Extrañando Casa: Del punk melódico al rock melancólico junto a División Minúscula
Imagen principal vía Facebook Oficial de División Minúscula

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Música

Extrañando Casa: Del punk melódico al rock melancólico junto a División Minúscula

Uno de los discos más importantes para el punk rock en México está celebrando su quince aniversario. Checa esta retrospectiva matona.

Todas las fotos cortesía de Olivia Treviño, excepto la principal, vía

En la historia del punk rock melódico mexicano hubo un momento donde todo se detuvo al no creer lo que sucedía, donde todo encajó a la perfección para quienes hoy rondamos –o están más allá de los 30 años de edad– y solemos recordar el soundtrack de nuestra adolescencia más cansados que nunca, arrastrando problemas de todo tipo, deudas y anhelando lo pasado, eso que ya no puede ocurrir más que con los ojos cerrados. Bandas noventeras como Bad Religion, NOFX, No Use For a Name, Descendents, Propagandhi, Face To Face, Pulley, Satanic Surfers, Pennywise, Lagwagon, Social Distortion y hasta Green Day o The Offspring –que eran de las más populares– conseguían darnos una identidad a millones de jóvenes en el mundo a base de música fresca, rápida e impregnada de situaciones comunes y corrientes con las que llegábamos a identificarnos. Apreciábamos el sonido y los outfits californianos de estas agrupaciones, intentando escapar de la inmensa ola que arrastró greatest hits del pop basura, el espíritu adolescente que solía usar franelas de leñador, el punchis punchis que invadía escuelas para amenizar días de San Valentín o celebraciones de fin de cursos; junto a otras modas que dejaba la marea en su camino.

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DM en la fonda Mi Barrio

Y en esa década de los noventa, en algún momento de 1996, los hermanos Blake, Javier (guitarra/voz) y Kiko (batería), con menos de 20 años, formaron División Minúscula en su natal Matamoros, Tamaulipas. A ellos se les unieron sus amigos de la infancia Ricci (guitarra) y Luque (bajo). Los cuatro, recuerdan que junto a seis o siete chicos más, eran esa minoría que hasta la fecha lleva las poderosas iniciales DM. Tal vez así se salían de ese esquema del adolescente-fronterizo que vive y sueña en un ambiente acostumbrado a la narcocultura, cruzar los fines de semana a los Estados Unidos –escapando de la monotonía–, y escuchar frecuentemente –podría ser que por todos lados– el tex-mex y demás estilos musicales que transmite la famosa KCBY FM 99.7, cuando comenzaban a sentir correr el rock and roll entre sus venas gracias a Hombres G, Metallica, Bruce Springsteen, The Clash o las primeras bandas californianas de punk rock que descubrían, juntándose en la casa de alguien, huyendo de las fiestas escolares y recurriendo a las cervezas y las verdaderas amistades en la intimidad de un cuarto donde podían hablar de sus gustos en común.

Para esa primera etapa de pertenecer a una división minúscula, mientras transcurrían los noventa, la vitamina necesaria para Javier, Kiko, Luque y Ricci era patinar y ver videos de skate, intentando que el aburrimiento nunca se hiciera presente en sus vidas. Y así, días o semanas después, cruzaban a Brownsville, Texas para ir a algunas tiendas de discos con la esperanza de encontrar –o encargar– algún casete de las bandas ligadas al punk que iban conociendo gracias a los VHS, en los cuales encajaban perfecto con los trucos y patinadores que los hacían desear tener una agrupación similar.

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Presentando 'Extrañando Casa' en San Luis Potosí

En varias ocasiones se les ha escuchado decir a los integrantes de DM que no sabían tocar, que fueron aprendiendo en el camino. "Una verdadera banda inicia cuando se crean las primeras canciones propias y los instrumentos cada día se ejecutan mejor", mencionó algún día Javier Blake. DM empezó así. Eso no fue algo que los detendría, que se convirtiera en un gran obstáculo para su carrera hasta el día de hoy, cuando el año pasado lanzaron independientemente un EP de nombre Secretos, su quinta producción de estudio, donde se nota toda la evolución que han tenido en el transcurso del tiempo, durante más de veinte años de trayectoria, de que siguen siendo amigos y hermanos, sumando a ellos otra guitarra, Efrén Barón, quien tocaba en una de las bandas que más me han hecho intentar bailar, sintiendo que no tengo dos pies izquierdos: The Moment.

Si algo nos enseña la filosofía del punk es aprender a hacer las cosas por uno mismo, y es así como su entrañable ciudad –sin poderla imaginar con ese viejo puente ferroviario de Matamoros-Browsville que los hizo extrañar su casa– comenzó a quedarles pequeña, posterior a grabar dos Demos –uno en 1996 y el otro en 1998–, con los cuales comenzaron a dar de qué hablar por otros lugares del país gracias a canciones como "Ciclorama", "Dedicación" y "Vamos a jugar". Igualmente por las primeras versiones de "Betty Boop", "Cansado de pedir perdón", "Cursi", "Ideales blancos", "Música", "Simple" o "Televidente" que los catapultaría a algo inimaginable, en un nuevo milenio y durante su vida de músicos-estudiantes en Monterrey, Nuevo León.

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Extrañando casa

Su constancia y el sonido que comenzaban a alcanzar en los ensayos y pequeñas tocadas hizo que esa división minúscula por primera vez se sintiera parte de una escena, un movimiento punk rocker donde convergían bandas como Gula, Spalding Gray, Big Spin, 301 Izquierda, Axpi, Hulespuma, Hummersqueal, Bye Sami, Kluster, Tolidos, Ellinoise y muchas más de distintas partes de la República que solían venir incluidas en los volúmenes del viejo compilado Prueba esto (Grabaxiones Alicia).

Javier Blake, en un video que realizó Atómica Films durante la celebración de la primera década de su disco Extrañando casa dijo: "Lo último que pasaba por nuestra cabeza en ese momento era que algún día tendríamos un disco maquilado, un disco en las tiendas, un disco que la gente buscara e incluso pagara dinero por él. Pero más allá de todo eso, que la gente se identificara tanto con esas canciones".

DM en la fonda Mi Barrio

Ese inicio de 2001 llegó a nuestros oídos –y corazones– el álbum debut de DM, considerado como el primer disco de punk rock melódico que lograba lo que nunca antes alguna banda del género pudo haber hecho. DM nos dejaron en claro –como también para los demás integrantes de la escena mexicana– que se podía seguir haciendo la misma música, con el mismo sonido que caracterizaba a cada agrupación, pero con una meta más allá de lo que era llenar los foros más importantes del underground.

Para la realización de Extrañando casa estuvieron involucrados Garrobo (recuerda que la primera vez que se reunió con los DM fue en el Tianguis del Chopo, donde comenzó toda la planeación); Enrique Ibarra (encargado de producir, grabar y mezclar en abril del año 2000, en La Cueva Records) y Mario Alanís (quien hizo la masterización en Multimaster Estudios). Todo con la ayuda del ex Control Machete, Toy Hernández y su disquera Sones Del Mexside.

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Era una época en la que rehuíamos, no asimilábamos, odiábamos o no había identificación alguna con las boys bands echas para generar dinero a lo estúpido. Igualmente ocurría con las horribles gorras en color rojo de los Yakees de New York que portaba Fred Durst de Limp Bizkit y todo ese Nu Metal que también parecía tener coreografías; del controversial The marshall mathers de Eminem; de la basura que eran –lo siguen siendo– Genitallica y Panda, y por supuesto, de que hasta esa fecha en México no existía un disco que pudiera hacer algo similar como el Dookie de Green Day o Enema of state de Blink 182 –por poner ejemplos, pero en la cultura pop mexicana–, mientras que los verdaderos fanáticos del punk rock en el país se mantenían aferrados a las miles de grabaciones que brotaban de las disqueras más importantes en Estados Unidos como Epitaph, Fat Wreck Chords, Kun Fu, Nitro, Lookout!, No Idea y más.

DM en Rock City

El estilo y las letras de los trece tracks de Extrañando casa no tenían comparación, nadie estaba logrando lo que DM, y creo que nunca se volverá a dar un disco parecido. Sin embargo, un año antes, o ese mismo 2001, Gula lanzaba Qué tiene después de su sorpresivo casete de 1997 Mom doesn't let me . Big Spin presentaba . . . Be good to yourself con el video de la canción "Hi, hello". Ambos discos podría decir que para muchos que crecimos escuchando esas canciones acompañan la gran obra maestra de DM, y son parte del pilar que lideran los oriundos de Matamoros. Pero tanto Gula como Big Spin dejaban notar aún más sus fuertes influencias americanas cantando en inglés, mientras DM se concentraba en hacer un álbum de principio a fin en español, con una velocidad imponente, arreglos y melodías perfectas que conjugaban con las historias de sus canciones que podían hacer llorar, reír, odiar, amar o sentir cualquier cosa a uno, durante una edad en la que, cuando la música y la letra son una sola cosa, un cóctel excepcional, el momento es catártico, sintiendo que DM nos conocía a todos, que era nuestro mejor amigo dándonos consejos.

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Feliz aniversario

DM ha dicho que Extrañando casa tomó su forma y esencia en Monterrey, Nuevo León, a donde los cuatro amigos llegaron a estudiar, viviendo al día, dándose de golpes con los síntomas de estar creciendo, mientras hacían amistad con demás músicos que acudían a la misma universidad o vivían por sus rumbos. Los imagino ensayo tras ensayo, componiendo canciones y acoplando sus instrumentos después de haber apalabrado la grabación que cambiaría el paradigma del punk rock melódico en México, el disco que les abrió las puertas al hoyo negro de la industria musical.

Todos los fines de semana solían tocar en cocheras, bares –como Fonda Mi Barrio, Rock City, La Tumba– y fiestas de amigos que vivían en diversas partes de la ciudad de las montañas. Tuvieron la oportunidad de comenzar a salir –en días de asueto o vacaciones escolares– a diversas partes que no imaginaban llegar cuando comenzaron, haciendo las cosas de una forma independiente, teniendo sus primeras experiencias en la Ciudad de México, alternando con las bandas que llenaban el Foro Alicia en ese boom de pantalones Dickies, tenis Airwalk, skateboard, borracheras y diversión. O en Guadalajara, Tijuana, San Luis Potosí u otros Estados donde la escena punk rocker se posicionaba de mayor forma.

DM en La Tumba

Mi recuerdo con DM –como el de muchos otros y que también forma parte de su aniversario– es llegar a mi hogar después de la secundaria, aventar la mochila al sillón, encender el televisor y ver en el canal D99 el video del segundo track de Extrañando casa, "Televidente". Me voló la cabeza. Panda, quienes ya eran una mierda en todo el sentido de la palabra, a partir de ese momento apestaban; y los chicos que aparecían en ese video en colores azul y blanco no cantaban en inglés o como los argentinos del barrio de Valentín Alsina, 2 Minutos. Eso ocurría durante esos días de la vieja y supuesta rivalidad entre Blink 182 y Green Day en MTV, más las noches de desvelo que 120 minutes le daban sentido a una vida buscando un escape de salida, esa rebeldía que provoca algo como "Stupid kid" de Alkaline Trio después de las dos de la madrugada en medio de la oscuridad, deseando no ir a la escuela al amanecer.

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Fue entonces que, hasta realizar un viaje a la Ciudad de México pregunté por algo de DM en el puesto de Miguel Tajobase, en el Tianguis del Chopo. Así llegó a mis manos Extrañando casa; quizás al mismo tiempo en el que cualquier seguidor de la melodía vuelta punk y las letras escritas con el corazón ya se habían convertido en un culto. "Cuando dejamos de tocar en 2002 el álbum seguía teniendo éxito. Cuatro años después regresamos y la gente seguía llenando los lugares donde nos presentábamos", suele recordar Javier Blake, y fue algo que dijo durante una entrevista.

DM, a raíz del lanzamiento de Extrañando casa, sin saber todo lo que enfrentarían en el mundo musical, tal vez cuando aún no estaban preparados, terminaron por hartarse debido a las presiones que ponía la disquera: promociones, obligaciones a acudir a lugares que no querían, etcétera. Se separaron por un largo tiempo. Muchos lo saben. Otros no y se sorprendían al ver a Luque tocando con Kluster en algún bar de mala muerte o decían que Conspiración Alfa 5 era una de sus nuevas bandas favoritas. Pero todo lo que habían logrado esas trece canciones seguía siendo lo mejor para uno y era difícil asimilar que ya no se podrían escuchar en vivo.

"Betty Boop" –al lado de la hermosa voz de Mariana Priego de Ellinoise– formaba parte del VHS de skate regiomontano Studio monitor y "Cursi" era transmitido en los canales más populares de videos del país. Sin embargo, a raíz de valorar lo que eran como banda durante una horrenda jornada de trabajo en un telemarketing, recuerda Javier Blake que era el momento exacto de rehacer a la división minúscula que formaron en Matamoros. Comenzaron a ensayar, planearon algunas tocadas y de la nada todos aquellos que deseamos en algún momento cantar eso de "este cuarto sigue rechazándome, aun y cuando es mi lugar…", perteneciente a la canción que abre Extrañando casa y lleva el mismo título, se convirtió en lo mejor de esa época. Tampoco se puede olvidar "Música", "Cansado de pedir perdón", "Ideales blancos" o "Todo", llenas de velocidad y cambios repentinos que tienen; "Feliz 1er aniversario", la cual, quien no recuerde algún día cambiar eso de "Matamoros no suele ser muy especial…" por la ciudad en la que vivía, no estuvo enamorado y lo dio todo por alguna chica, pensado ahora que fue demasiado estúpido. O esa demoledora guitarra al inicio de "Simple", como uno de los temas más introspectivos y que más recuerdo con nostalgia, durante aquel sudoroso show en el inmenso Bar Roche de Monterrey –cuando lo rentabas para tocar con tu banda–, pero en aquella noche de fin de semana se convirtió en una sauna, en algo demasiado pequeño para cientos de seguidores cantando por completo esa canción.

DM en San Luis

Y lo mismo sucedió en el Foro Alicia de la Ciudad de México como en otros Estados, haciendo sold out donde se presentaran. Todo eso, hoy en día, cuando las charlas te llevan a la adolescencia, Extrañando casa suele desprenderse de las bocinas de cualquier aparato y uno sigue sabiendo cantar de principio a fin el álbum entero, todo ese soundtrack que formó parte de una generación que paso –siempre con ese CD de DM reproduciéndose en el discman, en cualquier momento, cuando distintos sentimientos lo invadían a uno– del punk rock melódico al punk rock melancólico.