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Música

“Gustavo era el Messi del rock 'n' roll”: Una entrevista con Tweety González

A casi 20 años de la despedida de Soda Stereo, hablamos con Tweety sobre esas giras y discos que lo convirtieron en “El cuarto Soda”.

Dentro de cada banda legendaria siempre existe ese miembro extra que, aunque no se llevara los reflectores ni apareciera en la portada de los discos, fue una pieza clave para que llegaran a la estratósfera musical. The Beatles tuvo a Pete Best, Radiohead a Nigel Godrich, Red Hot Chili Peppers a Rick Rubin y Soda Stereo tuvo a Tweety González, o "El cuarto Soda".

Tweety fue el encargado de tocar los teclados y hacer las programaciones en Soda desde 1989 hasta 1997, año en que Cerati dijo ese inmortal "Gracias totales" en el estadio Monumental de Buenos Aires. Un total de ocho años en los que recorrió el mundo con Cerati, Zeta y Charly. Supo lo que era pertenecer a la banda de rock en español más grande del mundo en su momento más álgido, y participó en las grabaciones de Canción Animal (1990) y Dynamo (1992), aparte de haber tocado en conciertos históricos como el MTV Unplugged Comfort y música para volar (1996) y la despedida del grupo bautizada como El último concierto (1997).

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Soda no hubiera sido lo mismo sin Tweety y claro, Tweety no hubiera sido lo mismo sin Soda. A él, un hombre que empezó en la música con apenas 21 años integrando la banda de Fito Páez y hoy es un productor con toneladas de experiencia encima, le debemos nada más y nada menos que haber introducido todo su conocimiento en el manejo de secuenciadores, samplers y drum machines al sonido de Soda Stereo. Todo un especialista que, detrás de sus teclados, fue otra pieza de esa era dorada del rock argentino que es de culto en nuestro continente.

A 19 años de la despedida de Soda y a 20 de ese Unplugged que todavía nos vuela la cabeza, hablamos con el propio Tweety para conocer su opinión sobre el presente del rock argentino, ahondar en su carrera como productor y recordar esos días de giras y conciertos masivos junto a Cerati, Charly y Zeta.

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Como muchos otros, siempre he sido un apasionado de esa vieja escuela del rock argentino, pero hoy en día al hablar del tema parece que ese aire legendario del rock hecho en tu país ha ido disminuyendo. ¿Cómo lo ves tú?, ¿hace falta que aparezca el nuevo Soda o el nuevo Fito?

Para mí pasan dos cosas. La primera es que si no estas en Argentina no llegas a ver todo el talento nuevo. Hoy en día es muy difícil desarrollar la carrera de un artista, hay demasiada oferta. Cada vez hay más artistas y el público no crece proporcionalmente, el público es el mismo. Siento que hay una saturación de oferta.

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Lo segundo es que son otros tiempos. Si apareciera una banda de la calidad de Soda hoy seguramente quedaría tapada por esa otra cantidad de grupos que hay. Ese 99%, que tal vez no es tan bueno o no tiene tanta trascendencia, tapa lo que es realmente novedoso y bueno. Es mucho más difícil que antes. Cuando apareció Soda en la Argentina realmente había el 1% de las bandas que hay hoy, cuando te encuentras con más de 30,000 grupos solo en Buenos Aires y sus alrededores. Hacia 30 años había 100 en toda la furia.

Pero aún con pocas bandas, se podría decir que Soda tenía una propuesta tan innovadora en su momento que era imposible no voltear a verlos.

Soda siempre fue algo muy moderno para la escena latina y, aparte, teníamos al Messi del rock n' roll que era Gustavo. Jugábamos con el mejor y esa era la gran diferencia.

Se te atribuye haber sido uno de los precursores del uso del sampler en los ochenta. ¿Cómo dirías que influyó eso en el sonido de Soda en esos tiempos?

Yo empecé a tocar con Soda en el '89 pero antes ya había trabajado muchísimo con Fito Páez, siempre usando la tecnología al 200%. Yo a los 22 o 23 años era el tipo que más conocía de samplers, midi y teclados, aparte de ser el que más equipado estaba. Yo le sacaba mucho jugo a esas cosas y por eso los Soda me invitaron. Para mi era muy divertido meter toda esa tecnología en el sonido de Soda y ellos siempre fueron muy vanguardistas tanto tecnológica como estéticamente, entonces fluíamos bien.

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Tweety y Fito.

No les pudiste haber caído en un mejor momento.

Sí, la verdad es que los dos nos necesitábamos. Yo a nivel trabajo necesitaba a alguien mejor que Fito y cuando empecé a tocar con Soda, él estaba pasando por un momento muy difícil de su vida. De hecho se fue a Europa a vivir un tiempo. Con Soda me ganaba 10 veces más de lo que ganaba trabajando con Fito y como yo era muy joven y todavía vivía con mis padres, me gastaba todo en equipos, y a Gustavo, Zeta y Charly les encantaba eso. Fueron momentos muy divertidos.

Y así como tu fuiste uno de los pioneros en la utilización de estos aparatos, con el tiempo el mismo Cerati también se apasionó por la electrónica.

Cuando yo llegué a Soda lo hice con una máquina que se llama Akai MPC-60, que era una especie de drum machine, sampler y secuenciador. Gustavo se enamoró de esa máquina y no dejó de usarla hasta su últimos días. De hecho Amor Amarillo y Canción Animal están compuestos con una Akai MPC-60. Luego llegaron las computadoras con el Ableton Live y Gustavo ya lo usaba desde el año 2000, fue un precursor latinoamericano de ese tipo de cosas. También tuvo Roken, su trío electrónico con Leandro Fresco y Favio Etcheto, que era con tres laptops y a mi siempre me pareció muy interesante. Por otro lado estaba Plan B pero eso funcionaba más con hardware.

Cerati, Zeta y Tweety.

A pesar de que nunca estuviste en el centro de las luces, participaste en discos claves como 'El amor después del amor', 'Canción Animal' y tocaste en un montón de giras históricas. ¿Sientes que esa era la vida del rockstar latinoamericano?, ¿cómo lo vivías?

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La verdad es que era muy divertido porque desde que yo entré a finales de los ochenta hasta que se separaron, no se tocaba nunca para menos de 8,000 personas. Todo era magno, todo era gigante. Íbamos a hoteles cinco estrellas, cada uno tenía su asistente y, para mí, cada gira era como unas vacaciones con algunos shows incluídos. No era un trabajo y se sentía siempre como un viaje de egresados.

Todos los muchachos afuera de la casa de Tweety.

Y bueno, finalmente terminaste siendo el músico invitado que más tocó con Soda y te apodaron "El cuarto Soda". ¿Te sentías realmente como parte del grupo o en cierto sentido estabas más externo a lo que ellos tres vivían?

No, ellos tres tenían que trabajar más. Después de los conciertos yo me iba a descansar y ellos tres tenían que hacer mucha prensa porque realmente eran muy responsables con la carrera de la banda. Les tocaba trabajar muchísimo más que yo en las giras.

Tu carrera como productor también ha sido muy prolífica y has trabajado con músicos de todo el continente. ¿Cómo eliges las bandas a las que vas a producir?, ¿qué hay que hacer para trabajar con Tweety?

Desde que dejé de tocar con Soda me dediqué exclusivamente a producir, pero yo produje discos toda la vida. Tengo casi los mismos años de productor que de músico. Mi primer álbum fue Giros de Fito Páez y eso fue en el '85, así que ya son 31 años haciendo discos. Al día de hoy tengo más de 160 discos hechos. Para mi es una forma de vida. Amo el estudio de grabación que tengo ahora, es el premio a más de 30 años de trabajo.

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Leí que estuviste involucrado en el disco de Zero Kill. ¿Cómo fue trabajar con el hijo de Cerati?

¡Sí! De hecho el disco está a punto de salir. A Benito lo conozco desde que nació, así que para mí es como una especie de ahijado, su primera guitarra eléctrica se la regalé yo y este es el segundo disco que hacemos juntos. Para mí este no es un disco más, es algo muy especial. Y no es porque le meta más onda que a otros discos, pero es Benito y quiero servir para algo en esa mala suerte que tuvo de perder a su padre tan joven. Tiene 22 años apenas.

¿En qué anda el tema de tu sello?

En este momento tenemos unos diez artistas y, lo que más me gusta, es que no es un sello especializado en algún género, sino que está más pensado en proyectar buena música. Música que a mí me gusta básicamente. Algunos de los discos del sello los produje yo y otros no. De hecho lo último que sacamos ya eran discos terminados de colegas tecladistas.

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