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Música

Cine y rock: Hermanos siameses que comparten un fluido vital

Un repaso por los hijos bastardos que salieron de la hermosa unión entre las películas y la música.

El cine y el rock son como hermanos siameses que comparten el fluido vital. Ambos se complementan, se nutren y se referencian entre ellos. Nadie puede negar que las películas son una de las mayores fuentes de inspiración del rock y viceversa. Durante décadas miles de bandas han sacado sus nombres, sus canciones, sus letras y hasta sus propuestas estéticas del cine. Estas dos expresiones son perfectamente compatibles por la capacidad de imaginar, crear universos fantásticos, hacer que la gente reflexione y sobre todo porque ambas expresiones buscan que las personas le den por un par de horas algo de sentido a sus míseras vidas. Probablemente el género que más elementos toma del cine es el metal. Desde que Black Sabbath sacó su nombre de una película italiana de 1963 dirigida por Mario Bava –inventor de un subgénero llamado giallo que mezclaba el suspenso con el terror y del cual se derivó el cine tipo slasher– se abrió una puerta que dejó entrar toda la magia de las películas a los instrumentos. Lo que Sabbath hizo fue la versión musical del cine de terror para que la gente sintiera el mismo miedo y la misma angustia que les producían las imágenes que veían en la pantalla.

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Desde ahí el cine y el metal han caminado de la manita por el camino amarillo. Pero muchos músicos amantes de la distorsión siempre se han sentido fascinados por una clase de cine más subterráneo y oscuro.

Desde que los hermanos Lumière inventaron el cinematógrafo a mediados del siglo XVIII la producción audiovisual ha sido inagotable. Esto ha creado todo un circuito de cine under, muchas veces mal hecho, que se desarrolló a la par de la gran industria fílmica. Durante los años 20 en los Estados Unidos, a modo de estrategia comercial los teatros de cine empezaron a hacer funciones dobles para atraer al público. Estas solían presentar un estreno o un largometraje taquillero de clase A, y una producción de bajo presupuesto tipo B que por lo general era de terror o ciencia ficción.

Para la mayoría del público estos trabajos valían pija, pero en esas salas siempre había uno que otro ser extraño y retraído lleno de rabia que quedaba flechado con esos fotogramas. Esos seres de aura oscura salían del cine, se iban a sus casas, agarraban sus instrumentos y se ponían a componer inspirados por las porquerías que acababan de ver. Así nacieron bandas como The Misfits en 1976, cuyo estilo y estética se deriva del cine tipo B. Para empezar, el nombre del grupo salió de un largometraje de 1961 protagonizado por Marilyn Monroe; La inmortal calavera que los identifica a la banda la tomaron de The Crimson Ghost, una película de crimen y suspenso de 1946; y pues todas las letras hablan de los peculiares mundos que abundan en el cine B.

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Pero donde más se nota la influencia del cine en el rock es en los nombres de algunas bandas. Por ejemplo: White Zombie, sacó su nombre de una película homónima estrenada en 1932 y dirigida por Víctor Halperin, la cuál se considera histórica por ser el primer largometraje en el que aparecieron zombis. Evildead es una banda clásica de thrash metal que sacó su nombre de una de las secuelas del cine de terror más legendarias de todos los tiempos, The Evil Dead que fue estrenada en 1981 y trata de cinco estudiantes que se enfrentan contra los espíritus malignos del bosque. Aquí en Colombia hay grupos como Nosferatu nombrado por está icónica película lanzada en 1922, que es una versión de Drácula y es un filme icónico muy importante para la cultura y si no lo han visto háganlo ahora.

No todos los grupos sacan sus nombres de los títulos de las pelis, también hay quienes se inspiran en los ídolos de la pantalla grande como Charles Bronson, que fue una genial banda gringa de power violence que se bautizó como el todo poderoso Bronson, uno de los mejores actores de acción de todos los tiempos. Mogwai, el grupo inglés de rock instrumental onírico y progresivo se inspiró en el tierno muñequito que pelea contra los Gremlins e incluso Duran Duran sacó su nombre de un personaje del cine culto, el villano de Barbarrella, película de 1968 protagonizada por Jane Fonda y la cual es considerada una de las comedias de ciencia ficción más queridas de la historia.

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Hay grupos que han hecho discos temáticos inspirados en películas como El último disco de Sepultura The Mediator Between the Head and Hands Must be The Heart lanzado en 2013 que es un álbum temático inspirado en Metropolis (1927), una de las mejores películas de la historia. Machetazo, un grupo de grind español, que inspiró gran parte de su obra en el terror, tienen un disco llamado Sinfonías del Terror Ciego que homenajea el trabajo de Amando de Ossorio, un director de cine español cuyas pelis eran una metafórica crítica a la dictadura franquista.

A parte de todo, hay una tradición en géneros como el grind core, el death y el gore, en la que los grupos toman samples de diálogos de largometrajes y los incorporan en las canciones. Lo cual es un guiño para el cinéfilo melómano y una forma de darle un aura más oscura y pesada a las canciones.

La conexión entre el cine y la música es de ida y vuelta porque no se puede pensar en una buena película sin una buena banda sonora. Trainspotting es una obra maestra, pero sin las canciones que la acompañan solo sería una buena película. Todo el universo de Tarantino sería muy pobre sin las bandas que lo musicalizan. Es como que el cine y la música son dos cofres llenos de fichas de Lego. Hay una cantidad enorme de confinaciones y las posibilidades de fusionar ambas cosas para sacar obras maestras, que son inagotables.