Después de dos días de fiesta bajo el sol, música sin parar, tragos entre amigos, y tumultos de gente esperando a sus bandas favoritas, el Corona Capital 2018 llegó a su final. Uno de los festivales latinoamericanos más esperados del año celebró su novena edición con un evento que reunió a más de 80,000 personas en el Autódromo Hermanos Rodríguez para presenciar actos notables de la música en inglés.
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Desde luego, la naturaleza de un festival de este tipo nos dejó un sabor de boca más que agradable por todas las variables que presenta. Quien diga que no lo disfrutó está mintiendo. Sin embargo, como cada año, siempre hay cosas buenas y otras no tanto, ganadores y perdedores, puntos intachables y algunos más por mejorar desde nuestras trincheras, como organizadores, curadores, asistentes, talento, vendedores o sea cual sea tu rol formando parte de la experiencia Corona Capital. A continuación, presentamos a los ganadores y perdedores de esta edición.Pulsera cashlessAfrontémoslo. La pulsera cashless también te pareció la peor idea del mundo en un principio pero terminaste amándola. Aunque ya en años pasados se había introducido la idea de manera muy primitiva, esta fue la primera edición en que tener una pulsera para recargar efectivo era obligatorio si querías comprar unos esquites o tu playera de New Order. Las filas se hicieron mucho más cortas (más allá de ciertos momentos y lugares donde la gente se acumulaba metiéndole dinero a su brazalete), los procesos para comprar cosas se eficientaron, y se evitó la necesidad de estar cargando efectivo contigo todo el tiempo, además de que podías pagar con dinero de tu tarjeta a los proveedores de vitamina C –cheleros, pues–.
Ganadores
Nine Inch Nails
Llegadas las 9:20 de la noche del domingo 18 de noviembre de 2018, se encendió de nuevo la máquina de Trent Reznor en la Ciudad de México. Siempre bien aceitada y al dente, justo como al obsesivo multiinstrumentista de New Castle le gusta. Perfección en cinco engranes que expelen vigor y poder para sacarte el hígado con uñas y sin anestesia mediante un set –tal vez el más completo que hayan tocado alguna vez en México– que incluyó un par de gemas ocultas, incluyendo un cover a “I’m Afraid of Americans” de David Bowie, donde Reznor aprovechó para disculparse por Donald Trump frente al público. Fuimos testigos, elegidos, quienes nos marchamos del festival con N - I - N estampado en la pinche frente. Del domingo también es de mención honorífica lo de The War on Drugs.
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InclusiónA lo largo de ocho años de historia del Corona Capital, jamás había visto un grado de inclusión tan palpable como en esta edición. Sí, siempre ha habido diversidad de personas y circunstancias, pero nunca con la naturalidad que existió en este año. Gente en muletas paseando entre escenarios, familias completas prestando atención al desmadre, y hasta vatos en silla de ruedas crowdsurfeando. Todos disfrutando. Nunca me voy a olvidar de la cara de dos niños que salieron extasiados del frente del Doritos Búnker después de haber visto a NIN junto a sus papás.
ClimaEra natural que después de una semana tenebrosa debido al clima en nuestra amada cedemequis, llegáramos al sábado con el miedo de vivir un posible diluvio, o una nueva era de hielo en el Autódromo Hnos. Rodríguez. Sin embargo, el clima se portó a la altura de las circunstancias, pues más allá del frío obvio de un festival organizado en otoño, el solecito estuvo fresco por la tarde, y por la noche no hizo falta más que un trago y buenas rolas para entrar en calor. Gracias Tláloc y Tonatiuh, los tkm.Experiencia festivaleraSi hay algo en lo que ha mejorado el Corona Capital con el paso del tiempo, es en permitir a la gente pasar un mejor rato más allá de la música. En 2010 había solo pasto y cerveza, y aunque es lo menos importante del evento, esto cada vez se siente más como Coachella gracias a una amplia oferta gastronómica, artística, de activaciones y de instalaciones para que toda la chaviza pueda tomarse sus fotos para Insta mientras espera a su banda favorita.
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Friendly Fires y The Chemical BrothersEl sábado fue un día que, desde mi óptica particular, ofreció mucho y poco. Después de las grisáceas decepciones de Panic! y The Kooks, me refugié en la Levi’s Tent para ver a Friendly Fires, banda de mi juventud que se me había negado por años. Mejor pinche decisión de mi vida. Ver a Ed Macfarlane y compañía deshacerse en vivo es un antidepresivo forzado por la garganta. Baile con los brazos pegaditos como si nada importara. Después de los británicos, decidí conectarla con The Chemical Brothers en el escenario de al lado y nada, están en otro nivel. Tom y Ed son catalizadores de la fiesta y lo saben, llevando la noche al éxtasis visual y sonoro por casi hora y media. Cabe decir que al menos tres veces durante su set el piso tembló –sí, el déjà vu estuvo dlv– debido a toda la gente quitándose el frío al ritmo de la música.
Perdedores
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Ratas de dos patasSí, de nuevo volvieron a aparecer los personajes que Paquita la del Barrio tanto luchó por desvanecer de la faz de la tierra. No es la primera vez que un evento masivo dentro de la capital mexicana sufre ante la presencia de ladrones que ante el menor descuido, aprovechan para sacar celulares y carteras de los pantalones ajenos. Según dio a conocer la Secretaría de Seguridad Pública, el sábado fue aprehendida una chica que llevaba 19 celulares robados consigo, dejando ver que ooooootra vez, los robos estuvieron a la orden del día.
Disposición de escenarios y horariosOtra cosa piratísima de esta edición del Corona Capital fue el acomodo de horarios y escenarios. De lo primero ya sabíamos y creía haberlo superado, pero no pude evitar enojarme cuando vi que The Chemical Brothers estaban tocando en uno de los entarimados más pequeños, por lo que obviamente, la explanada estaba superada y tenías que resignarte a escucharlos desde lejos, donde ya se combinaban los sonidos de otras bandas. ¿Quién programó los escenarios? ¿un niño de 6 años? Ver a Chvrches dentro de una carpa donde después tocaría Khalid –y donde antes ya habían estado Superorganism y Mercury Rev– fue una cosa muy extraña, como esos buffets de comida china donde hay pizza y hamburguesas.
Precio de la comida“Sí, con $400 pesos me alcanza para varias chelas y comida”, pensé mientras le cargaba dinero a mi pulsera cashless. Tremendo error. Aunque el precio de los tragos se mantuvo en un estándar bastante promedio, la comida parece estar cada vez más y más cara. ¿Cinco tacos de canasta por $70? ¿Seis dedos de queso por $60? Igual y soy muy codo, pero parecía que comer era un pecado tbh.
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HeadlinersAcá de nuevo recurrimos a un problema de line up con el que el CC viene cargando desde hace que las fechas se movieron y se dejó de tener a ACL como apoyo. La neta es que el cartel de este año se sintió como una experiencia por la que hubiera pagado miles de pesos hace 10 años. Estar ahí fue como pasarla bien dentro de una burbuja alejada de la música popular contemporánea y todo lo que pasa afuera, casi como un mundo donde J. Balvin y Travis Scott no existen. Y la verdad es que no pude evitar envidiar a otros festivales como Estéreo Picnic o Lollapalooza Chile/Argentina, más cuando Robbie Williams e Imagine Dragons dejaron tanto que desear cerrando los dos días del festival. El británico entretuvo un rato con su rutina de stand-up hasta que se aburrió y terminó su set antes de tiempo, mientras que el cuarteto de Las Vegas prendió con sus tres hits y después fue tan soso como un taco de papa.
I Write Sins Not Tragedies con HalseyEsperé toda mi vida para escuchar el hit de mi adolescencia y llegó Halsey a hacer esto. Gracias, Brendon, muchas gracias.
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