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Música

Cuando Tomás conoció a Iovi: una conversación con Tomás Achurra

Hablamos con el cineasta a propósito de la presentación de "Fuerza Mayor: Iovi, los márgenes de la electrónica" en In-Edit Chile
Foto de Tomás Achurra cortesía del director

Tomás Achurra llegó al cine más por curiosidad que por vocación. Periodista de profesión, cineasta por elección, es lo que podría tildarse tradicionalmente como un autodidacta, habiendo aprendido todos los oficios audiovisuales a través de ensayo y error, desde la cámara, hasta la edición e incluso la postproducción de sonido. Su primera película, Toque de Queda, consiguió buenas críticas y tuvo la fortuna de trascender las fronteras chilenas, con proyecciones en México y Colombia. Para su segunda película, Tomás continuó su camino como documentalista, a través de un retrato íntimo de uno de los músicos de electrónica más emblemáticos de la escena under de Santiago y Valparaíso. El resultado, como suele pasar con las buenas películas del género, trascendió lo musical y tocó temas políticos, sociales y del papel del artista en la sociedad. Su segunda producción, Fuerza Mayor: Iovi, los márgenes de la electrónica, se estrenó el viernes 20 de abril en el In-Edit Chile, un festival que durante 14 años viene exponiendo a los chilenos a las mejores películas del documental musical del ámbito mundial.

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Tomás Achurra Foto de Reinaldo Rodríguez

Con sólo 23 años, Tomás dirigió su primer largometraje documental titulado Toque de Queda. En éste exploró la movida del rock chileno durante los últimos cinco años de Pinochet (1984-1989), principalmente a través de entrevistas a varios de sus máximos exponentes. “Como ópera prima yo quería retratar la música de los 80 porque soy súper fanático. No tan solo de la música chilena, sino de la española, venezolana, argentina. Acá en Chile era súper fanático de Los Prisioneros, Upa!, Los Electrodomésticos. Entonces fue grato hacerlo”.

Ya con un tema en mente, Tomás decidió plantear el documental como proyecto de tesis de periodismo. “Mis profesores no entendían por qué quería hacer una tesis audiovisual. Yo cuando estudiaba periodismo empecé a meterme con cámaras, a editar cosas. Y de la nada se me empezó a dar fácil lo de las cámaras y editar. Después me dije que quería hacer un documental y me la jugué”. Tomás confía en que su bagaje como periodista, lejos de jugarle en contra, le ha servido de mucho para diferenciarse en el ámbito documental chileno. “Yo no me olvido de que soy un periodista haciendo cine. La chapa de cineasta me la han puesto otros. Yo sigo siendo periodista de fondo. Creo que eso me da la ventaja de poder enfocarme mucho en el contenido. Yo he visto mucho documental que es pura estética. Tu puedes hacer efectos visuales bonitos, transiciones bonitas, pero si la película no te dice nada, se queda en el vacío”.

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Con Toque de Queda el realizador participó en varios de los principales festivales de cine local como ChileDoc e In-Edit en su edición número 12. Se tradujo también en que se convirtió, de la noche a la mañana, en un referente del periodismo especializado sobre el rock de los 80 en Chile. Pero fiel a su personalidad, Tomás no se conformó y decidió buscar nuevos retos. “Quemé esa etapa rápidamente. Esa década es la que más me gusta musicalmente, pero tampoco es para que me estén preguntando todo el tiempo sobre ella y ser como el periodista experto sobre los 80, porque tampoco me corresponde. Entonces al terminar eso hice un switch y quise hacer algo con un movimiento que fuese netamente contemporáneo a mí”

Foto de Iovi cortesía de Tomás Achurra

Foto de Iovi cortesía de Tomás Achurra

Durante la última proyección de Toque de Queda en Chile, Tomás conoció a Iovi, un músico electrónico oriundo de su misma zona: Puente Alto. “Lo había visto en el metro y por la calle. Sabía de él y sabía de su música. A él también le gusta la música de los años ochenta así que ahí hicimos el nexo. Lo agregué a Facebook y me empecé a enterar de lo que hacía y de su mundo y me dije que había algo ahí que me gustaba. Empezamos a conversar y cuando nos dimos cuenta ya estábamos grabando”.

En Iovi, Tomás consiguió un personaje ideal para el tipo de película que tenía en mente. Mientras Toque de Queda había sido un documental anclado fuertemente en entrevistas (más de 17 en total), Tomás buscaba en esta ocasión tener un acceso más íntimo y enfocarse en una sola historia. Para lograrlo, apeló a un modelo de producción guerrilla. “Lo hice todo yo. Fue un desafío bonito. Guión, cámara. Edité yo , me metí en la postproducción de audio. Fue un desafío profesional grande. Al principio dudé de mis capacidades, pero finalmente sí pude”. Esta forma de “autogestión”, como Tomás prefiere llamarla, tenía una correlación directa con el circuito en el que se desarrollaba el Iovi y generó una retroalimentación entre ambos creadores que fue fundamental para el producto final. “Era la forma que él hacía música y entendió que yo estaba haciendo lo mismo en el plano del cine.La primera vez que vi al Iovi trabajando, el trabaja en un Notebook que no es ninguna maravilla, trabaja con Fruity Loops 1.0 y ahí él hace sus cosas. Y yo también tengo una pc con Windows, sencilla. Entonces ahí hicimos una retroalimentación rápida. El día de hoy podría decirse que somos amigos”.

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Para Tomás, lo autogestionado presenta un desafío importante en cuanto a lo técnico, pero al mismo tiempo valora las libertades creativas que le ofrece el modelo. “Al ser autogestionado tu puedes decir lo que quieras, nadie te coarta. A mí me pasa con mis dos películas. Yo conozco cómo se trabaja en producciones mucho más grandes, donde a veces entregas un corte, como director, y después te pegan otro corte en la productora. Y luego viene alguien más y te dice esto no, esto sí. Pero las dos veces que he hecho documentales, ambos salen de la intimidad de mi pieza. Estaría dispuesto a entrar en algo más industrial, pero sin ceder tanta libertad”.

Para Tomás, la idea inicial para Fuerza Mayor, Iovi era bastante clara. Quería resaltar el contraste entre la movida electrónica masiva (representada por músicos como Ricardo Villalobos y Siddharta) y la escena underground a la que pertenece Iovi, una escena con fuerte pegada en Santiago y, sobretodo en Valparaiso. Sin embargo, luego de las primeras entrevistas con Iovi, el guión se fue simplificando, hasta descartar por completo la idea inicial. “Me empecé a dar cuenta de que ese crossover no iba a funcionar, porque son mundos completamente distintos donde se mueve dinero distinto, escenarios distintos, circuitos distintos. Era hacer pelear dos mundos que no están tan peleados. Era poner a pelear a los que tienen los medios y los que no. Y eso no pasa tampoco. Ellos no lo ven así. Son mundos distintos pero no pelean entre ellos. Y ahí surgió este subtítulo que le agregamos: Los Márgenes de la Electrónica”.

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En esencia, el documental se sumerge en el mundo de Iovi, a través de una serie de entrevistas en las que el músico da rienda suelta a sus ideas sobre la creatividad y la música, ahondando en su particular estilo que hace bailar a sus seguidores con sus beats mientras también los moviliza a través de sus letras. “Yo me di cuenta que estábamos hablando de algo mucho más fuerte y social. Ahí entran las letras de Iovi. Es música bailable pero con un rollo social, contenidos sexuales, políticos”. Adicionalmente, Tomás tuvo acceso a Bizarre Valparaiso, un entorno frecuentado por Iovi en la ciudad portuaria chilena que es el hogar preferido de un compendio músicos, transformistas, performers y varietés. “Mucho ocurrió en Valparaiso y casi todo fue de noche.Yo al Iovi le digo que es como un vampiro. Yo pude hacer el documental porque pasó durante un periodo de mi vida en la que estaba trabajando de noche. Entonces trabajaba toda la noche, y el Iovi estaba conectado toda la noche y pasábamos la noche lanzando ideas. Estábamos toda la noche enviándonos música, compartiendo gustos. Terminando mi turno le decía: voy a dormir un ratito y nos vemos cuando empiece a oscurecer”.

Foto de Iovi cortesía de Tomás Achurra

El proceso duró, en total, aproximadamente un año. El resultado fue satisfactorio tanto para Tomás como para Iovi y le valió al director una nueva participación en el In-Edit que espera se traduzca en una mayor distribución tanto nacional como internacional. Como es de esperarse, Tomás ya está pensando en su próximo trabajo, uno que espera le permita profundizar más en las formas del documental. “A los 26 años tengo dos documentales y me gustaría de alguna manera sacar uno cada dos años. Pero también me pasa que veo a otra gente que haciendo un documental lleva registrando un solo tema como cuatro años. Y esos resultados siento que son más exquisitos y me gustaría tomarme más tiempo como para decantar mejor una idea, buscar mejor un personaje”. Si bien las posibilidades de temas son infinitas, Tomás no duda al momento de mencionar cuál sería su personaje ideal. “Si me preguntas cual fuese mi sueño sería trabajar un documental con Jorge González, el cantante de Los Prisioneros. Es políticamente incorrecto lo que voy a decir pero para mí es el músico chileno más grande. Para mí Jorge González siempre ha sido como un guía con sus letras”.

Con su último trabajo, Tomás Achurra continúa posicionándose como uno de los referentes del documental musical en Chile. Fuerza Mayor: Iovi es solo la más reciente muestra no sólo de su talento, sino de su pasión por la música. “Yo la música la veo como un factor de cambio, es un factor que abre mentes, que te abre. Si yo no hubiese escuchado toda la música que escuché en mi vida, tal vez no hubiese hecho la mitad de las cosas que he hecho”.

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