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Música

Final, final, se acabó: Así vivimos el cierre del Festival Centro

Y hasta el otro año.

Todas las fotos por: Omar Andrés Rueda /Fundación Gilberto Alzate. El domingo 17 de enero terminó la séptima edición del primer festival del año en Bogotá, el Festival Centro; el cual se llevó a cabo en la Fundación Gilberto Alzate, repartiendo sus actos de una hora entre el auditorio de la FUGA y el muelle. Durante una semana completa pudimos oír desde pop, pasando por hip-hop, punk, tropicalia, hasta latin soul, entre muchos otros ritmos, y pudimos ver tanto nuevas propuestas musicales bogotanas como Las Hermanas, Bestiärio y N. Hardem, hasta grandes músicos de la historia como Aníbal Velásquez, Joe Bataan y Afrosound. ¡Fue una locura!

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Fieles a lo que nos gusta, nos aventuramos a enpachangarnos todos los días y empaparnos de toda la cultura musical que los curadores del festival nos pusieron en bandeja de plata, para comenzar el año más vitales que nunca. Por supuesto, no nos perdimos el gran final, ese que pintaba cerrar con broche de oro desde que a finales del 2015 anunciaron su cartel y empezamos a ver letreros de agotado para todas las presentaciones.

El bloque de despedida, comenzó con La Contundencia. Una orquesta chocoana que nació en 1985, toca chirimía —género típico del litoral pacífico— con otros ritmos de la región Caribe como el porro y los acompaña con letras picantes y de doble sentido. A las 6:00 pm puntual, la banda se subió a la tarima del muelle, un espacio que debajo tiene un parqueadero y está abierto hacia la calle, lo que hizo que aunque muchos no tuviéramos boleta, pudiéramos escucharlos. Como si estuvieran en una plaza en cualquier pueblo del país, esta orquesta se fajó una hora de música popular colombiana, tocaron “El rastrillo” y “Kilele” de su autoría y luego se echaron un mosaico instrumental carnavalero que incluía temas como “La Estera” de Pedro Ramayá, “El escorpión” de Diomedes Díaz y “La copa de la vida” de Ricky Martin. Todo esto complementado por guapirreos, “arriba, arriba, arriba” y coreografías, que siendo sinceros, desde atrás no se entendían mucho.

Tan pronto acabó su show, nos unimos a una fila aparentemente interminable para ver lo que sería el mejor acto de todo el Festival Centro: ¡¡¡Afrosound!!! La banda producida a principios de los 70 por Julio Estrada — mejor conocido como Fruko—y que toca chicha peruana en versión colombiana, su instrumentación eléctrica y alucinógena elevó los niveles de euforia a un espacio extraterrenal. Con Mariano Sepúlveda en la guitarra eléctrica, Fruko en el bajo y una orquesta que bien podrían ser los Tesos, Afrosound prendió una hora y punta de fiesta en la que no se sentó nadie. La mítica banda, a la que sinceramente nunca nos imaginamos escuchar en vivo, estuvo interpretando un repertorio de viejas canciones entre las que estuvieron las muy reconocidas “Caliventura”, “La marcha del pato”, "Caminito serrano" y por supuesto, “La danza de los mirlos”, un tema que nos hizo sentir erizo por todo el cuerpo, echar moco y bailar frenéticamente, sin dejar de sentir que todo lo que pasaba era muy parecido a un sueño. Después de tanta cumbia psicodélica, Afrosound terminó su función con "Salomé", una canción un poco más lambada, que es interpretada originalmente por Juan Carlos Coronel. Un concierto histórico, que siempre quedará en nuestras memorias y el cual demostró que Afrosound sigue vigente. "¡A la orden muchachas!", como dijo Mariano. El último acto estuvo a cargo de Ondatrópica, la banda creada por el productor inglés Quantic y Mario Galeano en 2012 y que está a punto de sacar su Volumen 2, el cual estuvieron grabando el año pasado en el Midnight Dream, el estudio de Providencia. Como siempre que los hemos visto presentarse, el grupo se subió a la tarima del auditorio de la FUGA e inundó el espacio con puro sabor y extra sazón. Con temas de su primer disco como "Bomba trópica", "El caimán y el gallinazo", "Ska fuentes" y "Linda mañana", la orquesta puso a cantar a todos niños, viejos, jóvenes e incluso aquellos curiosos que los escuchaban por primera vez. Con atuendos tropicales y muy elegantes, como el del maestro Michi Sarmiento, quien aprovechó para darnos la bendición, la banda colombo-inglesa nos presentó dos temas de su volumen dos: un reggae calypso de su próximo disco y una champeta del Pacífico, que estuvo a cargo de Nidia Góngora, quien además se quitó los zapatos para echar paso más relajada. Una linda forma de terminar el domingo y cerrar el Festival. No olviden, "el remate es en Matik", como dice Nidia Góngora.