Jumbo: Un nuevo arranque acústico
Fotos cortesía de la banda

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Música

Jumbo: Un nuevo arranque acústico

La banda de Monterrey te hace recordar tu adolescencia con su nuevo proyecto desenchufado.

Dos décadas de historia no son poca cosa, y Jumbo celebra los años andados con Manual de viaje a un lugar lejano, un disco grabado bajo las reglas del formato unplugged y con la producción de Adan Jodorowsky. Para tal cometido, el cuarteto apartó un día en Victoria Records, un estudio ubicado en su natal Monterrey y ahí repasó varios de sus más sonados éxitos al lado de invitados como Tony Hernández (El Gran Silencio), Daniel Gutiérrez (La Gusana Ciega), Paco Familiar (DLD), Alberto Lugo (Okills), Jay de la Cueva, Alicia Villarreal, Chetes y Daniela Spalla. “Es que contamos ya con una historia, una larga trayectoria, pero sentíamos que nos hacía falta generar una reconexión con el público. Es con este disco que buscamos reencontrarnos”, dijo Clemente Castillo.

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“Tenemos un chorro de discos atrás, así que procuramos repasar las canciones que pensamos que valdría la pena re versionar”, prosiguió Flip Tamez. “Al final juntamos todos los sencillos, un lado B que casi nunca habíamos tocado y un cover. Todos tocamos con instrumentos acústicos, ayudados por una sección de cuerdas, otra de metales y también de coros femeninos”. Al lado de Castillo y Tamez, están Charly Castro (bajo) y Beto Ramos (batería), además de Íñigo Rizo (teclados). Según ellos mismos, darle forma a su más reciente producción significó experimentar una suerte de angustia gozosa que, a fin de cuentas, los dejó con largas sonrisas colgadas de las orejas: “Estábamos rodeados de cámaras y de mucha presión, pero después de todo, disfrutamos el show como si estuviéramos a solas, tocando en nuestro cuarto de ensayo. Justo lo que venimos haciendo desde hace tantos años”.

NOISEY: ¿Cuál es su momento favorito de Manual de viaje a un lugar lejano y cuál es su unplugged predilecto de los que existen en el mundo?
Flip: Pues resucitamos del disco Superficie “Cuántas veces me dices que no”. Y francamente jamás pensé que fuera a sonar tan bien. Lleva una trompeta que cuando la escuché por primera vez, de verdad, se me cayeron los calzones. Por otro lado, “Alberta”, del unplugged de Eric Clapton, es un gran tema.

Charly: De este disco, mi preferida es “Cada vez que me voy”. Me gustó mucho el tratamiento que Alberto Lugo le dio con su acordeón. De la otra pregunta, mira, Pearl Jam hizo un unplugged donde tocó todas las canciones tal y como están en el disco Ten, pero con instrumentos acústicos. Un gran concierto del cual me quedaría con “Alive”.

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Beto: Yo hablaría de una canción a la que le dimos muchas vueltas: “A veces”. Al final se quedó un arreglo muy padre, tirado al blues. De los discos unplugged que conozco, el que más me gusta es el de Nirvana. En su momento, encontrarme con esas versiones tan desnudas fue una sorpresa.

Castillo: Mi momento favorito de nuestro disco es el tema que hicimos con Alicia Villarreal, “Yo sin tu amor”. Ya lo escucharán. Combina muy bien el estilo Jumbo con la voz de Alicia, una voz que predomina mucho. En realidad, estábamos buscando un hit atemporal de la cultura norteña, y pensamos en Bronco e Intocable, pero finalmente nos decidimos por Límite y sí, fue un acierto. Mi otra respuesta es “The man who sold the world”. La versión unplugged de Nirvana es muy buena.

Pensé que alguien mencionaría un unplugged latinoamericano.
Todos: ¡El de Soda Stereo! Nos lo sabemos de principio a fin.

Beto: Y el de Café Tacvba.

Flip: El de Zoé es una locura. Me tocó verlo en el Metropolitan. Una maestría.

Y, francamente, ¿a poco no checaron qué podían copiar de esas puestas en escena?
Flip: Fíjate que son circunstancias distintas. Para empezar, porque los discos de los que hemos hablado fueron hechos por MTV, y el nuestro no tiene nada que ver con eso. De pronto sí decíamos “bueno, esta parte podríamos resolverla como lo hicieron aquéllos en tal unplugged”, pero Adan desde el principio nos hizo apoyarnos en tres elementos: los metales, las cuerdas y las voces de Priscilla Orfanos y Daniela Spalla, y ni hablar de los teclados. Entonces no emulamos ningún unplugged, sino que desde el primer ensayo dijimos “ah, cabrón, la cosa va a ir por aquí, va a sonar más o menos así”. Queríamos encontrar una personalidad propia.

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Molotov recientemente hizo su desenchufado.
Castillo: Fue casualidad que nosotros lo hiciéramos más o menos al mismo tiempo.

Charly: Yo ni enterado estaba.

Castillo: También División Minúscula está en algo parecido, y otros proyectos igual. Todos son buenos amigos. Ciertamente tenemos públicos similares, pero no idénticos. No creo que interfiera el andar de un disco con el del otro.

Algunos llaman “angústicos” a los shows acústicos. Cada uno cuente cuál fue el instante más tortuoso vivido durante la grabación de este proyecto.
Castillo: Habíamos invitado a Jay de la Cueva, la verdad, un poco de última hora. Entonces a él no le dio tiempo de llegar a los ensayos. Yo dije, “qué lástima, ya no se va a armar”; pero él nos seguía diciendo que sí iba a llegar a tocar frente a las cámaras, así, sin haber ensayado nada ni conocer el arreglo de su rola. Y bueno, el mero día tocamos todas las canciones para checar video y audio, obviamente sin público, y en mi mente ya estaba cancelado lo de Jay; pero de pronto me dicen que me lance al camerino porque ahí está el tipo, esperándome para montar la canción. Y dije “no, no puede ser”. Pero así pasó. Estuvimos ahí diez minutos, ensayando. Y al final todo salió bien. Jay cantó “Fotografía”.

Flip: Para mí fue bizarro estar preocupado por el público, porque nos fue imposible invitar a todos los amigos que hemos hecho en veinte años. Por lo apresurado del asunto, no pudimos quedar bien con todos. Por otro lado, por más que Victoria Records sea una maravilla, hay épocas en Monterrey en las cuales es imposible enfriar un lugar lleno de gente, cámaras y luces. Todos salimos a tocar con sacos, cuellitos de tortuga y tal, y fue una locura porque nos moríamos de calor. Preguntábamos, ¿qué, no sirve el clima?, y claro que servía, era nada más el pinche calorón de Monterrey; pudimos salir a escena en chanclas, pero de todas formas hubiéramos sufrido. Tocar la guitarra con las manos sudadas es muy incómodo, entonces yo estaba de, “chinga, no estoy a gusto”, y en algún punto Castillo se paró a decirme, “oye, wey, disfrútalo”. Y tenía razón, había que gozarlo, porque sonaba con madre.

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Beto: Es que sucedían demasiadas cosas a la vez. Gente moviéndose por todos lados, entrando y saliendo, resolviendo cosas; que tal silla no sirve, que esa luz está mal puesta, que aquel micrófono hay que prenderlo. Un torbellino. Como contó Castillo, le dimos un pasón a todas las canciones, sin público, y, ¿sabes qué?, todo nos salió mal. Nos equivocamos todo el tiempo, pero ya no había vuelta atrás. Platicamos entonces, así, de “a ver, no es la primera vez que hacemos esto, disfrutémoslo como si estuviéramos en el cuarto de ensayo”. Y sí, lo logramos.

Veinte años de historia, caballeros. ¿Será posible que los resuman en una sola palabra?
Flip: Arranque.

Castillo: Aguante.

Beto: Aprendizaje.

Íñigo: Historia.

Charly: Rock and roll.

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