Camareros te explican cómo deberías tratarles

FYI.

This story is over 5 years old.

trabajar

Camareros te explican cómo deberías tratarles

"¿A quién silbas? Yo no veo ningún perro por aquí".

Ah, los camareros, esos mudos testigos de situaciones de lo más peculiares. Desde detrás de la barra ven a gente pelearse o enamorarse; a parejitas recientes haciéndose arrumacos y a matrimonios de toda una vida romper. A veces sirven copas a tipos que celebran su ascenso laboral, otras rellenan el vaso en el que algunos desgraciados ahogan sus penas.

Los camareros son los maestros de ceremonias de algunas de las escenas más disparatadas de la humanidad. La suya no es una tarea sencilla. Lo que para nosotros es una noche de diversión y desenfreno, para ellos es trabajo puro y duro. Huelga decir que, como a cualquier otro profesional, a ellos también les gusta que los traten con respeto. Hablamos con varios camareros para que nos expliquen qué es lo que les cabrea más y lo que más les gusta de su trabajo.

Publicidad

No seas "de esos"

No seas un capullo, de esos que llegan a un bar abarrotado de gente y chasquea los dedos o agita un billete como un descosido para llamar la atención de la camarera. Algunos, cuando ya se han metido varios combinados entre pecho y espalda, me llaman "bombón" o "nena" y me piden el número de teléfono tras darme una propina miserable. Es el típico tío que quiere que le prestes atención inmediatamente, pero cuando la tiene, no sabe qué va a pedir; el que se ofende cuando le pides que te enseñe el carné para cobrarle con tarjeta o que te llama de todo menos guapa o exige hablar con el encargado (¡la tienes delante, atontado!) cuando cree que no lo has atendido debidamente. En resumen: no seas de esos. A todos nos gusta que nos traten con respeto en nuestro trabajo, camareros incluidos. — Caty, 13 años detrás de la barra

Sé creativo

Los buenos camareros te ven incluso cuando están de espaldas. Pero no todos los camareros son buenos. Los que hay te hacen esperar pacientemente hasta que establezcáis contacto visual. Puedes mostrarte amable, pero sin pasarte de confianza. Pero que no se te ocurra decir alguna gilipollez sexista, racista o anti-LGBT a mis clientes o mis compañeros. Y si vas a ponerme un mote, al menos sé creativo: prefiero que me llames "Dios del copazo" a que te quedes con el "jefe" de siempre o el horrible "¡Hey!". En cualquier caso, el karma recompensará tu buen comportamiento y además recibirás un mejor servicio. — Brad, 15 años sirviendo copas

El bar no es tu cargador de móvil personal

Antes los camareros daban a sus clientes unas atenciones que hoy día ya no se dan. Hacían de psicólogos, de directorio telefónico y casi de cualquier cosa a la vez que te servían copas. Y es que los camareros conectan a la gente. Ahora de eso se encargan los teléfonos móviles, y desde entonces, no pasa una noche sin que alguien nos pregunte si podríamos cargarles el móvil detrás de la barra. Claro, ningún problema. Eso sí, córtate un poco y no me pidas cada dos por tres el móvil para echar un vistazo a tu cuenta de Facebook. Luego hay un detalle muy pequeño pero que nos facilita mucho la labor: estaría bien que tuvieras claro qué es lo que te gusta beber y lo pidieras. Me vienen un montón de chavales pidiéndome un negroni y luego se quejan de que está muy fuerte. Si no sabes qué estás pidiendo, infórmate en tu teléfono móvil.  —Nicky, 20 años sirviendo copas

Ilustración por Brandon Celi

Publicidad

Déjate los prejuicios en casa cuando salgas de copas

Llevo veinte años en el negocio y sé lo que hago. Tengo formación universitaria, pero me parece que la mayoría de mis clientes cree que no. La gente suele infravalorar a los trabajadores del sector servicios. Se piensan que si te dedicas a esto es porque las cosas no han ido como esperabas, pero en mi caso yo he elegido esta profesión. Y como yo hay muchos más. De hecho, la mayoría de la gente con la que trabajo están aquí porque quieren, y también tienen sus títulos universitarios. Muchas veces tengo la sensación de que la gente me mira por encima del hombro. A veces me preguntan qué más hago, cuál es mi trabajo de verdad. Pues es este. Esta es mi profesión. Es lo que quiero hacer. Tengo dos críos pequeños, por lo que puedo estar con ellos durante el día. Para mí es importante poder pasar tiempo con ellos. Trabajo tres noches por semana y gano lo suficiente. En fin, me gustaría que los clientes entendieran que no somos descerebrados. — Jen, 20 años detrás de la barra

De propina, un consejo: deja propina

¡Déjanos propinas! Aunque sea poca cosa, pero las propinas pueden suponer un buen pellizco al final de la semana. Por supuesto, nadie está obligado a hacerlo, pero resulta gratificante para nosotros. Siempre es agradable que, cuando te has estado currando una ronda de cinco cócteles supercomplejos, reconozcan tu trabajo dándote una generosa propina. — Machi, 10 años en la profesión

Un poco de sentido común

Lo único que pedimos es que nos traten con decencia y respeto. No me importa lo que hagas. No tengo paciencia para aguantar a la gente maleducada que no dice ni "por favor" ni "gracias". Tampoco para los que se creen con derecho a tratarte como si fueras su sirvienta simplemente porque te están dando una propina. Un poco de sentido común, nada más. He visto a gente traerse su propia coctelera y hacerse cócteles en nuestro bar, delante de nosotros. ¿Te llevarías la comida de casa a un restaurante? Pues es lo mismo. — T. S., 25 años en el sector

Sigue a Liz Tracy en Twitter .

Traducción por Mario Abad.