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Música

Planta Carnívora se enfrenta a todo: Una charla sobre rap, machismo y marihuana

La mujer con la boca más sucia de la música chilena estrena “Axxasin” un comunicado de prensa deep and dark desde la clandestinidad de un cultivo indoor.

todas las fotos, Pedro Quintana

Me llegó un mensaje vía Facebook de Fabiola Alarcón, conocida como Planta Carnívora. Me dijo que cuando salgan esta entrevista y video, se cumplirán cuatro años de este proyecto de artes, que también es un proyecto musical. Un proyecto que reúne las palabras groseras del género urbano y se las devuelve a la llamada “cultura del rap”.

En el contexto global del rap cantado, escrito y pensado por hombres, la intromisión de una mujer, que estudió en la Universidad, que gana concursos y que se viraliza al decir palabras soeces en vivo, viene a poner en perspectiva las desigualdades en la cultura y no sólo en la “industria musical” de Chile. El grueso defiende un conservadurismo patriarcal sordo ante sus propias palabras. Con contadas excepciones, se hace crítica social sin escuchar las mismas palabras sexistas, clasistas y discriminadoras que van lanzando. Por lo que la onda se pone pesada cuando es una mujer la que se les enfrenta.

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El Machismo del rap chileno

La última vez que hablamos estabas por ir al Converse Rubber Tracks, ¿Cómo fue la experiencia?
Fue muy enriquecedora porque trabajé en un estudio profesional, con músicos que yo conocía desde mis cassettes de la radio, cuando chica. También tuve que enfrentarme a otro idioma, dar entrevistas y tener la perso[nalidad]… Fue como si me hubiesen sacado de mi cama, me llevaran a Stankonia y después volví a mi cama. Tuve que estar concentrada en cantar y hacerlo bien, estaba muy nerviosa. Quería dar lo mejor de mi, sentía que todos esperaban lo mejor de mi. También la idea era no doblar el brazo y tirar pa’ arriba. Me ayudó a desenvolverme en distintas áreas, no estar concentrada en una sola cosa, pero que también fluya también. Pasarlo bien.

Cachar que la música es más que música, que también implica otras cosas…
Claro, el mundo de los amigos del otro músico, del que te da la opinión. Cachar que la forma de producir es muy parecida en todos lados, es como: componer, trabajar en el software, luego la master y todas esas cosas. En todos lados se trabaja igual. Tenías compresores bacanes y equipos de primera calidad para hacerlo profesional, pero ver que va más allá de eso, de que se trata del grupo de gente, del circuito, de trabajar con un ingeniero. Y de compartir la cultura también. Es difícil entrar al mundo del rap porque es muy machista. Llegué y fue como “Hey girl, you rap? You don’t rap girl!” y yo como “Uh, uh, filo [da igual]”, me reí y pensé: “Hmm ¡vamos a ver!”. Después cuando estaban grabando mis voces yo decía “¿Dónde quedó el papel?”. Y ellos como “Hey the paper, man. Cheer up girl!”. Era algo muy chistoso.

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Del rap para qué vamos a hablar… es que al mundo del rap –como se hacen llamar- yo no lo entiendo. Lo llaman “cultura rap”, pero el rap es ritmo y poesía. Puede ser cualquier poesía en cualquier base y eso va a ser rap. Da lo mismo si es el beat de rap, de hip-hop. Entonces me tiran el “¡No me vengas a insultar la cultura del rap”! y puros comentarios de haters hablando así, criticando…. Da lo mismo quién sea. Todo es muy envidioso y superficial. Me tocó conocer gente que me encontraba en el camino y me decían: “¡No puedo creer que tú estés haciendo esto!¡El arte es el reflejo de una persona! ¡Y una persona no puede ser así!… ¡No puedo creer que seas una persona violenta!”. Son medio cerrados para comprender lo que uno hace. Cuando comencé, esperaba que pasara eso, porque no era el típico rap popero chileno. Lo enfrenté de la misma manera de que cuando empecé, pensé: “Ah, quizás no le va a gustar a alguien, la gente me va a odiar por hacer esto. Pero me da lo mismo lo que piense el resto, voy a hacerlo igual. Es lo que me gusta hacer”.

¿De qué cosas te acusaron?
De ser cuica [fresa], de tener contactos, de agarrarme a los productores, de mis videoclips de tener un video de un millón de pesos.

Y ¿cuál sería el videoclip de un millón de pesos?
No sé ¿“Playa Salvaje”? jajaja. Nunca he gastado más de 10 lucas [14 USD] en un video. Quizá un taxi no más, algo así. Pura auto-producción.

Creo haber leído como un estado de Facebook, donde decías onda “Paren el webeo” [dejen de molestar]…
Sí, pero como paren de perder el tiempo en mirar a la otra persona y dedíquense a producir, si es que dicen que son así y asá. Porque al menos yo, nunca he visto sus trabajos. Me lo decían los del mundo del rap (cantando): los hermano’ flow flow. Porque de partida una es mujer. Y porque decía “vagina”, porque digo “peo” ¿cachai?.

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Porque no calzas con la imagen que ellos tienen de la mujer. Se supone que las mujeres no dicen eso…
Claro, ninguna mujer le dice a un hombre “¡Ven a comerme a vagina!” como un hombre sí dice “¡Ven a comerte mi pene!

De alguna forma, ese lenguaje y todo eso que representas tú, tiene que ver con devolverles la mano a la violencia machista del rap…
Sí, pero soy consciente de eso, lo hago a propósito. No es que yo sea así, es una propuesta. Me pasa también en vivo, o sea después de tocar, que gente se me acerca. Cuando hay gente que se me acerca a pedir fotos, de repente se acercan otras a tirarte mierda. Onda “Oye estai’ haciendo el ridículo. Para de insultar el rap, que mi cultura no es así” y no sé qué. Yo les digo “¿Qué? Perdón, no escucho. A ver háblame más fuerte” y se empiezan a enojar. Después se terminan confundiendo y contradiciendo. Pero esto es riéndome, me lo tomo con humor.

¿Cómo ha sido la acogida en el ambiente del reggaetón?
Con distancia, igual que en el rap, les doy miedo. Les da miedo mi ironía, mi deslenguamiento y también mi parte experimental. Siempre es como una mirada distante. Quizá es menos distancia que con el rap, porque he recibido muchos comentarios como de que canto muy bacán reggaetón. Pero el reggeaton también es muy machista y sin eso podrían destacarse mucho más. Los grupos de reggaetón de hombres se disparan entre ellos y como ese lado falta con las minas. A mi me gusta el mix del rap, reggaetón y el trap. Todo está ahí medio mezclado.

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¿Tienes alguna disposición diferente cuando te enfrentas al reggaetón y otra, al rap?
Bueno está en el beat, pero también en la postura o en cómo uno impone la voz. Pa’ cantar reggaetón como que pongo la voz más dulce, más sexy, más alta. De repente pa’ los rap es más gutural, más grave. En Stankonia me decían que era como Snoop Dog porque podía cantar muy dulce y sexy, pero también cantar grave así como “Hey Man!”. Pero creo que mi gracia está más en mis mis posturas.

Decir que no

Ahora que estás más popular, se te han acercado empresas ¿Cómo distingues con cuales marcas trabajar y con qué no?
Para mi el asunto está en apoyar las producciones locales. Todo lo que se haga autogestionado. Y de repente trabajar con marcas es bueno porque genera lucas [billetes], internet no genera lucas ni nada. De alguna forma todo el tiempo que uno le dedica tiene que retribuirse. Eso sí, no me vendo con las multinacionales o las trasnacionales. Prefiero lo local y cosas que no pasen a llevar a la gente o la geografía, que sea amigable.

Hasta el momento ¿A cuántos proyectos has dicho que no?
He perdido unos seis proyectos.

Que se traducían mucha de plata…
Claro. Había uno que me ofrecían muchas lucas, pero éticamente lo encontraba terrible. Si me vendía era matarme y matar a la gente, era terrible. Esta gente puede ser tan fría y pueden poner lucas, lucas, lucas y hay gente que cae no más. Yo prefiero hacer lo que me gusta y estar piola [tranquila], sobrevivir a veces o vivir piola. Sé que las lucas llegarán produciendo, produciendo, produciendo y quizás cuando ya esté muerta. Con las presentaciones en vivo caen algunas, pero ya me decidí a trabajar solo en mi proyecto. Antes estaba haciendo pegas chicas intentando sobrevivir. Claro, pero estai’ sobreviviendo, no viviendo. Y mejor estar viviendo que sobreviviendo. Es distinto. Hubo un proyecto de Essbio, una empresa de agua de la Región del Bio-Bio. Estaban pensando una campaña así para los jóvenes, para que se lavaran las manos, para que no se enfermaran de hepatitis.

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O sea querían que hablaras de caca…
Sí, pero además era algo muy trucho [de malas artes], no iba a meter la manos ahí. Imagínate y después salgo en casos de corrupción como SQM [empresa privada que entregó irregularmente fondos a campañas políticas de ultra derecha]. No, ni cagando. Eso es estar vendiendo los ideales por unos billetes.

¿Y cuáles son los ideales de la Planta Carnívora?
Mi ideal está en la gente, en la naturaleza, en preservar todo eso. Chao con el sistema neoliberal, nos está destruyendo todo y es súper violento. Hay poca gente que es dueña de este mundo y el resto vive el día a día como puede… hay mucha violencia, se pasan a llevar los recursos naturales, la flora, la fauna. Ya lo vemos con el desastre de las salmoneras en Chiloé, en cómo que el agua debiera ser un recurso de cada país [en Chile el agua está privatizada], cada país debiera proteger su agua. Lo que está pasando hoy en día es que este país está protegiendo a las transnacionales para que inviertan, miden la calidad de vida por las lucas, no miden la calidad de vida por la felicidad. Y eso es violento. Que prohíban que consumamos marihuana… no creo que esté dentro de los derechos de los humanos… es una planta, es una maleza. Prohibir el autocultivo, el autoconsumo es una forma de violentarnos, porque tenís que recurrir a comprar, ir con un dealer para conseguirla o tenerla ilegalmente. Lo violento es que seas un delincuente por querer fumarte un pito [gallo], siendo que hay mucha gente profesional y políticos que lo hacen. Entonces que después se hagan los larrys [tontos]…

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¿Y por qué elegiste ese nombre?
“Axxaxin” es una derivación que hice de “hachís” y “assassins” porque la palabra asesino viene de hachís. Antiguamente había unos sicarios que mataban a gente importante a políticos a reyes y fumaban hachís, entonces les decían los assassin. Porque eran fumadores de hachís. Y yo justo estaba hablando el tema de la marihuana y apareció esa palabra, yo quería hacer un coro de algo que fuera recordable. Y como lo iba a grabar en EEUU, ahí lo fui armando.

¿Cómo nace la idea este videoclip?
Nace la idea de un sistema de un cultivo indoor y de fumar hierba. Tenía unas ideas muy vagas hasta que de repente tenía una idea clara de que fuera un comunicado de prensa, pero desde la clandestinidad de un indoor. Lo produjimos con Rodrigo Gallegos. El indoor es clandestino: es como no soy árabe, no soy terrorista, no soy nada de eso, pero estoy clandestina de alguna forma, por plantar la hierba. Hablo desde esa clandestinidad.

Espero ganarme un Grammy

Ahora viene un reggaetón muy bueno que va a ser un hit, estoy segura. Y viene un disco que voy a empezar a producir después de esto. Voy a rescatar los sonidos que venía usando en un comienzo, pero los voy a llevar a un sonido más profesional, como cerrar bien la idea de mi identidad también. Ahora estoy en un proceso más investigativo de la música, aprendiendo a usar un programa, aprendiendo música, estoy en la parte de la escuela.

Planta Carnívora en la exposición “Patio Pareja” de Martin Bruce en Club Social de Artistas.

¿Qué ha sido lo que más te ha costado de ese aprendizaje?
Entender las notas, como también entender la estructura musical, el compás, el semi-compás, no sé, la octava, cambiar de octava. También aprender palabras, como “Oiii, me gustaría que ese sonido fuera más… y entonces me imaginaba un concepto, onda “me gustaría que fuera más como un helado dulce”. He tenido que aprender todo el lenguaje técnico.

Oye, seguiste con la publicación de Fanzines ¿Eso es importante para ti?
Sí, porque mi idea es tener una editorial después, una editorial que sea un sello musical para poder documentar todo lo que se haga. Pero bueno, eso es cuando hayan lucas [billetes]. Pero igual espero en algún momento ganarme el Grammy, o un premio así y poder montar un estudio, montar esa editorial y trabajar las dos cosas. Poder producir todo lo que se pueda.

¿Esto puede ser considerado como una performance?
Creo que siempre está al límite, por eso a la gente le molesta porque no es música. Pero está al límite de ser música y no al límite de ser performance.

Asist. Editorial: Jorge Pérez / Vestuario: C&M y Fashon Terror / Vestuarista: Camila Garretón / Maquillaje MAC
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