Blacksteban: El rapero de las FARC que cambia el plomo por la pluma

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Música

Blacksteban: El rapero de las FARC que cambia el plomo por la pluma

Estuvimos con este caleño de 28 años que, desde la Zona Veredal de Transición en Iconozo, Tolima, espera el momento de reinsertarse y rimar como civil.
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fotografías de Antonia Santana

Por el camino de herradura baja un hombre delgado, de estatura media, que camina de forma burletera y socarrona, con los pies hacia afuera y los brazos colgando. Lleva botas de caucho, camisa azul y cachucha naranja, y un par de audífonos verdes en la mano. Se trata de John Esteban Pérez, un guerrillero perteneciente a la Zona Veredal Transitoria Antonio Nariño, ubicada en Icononzo (Tolima) a tres horas y media de Bogotá, a un poco más de una hora de Fusagasugá. Antes de contactarlo por su nombre, recibimos noticia suya como "El Cantante", un sobrenombre al que sus compañeros lo han acostumbrado como una forma de reconocer el talento de este rapero caleño de 28 años.

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Icononzo es uno de los lugares transitorios dentro del proceso de reincorporación de los guerrilleros a la vida civil. Al igual que otras 26 poblaciones entre veredas y campamentos a lo largo y ancho del país, actualmente alberga a cientos de milicianos, guerrilleros y demás integrantes de las FARC, que esperan la implementación de los acuerdos pactados en la Habana y los 180 días para la desmovilización. Esteban no había estado antes en este sector. En sus quince años de militancia operó en el Guaviare y demás zonas surorientales, se formó entre las cordilleras oriental y central en innumerables regiones a las que las FARC tenían acceso y campamentos. Ahora, tras la firma del acuerdo fue enviado junto con otros 300 compañeros a la zona Antonio Nariño, un lugar del que en teoría los guerrilleros no pueden salir, a menos que consiga un permiso especial y regulado por las autoridades estatales, o que sea uno de los diez delegados para realizar operaciones de control extraterritoriales. Pero en su caso, al conocerse los eventos que contaban con la presencia del músico, hubo una excepción.

En todo caso es en estos espacios donde se silenciaron las armas y se construyen los primeros pasos de nuestra reconciliación. A estos llegan investigadores universitarios, la ONU para hacer el acostumbrado monitoreo y verificación de las normas especiales instauradas en los acuerdos, corporaciones y demás entidades autorizadas para realizar trabajos de regulación y mejoramiento de las condiciones vitales de quienes habitan ahí. Por otro lado hay algo evidente a esta altura, y es que falta un montón de cosas para que ese sea un espacio estable o por lo menos propicio para el inicio de los procesos de reinserción: no hay espacios para las gestantes en su proceso de lactancia, las aulas no están adecuadas al igual que los escenarios que permitan la capacitación para profesionalizar y acreditar los saberes de los subversivos. O en el caso de Esteban un espacio que le permita divulgar su trabajo, publicarlo y ponerlo en libre circulación.

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Cuando llegamos preguntando por Blacksteban, nos dijeron que todavía no se podía subir debido a que estaban terminando la celebración del día del niño en la vereda, por lo que cada uno de los encargados de otorgar el permiso para llegar a la caleta del músico estaba colaborando en el evento, a la vez que atendía demás visitas institucionales. Cuando obtuvimos respuesta y autorización para hablar con el músico subimos junto a Miller, uno de los encargados de la ZV que fumaba una y otra vez dejando ver una profunda cicatriz en su mano derecha, cicatriz que hace diez años le dejó un balazo. Mientras tanto cruzan monte arriba y monte abajo investigadores académicos, campesinos, jugadores de ajedrez empedernidos, niños, perros… Millares de perros que han comenzado a quedarse, dándole un tono de rutina, un olor a espera, a hogar. Vamos preguntando por la trocha si Blacksteban se encuentra cerca o está colaborando más arriba en la obra negra. Nos dicen que debe encontrarse en su caleta, que de no ser así estará en el terraplén con los otros albañiles.

En esta segunda etapa quedarían finalmente establecidas las viviendas transitorias de los desmovilizados. En vez de divisar alguna construcción sólida lo único que se despliega a lado y lado del camino son las caletas provisionales donde llevan durmiendo más de cinco meses. Las caletas consisten en lonas verdes trenzadas con palos y plásticos negros tensados al piso a manera de techo, lo demás son algunas zonas comunes sentadas en barro pisado, centros de salud improvisados, salones de estudio con una que otra bandera roja donde siempre relucen la hoz y el martillo amarillos del Partido Comunista Colombiano (PCC) o la imagen de su líder Manuel Marulanda. Sin importar dónde se encuentren, todos llevan el indistinto sello de la organización. El mismo Esteban, sin uniforme, encontró la forma de dejar visible en su gorra el nombre de FARC-EP. El resto son algunos rincones que dejan entrever utensilios plásticos y desechables como queriendo decir "aquí y así no nos quedamos para siempre".

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Una vez estuvimos de frente con John Esteban, decidimos subir a la planicie de la última etapa. Él comienza por contarnos que el apodo de "Blacksteban" nace como tal en las Farc. Antes ya le había gustado la idea del nombre y así fue como se presentó por primera vez en los Llanos del Yarí, cuando lo llamaron a compartir tarima con Alerta Kamarada, quienes lo recibieron con un espectáculo increíble, recuerda: "Cuando llegaron los de Alerta ya les habían hablado de mí y me invitaron a cantar con ellos. Al principio claro que sentí nervios, pero luego fue bacano como comenzamos a cantar juntos, y ver a toda la gente bailando fue tremendo. Con ellos venía la gente con la que luego grabé 'Canción de Reconciliación'".

Recalca que siempre le había gustado el rap y eso de los apodos. Que de una u otra forma lo devuelve a Cali a su infancia, cuando inventaba sobrenombres a sus amigos. También apunta una y otra vez que nunca se cansó de escuchar e intentar sus propios nombres y sus propios temas. El rap y el reggae lo han acompañado siempre y con ellos la idea de cantar, sobre todo de cantarle a la gente para llevarles un mensaje. Cuando llegamos a la planicie encuentra la canción, me pasa los audífonos, pero salta a la vista la pregunta por esa primera presentación de la que recuerda "Fue en el Yarí, en la X Conferencia de las FARC". La X Conferencia en los llanos del Yarí fue la última convención guerrillera organizada por todos y cada uno de los integrantes de las FARC, que a diferencia de reuniones anteriores donde se discutían estrategias de guerra o tácticas de combate esta se centró en canalizar toda la organización de una nueva estrategia para la paz.

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En un momento de silencio nos quedamos mirando las botas de caucho a lo que siguió la pregunta obvia: "¿Por qué las Farc?" Nos responde que estando en Cali y viviendo con su mamá se dio cuenta que la situación no era la mejor, que vivía en una situación desigual y que estando en las FARC podía hacer más, podía ayudar a su madre y de paso ayudar a que esa situación desequilibrada en la que se encontraba pudiera arreglarse no sólo en Cali sino en el país. Recuerda que vivía en San Marino, en la comuna séptima y que fue allá donde encontró la oportunidad de enlistarse, frente a las oportunidades que se ofrecían en el panorama esta le pareció la mejor. En este momento no sabe dónde estará su familia o si seguirán en Santander de Quilichao, donde escuchó la última vez que estaban, y termina diciendo: "aquí estoy, y ha sido un proceso largo al que ya le dije que sí a la paz como espero, por medio de mis canciones, le diga también el pueblo colombiano."

Al finalizar la canción que se grabó con Independencia Records, gracias a los de Alerta Kamarada. Uno de ellos trajo el estudio de grabación para la ZV porque Esteban no podía ir hasta allá, montaron el estudio en una caleta y así comenzaron los primeros bosquejos de ese sencillo que mezclaría, no solo los golpes conocidos del rap sino que a estos añadiría las inconfundibles melodías de las tamboras de cumbia y junto a ellas, sonidos marimberos del pacífico. Nos cuenta que vino la BBC de Londres y también pasó la canción por uno de sus programas, y después ya le anunciaron que iba a estar en Latinopower junto a otros cantantes farianos y finalmente en la Feria del libro.

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Como Blacksteban son más los ejemplos de otros músicos en las filas de las FARC. Casos como los de Martín Batalla o Julián Conrado y muchos más. Casos donde la música ha sido más que una aguja propagandística, un himno de guerra o un llamado a las armas. Junto a ellos cabe recordar al dúo de música llanera Rebeldía Oriental quienes también hablaron con Noisey. Todos, como Esteban, esperan la reincorporación a la vida civil para poder continuar con su trayecto musical junto a uno profesional.

Sin embargo, hay algo inquietante cuando le interrogamos por la posibilidad de reintegrarse a la vida civil como excombatiente. Blacksteban termina nuestra charla con esta determinación: "Yo no soy excombatiente, la lucha sigue, pero sin armas. Quiero seguir con el mensaje para el país, ese mensaje que como mi canción dice es para que dejemos los rencores, para que comencemos de nuevo. Mis canciones son para los del Sí como para los del No, quiero que sepan que sí se puede sacar adelante este nuevo proyecto de paz. Yo ya le dije que sí. Quiero seguir con la música y quiero estudiar también, tengo más canciones porque siempre que puedo escribo un par de líneas ahí en la caleta y espero sacarlas también. Quiero hacer giras por toda mi tierra natal que es Latinoamérica".

Actualmente las ZVT siguen a la expectativa por la resolución de todos los problemas con los que cada vez tropiezan, problemas que van desde la instalación de sistemas de alcantarillado o agua potable hasta los rumores de los medios y de algunos personajes que aseguran lujos inexistentes en estos espacios, como lo hizo el mismo gerente de las zonas veredales Carlos Córdoba. Aunque se aleguen inconvenientes por las condiciones geográficas o retrasos en los contratos de arrendamiento, las zonas se levantan ante todo por manos de los propios guerrilleros, a quienes se les ve dispuestos, conscientes y expectantes de la resolución del conflicto, o en palabras del mismo Blacksteban "acá todos metemos la mano para que esto se levante". El proceso de paz comienza donde el rencor termina, es otra página implícita de los acuerdos. Las transformaciones se piensan ya no como anhelos de un posible futuro sino como un presente que se está materializando, un presente que depende de cada uno.

Mientras tanto Blacksteban enrolla de nuevo sus audífonos y nos dice que espera reencontrarse lo antes posible con su familia que no ve hace años. No deja de insistir en que pase lo que pase es en la música donde seguirá su combate. Es en el rap y en las palabras donde comenzará un nuevo renglón para la página de la paz.