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Música

Himnos insurgentes: Un recorrido por la música de las FARC

En el monte suenan más que disparos.

«Bueno, bueno, bueno, todo el mundo a bailar, a mover la cintura con fusil y fornitura porque llegaron ¡LAS FARC! ».

Así

comienza un merengue lleno de ritmo y sabor, grabado en la clandestinidad por una orquesta de guerrilleros llamada Los Compañeros de las FARC-EP. Trompetas, timbales y acordeones, es lo último que muchos esperarían escuchar en un campamento guerrillero, pero créanlo, el repertorio musical fariano es muy variado y algunos temas son tan buenos que podrían animar cualquier fiesta.

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Con el reciente "Acuerdo sobre las víctimas del conflicto", logrado en La Habana (Cuba), parece que el proceso de paz pronto llegará a su final. Con esto, se abrirá un espectro social que por décadas ha sido ignorado y estigmatizado por una parte de la sociedad colombiana: la cotidianidad y el pensamiento del guerrillero.

A través de la música, la guerrilla ha trasmitido sus ideologías, discursos y vidas a sus simpatizantes y, de alguna forma, estos temas son una especie de ventana desde la cual se puede observar otro ángulo de la vida en la insurgencia, que a su vez revela una diversidad de expresiones musicales y culturales, que en algunos casos son producciones muy trabajadas y complejas y en otras son medios muy simples y eficientes para transmitir un discurso. En Noisey hicimos un repaso por el extenso repertorio de música fariana cuya

oferta musical está compuesta por todo tipo de ritmos, desde vallenatos hasta salsas, pasando por trovas, corridos y hasta reggae.

«Una lágrima dejaste en el rancho viejo, rondando en el rostro de una buena mujer/ Que te vio partir sin esperar tu regreso, porque el guerrillero no promete volver/ Con un envoltorio de cosas necesarias, un cepillo dental y un viejo pantalón/ Partiste a un campamento oculto en la montaña, donde muchachos guerrilleros te enseñaban a que dieras los tiros en la formación», dice la letra de "Guerrillero nuevo", una canción polémica que puede propiciar una serie de juicios y opiniones muy diversos y antagónicos.

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En los comentarios de YouTube podemos encontrar usuarios que ponen mensajes llenos de odio y rencor, y algunos que escriben textos de simpatía y admiración. Pero, si vemos más allá de las posturas políticas, en la canción encontramos la historia de una persona pobre que se va a la guerra. Una historia que es bastante común en este país y que, sin embargo, no se cuenta con frecuencia.

En el centro de las discusiones sobre el conflicto armado, el otro, el enemigo malvado, se representa deshumanizado. Al igual que deshumanizamos la vida cotidiana en el frente de batalla, como si por el hecho de portar un arma se desdibujara inmediatamente la vida de una persona. Tal vez todo esto, nos impida construirnos imágenes mentales de una guerrilla que baila, escucha cumbia y recrea actividades culturales, con trajes típicos y todo. Pero, esto es una realidad:

La música fariana se compartió de forma masiva antes del comienzo de las negociaciones de paz, cuando la guerrilla lanzó una especie de rap producido de forma muy sencilla. Desafiantemente y acompañados de unos tambores, le decían al Gobierno que las conversaciones no representaban su derrota, y que llegaban a la mesa de diálogos en pie de lucha y con todos sus ideales firmes.

«Me voy para La Habana, esta vez a conversar/ El burgués que nos buscaba no nos pudo derrotar»

, dice el tema que pueden escuchar aquí abajo.

Luego, en mayo de 2014, todos nos quedamos sorprendidos cuando llegó desde La Habana un video muy distinto a esta primera canción. Esta vez conocimos un clip bastante bien producido, donde una guerrillera rubia, holandesa, llamada Tanja Nijmeijer, quien se unió a la guerrilla hace más de diez años, le metió flow a los diálogos de paz. “El pueblo pa’ la mesa” fue una producción llena de rimas incendiarias que reivindican el proceso de paz y a la vez critican al Gobierno y a varios medios de comunicación. Este pop insurgente y tropical hecho por alias “Alexandra Nariño” y el grupo de hip hop cubano Cuentas Claras, parece un intento de la guerrilla para viralizar sus posiciones políticas y sus reflexiones acerca del fin del conflicto.

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Grabadas de forma clandestina en los propios campamentos guerrilleros, las canciones farianas siguen una tradición que muchos ejércitos han mantenido a través de la historia. Desde los cantos épicos que contaban las hazañas de los guerreros antiguos, pasando por la Emisora del Ejército colombiano, la música es algo que ha acompañado a los grupos armados, ya sea para motivarlos a continuar con sus luchas, transmitir ideologías o contar historias relacionadas con sus contextos.

El cancionero fariano se distingue porque, aparte de su himno oficial (que pueden escuchar aquí arriba), la guerrilla no tiene muchas marchas ni cantos solemnes. Más bien, el repertorio de las FARC está conformado por una rica variedad de ritmos folclóricos típicos y muy tropicales que, de alguna manera, es representativa de la diversidad musical de Colombia. Cada frente guerrillero arma la fiesta a su manera. Por ejemplo, el

Bloque Comandante Briceño Suárez o Bloque Oriental, desde lo más recóndito del vasto llano, con arpa, tiple y maraca grita

:

«Aaaaaa/ Yo también tengo un gabán/ más de un revolucionario, más de un revolucionario que lleva 50 años en nuestra patria luchando»

. O el Frente 51 del Bloque Caribe que prefiere decir a ritmo vallenato:

«El que ame la libertad, que se meta al cuento hermano/ Que venga, que aquí en las FARC luchará contra el tirano/ Y en combate por la paz, también es bolivariano»

.

Dentro de las filas guerrilleras existen varios grupos y músicos que han grabado cientos de canciones y que vendrían a ser los abanderados de la cultura guerrillera. Lucas Iguarán Uriana, Cristián Pérez u Horizonte Fariano, son algunos de los nombres más recurrentes en las discografías que se pueden encontrar en páginas como: Paz FARC-EP, el medio oficial de la delegación de esa guerrilla en la mesa de conversaciones de La Habana; Resistencia-Colombia, la página del Bloque Martín Caballero (Bloque Caribe) o Víctor Saavedra FARC-EP, blog de La Compañía Víctor Saavedra que opera en el Valle del Cauca.

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Sin duda el músico guerrillero más reconocido es un costeño flaco, alto y bigotón llamado Julián Conrado. Este personaje ingresó a las FARC en los años ochenta, luego del fracaso de los diálogos de paz durante el gobierno de Belisario Betancur y del inicio del genocidio de la Unión Patriótica, partido al que pertenecía. Por un momento se pensó que Conrado había muerto junto con el segundo de las FARC para entonces, Raúl Reyes, en el bombardeo del Ejército colombiano en marzo del 2008, en Angostura, provincia de Sucumbíos, Ecuador. Pero el hombre siguió recorriendo el monte colombiano con su fusil y su guitarra. En 2011, el trovador guerrillero fue detenido en Venezuela y fue visto por última vez en la mesa de Cuba.

Durante muchos años Conrado fue uno de los líderes guerrilleros más buscados por la fuerza pública y es considerado uno de los ideólogos más influyentes de la guerrilla. Cuenta con ocho discos y más de 400 canciones y, según

rebelion.org

, él fue el personaje a quien se le ocurrió la idea de grabar álbumes para difundir la cultura musical fariana,

en 1988

. Su primer proyecto lo hizo en las montañas de Santa Clara, ubicadas en la Sierra Nevada, donde grabó un casette junto con Lucas Iguarán. Después, en 1989, con el apoyo del Secretariado de las FARC, grabó su primer LP llamado

Mensaje Fariano

.

La música es uno de los principales medios de difusión ideológica que tiene la guerrilla. La mayoría de temas hablan, de forma romántica y a veces dramática, de la lucha que sostienen en el monte, enaltecen a sus líderes y hacen reflexiones acerca de la guerra. La Voz de la Resistencia, u

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na radio clandestina que opera en el sur de Colombia,

es una de las formas más eficientes que han desarrollado las FARC para asegurar que sus simpatizantes escuchen esta música. Incluso, esta estación puede ser escuchada hasta en los poblados fronterizos del norte de Ecuador, en los días en que los helicópteros de la Fuerza Aérea no sobrevuelan el área. Este medio escondido en las montañas difunde comunicados, noticias y partes de guerra, pero una parte importante de su programación está dedicada a la difusión de estas canciones. La Voz de la Resistencia tiene tanta relevancia para la insurgencia que uno puede encontrar un par de

documentales

en YouTube con los guerrilleros encargados de la radio.

Pero, la música fariana no sólo cumple una función ideológica. Algunos de estos vallenatos y merengues tienen una ingeniosa función "pedagógica", ya que enseñan historia nacional y de las FARC, e incluso dan entrenamientos básicos y hasta explican cómo darle mantenimiento a las armas. Con un aura de solemnidad y heroísmo, estos temas muestran cómo son los campamentos guerrilleros y las personas que viven en ellos. Se asoma un estilo de vida cómodo y a veces jovial, bastante liviano cuando no están en combate, una imagen muy distinta a la que se ha formado en el imaginario de muchos colombianos que ven estos campamentos como lugares turbios, como las guaridas de un grupo de villanos.

Lo más curioso que uno encuentra dentro de este repertorio son las canciones dedicadas a la fuerza pública como “Hermano soldado, hermano policía” cuya letra dice: «Si te mandan a morir sólo por una libreta/ Yo te voy a repetir lo que un día dijo un poeta/ Sí soy pobre como tú, somos hermanos los dos/ No sé por qué piensas tú, que tu enemigo soy yo». Este tipo de temas son similares a las propagandas de televisión en las que el Ejército invita a los guerrilleros a desmovilizarse porque "Colombia les está guardando el puesto". La diferencia es que las FARC invitan a los soldados a luchar junto a ellos contra "el verdadero enemigo del pueblo", lo que ellos llaman "oligarquía".

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De llegar a concretarse el proceso de paz, quedarían muchas preguntas con respecto a todas estas expresiones, que seguramente serán un legado secundario y menos doloroso de la guerra. Considerando el ADN compartido entre la música que escuchamos en nuestro cotidiano y estas canciones, podríamos decir que también son parte de nuestra historia nacional y que son parte de la memoria del conflicto.¿Qué sucederá con todos estos documentos? ¿Será que podríamos verlos en alguna edición especial en acetato? ¿Será que dejaremos de escucharlos como canciones? Sea como sea, una de las peores decisiones que podríamos tomar, sería sepultarlas en el olvido.

Si quiere conocer más de la música de las FARC, aquí le dejamos una lista de canciones:

Un vallenatico dedicado al Frente 59.

Música indígena hecha con quenas y tambores, pa' zapatear toda la noche.

Entre los temas más recurrentes de los compositores de las FARC, está cantarle a las guerrilleras.



«Bueno, bueno, bueno, todo el mundo a bailar, a mover la cintura con fusil y fornitura porque llegaron ¡LAS FARC! ».

Así

comienza un merengue lleno de ritmo y sabor, grabado en la clandestinidad por una orquesta de guerrilleros llamada Los Compañeros de las FARC-EP. Trompetas, timbales y acordeones, es lo último que muchos esperarían escuchar en un campamento guerrillero, pero créanlo, el repertorio musical fariano es muy variado y algunos temas son tan buenos que podrían animar cualquier fiesta.



Con el reciente "Acuerdo sobre las víctimas del conflicto", logrado en La Habana (Cuba), parece que el proceso de paz pronto llegará a su final. Con esto, se abrirá un espectro social que por décadas ha sido ignorado y estigmatizado por una parte de la sociedad colombiana: la cotidianidad y el pensamiento del guerrillero.

A través de la música, la guerrilla ha trasmitido sus ideologías, discursos y vidas a sus simpatizantes y, de alguna forma, estos temas son una especie de ventana desde la cual se puede observar otro ángulo de la vida en la insurgencia, que a su vez revela una diversidad de expresiones musicales y culturales, que en algunos casos son producciones muy trabajadas y complejas y en otras son medios muy simples y eficientes para transmitir un discurso. En Noisey hicimos un repaso por el extenso repertorio de música fariana cuya

oferta musical está compuesta por todo tipo de ritmos, desde vallenatos hasta salsas, pasando por trovas, corridos y hasta reggae.

«Una lágrima dejaste en el rancho viejo, rondando en el rostro de una buena mujer/ Que te vio partir sin esperar tu regreso, porque el guerrillero no promete volver/ Con un envoltorio de cosas necesarias, un cepillo dental y un viejo pantalón/ Partiste a un campamento oculto en la montaña, donde muchachos guerrilleros te enseñaban a que dieras los tiros en la formación», dice la letra de "Guerrillero nuevo", una canción polémica que puede propiciar una serie de juicios y opiniones muy diversos y antagónicos.

En los comentarios de YouTube podemos encontrar usuarios que ponen mensajes llenos de odio y rencor, y algunos que escriben textos de simpatía y admiración. Pero, si vemos más allá de las posturas políticas, en la canción encontramos la historia de una persona pobre que se va a la guerra. Una historia que es bastante común en este país y que, sin embargo, no se cuenta con frecuencia.

En el centro de las discusiones sobre el conflicto armado, el otro, el enemigo malvado, se representa deshumanizado. Al igual que deshumanizamos la vida cotidiana en el frente de batalla, como si por el hecho de portar un arma se desdibujara inmediatamente la vida de una persona. Tal vez todo esto, nos impida construirnos imágenes mentales de una guerrilla que baila, escucha cumbia y recrea actividades culturales, con trajes típicos y todo. Pero, esto es una realidad:



La música fariana se compartió de forma masiva antes del comienzo de las negociaciones de paz, cuando la guerrilla lanzó una especie de rap producido de forma muy sencilla. Desafiantemente y acompañados de unos tambores, le decían al Gobierno que las conversaciones no representaban su derrota, y que llegaban a la mesa de diálogos en pie de lucha y con todos sus ideales firmes.

«Me voy para La Habana, esta vez a conversar/ El burgués que nos buscaba no nos pudo derrotar»

, dice el tema que pueden escuchar aquí abajo.


Luego, en mayo de 2014, todos nos quedamos sorprendidos cuando llegó desde La Habana un video muy distinto a esta primera canción. Esta vez conocimos un clip bastante bien producido, donde una guerrillera rubia, holandesa, llamada Tanja Nijmeijer, quien se unió a la guerrilla hace más de diez años, le metió flow a los diálogos de paz. “El pueblo pa’ la mesa” fue una producción llena de rimas incendiarias que reivindican el proceso de paz y a la vez critican al Gobierno y a varios medios de comunicación. Este pop insurgente y tropical hecho por alias “Alexandra Nariño” y el grupo de hip hop cubano Cuentas Claras, parece un intento de la guerrilla para viralizar sus posiciones políticas y sus reflexiones acerca del fin del conflicto.



Grabadas de forma clandestina en los propios campamentos guerrilleros, las canciones farianas siguen una tradición que muchos ejércitos han mantenido a través de la historia. Desde los cantos épicos que contaban las hazañas de los guerreros antiguos, pasando por la Emisora del Ejército colombiano, la música es algo que ha acompañado a los grupos armados, ya sea para motivarlos a continuar con sus luchas, transmitir ideologías o contar historias relacionadas con sus contextos.



El cancionero fariano se distingue porque, aparte de su himno oficial (que pueden escuchar aquí arriba), la guerrilla no tiene muchas marchas ni cantos solemnes. Más bien, el repertorio de las FARC está conformado por una rica variedad de ritmos folclóricos típicos y muy tropicales que, de alguna manera, es representativa de la diversidad musical de Colombia. Cada frente guerrillero arma la fiesta a su manera. Por ejemplo, el

Bloque Comandante Briceño Suárez o Bloque Oriental, desde lo más recóndito del vasto llano, con arpa, tiple y maraca grita

:

«Aaaaaa/ Yo también tengo un gabán/ más de un revolucionario, más de un revolucionario que lleva 50 años en nuestra patria luchando»

. O el Frente 51 del Bloque Caribe que prefiere decir a ritmo vallenato:

«El que ame la libertad, que se meta al cuento hermano/ Que venga, que aquí en las FARC luchará contra el tirano/ Y en combate por la paz, también es bolivariano»

.



Dentro de las filas guerrilleras existen varios grupos y músicos que han grabado cientos de canciones y que vendrían a ser los abanderados de la cultura guerrillera. Lucas Iguarán Uriana, Cristián Pérez u Horizonte Fariano, son algunos de los nombres más recurrentes en las discografías que se pueden encontrar en páginas como: Paz FARC-EP, el medio oficial de la delegación de esa guerrilla en la mesa de conversaciones de La Habana; Resistencia-Colombia, la página del Bloque Martín Caballero (Bloque Caribe) o Víctor Saavedra FARC-EP, blog de La Compañía Víctor Saavedra que opera en el Valle del Cauca.

Sin duda el músico guerrillero más reconocido es un costeño flaco, alto y bigotón llamado Julián Conrado. Este personaje ingresó a las FARC en los años ochenta, luego del fracaso de los diálogos de paz durante el gobierno de Belisario Betancur y del inicio del genocidio de la Unión Patriótica, partido al que pertenecía. Por un momento se pensó que Conrado había muerto junto con el segundo de las FARC para entonces, Raúl Reyes, en el bombardeo del Ejército colombiano en marzo del 2008, en Angostura, provincia de Sucumbíos, Ecuador. Pero el hombre siguió recorriendo el monte colombiano con su fusil y su guitarra. En 2011, el trovador guerrillero fue detenido en Venezuela y fue visto por última vez en la mesa de Cuba.

Durante muchos años Conrado fue uno de los líderes guerrilleros más buscados por la fuerza pública y es considerado uno de los ideólogos más influyentes de la guerrilla. Cuenta con ocho discos y más de 400 canciones y, según

rebelion.org

, él fue el personaje a quien se le ocurrió la idea de grabar álbumes para difundir la cultura musical fariana,

en 1988

. Su primer proyecto lo hizo en las montañas de Santa Clara, ubicadas en la Sierra Nevada, donde grabó un casette junto con Lucas Iguarán. Después, en 1989, con el apoyo del Secretariado de las FARC, grabó su primer LP llamado

Mensaje Fariano

.



La música es uno de los principales medios de difusión ideológica que tiene la guerrilla. La mayoría de temas hablan, de forma romántica y a veces dramática, de la lucha que sostienen en el monte, enaltecen a sus líderes y hacen reflexiones acerca de la guerra. La Voz de la Resistencia, u

na radio clandestina que opera en el sur de Colombia,

es una de las formas más eficientes que han desarrollado las FARC para asegurar que sus simpatizantes escuchen esta música. Incluso, esta estación puede ser escuchada hasta en los poblados fronterizos del norte de Ecuador, en los días en que los helicópteros de la Fuerza Aérea no sobrevuelan el área. Este medio escondido en las montañas difunde comunicados, noticias y partes de guerra, pero una parte importante de su programación está dedicada a la difusión de estas canciones. La Voz de la Resistencia tiene tanta relevancia para la insurgencia que uno puede encontrar un par de

documentales

en YouTube con los guerrilleros encargados de la radio.



Pero, la música fariana no sólo cumple una función ideológica. Algunos de estos vallenatos y merengues tienen una ingeniosa función "pedagógica", ya que enseñan historia nacional y de las FARC, e incluso dan entrenamientos básicos y hasta explican cómo darle mantenimiento a las armas. Con un aura de solemnidad y heroísmo, estos temas muestran cómo son los campamentos guerrilleros y las personas que viven en ellos. Se asoma un estilo de vida cómodo y a veces jovial, bastante liviano cuando no están en combate, una imagen muy distinta a la que se ha formado en el imaginario de muchos colombianos que ven estos campamentos como lugares turbios, como las guaridas de un grupo de villanos.

Lo más curioso que uno encuentra dentro de este repertorio son las canciones dedicadas a la fuerza pública como “Hermano soldado, hermano policía” cuya letra dice: «Si te mandan a morir sólo por una libreta/ Yo te voy a repetir lo que un día dijo un poeta/ Sí soy pobre como tú, somos hermanos los dos/ No sé por qué piensas tú, que tu enemigo soy yo». Este tipo de temas son similares a las propagandas de televisión en las que el Ejército invita a los guerrilleros a desmovilizarse porque "Colombia les está guardando el puesto". La diferencia es que las FARC invitan a los soldados a luchar junto a ellos contra "el verdadero enemigo del pueblo", lo que ellos llaman "oligarquía".

De llegar a concretarse el proceso de paz, quedarían muchas preguntas con respecto a todas estas expresiones, que seguramente serán un legado secundario y menos doloroso de la guerra. Considerando el ADN compartido entre la música que escuchamos en nuestro cotidiano y estas canciones, podríamos decir que también son parte de nuestra historia nacional y que son parte de la memoria del conflicto.¿Qué sucederá con todos estos documentos? ¿Será que podríamos verlos en alguna edición especial en acetato? ¿Será que dejaremos de escucharlos como canciones? Sea como sea, una de las peores decisiones que podríamos tomar, sería sepultarlas en el olvido.

Si quiere conocer más de la música de las FARC, aquí le dejamos una lista de canciones:

Un vallenatico dedicado al Frente 59.

Música indígena hecha con quenas y tambores, pa' zapatear toda la noche.

Entre los temas más recurrentes de los compositores de las FARC, está cantarle a las guerrilleras.
Uno de los personajes más mencionados, obviamente, es Tirofijo.

Un curioso manual para usar el rifle Fal.

Si usted quiere, puede aprenderse la coreografía.

Y para acabar, un último vallenato.

Uno de los personajes más mencionados, obviamente, es Tirofijo.

Un curioso manual para usar el rifle Fal.

Si usted quiere, puede aprenderse la coreografía.

Y para acabar, un último vallenato.