Un tipo verborréico: Una charla con Alonso Arreola

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Música

Un tipo verborréico: Una charla con Alonso Arreola

Uno de los tipos más respetados en la música mexicana nos concedió una increíble y edificante charla.

Terminar el año con esta entrevista es un verdadero privilegio, un regalo del dharma del trabajo, de la tenacidad y la perseverancia, esa misma que te hace morderte los dientes por dentro, frente al teclado.

Es inverosímil, pero son numerosos los "artistas" que me ha tocado corregir este año, tanto verbalmente, en entrevistas presenciales, como textualmente, en cuestionarios que les he enviado a sus correos por cuestiones de tiempo o de agenda ¿Por qué hago a veces entrevistas estenográficas en vez de charlas de café o alcohol? No lo sé, "depende del clima", diría Alonso Arreola. A él, a Alonso, no le he corregido ni una sola coma, su puntuación es impecable, así como su sintaxis, su ortografía, y no esperaba menos del nieto del autor de Bestiario (1972).

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Para el Alonso Arreola que entrevisté, no es sólo importante tocar, sino "producir, no es sólo escribir, es editar". Al Alonso con el que dialogué, "le arroban los procesos, el por qué de las cosas, su mecanismo". A partir de lo anterior, podemos entender al hombre y su música. No hay más.

Sólo cultivan el aforismo quienes han conocido el miedo en medio de las palabras, ese miedo a derrumbarse con todas las palabras, escribió E.M. Cioran en Silogismos de Amargura (1952). Descubrí aquí, a un músico con una lengua — o unos dedos, en este caso— filosos, tan afilados como el cuchillo en la garganta de Cioran.

Alonso Arreola nos regala en esta entrevista, verdaderos aforismos que deberían ser publicados en una antología:

"Asumir la inmadurez que me hace amar las animaciones, las figuras de acción y de sentir una melancolía incurable por mi infancia".

"Con todos en algún momento. Con nadie en algún momento. La vida son muchas vidas y acepto sus resurrecciones".

"Los misterios de la sangre y de la muerte me persiguen constantemente".

Alonso Arreola (CDMX, 1974), es bajista, compositor y escritor. Considerado uno de los mejores bajistas mexicanos de todos los tiempos, Arreola se ha rodeado de grandes figuras del rock, pop y jazz nacional e internacional (Mike Garson, Pat Mastelotto, David Fiuczynski, Alejandro Sanz, Jaime López, Denise Gutiérrez, entre muchos otros). Sea como solista, como miembro de La Barranca (de 2001 a 2007), con su propio quinteto o con los grupos que tiene actualmente (Arreola + Carballo, Monocordio y 3Below junto a Trey Gunn y Michael Manring), ha tocado en los principales festivales (incluidas 5 veces en el Vive Latino) y foros del país (Auditorio Nacional, Teatro Metropólitan, etc.), así como en Portugal, Inglaterra, Argentina, Estados Unidos, Cuba, Francia, Uruguay, Costa Rica, Colombia, Paraguay y Japón.

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Noisey: Has dicho que tu educación musical es un verdadero desastre, ¿Por qué?
Alonso Arreola: El encabezado de ese periódico es un tanto exagerado. A muchos periodistas y editores les encanta adoptar "ángulos" provocativos. En realidad me refiero a que en mi adolescencia y juventud busqué entrenamiento formal, pero fue imposible por la visión que había sobre la música popular, por la falta de academias y porque la mayoría de los maestros que tuve —por muy poco tiempo—, no sabían cómo desarrollar una voz artística. Algo que para mí es esencial y que intento impulsar en mi laboratorio para bajistas.

"Bajista perfeccionista, virtuoso y malhablado", es lo que ha dicho el diario El Financiero acerca de ti, ¿cómo te describirías a ti mismo?
Tengo algo de todo eso… pero nunca me pienso así. Intento diariamente ser un aspirante a hijo del arte, a conseguir una visión personal sobre el mundo que me rodea. En ese sentido, tocar el bajo es una de muchas cosas.

¿Es cierto que no existen las producciones independientes?
Es cierto. Las palabras se traicionan a sí mismas con facilidad. La independencia es parcial. La cantidad de gente y dinero involucrados en un disco físico o virtual que ha sido producido profesionalmente es grande. Puede tenerse una postura más o menos ajena de los grandes monopolios, pero en la actualidad, sus tentáculos son grandes e invisibles. Ser o no independiente no es tan importante como ser congruente estética y políticamente, creo.

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¿Cuál consideras que fue la mayor aportación que dejaste en La Barranca?
Muchos arreglos, ideas específicas y concepciones rítmicas diferentes, de una relojería muy particular. En los años que estuve, también desarrollamos una visión distinta sobre el negocio y la distribución musical.

¿Por qué crear un proyecto del cual se produjeran diez mil copias gratuitas en un empaque de lujo?
Porque… ¿quién no quiere que sus obras tengan esas características? El problema es financiarlo y diseñar un modelo funcional, repetible, que no pueda ser vilipendiado a posteriori.

Háblame de tu faceta como periodista cultural y columnista en diversas revistas, periódicos y sitios de Internet.
Se trata del otro que también soy. Un tipo verborréico al que le interesan fenómenos alternos al arte y la música. Me gusta escribir porque eso me obliga a pensar más de una vez cualquier idea, lo que me hace más inteligente. Detener conceptos, palabras, ocurrencias y pensamientos siempre ha sido recomendable para el hombre. El asunto es que en nuestro mundo las respuestas a bote pronto van ganando la batalla.

¿Y como editor?
En cada actividad en la que me involucro me gusta aportar trabajo desde distintas perspectivas. No es sólo tocar, es producir. No sólo es escribir, es editar. Me arroban los procesos, el porqué de las cosas. Su mecanismo.

¿Escribir sobre gastronomía?
Vivo con una chef desde hace 17 años. Tenemos un restorán (Bistrot M, Colonia Del Valle) desde hace 22. Pocas cosas se comparan mejor al quehacer musical que el oficio gastronómico. Pocas cosas me brindan ese gusto y me hacen pensar en la creatividad al servicio del placer.

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¿Por qué desertaste de la carrera de Lengua y Literatura Hispánica?
Por una huelga no pedida que vino en el justo momento en que me ofrecieron editar Latin Pulse!, la revista en español de la extinta tienda 'Tower Records' para Latinoamérica, EEUU e Inglaterra.

Platícame de tu experiencia en Latin Pulse!
Fue un parte aguas. Allí supe que tenía una vena periodística real, reporteril, que me exigía dialogar con creadores, productores y artistas variopintos a propósito de su hacer. Igualmente me permitió incidir en el consumo musical de quienes entraban a una tienda dispuestos a la sorpresa. Eran otros tiempos. Fue un trabajo excepcional en el que viví la transición más grave de la industria y que, por supuesto, me permitió entender mejor mi futuro sin angustias, con ambos pies en la realidad.

¿Qué recuerdas del ' Midem de Cannes' ?
La salud y riqueza de una industria de la que muchos jugadores se aprovecharon hasta hacerla caer, avariciosamente. Conocer el otro lado de la vida artística, una zona vedada para quienes no saben cómo planear un negocio. Allí me prometí que aprendería más sobre el sistema general, pero que no caería en un exceso de profesionalización ajeno al arte.

¿De dónde proviene el título "Música para ser niño" (2009)?
De nuestra decisión de no tener hijos, de asumir la inmadurez que me hace amar las animaciones, las figuras de acción y de sentir una melancolía incurable por mi infancia.

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José Manuel Aguilera dijo que nada tenía que ver con el proyecto LabA (2007/2011), pero que dentro de esa intención, estaban implícitas las iniciales de La bArranca.
Efectivamente no tiene nada que ver (fue un músico invitado y ya). Desde luego, se puede pensar y decir misa, pero el hecho es más simple: LabA = Laboratorio Alonso.

Has colaborado con Alejandro Otaola, Siconauta, Kenny y Los Eléctricos, Monofeel, Emmanuel Mora y el mismo José Manuel Aguilera, entre otros. ¿Con cuál de ellos te has sentido como en casa?
Con todos en algún momento. Con nadie en algún momento. La vida son muchas vidas y acepto sus resurrecciones sin estacionarme por mucho tiempo en proyectos específicos, incluyendo los míos.

"Cruento", el que provoca una gran efusión de sangre, el sangriento, el encarnizado. ¿De dónde proviene este personaje?
De mi enfermedad: la hipocondría, diagnosticada y tratada hace tiempo. Por ella y por mi inclinación a la literatura y la filosofía, los misterios de la sangre y de la muerte me persiguen constantemente (desde el día que nací: 2 de noviembre).

Con Arreola + Carballo se unen al renombrado poeta indígena Mardonio Carballo para explorar la lengua náhuatl en un contexto estético poderoso, cuyas influencias abrevan en la música tradicional, el progresivo, la electrónica y la improvisación del jazz. ¿Cómo se originó este proyecto?
En mi casa, bebiendo vino y hablando por meses sobre temas que nos duelen, sobre la posibilidad de jugar e intentar ensamblajes variopintos caprichosamente, llevando nuestras capacidades al límite, pero en torno a la poesía.

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¿Cómo les fue en la FIL 30?
Muy bien. Tocar ante 4 mil personas que se congregan en una feria del libro y que aplauden semejantes ocurrencias, locuras venidas al magín en madrugadas de insomnio y tardes de obcecación, es un privilegio enorme.

¿Acudieron al tan afamado Salón Veracruz, en Guadalajara?
Por supuesto. He ido muchas veces. Guanatos es mi segundo hogar.

La pregunta es obligada, nárrame el recuerdo más preciado que conservas de tu abuelo.
La tarde que nos encontró con mi abuela leyendo sus cartas de amor y, con la voz afectada dijo: "muy bien, que sea la única vez". Quién diría que tanto tiempo después editaríamos aquel material.

¿A qué otro músico recomendarías para ser entrevistado por este medio?
A todos. A nadie. Depende del clima.