Este artículo se publicó originalmente en i-D.En la década de los 90 y principios del 2000, el consumo de moda juvenil provenía principalmente de la televisión nacional, plagada de novelas importadas desde México, seguido de revistas como Seventeen y Tú, entre otras que se vendían por todos lados. Específicamente hablando de las telenovelas que se transmitían en los horarios de entre las 4:00pm y 7:00pm, los adolescentes esperábamos ansiosos cómo se desarrollaban las distintas historias de amor, sexo, drogas, traición, fortunas repentinas, fracasos monumentales, bandas musicales y el drama del inverosímil día a día de los jóvenes mexicanos. Las telenovelas nos enseñaron y marcaron nuestro juicio respecto a las diferencias coloquiales entre clases sociales, la aspiración constante y fatalista del amor ideal, el advenimiento de la música pop en español y por supuesto, las numerosas modas que llevaban nuestras heroínas preferidas. Disfruta este viaje nostálgico al imaginario de las telenovelas mexicanas que veíamos por Canal Caracól y RCN y lo qué cada una de ellas nos dejó.
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Locura de Amor, 2000, Roberto Gómez Fernández
El popular peinado de raya a la mitad y pegado a la cabeza mientras lo de atrás se abultaba un poco fue gracias a Adamari López, una de sus protagonistas. Puntos extra a Laisha Wilkins por enseñarnos cómo ser la más mala del parche llevando brillo de labios tornasol, cabello platinado y una falda muy, muy corta. No olvidemos mencionar que el exitoso tema de Locura de Amor le pertenecía a otro pilar de la cultura pop de inicios del nuevo milenio: OV7.
Primer Amor: A Mil por Hora, 2000, Pedro Damián
En pleno auge de los grupos pop mexicanos, la solista Lynda hace su debut en el mundo del espectáculo mexicano con el soundtrack de esta telenovela. En términos estéticos, Lynda dejó huella con un estilo mucho más estadounidense por su pelo recto y planchado, camisetas deportivas cortadas y unos entallados jeans acampanados y a la cadera que seguro viste en los mejores momentos de Britney Spears.
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Bajo esta referencia, A Mil por Hora, protagonizada por una tierna Anahí siempre peinada con dos colitas, fue una de las más importantes en cuanto a la moda de fin de milenio. Aquí también se incluía una tendencia masculina que se entremezclaba con lo mestizo y el white trash, una parte que en otros programas pasaba más desapercibido.
Los puntos altos de esta novela: jeans acampanados y a la cadera, cinturón de lona de arco iris, blusas con motivos paisley, ombligueras en colores eléctricos, tie & dye, collares de plumas, y la pedrería de fantasía que usaba Arleth Terán en la serie, haciendo referencia directa a la Gwen Stefani de ese entonces. Por último, cómo olvidar los vestidos de graduación que llevaron Ana Layevska, Anahí, Arleth, y las demás protagonistas, una encantadora versión –latina, claro— de The Virgin Suicides de Sofia Coppola.
Amigas y Rivales, 2001, Emilio Larrosa
Gabriel Soto, el galán rubio de México, era feo en esta telenovela. Larrosa decidió llevar casi el mismo concepto de Soñadoras, visto tres años antes, ahora con Ludwika Paleta, Angélica Vale, Michelle Vieth y Adamari López, cuatro chicas de diferentes clases sociales y con todos esos mismos problemas psicológicos que enfrentamos en la juventud.
Sin embargo, todas reflejaban su personalidad a través de lo que vestían; el wet look se volvió indispensable y accesible en nuestro día a día gracias a Amigas y Rivales.
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El estilismo en ésta era mucho más casual y aterrizado —era ropa que podíamos encontrar en cualquier tienda o mercado—, se veía actualizado gracias a los baggy jeans, las sudaderas, y las camisetas, por supuesto sin olvidar los twin sets de cárdigan y mini faldas, los vestidos tipo lenceros y los zapatos de tacón medianamente alto como los Stecy de Steve Madden que popularizó Alicia Silverstone en Clueless.
Rebelde, 2004, Cris Morena y Patricia Maldonado
En el éxito de 2004, el papel de Mia Colucci interpretada por Anahí era el estereotipo de la niña gomela encarnando un personaje con acento exagerado, vocabulario lleno de anglicismos, y un cuerpo de muñeca Barbie –con cabello largo rubio, muy parecido al personaje de Regina George enMean Girls. Colucci ondeó la bandera de los colores pasteles en un estilo preppy, pantalones a la cadera y acampanados, acompañados de una flor artificial y plataformas toscas muy altas.
Dentro de la Elite Way School, donde todo sucedía en la novela, funcionaba como un círculo exclusivo y aspiracional para sólo unos cuantos afortunados; bajo esta premisa se desarrollaba la personalidad de todos sus personajes, que casi al final deciden poner en práctica sus habilidades con la música –dando fruto al grupo RBD. Mia, Vico interpretada por Angelique Boyer y Celina por Estefana Villarreal, representaban la trinidad del estereotipo de chica fresa de México y entre sus símbolos estéticos resaltan la estrellita en la frente de Colucci, el pelo rosa de Vico como una declaración de estilo personal, y el orgullo curvilíneo de Celina, quien llevaba todas las tendencias del momento: faldas asimétricas, bell bottoms, el cabello grafilado y los collares de plástico XL.