Los videos musicales han revolucionado nuestra forma de ver el sexo y el género
Imagen principal del video de Lady Gaga, “Telephone”

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Música

Los videos musicales revolucionaron nuestra forma de ver el sexo y el género

Hablamos con Ryann Donnelly sobre el sexo en los videos y su libro ‘Justify My Love: Sex, Subversion and Music Video’.
Hannah Ewens
London, GB

"Busqué cogidas por cielo, mar y tierra", me dice Ryann Donnelly con un dulce acento gringo y una expresión impasible. "Por todos lados, pero el hecho es que no hay mucho sexo en los videos. Hay mucha seducción hacia la cámara, pero no seudo porno. Es más bien raro, ver en un video lo que entenderíamos como sexo con penetración". Me encanta la idea de una académica viendo cientos de videos en su laptop, buscando pedazos de evidencia sobre que algo va hacia algún lado. Donnelly también es músico. Lideró la banda de terror punk de Seattle, Schoolyard Heroes, firmada con Island Records de 1999 a 2009. El arte del video musical es algo en lo que ha pensado seriamente toda su vida adolescente y adulta.

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Es difícil señalar cuál fue la primera vez. La escena original de sexo de verdad fue supuestamente en “Heart-Shaped Glasses” de Marilyn Manson, con su entonces novia Evan Rachel Wood. En términos de sexo actuado, una posibilidad, dice Donnelly, es "China Girl" de David Bowie, aunque en realidad solo están dando vueltas en la playa. Ya en serio, dice conspirativa, “Justify My Love”de Madonna. La película en blanco y negro, filmada en un cuarto de hotel, muestra a un hombre empujándose encima de la cantante. Sus referencias a BDSM, bisexualidad y voyeurismo apenas y darían de qué hablar si se publicara hoy, pero en 1990 fueron suficientes para prohibirlo en MTV y otras compañías televisivas. Cuando ABC le preguntó a Madonna si ganaría más dinero vendiendo el video en VHS en vez de pasarlo al aire, replicó: "Sí ¿y? Vaya suerte la mía". El sexo vende, pero hace más que eso.

El primer libro de Donnelly es una cosa rara. Lanzado en abril en Repeater, Justify My Love: Sex, Subversion and Music Video es una mezcla de géneros. Es una autobiografía inocente y corporal de lo que significa expresarte como una mujer músico cuando todo se siente cercado por las restricciones del amor, el sexo y el poder. También es una tesina doctoral que Donnelly hizo en el college de la Universidad de Londres, Goldsmiths, sobre el sexo y temas de género en los videos musicales. Así que es una (gran) historia de una chica en una banda y es un libro de teoría.

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Parafraseando la historia personal de Donnelly: era una adolescente cuando se involucró románticamente con su novio de una banda, una figura dominante que le ordenó más locura en su show en vivo. Ella canalizó la fuerza de sus sentimientos confusos hacia el performance y encontró sexo y autoestima frente a la multitud. Cómo, se preguntó ella, traducir de la mejor manera este fenómeno al cine y a la imagen. Cuando su banda estuvo firmada por un sello importante, comenzó una intensa relación sexual que continuó durante muchos años con un hombre mayor y comprometido, Ian, quien fue el elegido para hacer su video musical. Ella le envió videos íntimos: collares sujetadores, cintas cortadas alrededor de un cuerpo desnudo. Mientras, Donnelly se quedó atrás y otras agitadoras del pop como Lady Gaga alcanzaron el estrellato.

El libro ofrece, más que argumentar, que los videos musicales han desempeñado un papel fundamental en revolucionar la forma en cómo pensamos en el sexo y en el género. "La gente hace referencia a los videos musicales más frecuentemente de lo que piensan, y de una manera distinta de la música en sí", dice. Los videos son ampliamente consumidos y han interrumpido y comprometido nuestras vidas con el fin de evolucionar nuestras políticas sexuales individuales y colectivas. Han influido, y han estado por delante de, el cambio social. Hubiera estado de acuerdo con ella incluso antes de leer su libro, y después de hacerlo, de todo corazón. Curiosamente, Donnelly señala que a menudo las canciones en sí son casi inocuas o sin sentido. La fórmula: hacer una gran melodía pop general y permitir la subversión o el arte en el video musical.

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Es significativo lo que, en masa, abordan los videos discutidos en el libro. Por nombrar algunos temas: han ayudado a normalizar la homomasculinidad y la homofemininidad (los adornos de perlas y la apariencia angelical de Frank Ocean en "Nikes"; la piel salvaje y la bebida de eyaculación en "Soda" de Boody y Le1f's). Está el ciberfeminismo (los cuerpos sexuales robóticos de Lady Gaga: “You and I”, “Brooke Candy", “Opulence” e innumerables más) que sugiere que podemos rehacernos, y ponen en la mira cualidades teatrales del género. La educación sexual fue defendida en videos durante la crisis del SIDA (George Michael – “I Want Your Sex”; Salt-N-Pepa – “Let’s Talk About Sex”; TLC – “Ain’t Too Proud 2 Beg").

Son casi totalmente mujeres y personas queer quienes introdujeron el pole dance en los videos icónicos que describe Donnelly. "Los hombres rara vez se ponen en una posición en la que la subversión comprometa su identidad en lugar de desafiarla", me dice. Se refiere a las bandas de emo y rock goth de los dos miles como la única vez que sucedió esto. Gerard Way maquillado, sacudiéndose su largo cabello y liderando un desfile funerario en “Helena” de My Chemical Romance. “The Kiss of Dawn” de HIM, donde Ville Valo, pálido y melancólico, hace un performance tradicionalmente femenino. Y, por supuesto, está Marilyn Manson con los muchos vericuetos sobre el sexo y el género en todos sus videos. (Pero, bueno, acuérdate que tampoco es que cuestionen explícitamente normas patriarcales).

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El libro regresa varias veces a Lady Gaga. Con sus videos, Gaga se convirtió repetidamente en el conducto de la cultura queer para ingresar al mainstream. Es tal vez una exageración decir que Lady Gaga preparó el mainstream para una cultura pop más queer, o que ella es la razón por la que tenemos más artistas abiertamente gays. O decir explícitamente que sus videos fueron parte del progreso LGBTQ en la vida real. Pero la presencia de Gaga es innegable. Cuando Donnelly está decodificando cómo lanzarse a la música pop con una libertad creativa y visual. En rastros de videos posteriores, de otras mujeres y de artistas queer.

Casi tres décadas después de "Justify My Love", ¿cuál es el futuro del sexo en los videos? Donnelly cree que los artistas se apoyarán más en el ámbito del cine artístico, con plataformas como Apple Music y Tidal ayudando a reconsiderar estos formatos. Señala a Solange, Beyonce y Dev Hynes como ejemplos. "Nos estamos expandiendo hacia la película, ya que 'Película' se ve comprometida por, bueno, ¿cuántas secuelas vemos? Es tan raro. Creo que hay un verdadero anhelo por el arte del cine. Creo que los videos musicales se van a hacer mucho más largos ". Como artistas como Hayley Kiyoko, Kehlani, King Princess, o Troye Sivan comparten sus sexualidades y preferencias, la apertura converge en cuerpo, moda, performance, canciones y videos, de forma más bien informal. La fórmula de la canción pop más el video subversivo ya no se siente tan relevante.

Al final de nuestra entrevista, después de haber apagado la grabadora, Donnelly me dijo que tal vez tenía que ver más videos de Ed Sheeran. Ambas ponemos los ojos en blanco y ella dice que lo más atrevido que ha visto de en un video de Ed es la vida amorosa de una boxeadora ("Shape Of You"). Le digo que le echaré un vistazo a algunos, y me responde: "Si Ed Sheeran está haciendo algo remotamente subversivo, déjamelo saber".

Este artículo se publicó originalmente en Noisey UK.

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