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Música

Recordando a Locomotion, el canal de televisión más ácido de los noventa

Supuestos mensajes subliminales, animés futuristas vuela cabezas y una estética completamente absurda: así era el mundo de este canal que marcó a una generación.
Imagen de archivo.

Por allá a finales de los noventa y principios del dos mil, cuando la mayoría de nosotros éramos niños, canales de animaciones como Nickelodeon o Cartoon Network pasaban puras joyitas que hoy son clásicos: Hey Arnold!, Las Chicas Superpoderosas, La Vida Moderna de Rocko o El Laboratorio de Dexter… por nombrar algunos. Shows repletos de personajes entrañables que, a pesar de tener momentos que no encajaban tanto en el concepto de televisión familiar, eran enfocados para niños y aún así todos los amábamos.

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Pero en esas tardes de hacer zapping después del colegio, existía un canal de animación distinto a todos los demás: su nombre era Locomotion. El logo era una especie de rostro rojo tribal, probablemente tus papás no querían que lo vieras, y para el momento, era algo así como el primo raver metido en ácidos de los canales que mencionamos anteriormente.

Antes de ponernos nostálgicos, vamos a la historia…

Locomotion comenzó a transmitirse el primero de noviembre de 1996, como un canal 100% para Latinoamérica y producido en Miami. Sus creadores fueron los grupos empresariales The Hearst Corporation y Claxson Interactive Group Inc, que tras un primer año de pasar animaciones infantiles de los ochenta, se dieron cuenta que la mejor manera de competir contra los otros canales, era comenzando a emitir animé japonés. Una decisión revolucionaria para su momento y que por primera vez trajo el concepto de animaciones para adultos, por lo que habían programas aptos para todo el público y otros solo para mayores de 18 años.

Así conocimos animés futuristas con cargas existenciales sin censura, algo que hasta ese entonces se conocía muy poco en esta parte del mundo. Estaban, por ejemplo: Saber Marionette J, que seguía la historia de unas mujeres robots híper sexualizadas; Cowboy Bebop, que mostraba las aventuras de unos cazarrecompensas en el 2071; la historia de ciencia ficción de la agente secreta Aeon Flux y, por supuesto, Evangelion, una de las obras primas del animé ambientada en un universo distópico con robots angelicales.

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Una cantidad de contenido agresivo y vanguardista que llamó la atención de una masa importante de público, a la que le dijeron por medio de su eslogan que “la animación ya no es solo cosa de niños”. Además del animé, Locomotion alcanzó a tener una parrilla tan rica que se dio el lujo de estrenar series como la ahora conocidísima South Park, The Critic –que contaba la vida del crítico de cine ficticio Jay Sherman– o Ren y Stimpy, con su estética que bailaba entre lo grotesco y lo caricaturesco.

Pero además de todos estos programas que le volaron la cabeza a más de uno, Locomotion también supo convertirse en una especie de leyenda urbana gracias a sus franjas comerciales. Mucha gente decía que tenían mensajes subliminales –algo muy común en esa época–, y que esas animaciones surrealistas se le metían a la cabeza a la gente de manera peligrosa. Al principio, fueron las protagonizadas por Loco –la mascota del canal– y más adelante las que aparecían en Love Vision, que eran cortos con música y animaciones experimentales que ponían entre cada espacio de la programación.

Por otro lado, el canal hacía guiños constantes al hentai –el género pornográfico del animé–, siempre con este componente sexual bien marcado que lo hacía aún más tabú.

El canal rompía esquemas y mostraba una nueva manera de hacer televisión, lo que los hizo tener que cargar muchas veces con intentos de censura en una época todavía más conservadora que la actual. Así lo contó en una entrevista Rodrigo Piza, que estuvo al frente de Locomotion entre 1998 y 2005. “Siempre se batalló contra la censura, pero recuerdo esos años como si hubiera sido un error en el sistema (…) Hubo problemas con quejas, con medios o clientes, un número grande de gente que no estaba muy a gusto con las ideas que se transmitían”.

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Obviamente, como toda buena revolución, tenía que tener música. Por eso ya entrados los dos miles, apareció ‘Fracto’, bloques de treinta minutos en los que se combinaban animaciones experimentales con mixes de techno y house.

También fue una plataforma para bandas como Miranda! o Boeing, a las que en tiempos menos conectados, se les hacía promoción por medio de propagandas y también pasando sus videos. En el caso de los primeros, es muy recordado todo el empuje que le hicieron a su álbum de 2002, Es Mentira, y la manera como siempre, después de acabado South Park, ponían el video de la canción que le dio el nombre a ese trabajo.

Aunque Locomotion siempre fue un canal principalmente enfocado en el animé japonés que ponían en franjas como Animé Loving, Japanimotion o Japan OK!; también le abrieron el espacio a la animación experimental en Locotomia, al video experimental en Kapsula o a los clásicos de la animación en Retromotion. El canal siempre fue muy abierto en su programación y así se ganó una base de adeptos importante en el continente.

Lamentablemente y como todo lo bueno en esta vida, el sueño terminó en 2005 cuando el canal, que había pasado su base de operaciones a Buenos Aires un año antes, fue adquirido por Sony Pictures Entertainment. Ese fue el principio del fin, ya que se le cambió el nombre a Animax y muchos de los animés que se habían hecho famosos en Locomotion, salieron de la parrilla de programación. Otros como South Park y Ren y Stimpy se fueron para MTV Latinoamérica y de a poco, el canal del logo de la cabeza sin rostro se fue quedando en el olvido.

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Aún así, para los que vivimos esa época, Locomotion fue un canal clave para encontrarnos de frente con las nuevas maneras de experimentación, tanto en la música como en la animación que se encontraron durante esos días en su pantalla. Por siempre historia viva de la televisión en Latinoamérica, ícono de una generación.

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