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Música

“El Titan” y el Heavy Metal en la Medellín de Pablo Escobar

Conoce la influencia y el increíble legado del mítico Elkin Ramírez.

Artículo publicado originalmente en Noisey Estados Unidos.

Medellín, Colombia. Tal vez la conozcas por la cocaína, Pablo Escobar o los carteles de la droga, pero diles algo de esto a los colombianos y seguramente los harás enojar. Sorprendentemente en Medellín mucha gente es fanática de la serie de televisión Narcos o del villano que encabeza esta serie. Tres décadas de episodios violentos, documentales de terror y turistas drogadictos han empujado a la ciudad a una batalla cuesta arriba por reposicionar su historia cultural, sobre todo con el último golpe de la agencia rusa RT y su documental Escobar´s Hitman. Aunque los colombianos quieran o no hablar de esto, el legado de Escobar es indiscutible. Durante el terror de los años 80, la capital del departamento de Antioquia era mejor conocida como la capital mundial del crimen… pero también era conocida como la capital colombiana del rock, punk y el metal, la escena de una revolución cultural en el vórtice de la violencia.

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Este año, la ciudad lloró la pérdida de Elkin Ramírez Zapata, su primera súper estrella de rock. Después de perder la batalla contra un cáncer cerebral, Ramírez murió en enero 29 de este 2017. Conocido como el Titán, fue repetidamente aclamado como la respuesta colombiana al vocalista de Iron Maiden, Bruce Dickinson.Su funeral llevó a un paro en Medellín y por primera vez en la historia, la catedral metropolitana de la ciudad estaba atestada de metaleros, pukeros, fanáticos, amigos y allegados quienes derramaron lágrimas y cantaron juntos como su banda Kraken lo hizo en su concierto final. En 1980 Ramírez y Kraken fueron de los pioneros de la revolución rockera en su país, como el cantante de silenciosa perseverancia que gritaba falsettos, puso indirectamente a Colombia en el mapa musical.

"Era una persona increíble, y su pérdida nos ha herido a todos muy fuerte" dice Alex Oquendo, líder de Masacre, otro titán colombiano. "Él era como el padre de los rockeros aquí y el primero en llevar al heavy metal en español al nivel de un espectáculo. La Colombia moderna ha perdido un poeta y a alguien quien peleó bastante por los rockeros, el pueblo suramericano, los derechos y la libertad de los hombres. Todos los días la gente sigue expresando el dolor por la pérdida que su muerte significó para la ciudad y para el país. Incluso se está hablando de la posibilidad de construir una estatua o un monumento en su honor. Es necesario hacer una gran conmemoración para preservar su memoria".

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"Todo hombre es una historia" escribió Ramírez en 1986 y la suya es una historia de dos ciudades. Como representó Víctor Gaviria en su película Rodrigo D: No Futuro, de 1990, la muerte y el nihilismo forjado por Escobar tendría un producto no deseado, una contracultura, nacida de la música occidental. Diferente a una historia de alguna insurgencia en Colombia, sería más como un movimiento armado con rock, punk y metal. Sus soldados serían los jóvenes desamparados de las comunas y barrios periféricos de la ciudad y como ellos sufrieron a través de la maldad, apuntarían sus armas contra la sociedad.

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Uno de ellos fue Juan Aristizábal Vásquez (conocido como Juanes) ahora uno de los artistas latinoamericanos mejor vendidos en el mundo. Junto a Shakira, Juanes llegaría a convertirse en una de las primeras estrellas pop colombianas reconocidas mundialmente que llevaron a la nación a la lucha por lo mainstream. En una carrera que comenzó con solo 17 años, fue nombrado por la revista Time como uno de los 100 personajes más importantes, ganó 22 premios Grammy y se presentó en las Naciones Unidas. Diferente a Kraken, su música es más popular y probablemente la habrás escuchado. "Mi conexión con la música de Kraken comenzó en 1986 cuando yo tenía 14 años" afirma. "Por ese entonces, ellos habían publicado su primer LP de 45 Rev. que contenía "Todo hombre es una historia" y "Muere Libre", dos canciones que marcaron mi vida y el inicio del movimiento musical en Medellín, el cuál estaba emergiendo al tiempo de una violenta guerra entre el estado y la mafia. El coraje y las cualidades artísticas en Elkin Ramírez y aquellos que lo acompañaron desde el inicio, serán siempre una fuente de inspiración para mí y para mucho de mi generación".

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Ambos, Oquendo y Juanes, quienes compartieron en la banda Ekhymosis, traerían más tarde a Colombia una fama internacional: Juanes como un aclamado artista de pop internacional y mensajero de paz y Oquendo como el líder de una visceral banda de death metal llamada Masacre, los primeros colombianos en firmar con un gran sello extranjero. Influenciados por el Titán, ellos usarían sus letras para condenar la violencia de sus días. Aquí está como sucedió…

En 1960 el rock británico atravesaba el mundo latino. La revolución comenzó con The Beatles y The Rolling Stones y luego entró a otra etapa con Black Sabbath, Deep Purple y Led Zeppelin y como España languidecía bajo la censura del General Franco, Argentina llevó la batuta. El Rock nacional, un género construido en el rock y en el orgullo del idioma español, nació causando una reacción en cadena en Latinoamérica. Cerca de los años 80, Franco murió y el Rock Radical Vasco y la música protesta del país Vasco, llegó a Colombia a través de importadores de discos, junto al hard rock, hardcore y punk norteamericano.

La juventud de Medellín desarrolló un hambre insaciable por esos sonidos, alimentado por reuniones informales llamadas notas o parches donde los fanáticos intercambiaban cintas, conocimiento y pastas (Lps) o si ellos era lo suficientemente afortunados podrían comprarlas. Las bandas locales comenzaron a figurar tocando en fiestas caseras y parqueaderos (lotes de parqueo). Aunque se puede dar crédito a Jorge Calderón y a su banda Carbure, la primera banda de rock "de verdad" nacional; se haría historia en septiembre 22 de 1984 cuando una banda llamada Kraken (antiguamente Kripzy) hizo un concierto en un barrio violento.

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"La primera vez que vi a Kraken en vivo fue en el Teatro Lux en Manrique, una comuna de aquí de Medellín que siempre ha estado plagada de problemas sociales" recuerda Oquendo. "La entrada costaba 2000 pesos, los cuales son apenas un dólar hoy, creo. Estábamos sorprendidos y mirábamos a su vocalista Elkin que era como si tuviéramos nuestro Bruce Dickinson. Era un vocalista con una excepcional calidad de voz y los guitarristas podían alcanzar a los de Iron Maiden en su apogeo. Se sentía increíble".

Pero no todo era hermandad. Tal como los británicos en 1970, el rock, punk y el metal había venido a Medellín como movimientos de clase obrera y eran celosamente reservados. Mientras las bandas del gueto como Mierda, Parabellum y Danger eran considerablemente crudas, Kraken era refinada, poética y compleja. También eran de Belén, un barrio de clase media alejado de los problemas de Manrique, Aranjuez y Buenos Aires y otros distritos pandilleros de las periferias. Los movimientos tempranos en Colombia eran tajantemente divididos por líneas socio-políticas y pronto se volatilizaron con la emergencia del ultra-metal, una fusión primitiva de metal y hardcore punk, radicalmente opuesta a la música comercial, el establecimiento y cualquiera que sonara débil.

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"La visión de ese entonces era que el metal era sólo para las clases obreras" dice Román González de la banda Sargatanas (también de Belén). "Los ricos y la clase media no se merecían escucharlo. Si eras un metalero rico, eras un puto casposo. Elkin era apuesto y rico, pero también fue siempre un tipo trabajador, un visionario quien rompió todas las reglas para tocar música a un nivel profesional. La gente en Medellín no podía entenderlo en ese tiempo, eran un poco retrógradas".

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Esas diferencias de clases degenerarían en serios problemas en un concierto de 1985, considerado como uno de los eventos más importantes en la historia musical de la ciudad.

Algunas personas aseguran que Pablo Escobar era rockero. Por el alcance de su poder se llegó a alegar que trajo a The Rolling Stones, REO Speedwagon y Samantha Fox para que tocaran en su mansión, pero no hay evidencia de verdad para probarlo. Paralelo a sus actividades criminales, practicaba una paradójica forma de filantropía donando cuantiosas cantidades de dinero a la ciudad. Una de sus caridades fue Medellín sin tugurios, un patrocinador regular de eventos públicos, y en 1983 apoyó al importador de discos Raúl Velásquez de JIV Ltd para que hiciera en la ciudad el concierto de rock más grande antes visto, presentando a Argus la banda de heavy metal de Tampa en la Plaza de toros La Macarena.

La Macarena tenía una capacidad de aforo de 15.000 personas y el 23 de marzo de 1985 se convirtió en el escenario de un tremendo alboroto. Impulsado por el éxito de Argus, JIV Ltd y Radio Veracruz organizaron la batalla de las bandas enlistando agrupaciones locales como Spool, Glöstter Gladiattor, Danger, Mierda, Excalibur, Parabellum, Lasser y Kraken para completar el trato con la disquera nacional Codiscos. Fue una batalla masiva en la tradición del estadio de rock americano.

Tan pronto como el concierto comenzó, las cosas comenzaron a complicarse para los soft-rockers de Spool. Con un calor como de 90 grados, sus baladas rockeras comerciales se fueron a pique como un globo desinflado y la tarima se convirtió en una diana de tiro. La multitud comenzó a lanzar piedras y puñados de arena del piso mientras gritaban ¡Caspa! ¡Caspa! Y la banda se vio forzada a dejar el escenario. Las siguientes presentaciones fueron las de Glöstter Gladiattor y Danger quienes tuvieron dificultades para mantener las cosas calmadas, pero de alguna manera se las arreglaron para manejar a la multitud, Glöstter Gladiattor a punta de carisma y Danger con sus raíces humildes. Fieles a su nombre, la banda de ultra-metal Mierda comenzó a agitar el caos tan pronto como su vocalista Oswaldo Ordoñez Carmona se cubrió de sangre y atrajo al público gritando arengas anti-crisitianas e incitándolos a "no dejar nada de pie". "Crucifíquenme" gritaba, seguido por "Satán está entre nosotros".

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El ambiente se puso tenso y los promotores pidieron un descanso no programado. Diferente al desorden usual, el evento que habían creado era en realidad una bomba de tiempo esperando a reventar. Venidos de los barrios más pobres, el público punkero y metalero era una fuerza radical que detestaba a sus vecinos rockeros de clase media. Incluso su posición era una metáfora, mientras los aguerridos se retorcían en el centro enlodado de la plaza, los rockeros casuales los miraban desde las gradas.

El concierto se reanudó con el abucheo de la banda de heavy metal Excalibur, cuyo único pecado era que ellos no tocaban ultra metal. Pronto los ahogaron con exclamaciones de ¡Parabellum! ¡Parabellum! ("prepárense para la guerra"). En esta perversa reedición de un campo romano, la gente comenzó a llamar a la banda nacida en el barrio Buenos Aires, una de las más radicales de su tiempo. El sonido violento de Parabellum era un llamado literal a las armas, y su presentación acompasada por canciones como "Guerra", "Monopolio y Sexo" o "666 Engendro" fue un catalizador para amotinamiento. Lo que comenzó como una batalla de bandas era ahora una batalla entre los fanáticos.

Los momentos antes de la pelea fueron capturados en este video:

Las piedras que habían acumulado Excalibur y Spool se comenzaron a lanzar hacia las gradas y un hombre que fue visto "bailando como un homosexual" durante el show de Lasser se convirtió en la gota que rebasó la copa. La guerra de clases y la violencia entre sectas terminó como una pelea total entre punks, metaleros y rockeros. La policía enviada al evento estaba totalmente desprovista para el motín, y se llamó al departamento de bomberos quien convirtió la arena en un baño público. "Escandaloso" escribió un periodista del diario local El Espectador, comprando el evento con una "orgia" de drogadictos a quienes acusó de arruinar los baños recién instalados. Atrás del escenario, su joven líder, Elkin Ramírez dijo haber estado plácido y sin temor alguno. Esa era la única característica que lo seguiría toda su vida.

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Ramón Restrepo, quien lideraba Parabellum ese día recuerda: "Sabíamos muy bien sobre el radicalismo en la música. El metalero underground se resistía a la música comercial en esa batalla de bandas y el Florero de Llorente estallo contra las agrupaciones que no sonaban tan pesado como Parabellum". Como Carlos Mario "La Bruja" (guitarrista) dijo "por Parabellum no se incendió la situación, nosotros sólo tocamos nuestra música. Elkin sabía cómo seguir a pesar de esas pruebas. Las diferencias se daban en una diversidad natural y al final ellos nos enseñaron sobre el poder de la unión en la separación, lo cual es requisito vital como tal. Pienso en él como un poeta y un guerrero. Como un caballero y hombre culto, una voz especial y única en su género. Si no te gusta algo, entonces no seas parte de eso, pero con respeto, como él lo hizo".

La batalla quedó inconclusa, pero Kraken había ganado sin tocar ninguna nota. Uno de los organizadores, Carlos Acosta llego a ser su nuevo manager y les consiguió un contrato con Codiscos en 1986. La banda lanzó un par de EPs de dos canciones seguido por su debut legendario, Kraken, en 1987. Para el resto de Medellín, el caos de un concierto pronto sería el menor de sus problemas. El periódico que reportó el hecho pronto tendría sus oficinas bombardeadas y quemadas hasta el suelo.

"Desafortunadamente en pleno 1980, la guerra de las drogas comenzaría" escribió Mario Aponte de la banda Maleficarum en su propio recuento de esa época. "Muchos guerreros se alejaron de la música por necesidades económicas y se unieron a la fuerza con los sicarios (asesinos a sueldo). Muchos de los que yo conocía fueron asesinados y muchos murieron accidentalmente por estar cerca de carros bomba. Esto no fue un obstáculo para nosotros para reunirnos en los parches e ir a los conciertos que se hacían generalmente en barrios peligrosos y violentos. No teníamos miedo de nada y tal vez era la magia que nos infundía la música, ese poder de no temer a nada y a nadie. Los sicarios y asesinos de muchos de esos barrios nos atacaban, pero no les poníamos cuidado y seguíamos. Y así llegamos a los noventa…"

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En el periodo entre 1985-1993, Colombia fue al infierno y regresó. En 1985 se presenció un ataque sin precedentes en la capital, Bogotá, donde entre el ejército y 35 guerrilleros armados del M-19 irrumpieron en el Palacio de Justicia y asesinaron cientos de rehenes y a 11 de los 21 jueces de la corte suprema de justicia del país. En Medellín, Pablo Escobar comenzó a asesinar y a bombardear a sus oponentes implacablemente, empleando sicarios adolescentes y asesinos profesionales para hacer su labor. Como el gobierno había acordado extraditarlo a los Estados Unidos, él se concentró en atacar a la policía, políticos y periodistas, y por 1989 la ciudad se había convertido literalmente en el departamento de la mafia. El candidato presidencial Luis Carlos Galán fue asesinado y el atentado contra la vida de otro político terminó con el bombardeo del vuelo 203 de Avianca. Añadido a esta miseria, el cartel de Cali del Valle del Cauca en Colombia comenzó una lucha por el poder con Escobar en un intento por controlar el tráfico de cocaína.

La Violencia en Colombia no desalentó a la creciente escena musical. El movimiento que había comenzado en Medellín, ahora de doble tamaño, añadió nombres como Masacre, Astaroth, Nekromantie, Blasfemia y Reencarnación. Bandas nuevas se fueron formando en el resto del país, Neurosis, Darkness y La Pestilencia en Bogotá, al lado de Krönös e Inquisition en Cali. Otras partes del país seguían, impulsadas por un aumento de conciertos y estaciones radiales jóvenes de metal como La Cortina de Hierro presentada por Mauricio "Bull Metal" Montoya, la cual tenía audiencias de centenares, incluso de millares. Por 1990 el metal colombiano era una fuerza para tener en cuenta y los que la crearon no tenían nada que perder. Kraken había roto con la escena underground después de ser atacados por punks en el Anfiteatro Carlos Vieco de Medellín en 1987, ellos llevaron su música adelante.

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Víctor Raúl Jaramillo, conocido como "Piolin" de la banda de ultra metal Reencarnación anota las diferencias entre su onda y el sonido de Kraken: "Hombre, yo sólo conocía tres canciones de Kraken y nunca había tenido una charla con Elkin… eso podría llamarse satisfactorio. Elkin y yo no éramos propiamente compatibles, pero enfatizo en su trabajo, en su constancia y su incansable fuerza para llevar la música de su agrupación tan lejos como pudo. Cuando el trabajo del hombre lo sobrepasa, estamos ante una creación genuina".

Las esperanzas de Colombia murieron en agosto de 1989 con el asesinato del político liberal Luis Carlos Galán en frente de 10.000 personas en una tarima en Soacha. Galán le había declarado la guerra a los carteles de la droga en el país, quienes sabían que se acabarían si Galán era elegido. En uno de los asesinatos más dramáticos del siglo XX, Galán fue acribillado mientras caminaba en el escenario, rodeado por sus ayudantes. 24 horas después del crimen, Kraken hizo un concierto en su honor. Ramírez pidió un minuto de silencio en nombre de "la paz, el respeto y la libertad" como él mismo declaró en la tarima. El concierto fue en la plaza de toros La Macarena, el mismo lugar que cuatro años antes lo habían rechazado.

Tres meses después, la banda sacó su segundo álbum Kraken II. Fue un trabajo de hard rock virtuoso, musicalmente, eran mundiales en comparación a sus pares. Su sonido se hizo más complejo, progresivo y cargado de pianos, similar a un Queensrÿche latino. Su canción "Vestido de cristal" llegó a ser el tope de un furioso debate en la radio nacional joven, pero a pesar de esto ellos ascendieron a la palestra nacional y tocaron frente a 20.000 personas en el Poliedro venezolano en 1990, nadie podía acusarlos de arrogantes.

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"Elkin era un caballero, no un rockstar o un tipo de espectáculos. No era egoísta" Dice Andrés Castro, un promotor de Bogotá. "Él representaba esperanza y Kraken era muy respetado. En esos días ser un metalero no era como hoy y su mensaje era ´No te preocupes, lo vas a lograr`".

Habría por lo menos otra década antes de que la edad del narco-terrorismo acabara. Cerca del 2012 muchos de los cabecillas mayores de los carteles de la droga en el país fueron asesinados o aprisionados, y Colombia está ahora en el largo camino hacia la paz. La cocaína es más o menos rechazada hoy por la escena metalera y los carteles de la droga son motivo de vergüenza y de disgusto nacional. La sola mención de Escobar es suficiente para molestar a los colombianos.

David Rivera, guitarrista de Tenebrarum, nos dio su perspectiva: "tengo que decir esto… Pablo Escobar fue una desgracia para nuestra sociedad. No es un héroe popular o algo así, él era un puto criminal. Pienso que mucha gente aquí toma ventaja de esto como parte de la historia colombiana para vender un poco más. Obviamente la historia del metal en Medellín estuvo rodeada por la violencia, pero todo mundo estuvo afectado por esto, no solo la escena metalera. No podemos hablar del desarrollo del metal teniendo como centro a Pablo Escobar".

"El metal suramericano atrajo miles de fans en el underground global entre 1985-1993. Incluso entre artistas orientales, como Øystein "Euronymous" Aarseth de la banda de black metal Mayhem, estaban inmersos en las bandas colombianas y su auténtico sonido brutal. Sin embargo "lo malvados" pioneros del Black metal noruego se proclamaron en últimas como sólo unos adolescentes de clase media que quemaban cosas en una Escandinavia utópica. Su llamada "maldad" palidecía en comparación con las realidades diarias de Colombia, las cuales producían un sonido y una lírica mucho más aproximada que no podría ser falseada o simplemente imaginada. La agrupación Masacre, conocido por ese tinte mórbido, evocaban títulos como Colombia: Imperio del Terror, Cáncer de Nuestros Días y Ola de Violencia que eran a su vez una cruda reflexión de sus tiempos.

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Durante los últimos días de 1980, Euronymous comenzó a contactarse con el baterista de Masacre Mauricio "Bull Metal" Montoya para difundir música e incluir bandas a su sello, Deathlike Silence Productions. Algunos han asegurado el descubrimiento de Parabellum, los padres del ultra metal, por parte de Euronymous tuvo una influencia directa en Mayhem y en el auge del black metal Noruego. Si esto es o no verdad, Masacre sería la primera banda en incursionar fuera del país, en 1991 lanzaron su álbum debut Reqviem por medio del sello francés Osmose Productions .Incluso si su sonido era radicalmente diferente, su líder admite abiertamente su deuda con Kraken.

"Ellos no solo influenciaron a Masacre, influenciaron a todos los demás", afirma Alex Oquendo. "Sus letras eran, como digo, muy interesantes, estaban escritas estilo poético donde se narraba muchas de las cosas que nosotros experimentábamos en Sur América y particularmente en Colombia. También fui muy buen amigo de Elkin y hablábamos mucho de esas cuestiones. Estaba muy interesado por todo lo que sucedía en el país, en los problemas políticos y sociales y defendió todas esas cusas. Eran días difíciles" y añade ´Todas las mañanas me despierto y pienso en Elkin. Hablábamos todos los días, me enviaba algunos mensajes de audio de Whastapp y yo los reproducía una y otra vez, mi esposa mantiene diciéndome que sería mejor si paro… pero es muy duro para mí no ser capaz de escuchar su voz nunca más".

Como la escritura del Premio Nobel nacional, Gabriel García Márquez, las letras de Elkin Ramírez estaban enganchadas al realismo mágico, llena de metáforas surreales y dobles significados. Su lenguaje elocuente habla de problemas sociales, corrupción guerrillas y la situación de los pueblos indígenas. Sus ataques eran poéticos, sutiles y a la vez directos.

"Elkin leía demasiado, lo cual también influenció sus letras", recuerda el guitarrista de Kraken, Hugo Restrepo quien ahora dirige una escuela musical llamada Solo Rock. "Él era un tipo de persona muy receptiva que nunca tenía nada negativo para decir de los otros, enfrentaba sus problemas y se sobreponía a ellos con fuerza y carácter".

Medellín hoy pinta diferente. No es perfecta, pero está muy lejana de 1980. La música de Kraken todavía suena en los parches y en los bares de la ciudad con frecuencia, sobre todo entre muchos metaleros y aquellos que alguna vez lanzaron piedras contra ellos ahora reverencian el sonido del "verdadero" heavy metal. La influencia de la banda también se pude rastrear en músicos del extranjero. El baterista Mauricio Chamucero, de la banda británica de heavy metal Rouge Male , es uno de ellos. "Elkin tenía sus sueños en un país donde era casi que imposible hacer tus sueños realidad al tiempo" dijo. "Mientras yo abandonaba mi país y dejaba todo atrás en pos de realizar mi sueño, Elkin decidió permanecer y pelear por él en su país. Nos mostró a todos nosotros que todo es posible independientemente de dónde eres".

Jaime Gómez Arellano, es ahora uno de los más grandes productores de música extrema, es otro que afirma. "Pienso que cada uno en la escena colombiana mira a Kraken como una de las mejores bandas del país, y nunca voy a olvidar el impacto que tuvieron".

Como los soldados colombianos enfilados hacia la paz y a la prosperidad, Elkin Ramírez ha dejado atrás un mundo mejor. Le sigue ahora su hijo, Andrés, y su música continúa inspirando muchos de sus seguidores en el país para que sigan sus sueños, sin importar las posibilidades. El rock, punk y el metal son aún unos de los géneros más populares en Colombia, y él todavía tiene adeptos en los lugares más altos. Uno de ellos se tomó el tiempo de escribir a su familia después de su deceso:

"Lamento profundamente la partida de su hijo, Elkin Ramírez, pionero del Rock Nacional y miembro prominente de la herencia cultural de nuestro país. Su trabajo de más de tres décadas fue fundamental, sin lugar a dudas, para expandir los límites de nuestra música y dejar una marca indeleble en muchas generaciones de colombianos que crecieron con Kraken. Lo recordaremos como el gran intérprete de compositor que era, pero, sobre todo, como un ejemplo de independencia y honestidad que nos dio en toda su vida. A pesar de que su voz ya no nos acompaña, el legado del Titán del rock nos acompañará para siempre".

Esta declaración vino de Juan Manuel Santos, presidente de la República de Colombia.