Future y Gucci Mane conquistaron Coachella como conquistaron el mundo

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Música

Future y Gucci Mane conquistaron Coachella como conquistaron el mundo

Los sets del sábado de las leyendas de Atlanta tuvieron apariciones especiales de Drake, Diddy, Lil Yachty, y Rae Sremmurd. El ejemplo perfecto de éxito.

El éxito se puede definir de muchas maneras. Bob Dylan dijo alguna vez que el éxito es ser capaz de levantarse por la mañana, ir a la cama en la noche, y entre esas dos cosas hacer lo que quieres hacer. Future y el pregonero de barrio DJ Khaled lo caracterizaron en "Suffering from Success", como cuando tienes demasiado dinero, no puedes dormir en la noche, y la sección VIP está repleta de patanes.

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Cuando eres Future, el egresado de la Dungeon Family que acuñó por primera vez el término "started from the bottom", el éxito puede ser simplemente formar parte del lineup de Coachella, sin hablar de que te toca el escenario principal a las 7:30 pm del sábado por. Coachella quiere decir crossover como EPMD, Allen Iverson, y o invitados en Gillmore Girls.

El éxito es conseguir que 40.000 personas canten simultáneamente "acabo de cogerme a tu perra en unas chanclas Gucci". El éxito es que tu set de 50 minutos apenas incluya la mitad de tus grandes hits. El éxito es cuando sacas a los Migos para "Bad and Boujee", a Ty Dolla $ign para "Blasé", y a Drake para "Jumpman", "Gyalchester" y "Fake Love". Pero anoche, en una carrera llena de logros, Future volvió a definir lo que es ser mamón: sacó a un flautista con el único objetivo de tocar el solo de su último hit, "Mask Off".

Eso es presumir a lo grande en su forma más sutil. El originario de Plutón sacó al grupo de rap más grande del mundo, al cantante más popular y a lo más cercano que esta generación tiene a Nate Dogg. Ofreció un resumen de una de las carreras más brillantes de la historia del rap, la cual incluye haber lanzado dos discos #1 en semanas consecutivas a principios de este año. Pero también introdujo lo que podría ser el mejor solo de viento desde que Ron Burgundy rompiera los esquemas del jazz orquestal en San Diego en los años 70. Por un lado está convertir la frase "stunting on my ex bitch" en uno de los mejores hooks del año pasado, y por el otro la cuestión de llevar el rap a fronteras de negritud que Jethro Tull jamás exploró.

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Hace un año, el éxito de Gucci Mane significaba sencillamente libertad. Encarcelado durante gran parte de su apogeo, el atlantés más influyente desde los ATLiens originales, recientemente terminó una condena de dos años en Terre Haute por posesión de armas de fuego. La condena pudo haber sido el último clavo en su carrera, pero en lugar de eso, sentó las bases para un regreso tan impresionante que sería negligente no compararlo con la Biblia sólo porque ayer fue pascua. Después de todo, el dios del trap es parcialmente responsable de las carreras de Future, Nicki Minaj, Young Thug, Zaytoven, Waka Flocka e innumerables otros actos. Jesús nos dio el amor eterno y el perdón, pero también nos dio las Cruzadas y el fundamentalismo extremista. Casi equiparables.

Gucci Mane ha sido una leyenda de Atlanta desde el beef de "Icy", y su posterior conversión en casi asesino. Ha sido un icono del Sur desde la gripe aviar y los mixtapes de Writing on the Wall, un adorado por los hipsters desde que Diplo lo remixeó, y una deidad básica desde "Wasted". Así que estaba bien que Coachella lo metiera en su Sahara Tent, una Babilonia de neón con potentes bajos, luces epilépticas y weyes balbuceantes.

Este no es el pico creativo de Gucci Mane, pero es sin duda su momento, una coronación largamente retrasada. Si embarnecer es un cliché operativo, Gucci Mane parece que ha estado floreciendo celestialmente desde su liberación de la cárcel. Tal vez sea su aperlado grill. Tal vez sea el amor. Tal vez sean las impredecibles vicisitudes del tiempo, que resultaron en su primer #1 por su verso en "Black Beatles".

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Si Atlanta ha dominado el rap durante la última década, ha emergido también como la capital sin rival de la música de fiesta. Aunque el trap fue alguna vez la provincia de Gucci Mane, T.I. Jeezy, y una constelación de héroes regionales de College Park y East Atlanta, ahora se ha convertido en algo tan internacionalmente popular que cualquier calificativo resulta insignificante. A pesar de que sus artistas más originales han evolucionado más allá de sus límites, el trap sigue siendo un significante estético. Uno para el cual Gucci Mane escribió inequívocamente su mixtape 2009 The Burrprint (perdón, tenía que decirlo).

Como el último reconocimiento de su éxito, el set de Gucci en Coachella funcionó como una de esas viejas rutinas de televisión que te hacen reflexionar sobre tu vida. Sacó a Migos para "Bad y Boujee" (otra vez) y para "Slippery". Lil Yachty apareció en "1 Night". Con su interpretación de "Black Beatles", Rae Sremmurd equiparó el nivel del set de Paul McCartney hace unos años. Podría haber usado a Flocka o a OJ Da Juiceman, pero sería complicidad. Para "O Let's Do It", Gucci sacó a Diddy, que definió el éxito mejor que Webster con la frase " never home / gotta call me on the yacht (nunca en casa / tienes que llamarme al yate)".

Si el Padrino del Jiggy no está en lo más alto en 20 años, su apariencia aún denota el último brillo de respeto. Para todas las decisiones del calibre de Machine Gun Kelly que el hombre ha tomado, hay pocas cosas más cinéticas que verlo rapear "All About the Benjamins" y "Mo Money Mo' Problems". Hay que admitir que hay mejores lugares para verlo que la noche en el Sahara con sus explosiones de de bajos MOAB y el chico que supongo tengo que llamar Braden que realmente me llamó la atención durante "Lemonade".

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Braden era un bro con piel color tapioca enfundado en un tank top rodeado por dos niños que estaban bailando el trap arms. Llevaba gafas de sol de colores tropicales y seguía poniendo su brazo alrededor de mí como un joven Frank the Tank diciéndole a sus amigos: "ESTE TIPO ES EL MEJOR". El trabajo de DJ Khaled se mantiene a salvo. Braden y sus amigos adoraban a Gucci Mane aunque no se supieran todas las palabras, o más bien solo repetían la línea más importante de cada coro. No necesito oírlos gritar "Pussy Print" de nuevo.

Supongo que estos son los peligros del éxito. Generas una comunidad de fans totalmente nueva que tiene poca similitud con tu público original. Como habrás imaginado, las zonas marginadas no estaban representadas con exactitud en las hordas de Coachella. Durante el set de Future, la energía decayó cuando tocó una rola profunda como "Stick Talk". Cuando se escucha en los volúmenes adecuados, esta canción debe permitir que levantes kilos de pesas fácilmente y dispares a blancos móviles con precisión desde 300 metros de distancia. En lugar de eso, las masas parecían confundidas, como si estuviera rapeando sobre las escobas nuevas que recogió en Bed, Bath y Beyond, lo cual habría sido inevitablemente más relacionable con la mayoría.

Pero los triunfos respectivos de Future y Gucci demostraron algo que había sido raro en la última década. Han logrado un verdadero atractivo sin comprometer remotamente sus sonidos. Si el surgimiento de la transmisión nos ha enseñado algo, es que los raperos sufrían más en la era de descargas ilegales. Los mixtapes permitieron construir gigantescas bases de fans, pero canibalizaron las ventas y el impacto comercial.

Si la generación anterior de raperos de Atlanta sentía la necesidad de hacer compromisos con el pop para entrar en las listas, por ejemplo, "Whatever You Like" de T.I. o esa canción horrible de Usher y Gucci. Actos como Migos, Rae Sremmurd, Future y el resucitado Gucci, ya no tienen que hacer esas concesiones.

Coachella se construyó en lo chido del underground, pero su importancia actual recae en su capacidad de replicar la apariencia del mainstream. Incluso si vienen de barrios donde no conocen el Blueprint 3, tanto Future como Gucci han logrado hacer música que atrae tanto a los Bradens como a los que llegaron en Jordans. Tomó una década o dos, pero Atlanta conquistó el mundo. El Sur todavía tiene algo que decir. Y tienen flautas.

Fotos de Christina Craig.