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Música

Dick El Demasiado: Una charla con el padre putativo de la cumbia experimental

El veterano holandés Dick Verdult, más conocido en las trincheras culturales como Dick El Demasiado, acaba de lanzar su última colección de canciones, Bombas Lacrimógenas

Indomable y delirante, rebelde incontestable, confusionista pro y padre putativo de la llamada cumbia experimental a través de la fundación de una mítica farsa llamada FESTICUMEX (Festival de Cumbias Experimentales), aquel punto de inflexión que sorprendentemente le dio a la cumbia un aventón “posmo” de este lado del charco a principios de este siglo de beats y bytes, el veterano holandés Dick Verdult, más conocido en las trincheras culturales como Dick El Demasiado, acaba de lanzar su última colección de canciones, Bombas Lacrimógenas. El disco, tres temas surreales que, juntos, forman una colección de ruidismo medio tropical que hace las veces de homenaje a Vietnam, sigue el curso de una obra insolente nacida a partir de la "inspiración radical" que, a hoy, se ha convertido en un referente de culto entre los músicos más osados de Latinoamérica. Aprovechamos el lanzamiento para charlar con el padre lunático sobre esto, aquello y mucho más.

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¿Cómo sientes que ha evolucionado la escena de la cumbia experimental desde el FESTICUMEX a principios de los dosmil?

Al comienzo me cagaba de risa y de placer. No podía creer que estaba logrando (por parte) lo que me había propuesto: dar vuelta a una torta popular estigmatizada y hacer de eso una muy amplia plataforma (lo amplio no se logró tanto). Musicalmente a veces me interesa lo que se hace con la cumbia de hoy y muchas veces no. No voy escaneando, y lo que siguen haciendo mis amigos me gusta. Escuché tanta música tan buena toda mi vida (a los seis años ya escuchaba música iraquí, marimba, calypsos nigerianos) que un gusano que se asoma del barro, con su ondular, me fascina más. Es música también.

Tuve la suerte que todo eso que se inició en Argentina desde el 2003 fue en el momento en que el país estaba de lo menos confidente, había esa crisis enorme que los tiró al suelo y de repente se despertaron sin ese sentimiento de ser "europeos". Por eso, todo el mundo estaba susceptible a otras puertas que no abrieran a Nápoles, Polonia y Galicia (el viejo mundo de los abuelos) pero que abrían el interior del país mismo. Y así fue que su música de sirvientas se convirtió en algo querido y visto con una mirada nueva. Como si a la "hija bastarda" le festejaran los 15 años pomposamente y se encantaran de su preciosidad y sutileza.

Pero esa crisis del 2002/2003 era (en este contexto) también mala suerte, ya que mucha barracuda de ciudad inmediatamente pervirtió el descubrimiento de esa nueva vuelta a algo popular necesitando sacarle el jugo dineral. Se subieron una cantidad de pibes-bien con gorrito de Che Guevara o indígena. Es parte del proceso también, y es el momento en que se puede perder la intensidad e interés real. Cómo está ese mundillo ahora, no me lo pregunto.

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Es muy curioso que la cumbia fuera un baile de esclavos y que estemos en un mundo en que muchos, con alegría, se escogen sus propias cadenas.

¿Qué es lo que más te sorprende y decepciona de la nueva generación de “neo” cumbieros?

De lo que veo, pues, primero, ¡me sorprende que hay muchos! Y bastante de eso parece yogur de fábrica vestida de lulo, o si no, le dan lugar a los clásicos desterrados, arrancándolos de vinilos. ¡Hay que ir mas lejos! No estamos en la próxima estación Esperanza. Se nos está cayendo el techo a todos y tenemos que ofrecer opciones nuevas. Ahora me voy al Japón por tercera vez y esta vez sí, voy a estudiar si allí hay de los que se meten a pervertirlo bien fuerte, ojalá encuentre. Hay una expresión holandesa: “el pescador de perlas no le teme al barro”. Me gusta la expresión, pero preferiría decir: “el pescador de barro no le teme a las perlas”.

¿Sientes entonces que se sigue perpetuando la “lenta degradación de las cumbias lunáticas”?

Es una pregunta preciosa. Habría que explicar que ese es el titulo del librito que saqué en el 2002, que aparentaba un estudio de antropología musical, comprobando que no solo existían las cumbias lunáticas, sino que también, supuestamente indignado, se estaban yendo para abajo. Para mí, la degradación es una cosa muy fascinante, porque el que lo juzga es el que define si es una degradación, es puramente una cuestión de perspectiva decir eso. Yo, personalmente, degradaría mucho mas toda la cultura popular. Aunque “distorsionarla” es el verbo. Distorsión Popular, esa es mi cancha de fútbol.

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¿En qué ha contribuido tu mirada torcida a tu visión retorcida, reflejada en tu obra?

No se exactamente a que te referís, yo soy torcido de muchos lados. Tanto en actitud, en vida (me mudé 20 veces durante mis primeros 20 años) y también tengo un ojo que esta torcido. Todo ayuda. Me llena de felicidad tener las herramientas para ver un contexto desde afuera. Los que lo viven, desde adentro, están por parte ciegos a fenómenos que les son demasiado familiares.

El tuyo siempre ha sido un acto frontal, hasta violento. Hablando seriamente, ¿Dick El Demasiado es una reacción a qué?

No me veo como una reacción, cuando reaccionas llegaste tarde. Lo veo más como un efecto natural. Fuerzas te empujan hacia este lado, te inclinan, es una cosa muy orgánica. Eso sí, me gusta ser frontal. El ajedrez social es una cosa de traidores… jaja. Los pasos son tan lentos que la multitud sonámbula no los percibe y no los puede apoyar.

Todo esto nace como un experimento anarquista. ¿Crees aún en la anarquía?

Vengo de una tradición lúdica. El filosofo holandés Huizinga escribió: "Homo Ludens", ¡aunque ni siquiera lo leí! Los algoritmos y las estadísticas que brotan desde los laboratorios empresariales por suerte aún se siguen equivocando, pero la cosa va por "aniquilar lo incontrolable", y no hay que ser Dios para saber que lo incontrolable es vida. Entonces, si querés mantener vida no te queda otra, incontrolable tendrás que ser. El hombre es anárquico, pero los trenes no. Ahí esta la dificultad.

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“Inspiración radical”. ¿De ahí viene todo? ¿En qué consiste esto?

En el arte hay dos etapas: la idea y el pulir la idea (es remarcable que no menciono el proceso de la realización). Las ideas por lo general son reanimaciones, y el pulir, ¡cuánto les encanta a todos! “Pero, ché, ¡qué bien lo esta puliendo!". Yo diría que lo radical empieza por no pulir ni lijar. Lijar no es amor, es vaselina.

Una clásica del Dick sobrada en altura y calidá. A subirle al vatio.

El juego parece ser importante en tu obra. ¿A qué juegas?

Por suerte no se a qué juego, pero lo sugiero. Es que por definición dentro del juego esta el ejercicio de la curiosidad, y pocos masajean ese músculo. Por eso, ofrezco ese terreno. Que lo agarren y le den vueltas.

Bombas lacrimógenas. Cumbias para ponerte a llorar. ¿Qué te produce lágrimas?

Lo que me produce lagrimas es lo tierno, el cariño entre la gente y momentos de belleza en toda humildad. Las bombas lacrimógenas, además de instrumento de opresión, están para despistar en los trayectos.

¿Cuál es el hilo conductor de este disco? ¿Qué estabas explorando? ¿Qué preguntas te estabas haciendo cuando lo hiciste?

Mis discos duros están llenos, pero lleno-llenitos, con casi-tracks, es decir, siempre abiertos pero ya con el núcleo ahí adentro. Esta vez me busqué unos tracks, a la mano suelta, que tuvieran un "feel" vietnamita. Tracks que pudieran acompañar sus teatros de títeres sobre el agua, una maravilla que es de ellos. Pero insisto: este disco no tiene antropo-sampleo. Me puse a grabar sobre un órgano eléctrico roto que tengo, lo rompí aún más con un filtro superbruto (Shermann) y a eso le hice por debajo el jardín del sonido. En la cabeza, el trampolín era Vietnam. Luego las trabajé en tres días con mi amigo y músico de mi banda los Exagerados, Pedro Buschi. De ahí vinieron por ejemplo las guitarritas santafesinas que tanto me encantan y que conozco del highlife congolés.