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Música

¡Felices 18, Dani Boom!

Dani Boom. Comencé a escuchar ese nombre por allá a finales de los noventa, cuando el virus de la electrónica comenzaba a propagarse en Bogotá, al igual que en muchas otras capitales del mundo, avivado por el boom de las pastillitas felices y el rito libe

Dani Boom. Comencé a escuchar ese nombre por allá a finales de los noventa, cuando el virus de la electrónica comenzaba a propagarse en Bogotá, al igual que en muchas otras capitales del mundo, avivado por el boom de las pastillitas felices y el rito liberador de las nuevas músicas circulares. Y aquí un breve rewind. A diferencia de países como Inglaterra, donde para ese entonces la movida llevaba ya más de diez años cocinándose, por aquí habían pocos DJ's, un público incipiente y pocos espacios disponibles para la expansión de su mantra. La electrónica no sonaba mucho, menos en la radio, y además, no hay que olvidarlo, escasamente llegaban vinilos, lo cual dificultaba el cultivo del oficio del tornamesismo en tiempos donde no había música digital. Reducida la electrónica, entendida como cualquiera de los muchos hijos bastardos del house de Chicago, a unos pocos círculos y a contados clubes nocturnos, en Colombia no había escena como tal. Y sin embargo, gracias a la fiebre del éxtasis y al auge de los "superstar DJ's", pronto tomaría forma durante esos primeros años.

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Aunque una no muy bonita, la verdad.

Cocinada desde mediados de los 90 y evolucionada en parte como reacción a un escena que tomaría una giro típicamente establishment, por no decir corporativo e incluso "traqueto", la estirpe más rebelde de este movimiento local se consolidó de la mano de nombres como Dani, arquitecto de una escena 100% bogotana y underground que estaba convirtiendo fieles y más fieles con un espíritu decididamente necio, clandestino y ante todo, necesario. Una postura que, en todo caso, se distanciaba de la movida "after" o de la vacua moda DJ que comenzaba a vislumbrarse en el panorama nacional.

La primera vez que lo vi tocar fue en 2001, en una fiesta celebrada en el centro de Bogotá, en el Centro de Convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada, junto a Frankie Bones. Yo tenía 20 años y esa era una noche singular: era mi primera vez con el éxtasis. Y quizás por esto la recuerdo como si estuviese transcurriendo mientras escribo estas parrafadas.

Había como tres mil personas. Esa noche arrancaba un dúo de DJ's local muy popular por esa época, Federico y Carolina, luego venía Dani y después el gran padre ideológico del rave gringo. Antes de que se subiera éste, Dani tenía la fiesta encendida y a la gente, por supuesto, conectada; sin embargo, justo al final de su set, apagaron el sistema de sonido y en las pantallas apareció un comunicado que, en tipografía sosa, decía algo así como: "Lo sentimos. Por motivos de fuerza mayor, este evento ha sido cancelado. Por favor dirigirse a la salidas con precaución". Las luces se encendieron, dejando al desubierto miles de ojos desorbitados. Confundida, la gente se miraba, algunos empezaban a chiflar, y sin embargo lentamente fueron resignándose a evacuar. Y yo, con aquello apenas comenzando a circular por mi torrente sanguíneo, empecé a sentir el vértigo. Las manos sudando. El mal viaje. Unos minutos después del anuncio, sin embargo, las luces se volvieron a apagar y en las pantallas apareció, titilante, un nuevo mensaje: "¡MENTIRAS!", acompañado por los primeros beats del Bones que ya se había tomado el escenario.

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Lo demás, éxtasis total. La promesa de la comunión y el amor y la felicidad, realizada.

A Dani lo conocí hace como cinco años, ya como miembro del Systema Solar, una de las gigantes de la casa con la que ha recorrido medio mundo, desde Chapinero hasta Glastonbury, con su carnaval de resistencia cósmica. Esa vez me le presenté contándole de mi experiencia en esa fiesta y entonces me rodeó, fuerte, con esos brazos largos y blancos y pecosos que se manda, y me dijo, orgulloso como un padre en el bautizo de su hijo: "Pues me siento muy honrado".

Padre de dos hijos y nacido hace 38 años en Bogotá, el hijo de Joe Broderick, venerable veterano de la contracultura local, es uno de esos criollitos al que todos por aquí terminan llamando "mono" o "gringo". Mix de sangre australiana y colombiana, es un tipo de 1.90 dado a la buena fiesta, a la aventura y a la buena charla, un personaje cariñoso, buenavibra y relajado que lleva la misión rave en su carácter y que, al interior de la escena, es respetado como conector entre corrientes musicales de adentro y de afuera, de nueva y vieja guardia. Fundador de colectivos visionarios como Mutaxión, Ultrabass, Bogotraxx y el mismo Systema Solar, este gran coleccionista del vinilo es un DJ que, con los años, ha refinado una firma sonora contundente que pasa por múltiples estilos, desde Jeff Mills hasta Los Sabanales, para continuar con la misión de los maestros: derrumbar, a punta de pura y poderosa bala sónica, las fronteras que nos separan. Un DJ de la escuela del acetato que eligió las tornas, más que como oficio, como trinchera. La música como campo de batalla.

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Durante un encuentro reciente, de los muchos que siguieron a aquel primer abrazo, Dani me comentó que en el 2014 cumplía 18 años tocando. Una gran celebración, no solo para él, que es de los pocos coterráneos que ha sobrevivido todos estos años dedicado exclusivamente a comandar la pista de baile, sino porque también da cuenta de la evolución de un movimiento que, en el país, ha llegado a su mayoría de edad con una oferta diversa de electrónica que tiene al DJ como figura central. Pensé entonces en hacerle una entrevista para conmemorar y entonces quedamos para cenar. Días después, cuando llegué a su apartamento de La Macarena, me anticipó la sorpresa que me estaba a punto de cocinar: un delicioso salmón. Sin embargo, antes de ponerse manos a la obra, nos vimos enfrentados a un pescado de textura y olor sospechoso, por lo que, a riesgo de fallecer, decidimos buscar otra alternativa culinaria. Entonces Daniel abrió su nevera y entre los pocos ingredientes comestibles que quedaban, rescató unas papas, unos huevos, algunas especias y una salchicha alemana.

Y entonces, sonriente, me dijo: "Te voy a hacer la mejor torta española que te hayas comido jamás".

Boom, el chef, presto a improvisar delicias.

VICE: ¿Dónde aprendiste a hacer esta torta?

Dani: En España, cuando viví allá.

¿Y esto en dónde era?

En Granada.

¿Y qué hacías en Granada?

En esa época estaba en busca del original flavor del flamenco.

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¿Flamenco?

Sí, yo era guitarrista clásico.

¿Cómo es que terminas convertido en guitarrista clásico?

Yo me metí en la guitarra por el punk.

¿Y cómo se supone que uno llega de la guitarra punk a la flamenca?

Como a los 13 años yo era muy callejero y muy vago, entonces terminé sin ir al colegio y me dediqué al punk. Entonces mis papás me dijeron (pone voz de viejo dando cantaleta): "Pues si solo va a tocar guitarra y no va a ir al colegio, ¡al menos estúdiela bien!".

Entonces, traicionando la única norma del punk, te pusiste a estudiar música…

Sí, solfeo y guitarra clásica. Ya había estudiado piano cuando era chiqui.

(Dani revuelve los huevos con entusiasmo).

¿Y mucha fiesta por esa época?

Sí, yo era farrero.

¿Cómo era la atmósfera de tu Bogotá en esos tiempos?

Era el final de los 80, entonces había mucha coca y mucha plata por ahí, mucho bandido internacional. Todo el mundo vendía perico… entonces como a los 15 terminé en Irlanda, un poco extraditado la verdad. Ahí seguí estudiando guitarra clásica, realmente quería ser un buen guitarrista.

¿Qué oías?

Led Zeppelin y Pink Floyd era lo que más escuchaba.

¿Y qué pasó en Irlanda?

Hice dos años de colegio y ahí sí me puse juicioso.

¿Y después?

Me vine aquí unos meses pero casi me destartalo otra vez, entones ya después sí me fui tras el flamenco a España.

Ahora, mira cómo se hace esto: lo coges y directo a la paila…

(Dani echa los huevos en la paila, donde los revuelve con las papas y otros deliciosos etcéteras).

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Tú creciste en La Calera, en una casa sin electricidad. ¿Cómo hacían para cocinar?

Con gas y con leña.

Tú padre, Joe Broderick, llegó al país hace muchos años como cura y luego se convirtió en un intelectual muy querido en el ámbito cultural, muy activo en las letras y en el teatro. ¿Cuándo llegó? ¿Es australiano o Irlandés?

Él llegó en el 69. Él es australiano pero se las da de irlandés.

¿A qué misión pertenecía y a qué vino?

Era un cura apostólico romano. Él siempre había trabajar con el pueblo, hacer misiones. Se fue primero a Irán y de allá a República Dominicana. De allá se vino a Perú y luego a Chile. En un viaje pasó por Medellín, donde se conoció con Margot de Pellegrino, la mamá de Juan (Juan Carlos Pellegrino, compañero de Dani en Systema Solar), que era monja. Ella le dijo que se pusiera en contacto con los curas de Golconda en Bogotá. Entonces mi papá vino, los conoció y se quedó.

¿Y quiénes eran esos curas?

Eran curas revolucionarios. Algunos de ellos siguen siendo curas, otros no, muchos ya murieron… pero en fin, un parche de la Teología de la Liberación.

Ya entiendo entonces por qué tu padre termina escribiendo la famosa biografía de Camilo Torres, el cura guerrillero. ¿En qué año fue eso?

Como en el 72-73.

¿Y entonces ellos fueron los que le cambiaron la película?

La peli igual ya le venía cambiando desde antes, ¿no? Pues de solo ver a "nuestro doliente pueblo latinoamericano". Y además pues el momento. Era el momento en el que la revolución de América Latina iba a ser posible. Eso era la época en la que Cuba era el referente. En el que movimientos como el ELN eran totalmente coherentes y así…

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Y entonces tu padre se quita la sotana en ese momento…

Él dice que él no dejó eso de ser cura, sino que eso de ser cura lo dejó a él.

¿Y cómo pasa de la revolución a la bohemía?

No se bien cómo sería eso ahí.

¿Pero estuvo a punto de irse al monte?

No, él nunca ha sido un man de armas.

Decidió combatir desde la cultura…

Sí. Desde la cultura y la concientización.

Un poco como tú. ¿Alguna vez te inculcó esas ideas del "left side"?

Para nada. De hecho a mi me hubiera gustado que me leyera "El Capital" cuando estaba joven, pero no… (risas).

¿Cómo era tu vida cuando eras chiqui?

Éramos campestres. Yo estudiaba en un colegio público, el Instituto Pedagógico Nacional, en la jornada de la tarde. Y como vivíamos en la montaña, súper arriba, entonces mi hermano y yo, desde que yo tenía por ahí 7 años, nos bajábamos caminando de la montaña entre los potreros, con los perros, luego echábamos dedo en la carretera, alguien nos recogía, bajábamos a la séptima, cogíamos una buseta y llegábamos al colegio al mediodía. Así fue la infancia. Como levantarse tarde, caminar por el monte, jugar…

Luego de Irlanda y de tu regreso a Colombia, terminas en España. ¿En qué año fue eso y cuántos años tenías?

Eso fue como en el 94, tenía 18 años.

¿Y qué hiciste en España?

Trabajaba por temporadas, en el campo, recogiendo frutas, haciendo vendimias, ese tipo de cosas. Trabajé algunos veranos en Francia recogiendo uvas, donde aprendí francés y ahorré mucha plata. En esa época no había euro, había francos en Francia y en España pesetas, y en el sur de España la vida era muy barata.

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Ahora mira esta elegancia…

(Dani me muestra la técnica de voltear de lado la torta sobre la paila sirviéndose de un plato como apoyo).

Ah sí, esa se la vi a Bourdain…

¡Entonces vete a que Bourdain te alimente!

Sígueme contando…

El caso es que yo llegué al sur de España, a Andalucía, con unos fajotes de francos, toda la plata que me hice en los viñedos a puro pulso, con el sudor de mi frente (risas). Yo me iba a una finca tres o cuatro semanas y trabajaba todos los días de sol a sol con los marroquíes, hablando francés y fumando hachís. ¡Después de eso entonces era millonario! (risas). Allá en Andalucía conocí a un parche de punkis flamenqueros, amigos de ese parche de Extremoduro, Jesucristo García y otros clásicos, parche artistoide, de escritores, ya tú sabe… entonces llegué a vivir a parches muy baratos, okupas.

Y bueno, ¡esto ya está primo! Te vas a comer todo, ¿oíste? ¡No me vas a dejar ni un sobradito por ahí porque me ofendo!

(Orgulloso, Dani me muestra su deliciosa obra culinaria).

La exquisita "bohemía gourmet" de Dani. Y créanme: sabe mejor de lo que se ve.

(Dani habla mientras sirve la cena).

Entonces bueno… ahí pasé una larga etapa de mi vida viajando por la carretera de España y durmiendo en construcciones. Hacía autostop un día y llegaba a un pueblo y buscaba una construcción y me metía ahí y me fumaba mi porrito y me dormía. Conocía gente y hacíamos parches y tocábamos.

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Entonces estuviste por ahí un buen rato rodando por España. Y qué, ¿punkero punkero?

Pues relajado. Freestyle. Lo que seguimos siendo.

¿Y el rave cuándo llegó?

Yo ya había tenido un desencuentro con el rave en Francia, donde estaba mi parche de Bogotá, que sigue siendo mi parche. Yo pasé por Francia en mi rumbo a España a estudiar flamenco y ellos estaban ahí descubriendo el rave.

(Dani me sirve la cena y me mira, expectante, mientras le pego el primer bocado a su torta).

¿Está buena?

(Con la boca llena) ¡Uf!

Eso es mejor que cualquier calentao guerrero, ¿sí o qué?

Definitivamente. ¿Y entonces?

Y entonces un día ellos me llevaron a un rave, pero yo por esa época estaba muy codificado como en otra visión de la música, ¿no? Como en la música académica, de virtuosismos, entonces no entendía muy bien como el éxtasis ni el mantra monótono de los beats. Yo estaba más bien como buscando al duende.

¿Buscando al duende?

¿No has escuchado hablar acerca del duende?

Mmm no…

Pues el duende es la palabra que usan los gitanos para describir el espíritu musical más puro y transversal. Cuando alguien tiene duende significa que conecta, que logra transmitir. Entonces el caso es que yo en ese momento estaba muy montado en la película del duende y obviamente no lo encontré en el rave… o al menos no de primerazo.

¿Entonces fuiste a un rave en Francia y comiste éxtasis pero no encontraste al tal duende?

No, no comí éxtasis, comí ácido… y creo que ese fue el primer error (risas). Pues no error, pero el caso es que aún no estaba listo. El éxtasis es una droga muy placentera pero que igual no se puede comparar al ácido, que es una droga de los sentidos y de la percepción. Que agudiza. Y que como dicen nuestros amigos The Doors: "abre las puertas".

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¿Qué recuerdas de ese primer rave?

Era en un bosque de Francia.

¿Ese fue el momento en el que declaran ilegal el rave en Inglaterra y se lo empiezan a llevar para otros lados como Francia por todo el tema de la persecución?

Exacto. Era todo clandestino. Los flyers salían con un número de teléfono fijo al que uno tenía que llamar a la medianoche y le decían "Vaya a tal sitio" y luego uno llegaba a ese sitio y había alguien que le decía "Vaya a este otro sitio" y ya después de 100 kilómetros llegabas a un bosque y había cinco mil personas, 80 mil vatios y seis sistemas de sonido… ¡botándola toda! Bonito. A mi me dio shock cuando lo vi por primera vez. ¡Claro, yo no iba pallá!

Ibas por el duende…

Exacto.

Y se te apareció otro…

Exactamente.

Está buena está torta, ¿no?

(Con la boca llena): ¡Muy!

¿Pero entonces cuándo conectaste finalmente con la electrónica?

Ya estando en Andalucía. Con mi vecino, que era un gran conocedor del flamenco, íbamos para un concierto que pintaba súper bien. Entonces nos encontramos allá pero la vaina nunca empezó, entonces él me dijo: "¡Vamos a pegarnos una fiesta de bacalao!", porque en esa época en España allá le llamaban así, ¿sabías?

Sí, La Ruta del Bacalao y todo ese rollo…

Claro, como esa canción que te gusta de… ¿cómo es que se llama?

Chimo Bayo…

¡Eso! (Pone voz de españolete y canta): "¡Exta-SÍ! ¡Exta-NO!" (risas). Además que España tiene el peor techno del mundo, ¿no? En general la industria de la música en España es muy rara. Y la cultura. No se por qué. O no lo entiendo, mejor dicho. Aunque no hay que quitarle a España el crédito de Ibiza, ¿no? Un gran paréntesis. No conozco Ibiza pero mis respetos: allá fue donde los Chemical Brothers pasaron más de un verano antes de encerrarse a hacer lo que tenían que hacer en Manchester.

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Pues todos esos, ¿no?

Sí, era un plan común de los ingleses.

Chimo Bayo, gran exponente del bacalao español.

¿Y entonces?

¿Entonces qué?

Pues nos quedamos ahí en el concierto de flamenco que nunca se dio…

Ah sí. Entonces eso no se dio y este vecino, con el que yo cierta relación musical, me dijo que nos pegáramos un viaje de música electrónica. Yo le dije que no, que todo bien, pero entonces él me miró de frente y me abrió los ojos así gigantes y me dijo: "¿Qué? Tú… ¿nunca?", y yo: "No". Entonces me dijo: "Confía en mi". Y listo, fuimos pa' esa y el man y me piloteó la vuelta y cuando me di cuenta ya eran como las 5 de la tarde del día siguiente y yo estaba en mi casa con todos los casetes que le había podido robar, oyéndolos de para atrás y para adelante. ¡No lo podía creer!

¿Qué había en esos casetes?

Había mucho trance, mucho bacalao y como el chill out de esa época, ¿sabes? Como Deep Forest (risas). De hecho, ahora que lo pienso no tengo un solo vinilo de Deep Forest. ¡Qué falta de coherencia! Tengo que buscarlo. Y bueno, en todo caso ahí ya empecé otra película.

¿Y el flamenco chao?

No, yo al flamenco lo sigo amando. Chao con nada al fin y al cabo. Pero digamos que obviamente siguieron muchos años de radicalismo al beat. Entregado. Cansado un poco también como del virtuosismo, porque uno lo que ve mucho en la academia y en la música flamenca, y que era un poco la búsqueda en la que yo andaba con la guitarra, era que uno llegaba a un instituto de música en Granada, donde habían unos maestros impresionantes, unos guitarreros muy serios, y se encontraba con estudiantes japoneses, alemanes, gringos, que tocaban cuatro veces más rápido que Paco de Lucía, ¡pero no pasaba ni mierda! ¡Nada! ¡No había duende por ningún lado! Había velocidad y técnica y virtuosismo y pantalla… ¿pero música? Poco. Entonces sí me acuerdo claramente que cuando llegué a estudiar flamenco decidí que yo no iba a estudiar en ninguna de esas academias ni quería aprender cómo era que se hacían todos esos punteos así de rápido. Y empecé más bien como a viajar mucho por los pueblos de Andalucía, a buscar las fiestas en los pueblos, en la calle.

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¿Y qué descubriste en esa búsqueda?

Viajé mucho con un amigo que es una especie de juglar punk flamenco. Como una persona del pueblo, 10 años mayor que yo, con mucho recorrido, muchos conocidos, link directo con Extremoduro, Polla Records, Pata Negra, gente del pueblo que es punkera y ha crecido con el flamenco, que anda en el barrio gitano donde el flamenco se goza, no como en las academias. En cualquier cultura puede uno encontrar como esas versiones, ¿no? La versión stage, academia, major, y la versión calle. Entonces yo me dediqué más como a eso. Como a parchar. Como yo era millonario, pues podía pasar meses y meses viajando y tocando guitarra (risas). Conectando con el punk flamenco. Con los gitanos más duros y aguerridos que al fin y al cabo son unos punkeros muy bravos.

Dani se refiere al lamento del flamenco como "ese punto donde se logra el escalofrío". Su ídolo de la época, punkero mayor, El camarón de La Isla.

Para entonces, sin embargo, ya habías tenido tu primer contacto con el beat. ¿Qué pasó después de eso?

Lo que me hizo esa primera fiesta, que fue lo que duré muchos años investigando después, o no investigando sino descubriendo, fue como el poder del sonido en sí. Eso de qué es música y qué no es música es una vaina cultural que uno construye, pero el sonido es el sonido, el sonido es la frecuencia y la frecuencia es lo que vibramos y lo que vibramos es al fin y al cabo lo que somos y generamos. La energía.

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¿Y entonces?

Y entonces después de eso dije: "¡Juepucha, ¿y mis amigos dónde están?". Y claro: estaban en Bogotá haciendo raves. Entonces me vine pa' acá en el 96.

¿Cuál era el plan?

El plan era hacer música electrónica. Y fiestas. Y vivir freestyle 100% a un millón de kilómetros por hora.

Cuando llegaste a Bogotá, ¿en qué estaba la alternativa?

Acababa de pasar como esa racha de Floristeria, Vena Arteria, como toda esa movida alternativa medio grunge.

¿Y cómo eran las fiestas que comenzaron a hacer?

Eran buenísimas. Eran en varios sitios, casi todas por el centro, en casas de La Candelaria, antros, lugares medio abandonados. Poníamos hardcore, acid… Era un parche que hacía sus propias fiestas. Y era una energía contagiosa. Todos los amigos y los amigos de los amigos terminaban allá. Nosotros llevábamos tornas, mixers, nos prestaban cabinas, los discos los traían los amigos.

¿Y el éxtasis ya estaba acá?

Yo creo que sí estaba acá. Era más bien caro y no se qué tan bueno… nunca fui muy de eso, yo realmente descubrí el éxtasis y el MDMA mucho después. En esa época era más como alrededor de otras cosas. Contrario a otros lugares del mundo, nosotros los colombianos somos muy monotemáticos con el tema de las drogas. Tenemos tres drogas y ya.

Porro, perico y trago…

Si. Y en los casos más extremos pues el basuco, que ha sido una plaga muy hijueputa. Bogotá debe ser la capital del basuco del mundo. ¿Un basuquero se va de Bogotá y qué? Yo no se qué sería de un basuquero en Quito, por ejemplo…

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En esa época se comienza a configurar como esa movida electrónica en Bogotá…

Sí. Nosotros en esa época nos pusimos el nombre de Mutaxión. Entonces estaba Mutaxion en el centro haciendo como el hardcore y el acid, digamos que la onda radicalde la electrónica. Por otro lado estaba el parche Eco Soundsystem y ellos eran más del house, pero no del house comercial de esa época sino del vintage, el de Chicago y Detroit. Y luego estaba ya lo otro, que era como el parche comercial: los bares de la 82 de Cacho y Nano Pombo como Gótica y Music Factory que estaban más con el house comercial y el trance.

¿Y cuánto duró lo de ustedes en el underground?

Estuvimos varios años que mirando hacia atrás serían 4 o 5, pero en esa época eran la vida entera… teníamos 20 años, imagínate. Ya después muchos de los de Mutaxión viajaron, otros cogieron otros rumbos, un poco el parche se disolvió y yo quedé como abanderado de esa colección de vinilos, de esos tornas y de esa vuelta. Y seguí tocando. También empecé como a fusionarme con el parche de Eco Soundsystem, a explorar más el rollo del Chicago house y del Detroit techno, Juan Atkins, Kevin Saunderson, como esa vuelta que en realidad era la fuente de inspiración de todo ese acid y todo ese hardcore. Una música que, como dicen los padres, era "black science fiction". Ciencia ficción negra. Africanos haciendo sus rituales mántricos pero con máquinas.

Alguna vez le pedí que me pusiera uno de sus himnos clásicos de house. Esto fue lo que comenzó a sonar.

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Eventualmente hacia finales de los 90 la electrónica y toda esta "cultura DJ" se vuelve un poco mainstream. ¿Cómo sentiste esa transición?

Pues yo no la sentí mucho porque yo estaba como en lo mío. De pronto tú la sentiste más porque conectaba más con tu edad y con tu fiesta. Eso sí, me acuerdo que cada semana por aquí uno veía afiches anunciando toques de "El DJ #1 del mundo". ¡El DJ #1 del mundo venía todas las semanas a Colombia! Paul Van Dyke, Paul Oakenfold, Carl Cox, toda esa movida…

Claro, los llamados "superstar DJ's"…

Que había varios y de varias tendencias diferentes. Por ejemplo, Van Dyke y luego Tiesto, son de una misma movida, la holandesa, trancera, muy buena. De Rotterdam, capital de los mejores laboratorios químicos del mundo, de donde salen las mejores drogas de diseño. Ellos son de esa movida, de ese hard house que llegó al trance. Por otro lado está el parche de Paul Oakenfold que es del norte de Inglaterra, que viene más como de Manchester, La Hacienda, los Chemical, New Order… y ese es otro tipo de movida. Y luego de ese parche está uno de los más importantes en la iconografía DJ que es Carl Cox. Que es de los pocos DJ's en el mundo que logran ser grandes por ser buenos DJ's. Porque muchos logran ser reconocidos, pero más por sus producciones y digamos por el músculo discográfico y financiero que tienen detrás que por sus sets en vivo. Y DJ's reconocidos por sus sets en vivo, el más grande y el más importante del mundo es sin duda Carl Cox. Tú buscas cualquier producción original del man y ves que no son representativas. Pero a la hora de compilar música y ponerla en vivo… no hay nada que hacer, ese señor es un monstruo de la energía. Y de muchas energías. Encontrando el dialogo del rave con el club con el disco con el soul con el acid con el house, unos collage muy bárbaros. Una amalgaba tremenda de razas, de tiempos y de espacios.

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Y entonces la electrónica se comienza a poner de moda…

Yo me acuerdo que una vez, después de una farra muy larga, me subí a un bus en la avenida Jiménez y oí "Around the World". Eso fue como en el 97, 98. Yo creo que incluso fue la primera vez que la oía. Y yo pensé: "¿Qué es esta vaina sonando en una buseta? ¡Esto está muy áspero!". Con cosas así uno empezaba como a conciliar también los radicalismos. Como que dentro de la música comercial, la música conocida o con difusión, también hay música muy buena. Daft Punk se cruza ahí al final de los 90 como: "¿Ah sí? ¿Mucho techno? ¡Pues aquí está el fuckin' groove!". Luego con eso recuerdo que también vino esa época del "french house" que también casi arruina a mucho DJ como ahora el EDM… como unas cosas que aparecen ahí con una pirotecnia impresionante pero que pasan.

Impresionante este tema del EDM, ¿no? ¡Está pegadísimo!

Sí. Es impresionante como los gringos convirtieron el rave una gran piñata. Es como ese chiste de los 80 que decía: "Mamá, me descalabré en la piñata porque me cayó encima un Betamax" (risas), ¿te acuerdas? ¿Las piñatas de los traquetos? Algo así se volvió el rave con el EDM. ¿No has visto que les da hasta por tirar billetes falsos y tortas y regar champaña? Major Lazer y Aoki y ese parche. Es miedoso…

Skrillex…

Mis respetos al muchacho Skrillex. Lo vi. No es la movida de uno, pero es como algo que todos nos imaginamos en algún momento pero que nadie hizo: el pop más chicludo del mundo conviviendo con el hardcore, con el under más rotten y trashy

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Como los Ramones…

Sí. Increíble ese engendro del demonio. Hijo de Axl Rose y Lady Gaga. Una cosa impresionante. Severo personaje. Chistoso. Pero muy entarimados. Esos gringos entariman hasta un peo, hijueputas son la cagada. Muy sin asco.

¿Cómo fueron esos primeros años como DJ para ti?

Fueron chéveres. Toqué mucho. Aunque de nuevo por momentos caía un poco en la trampa de lo interpretativo, de la técnica, del virtuosismo, de mezclar con una mano dentro del bolsillo, sin audífonos… de volverse uno como un ducho en esto, ¿cierto? Yo estaba en mi búsqueda. Buscándole la mística a esto de ser DJ. Y al instrumento, porque la tornamesa, la Technics, es un instrumento con mucha mística.

¿Cuál es la mística de la Technics?

¡Pues es una máquina tremenda! Y el vinilo como tecnología. Eso de tener en un pedazo de acetato las frecuencias musicales talladas en forma microscópica, frecuencias que luego son amplificadas por una aguja que es un micrófono… ¡eso es magia! ¡Es un milagro! Y el hecho de que todo eso esté girando pues… man… estamos todos dando vueltas, girando y girando y girando…

Old school Boom. En tiempos del teléfono fijo y el recordado Colón Electrónico. Bogotá, 2002.

Por esos años recuerdo que la movida electrónica se "traquetea" bastante en Colombia…

Horrible. Es una cosa muy rara, porque una cosa es lo que se pone en la escena y otra es como la gente interpreta lo que se pone en la escena. Yo por ejemplo me acuerdo claramente de ir a ver a Cox, como en el 2002, a uno de esos "afters" que hacían en el norte, en Taj Mahal del Jaime Duque (risas). ¡Yo fui a eso! Yo dije, bueno, vamos a hacer la misión y vamos a ir. Recuerdo salir de mi casa a las 10 de la noche con unas parceras de la escena y todo listo: el mapa armado para ir hacia el infinito y más allá…

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Con el gel todavía húmedo…

Sí, y con la psilocibina empacada.

¿Qué es la psilocibina?

¿No sabes qué es la psilocibina?

No, ¿qué es?

Es la sustancia sicoactiva que contienen los hongos. Es como un hermano del LSD pero en forma bruta, sin procesos. Esto es algo que da la tierra. En todo caso me acuerdo de hacer la misión de ir pa' esas y de llegar al hijueputa parqueadero del Taj Mahal, hacer esa hijueputa fila y ver toda esa gente… y ese malparido frenesí por algo que uno no sabe qué es lo que es pero que sabe que lo tiene que disfrutar, ¡una cosa muy jarta! Y me acuerdo de entrar allá y sentir como unas reverberaciones y unos volúmenes viniendo de todos lados, y ver como avisos de gaseosa y a la gente como perdida, como si fuera un centro comercial de noche… ¡una cosa rarísima! Y yo como (Dani inhala y exhala terapéuticamente)… me acuerdo que soplé como cinco minutos y finalmente dije: "Marica, ¡yo no me puedo quedar acá, vámonos por favor!".

Entonces sí llegó un momento en el que dijiste: "¿en qué se convirtió esto?"

Pues como en ese momento, obviamente.

¿Cómo era la vibra en las fiestas de ustedes al contrario de este tipo de "afters"?

Lo nuestro era mucho más crudo, mucho más rudo…

¿Cuál era la idea original?

No era una idea. Era una necesidad.

¿Cual?

Descargar. Vivir a un millón por hora y sentir, por ejemplo, que esta música era libertad. En el hecho de que no tuviera letra, por ejemplo. No era "Vamos a gozar esta música por lo que dice esta canción", no. Era más bien como "Goza esta música como tú quieras". Con el de al lado. Y ahí se encuentran. En sus propias interpretaciones. Era una libertad muy grande. Espacios libres donde uno no tenía que entender nada ni explicar nada, sino simplemente estar, pero estar al 100%. No estar ahí y ya. ¡Estar con toda! Era chévere. Bonito.

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¿Qué pasa después de Mutaxión?

Después de Mutaxión montamos Ultrabass, que eran fiestas mucho más radicales. Con gráfica punky, blanco y negro, música under y rave under. Y entrada libre y farra libre. Todo eso fue una reacción como a esa época en la que se distorsionó todo y arrancó el tema comercial y traqueto… algo que, pensándolo bien, todavía está muy grave, sobre todo después de ese presidente que repitió acá, que fue un poco como la legitimación cultural de ese estilo de vida, ¿no? Esa cosa del negocio y la plata y el desarrollo desde ese punto de vista tan macabro y atropellador. Ultrabass nació como respuesta a todo esto en el 2001-2002, haciendo fiestas de hardcore.

¿Cuál fue la más grande?

Hubo muchas. Recuerdo un día por esa época que acá hicieron un Love Parade, como esos que hacían en Berlín, entonces nosotros hicimos un Fuck Parade el mismo día, pero nada de house y trance y todo bonito sino puro hardcore, el lado punkero, el lado resistencia y contracultura. Me acuerdo que el flyer del Love Parade era como un corazón con unas onditas alrededor, entonces nosotros hicimos un poco lo mismo, pero en lugar del corazón pusimos una granada (risas). Ese era nuestro ícono. Lo hicimos por Sopó en una cantera, muy cerca al Love Parade. De hecho mucha gente llegaba confundida porque iban para el Love Parade, chicas que terminaban con los tacones clavados en el pasto (risas). Fueron como 4 mil personas. De hecho me acabo de acordar de la primera vez que yo fui a tocar a una fiesta de esas del norte, de esas en las que el patrocinio era Tropical Cocktails…

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¿Cómo olvidar a Tropical Cocktails?¿Recuerdas esos programas de música electrónica que pasaban en tele como los viernes o domingos en la noche?

¡Con Andrés Power! Claro. Y MC2.

En esa época también comenzaron a emerger los "DJ College Schools"…

Claro, que hoy en día son un gran negocio.

¿Nunca te han dicho que seas profesor ahí?

No, nunca.

¡Qué lástima! Pero bueno. ¿Y de dónde salió el "Boom"?

Creo que la primera vez que me subí a tocar, una amiga DJ dijo que yo me llamaba así y entonces así me quedé: Dani Boom.

Al menos te pusieron algo decente y no algo vergonzoso…

¿Como qué?

Mmm… ¿Dani Shroom?

O Dani Gloom…

O Dani Midi…

(Risas) … O Dani Plug.

¿Entonces Ultrabass sí fue una reacción a esa movida como de electrónica traqueta y corporativa?

Sí, exacto. Ultrabass era claramente eso.

Me acuerdo que esas fiestas eran carísimas…

Lo nuestro era fiesta libre. Free party. Iba el que quisiera, tuviera plata o no. Y estaba en libertad de hacer lo que quisiera siempre y cuando no se metiera con nadie. Como el respeto, ¿no? La anarquía, el libre acceso y el respeto, todo lo cual nos lleva… (risas)… ¡al PLUR! Que también fue muy importante. ¿Conoces el discurso del PLUR?

El rollo ese de PAZ, AMOR, UNIDAD Y RESPETO…

El discurso de Frankie Bones. Este man es el DJ gringo que lleva el rave a Estados Unidos. Digamos que de afroamérica salen el house y el techno, llegan a Europa, se transforman y vuelven a Estados Unidos convertidos en rave a través de personajes como Frankie Bones, que hacen guetto techno, que es techno que sabe a hip hop. Que no sabes por qué sabe a hip hop, pero es. Y bueno, de ese tema del PLUR sale el movimiento este de los candy ravers

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Bien graciosos también, ¿no?

Muy. Creo que conozco muchos que lo fueron, pero ninguno aceptaría jamás haber sido uno (risas). Fue una movida muy colorida, muy emotiva y muy corta, un poco como los emo. Yo creo que muchos de esos candy ravers se volvieron emos o muchos que no alcanzaron a ser candy ravers decidieron ser emos, algo así (risas).

Shows con glowsticks, masajes gratis, Vic Vapor Rub…

Y popper.

Y popper, claro…

Cómo es de duro eso, ¿no?

Sí. Y las pepas. Me acuerdo de esa diversidad de pepas que tenían nombres como Mitsubishi…

Yo siempre fui muy cuidadoso con esas pepas, porque la marihuana es la marihuana y la cocaína es la cocaína y el LSD es el LSD, pero esos comprimidos uno no sabe si son heroína o si son Diacepán con coca o no se… y habían muchos rumores de fábricas hechizas de éxtasis en Colombia, ¿te acuerdas? Yo nunca fui muy fan de eso. Llegué más a eso cuando tenía la certeza de qué sustancia estaba consumiendo y la pude entender y disfrutar, porque es una droga muy disfrutable. Y placentera. Pero sí… muy chistoso todo eso.

Yo sí te dije que mi primera pepa fue contigo, ¿no? En esa fiesta con Frankie Bones…

Sí. Y siempre te he dicho que me siento muy honrado.

Un set clásico del Frankie. Pa' que le suban al vatio.

Al rato también por esos años arranca fuerte la movida del "electrofolclor", como con Sidestepper y eso. ¿La recuerdas?

Sí. Eso también comenzó a pasar como en La Candelaria. Pero siempre ha pasado. En México por ejemplo estaba Nortec. En todo el mundo siempre se han dado como esos movimientos… de eso se trata un poco.

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Y también todo el tema del "electro rock" comienza a pegar duro…

Para el año 2000 digamos que la electrónica logra un pico aquí y en el mundo. Y luego digamos que la tendencia es como a buscar la mezcla del rock con lo electrónico, después el rock electrónico no dio pa' mucho y después se viene la figura del DJ otra vez, hasta que termina en esa síntesis de los gringos que es el EDM, que es en lo que estamos ahora.

Luego entonces ustedes montan Bogotrax, que el año pasado murió luego de 10 años…

Bogotax surge en el 2004, un poco después de todo eso, como con la intención de conectar los parches de acá con los parches de los amigos que nos habían estado mandando vinilos y andaban haciendo raves en lugares como Alemania, Francia, Inglaterra. También nace como con la intención de hacer un festival de música electrónica libre, abierto, independiente, autogestionado, en la búsqueda de los espacios de experimentación y creación de las artes electrónicas. Entonces nos juntamos todo un parche de amigos, convocamos a más amigos y empezamos a concentrar la energía en esos 10 días de febrero. Y empezamos así, y así seguimos y seguimos, luego llegaron nuevas generaciones como a ayudar, a apoyar, a seguir organizando, en fin. Estuvo bueno. Hicimos muchas cosas. Y vino mucha gente de afuera, incluso los mismos Spiral Tribe, con los que quedó ese lazo súper fuerte. Incluso empezamos a ir allá a hacer raves con ellos. En el 2006 yo estuve allá un verano haciendo giras con ellos, yendo a los raves, al Breakfest, un rave en República Checa, al AntiSonar en España, a raves en los bosques de Francia…

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Los Spiral Tribey su revolución del 'free rave'. Influencia seminal.

De todas las fiestas de la época, ¿cuáles recuerdas como legendarias?

Yo creo que muchas. El Fuck Parade, fiestas como las que hacíamos en La Casa del Molino, de Techno al Aire. Fiestas como las de La Candelaria de una casa que se llamaba La Isla y otra que se llamaba Martina. Farras muy rockeras. Muy pluritodo. Todo el mundo ahí metido en el mantra del beat. Bonito, muy bonito.

¿Y qué lecciones te quedaron de esos primeros años?

Pues sigo aprendiendo, ¿no? Como confirmando lo que uno ya sabe. Confirmar el tema de las energías. De que cuando uno quiere estar bien con los demás pues encuentra a la gente que es. Y así uno puede construir como una manera de relacionarse y de intercambiar y de vivir de una forma intensa y emocional y sincera. Y sin necesidad de nada más. Sin ambiciones materiales ni de ese tipo. La ambición es estar bien.

"La cuestión es ser feliz", como diría John Pri…

Exactamente: "la cuestión es ser feliz". Todas las respuestas las tiene John Primera en su poesía. ¡Seguro!

Todo lo cual nos lleva al Systema Solar…

Sí. Digamos que esa conexión cósmica que arrojan esas dos palabras, ese concepto, viene un poco de esa experiencia con Spiral Tribe.

Tú le pusiste el nombre a la banda. ¿Cómo llegaste ahí?

Pues me lo soplaron. Las buenas ideas, o no las buenas ideas, sino las cosas que son, no son cosas que a uno se le ocurren, son cosas que siempre estuvieron ahí y que uno de repente las ve.

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¿Y cómo es la historia del nombre?

Estaba en esa gira del 2006 con Spiral Tribe y creo que estaba bailando hacia las horas del mediodía. Y mirando el firmamento habían muchos trazos de aviones, ¿sabes? ¿Cuando hay mucho tráfico aéreo y no hay mucho viento, que en el cielo quedan esas líneas rectas que se cruzan y se cruzan y se cruzan? Pues bueno… cuando vi eso, vi el sistema solar, todos esos trazos cartesianos así tan artificiales pero a la vez tan orgánicos, ¿no?

¿Y ya se estaba armando acá el proyecto?

No. Pues en esa época ya había aparecido Juan Carlos en la película, en Bogotraxx. Y Vanessa ya estaba ahí hace rato, con la parte del video en Bogotraxx y antes en Mutaxión. Walter ya estaba como en la movida del hip hop. Cuando yo fui a Francia a lo de Spiral Tribe, fui a ver a Juan Carlos en su estudio en París para que me ayudara a producir unos temas que yo estaba haciendo.

La semilla de Systema Solar…

Sí. Uno de esos temas es lo que hoy en día se conoce como "El Majagual", que inicialmente era como la versión electrónica, el remix, como la reinterpretación de "Crees que soy sexy" de Pedro Ramayá Beltrán, que a su vez era una reinterpretación de Rod Stewart que a su vez era una reinterpretación de Gilberto Gil, que es realmente el autor original de esa melodía. Entonces era como una vuelta de la vuelta de la vuelta. En ese viaje produjimos la primera versión juntos.

"El Majagual". La semilla germinal del Systema Solar.

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¿Y cómo se forma la banda después de eso?

Unos meses después, cuando yo retorné a Bogotá, Walter estaba con Vanessa haciendo el documental de hip hop Frekuencia Kolombiana, que fue donde conocieron a John Pri, que de paso también llegó a hacer una Batalla de Gallos de Red Bull representando a Cartagena. Juan también vino a hacer la producción de la banda sonora del documental, donde además había música de DJ Fresh, que también hizo parte de esa primera etapa del Systema.

¿Y entonces?

En ese momento todos estábamos trabajando en el mismo lugar, que era un estudio que yo tenía en el centro, en la 19 con 5. Yo en mis canciones, ellos en el tema del documental, Juan Carlos un poco con las manos en todas partes. En ese momento recuerdo que surge una llamada telefónica a Vanessa desde la Bienal de Arte de Medellín. Y le dicen: "Vanessa, tú que estás metida como en la vuelta de los DJ's y en el tema de las visuales, ¿no tendrás un show audiovisual para traer?". Luego ella cuelga el teléfono y ahí estábamos todos. Entonces dijimos: ¿por qué, en lugar de que vaya Vanessa con un DJ, mejor no juntamos todo lo que estamos haciendo en un gran show y vamos todos? ¡Y listo!

¿Y el nombre?

Claro, entonces ahí mismo surgió la pregunta: ¿pero y cómo se va a llamar la vaina? Entonces yo dije: "El Sistema Solar del Majagual", como los Corraleros. Luego Vanessa dijo "Quitémosle 'del Majagual' y dejemos solo Sistema Solar". Y luego le cambio la i por la y.

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¿Y luego?

Desde ahí nos encerramos en el estudio cuatro semanas. Ahí juntamos las ideas de todos. Walter por ejemplo llevaba muchos años hablando del "Chico de mi barrio", yo ya tenía pistas armadas como la de "El Majagual", DJ Fresh tenía "Mi Kolombia"… ahí hicimos "Malpalpitando", y así. Ahí salieron todas esas canciones de lo que fue nuestro primer disco. La última semana llegó Juan, que se había ido a Francia otra vez, nos terminó de ayudar a ensamblar todo, montamos la vaina y nos fuimos a Medellín a tocar como Systema Solar en 2006.

Frente a cuatro mil personas, ¿verdad?

Sí. Abriendo un concierto de Sidestepper. Nosotros realmente no sabíamos bien qué iba a pasar, pero lo que pasó fue increíble…

¿Y qué pasó?

Pues que la gente conectó muchísimo.

¿Y entonces?

Y entonces dijimos "El Systema Solar se queda".

Y desde entonces han logrado cosas hermosas con eso…

¡Uf! Esa banda es increíble. Una gran convulsión, eso es realmente lo que es. Y por eso es tan poderosa y tan rebelde y tan desnuda y tan agresiva a la vez… tan ingenua, ¿sí me entiendes? Ese es el máximo poder.

Y es que han tocado en todos lados…

Y la gente arriba, siempre. Ver el orgullo con el que nos llaman nuestros amigos para que vayamos a tocar a Glastonbury. Ver el orgullo de la gente cuando lanzamos La revancha del burro en Bogotá el pasado 30 de noviembre, cómo se apoderaron de Chapinero y convirtieron su vida en un hijueputa carnaval de la revolución… ¡porque es una revolución!

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Y sí… una banda muy rebelde.

Con el Systema lo único que importa es que si podemos seguir diciendo vainas, pues las vamos a seguir diciendo. Esa es la revolución. Lo demás vale verga. Tener esa máquina de poder y esa máquina de poesía tan hijueputa es… priceless!

¿Qué es lo que hace especial al Systema?

Pues que somos gentes tan distintas cohesionadas, tantas expresiones fundidas en una sola. Juntar gente de la escena hip hop, artistas visuales, gente con trayectoria en la cultura musical caribeña, champeta, cumbia, gente de la música de estudio, de la música electrónica. Y todo hacia un contenido de comunión a través de letras, como se diría en el hip hop, "reales", pero con un mensaje de alegría y conciencia. Systema Solar es, como dice Vanessa, "una antiprotesta". Un "no al no".

La constelación verbenáutika. El Systema Solar en su fantasía de ciencia ficción tropical.

Dani, volviendo al tema tuyo como DJ, eres de los pocos a los que les he escuchado la palabra "tornamesismo" o "diyeísmo" cuando hablan de lo que hacen…

Porque hoy en día hablan más como del Mp3 y del Traktor (risas).

Pero digo, de los pocos que hablan desde el oficio…

Una cosa bonita del "diyeísmo" es entender que ya toda la música existe de alguna manera. O sea, producir música es chévere, el trabajo de estudio es un oficio muy bonito, pero también el oficio de presentar la música que ya existe y contextualizarla toda junta en una noche. Eso es importante. Yo creo que todo el mundo que hace música al fin y al cabo lo que quiere es que alguien en algún momento la interprete, y eso es lo que hace el DJ. Interpretarla para el momento y el lugar. Para que todos a su vez la interpreten y le den un sentido. No es solo "Escucha esto". Es "llegaste acá".

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¿Cómo planteas tu relación con este oficio?

Pues es como tener claro que es un oficio que tiene muchos factores: el instrumento, el sonido, la selección musical, la gente, la corazonada… la corazonada de decir puedo llegar hasta este punto pero necesito ciertas habilidades para que la gente me acompañe, porque no es solo "lleguemos allá", es como que uno está escuchando algo en el audífono una milésima de segundo antes de la gente. Sintiendo algo una milésima de segundo antes de que la gente lo sienta. Y para eso pues hay que cultivar el oficio del tornamesismo.

¿Dónde está el secreto del tornamesismo?

En la dinámica, en el manejo del volumen.

En el volumen…

La cuerda floja está ahí. Eso es lo que uno hace mezclando. Tiene algo a un volumen y viene otra cosa a otro y entonces uno debe decidir cuándo se juntan y cómo, cuándo el uno debe tener un volumen más arriba del otro y por qué, cómo se cruzan esas corrientes y cómo se sale al otro lado.

Como la vida…

Exactamente.

Hablando de las máquinas, ¿cómo ves a los DJ's de computador?

Pues yo creo que el computador ha matado mucho todo esto. Pues en mi escuela. Mucha gente lo hace muy bien con cualquier herramienta, al fin y al cabo lo que importa es lo que suceda sensorialmente y emocionalmente en el público, ni siquiera musicalmente, si es bueno o malo eso son ya juicios de cada uno, lo que importa es si logra mover y despertar y de pronto hasta perturbar e inquietar. Esa es como la misión. Pero en lo personal, yo me acuerdo que cuando salió el Traktor, el software este para mezclar con el computador, yo dije "¡Esto es demasiado bueno!" y compré esa vaina ahí mismo. Y duré seis meses convenciéndome de que era lo mejor del mundo y luego otros seis convenciéndome de que era un matavibras el hijueputa. Sobre todo porque en el tornamesismo de vinilo hay una cosa muy física, tú estás tocando tu caja y moviendo los discos y mirando cuáles hay y cuando los ves, los oyes, y miras a ver si los pones o no, mientras que con el Traktor y el computador es como que haces un mix y cuando lo acabas vas a la pantalla y buscas en una lista de letras con un mouse y encuentras un título y lo pones, y en ese momento en el que tu cara está iluminada por la pantalla y estás dejando de mirar elmixer y a la gente, se va la onda. A mi me resulta súper importante poder tocar la música, y esa herramienta del computador me impedía esa conexión, me siento más orgánico a través de los vinilos. Por otro lado está la CDJ, que es una gran interfase para poner música digital, más bacana que el computador. Además, las CDJ's son más fáciles de usar que las tornamesas en el sentido de que no generan "feedback" ni "rumble", como esas delicadezas del sonido del vinilo, sino que si tienes un tema y lo pones en esa máquina, no importa si está patas arriba, suena bien y suena duro. ¡Es una máquina maravillosa! Ahora creo que la gracia está en encontrar el balance entre lo digital y seguirlo combinando con los vinilos, digamos con esa conciencia y ese tacto de la interpretación en vivo de música grabada en forma de vinilo.

Dani, actualmente en un set tuyo mezclas todo tipo de música, manejas un estilo muy ecléctico. ¿Es el eclecticismo como resultado de qué?

Lo que realmente interesa es que todo sea coherente. Eso y tener en cuenta que todo existe. Yo la verdad no me siento tan ecléctico en las músicas. Siento que es una sola música y así, que uno puede poner "Los Sabanales" y Miss Kittin dentro de una especie de gramática que uno se inventa para decir cosas. De eso se trata todo. Es como un idioma. Creo que ser músico electrónico y purista es casi una contradicción. De pronto sí hay eclecticismo en términos de género, pero en términos de sentimientos, no. Yo creo que ese eclecticismo es más una búsqueda. Se trata de encontrar la palabra. O de llegar a la palabra. Invocarla. Cosa seria. Por eso también admiro tanto a John Primera, ese poder para invocar la palabra. Es como un espíritu ahí. Que llega y uno traduce.

Y entonces cumples 18 años como DJ…

Sí. Y lo más loco es que hay unos más veteranos que yo (risas). Gerard, que es de oficio. Fruto, que mezclaba en los 80 en los bares gay de Bogotá. En fin. Hay DJ's en Colombia que llevan muchísimos años, como ellos y muchos otros. Fresh debe llevar por lo menos 20 años como DJ. Y los contemporáneos míos, que quién sabe dónde estén. Que de vez en cuando los oigo mencionar no se si por algún DJ College School o alguna fiesta en Cali, pero que tengo la impresión de que ellos siguen ahí en alguna esfera. Pero bonito. Se han construido muchos mundos.

No es fácil lograrla 18 años como DJ en Colombia, ¿no?

Yo creo que igual no hay de otra para mi… mientras lo siga disfrutando, igual lo seguiré haciendo.

¿Qué es lo que más disfrutas de estar arriba tocando?

Cuando logra uno sentir que se desdibujan los géneros, los prejuicios, que se dibuja la alegría, la libertad, la conexión, y todo digamos fluye y todo gira y todas las energías se mezclan y se potencian… eso es una delicia. Los momentos liberadores de la fiesta. Que es lo más importante, ¿no? Como liberar y conectar, sentir de nuevas maneras, que las cosas pueden ser distintas y que no todo es como uno creía. Y claro: que no somos nada.

¿Y qué es lo que te ha resultado más complicado durante todos estos años?

Mantenerse libre, en el freestyle, tratando de buscarle el flow natural a la vida. Esa es una de las cosas más complicadas que existen. El tema del volumen.

¿Y todavía vas a millón de kilómetros por hora?

Pues ya ahora decidí ir despacio, sino a uno se le acaba el tiempo muy rápido.

Y el duende, ¿lo encontraste?

Es que el duende no solo está en la música. Está en todo. Sobre todo en cómo se relaciona uno con el mundo. Tiene que ver con el viaje de cada uno, cómo quiere vivir su vida: si la quiere vivir con velocidad o con despacio, misterio y gozo. ¡Y los amigos que me he hecho en el camino! ¡Y los hijos que me ha dado la vida! Eso es impresionante. Es una gran familia. ¡Para qué! Todo el mundo firme ahí… buscando el duende, gozando el duende. ¡Imagínate lo afortunado!

Feliciten al viejo Dani por aquí: @aliasdaniboom

Y sigan a Nicolás por acá: @nikovc