailar, de miradas que van y vienen, al chico se le para, me parece que es lo más natural. O sea, no se puede ir en contra de un proceso anatómico como la erección. Es que es una lástima que ellos no se den cuenta cuando nosotras las chicas nos mojamos, la cosa sería más equitativa, ¿no?

Publicidad

Daniela, periodista

No gracias. Bailar no significa que quiero tirar o que me quiero arrechar. Entiendo la situación masculina de, pues ya saben, tener una caja de cambios que a veces viene con activación por voz —o activación por cualquier otra cosa—, pero sencillamente no puedo concebir que bailando en una fiesta se te note la alegría a través de los pantalones. En aquellas épocas doradas de colegio podía llegar a entenderlo más, a pesar de mirar con repulsión y hablar en susurro con mis amigas acerca de mi inmensa zozobra.

Hoy en día, pasados nuestros veintes y llegando al cuarto de siglo, no me cabe en la cabeza que un hombre se emocione de más conmigo en la pista de baile. Y no se trata únicamente de ver a un man parolo bailando: es que está poniéndolo en mis nalgas mientras me coge y sarandea mi cadera. Para mí no hay justificación.

Hay una cosa en la que Juanita y Daniela si logran congeniar del todo: definitivamente es un tema de consenso y voluntad. Pero si te sucede y tu no quieres que pase, cuando no es tu novio o un chico que te gusta, aléjate, comunica que estás incómoda… haz algo, pero no lo dejes ahí. Este tema no puede seguir siendo algo que las chicas 'tenemos' que aceptar.

***
Sigue a Noisey en Facebook aquí.