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Música

Este no será el mejor Rock al Parque, pero nunca tuvimos tantos motivos para ir

OPINIÓN | 2017 ha sido demasiado complejo en Colombia. ¡Vamos al Simón Bolívar a gritar con fuerza!
Foto por Julián Gallo.

Vea aquí todo nuestro cubrimiento de Rock al Parque 2017.

Este sábado arranca una nueva edición de Rock al Parque y, como cosa rara, el cartel esta vez tampoco convenció al público. O no del todo. El ritual de cada año se repitió también en este: la gente se volcó a las redes sociales para criticar, cuestionar e insultar la programación. Pero en la redacción de NOISEY invitamos a que nos detengamos un segundo a pensar: este por supuesto no es el mejor Rock al Parque de la historia, pero tampoco es el peor. Así que dejemos el drama y la quejadera y juzguemos al festival por lo que representa.

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Entonces sí: el cartel no es tan metalero ni contundente como en otros años. Y sí: otra vez Drobi Draco cierra el festival. Y sí: la baja en el presupuesto de cultura afectó al festival. Pero no olvidemos que, gústenos o no, Rock al Parque sigue siendo el festival gratuito más grande de América del Sur. En este punto algunos probablemente dirán que la idea es trillada, que eso lo sabe todo el mundo, que para qué repetirlo. Pero justamente se trata de eso: de repetirlo hasta entender lo que significa este evento para la música no solo colombiana, sino de toda la región.


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Rock al Parque es la válvula de escape de Bogotá. Un punto de desahogo de tres días para una masa de cuerpos sudorosos y extasiados. Uno de los pocos espacios de la ciudad en que miles de personas, al parecer distintas, pueden encontrarse y bailar, saltar, festejar, bolear mecha y ser libres. Nos atrevemos a decir que, durante el festival, no nos queda otra que unirnos y ser felices. Al menos por unas horas. Al menos por unas canciones.

Y ahora mismo debemos estar más unidos que nunca.

Este martes 27 de junio, las Farc dejaron de ser una organización armada, y esto calará en el sentir de los colombianos y se verá reflejado este fin de semana. Porque no podemos negarlo: un festival público es una plataforma política. A esto hay que sumar lo que hemos debido sufrir: la bomba del Andino, el asesinato de 37 (y contando) líderes sociales, los femicidios, la reforma tributaria, la polarización en la opinión, la hostilidad en la sociedad, la corrupción, la tragedia de Mocoa… En resumen: la angustia y la frustración que para muchos conlleva vivir en Colombia.

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No nos queda otra que unirnos y ser felices. Al menos por unas horas. Al menos por unas canciones. Este es el primer Rock al Parque del posconflicto.

Entonces: nos merecemos una fiestica para exorcizar demonios y, de paso, para celebrar que las Farc entregaron más de 7.000 armas y que la paz se sigue acercando. Y necesitamos saber que nos la merecemos. Por andar debatiendo sobre el cartel, no nos hemos dado cuenta de que este es el primer Rock al Parque del denominado posconflicto.

No olvidemos que Rock al Parque le pertenece a la ciudad. Que nos pertenece a nosotros. Que no es propiedad de Idartes, ni del alcalde de turno, ni de los curadores. Que es mucho más que un simple festival de rock: es un un espacio por el que luchamos los ciudadanos. Es un festival que nos representa, y justo por esto no vale la pena enfrascarse en riñas por el cartel que no tienen mayor significado. Defendámoslo. Y para defenderlo: vayamos a vivirlo con toda este fin de semana.

Nunca hubo más motivos para hacerlo.

* Este es un espacio de opinión. No representa la visión de Vice Media Inc.


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