Bob Dylan
Fotos por Jerry Schatzberg

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Música

Estas fotos recién descubiertas de Bob Dylan en los 60 son tan íntimas como su música

Hablamos con Jerry Schatzberg, quien ha fotografiado a todos, de Fidel Castro al ex-rey de Inglaterra, sobre cómo fue trabajar con las estrellas neoyorquinas de la contracultura en los 60.
Ryan Bassil
London, GB
LC
traducido por Laura Castro
GF
traducido por Giulia Fornetti

Artículo publicado originalmente en Noisey UK.

Todavía recuerdo la primera vez que escuché a Bob Dylan. Tenía 16 años, estaba en el asiento trasero de un auto rentado, y la lluvia golpeaba las ventanas. No podía imaginarme lo que era Memphis, realmente no sabía qué era el blues, al menos no adecuadamente, técnicamente definido, pero no importaba. En los siete minutos de “Stuck Inside Of Mobile…“, las imágenes pasaron en colores tan vibrantes que sentí como si hubiera vivido cada verso, aun cuando realmente no entendía la letra y probablemente nunca lo haría.

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Tomada de su álbum de 1966, Blonde on Blonde, la canción es posiblemente una muestra de Dylan en el pináculo de su creatividad. El álbum fue lanzado poco después de la primera vez que usara instrumentos eléctricos y fue grabado alrededor de la época en que Dylan alcanzó el punto máximo en su consumo de ácido y anfetaminas; es parte de una trilogía de álbumes, los importantes e influyentes que ves en todas las revistas viejitas de rock, los cuales grabó antes de tener un accidente en motocicleta y desaparecer de la escena pública durante casi ocho años, resurgiendo después un poco más triste y avejentado.

Aunque desde aquel entonces ha adoptado varias imágenes diferentes —renacido como cristiano, un tipo extraño en un comercial de Victoria's Secret, un ícono eternamente de gira—, el Dylan que aparece en tu mente es probablemente el Dylan de los años 60: el hombre alto con la gran cabellera, unos cigarrillos y unos pantalones delgados. Este es el Dylan de los documentales No Direction Home y Don't Look Back, el Dylan de "Like A Rolling Stone", y el Dylan de todas las fotografías de rock que al parecer ya no son como solían ser en aquel entonces.

Como una de las personas detrás de la lente que captó esas fotografías, Jerry Schatzberg ayudó a darle vida a esa era. Ahora, estando en la novena década de su vida, ha vivido el tipo de vida artística que la mayoría de la gente solo puede soñar. Además de fotografiar a Dylan, siendo su foto más famosa la de la portada del álbum Blonde on Blonde, fue copropietario del club Ondine, que contó con la presencia de todos, desde The Beatles hasta The Doors y Jimi Hendrix cuando aún era Jimmy James; y también ha dirigido un montón de películas, incluyendo Panic in Needle Park, la cual introdujo al mundo a Al Pacino. Además, fotografió a The Beatles en su famoso concierto en el Shea Stadium y tomó la primera (y quizás la única) fotografía de los Rolling Stones usando vestidos.

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Jerry acaba de lanzar el libro Dylan by Schatzberg, una colección de sus fotografías más famosas de Dylan, así que lo llamé desde Londres para hablar sobre cómo empezó en el mundo de la fotografía, cómo te preparas para fotografiar a un ícono y cómo era Nueva York en los años 60.

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NOISEY: Entraste al mundo de la fotografía bastante tarde, ¿cierto?
Jerry: Estaba casado, y tenía dos hijos. Tenía 27 años. Estaba en el negocio familiar, eran peleteros, y yo odiaba trabajar en eso cada día. Hacía lo que tenía que hacer, lo mínimo posible. Solía pasar el tiempo en las tiendas de fotografía, no es que sea un técnico loco ni nada de eso, pero fue lo más cercano que atrajo mi interés. Trabajé allí durante cuatro o cinco años, luego vi un anuncio en el New York Times para trabajar como asistente fotográfico. No sabía de qué se trataba, pero llamé, el empleador era un cazatalentos, le conté mi historia, se echó a reír y dijo: "Está bien, veré qué puedo hacer".

¿Qué te interesó de la fotografía? Supongo que ya habías empezado a tomar fotografías antes de eso.
Muy poco. Tenía una cámara de plástico con la que tomé fotos, algunas de ellas eran bastante buenas. Luego conseguí una cámara de 35 mm y les tomé algunas fotos a mis hijos, pero no estaba realmente interesado en la fotografía, no la exploré en absoluto.

Es increíble que no supieras mucho sobre fotografía, y luego fueras al New York Times. ¿La fotografía de moda y tu trabajo con Vogue llegaron después?
El primer lugar al que me envió el cazatalentos del New York Times fue a los estudios de Lillian Bassman; ella es una fotógrafa maravillosa, pero en aquel entonces no sabía quién era ella. Su estudio me impresionó: todo era blanco y negro con un toque de rojo y naranja. Era algo de lo que nunca había oído hablar cuando estaba en la escuela. Ella me entrevistó para su esposo, que se encontraba en Francia en ese momento. Estaban interesados en contratarme y yo estaba interesado en su oferta, pero solo podían ofrecerme $25 dólares en ese momento, y eso era lago que no podía aceptar teniendo una familia.

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¿Cuánto tiempo después de eso empezaste a tomar fotografías para las grandes revistas de moda?
Eso fue alrededor de dos o tres años después.

Me parece increíble que estuvieras saliendo con esas personas. ¿Es así como era Nueva York en ese entonces o simplemente te habías involucrado con la gente adecuada?
En el momento en que eso sucedió, ya había estado haciendo trabajos fotográficos en el mundo de la moda. Trabajé para Vogue, para Glamour, para McCall’s. No conocí a Dylan hasta 1965, pero comencé a trabajar en mi propio estudio en 1954. Estaba trabajando en el mundo de la moda y le hice muchas pruebas a mujeres jóvenes que venían a la ciudad y querían ser modelos. La agencia de modelos en la que estaba tenía unos diez o 15 asistentes a los que llamaban para que se les hicieran pruebas a esas potenciales modelos, a quienes les daban fotografías y que a su vez eran una fuente de personas a las cuales fotografiar. Nico era modelo, así que la conocí debido al trabajo.

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¿Cómo Dylan llegó a formar parte de todo esto?
Éramos amigos; Nico y yo, y ella y otra chica —a la que le había hecho unas fotos de prueba— estaban fascinadas con Dylan. Entre las dos, dijeron: "¿Ya escuchaste a Dylan?", y yo respondí "Sí, sí, lo haré". Recuerdo que estaba en París y Nico me llamó de la recepción de mi hotel, porque ella sabía que estaba en París, y dijo: '¿Ya escuchaste a Dylan?' Era una broma entre nosotros. Le dije "lo haré", y lo hice. Me sorprendió, realmente me dejó boquiabierto.

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Es casi como si fuera un pintor, por la forma en que usa las palabras para crear un retrato.
Sí, un expresionista abstracto.

También fuiste dueño de un club, ¿cierto? ¿Y era el lugar de moda en Nueva York en los años 60?
Yo era copropietario de una discoteca llamada Ondine. Tuvimos bastante éxito por un tiempo. Para entonces ya era amigo de The Stones y varios músicos más. Tuvimos en el club a Diana Ross, The Stones, The Beatles, todos estuvieron ahí. Estaban ahí para divertirse. Sabían que no serían molestados.

¿Cómo se fotografía a un ícono como Dylan? ¿Cómo logras sentirte cómodo?
En ese momento ya tenía mucha experiencia y siempre usaba la metáfora: fotografié al Duque de Windsor después de que abdicara al trono, así que fotografié al exrey de Inglaterra, ya no tengo que preocuparme por nada. Cada sesión es diferente, pero trato de comunicarme lo más posible para que las personas se sientan a gusto.

¿Qué aprendiste de haber fotografiado a Dylan?
Es difícil decirlo. Teníamos una relación, éramos amigos, salíamos juntos, comíamos, íbamos a los clubes. Lo que me gusta es que la gente ve las fotografías y, según lo que saben, se supone que él era una persona difícil, pero no lo era. Nos llevamos bien. Una de las personas que me recomendaron fue Al Aronowitz, él era un periodista de rock’n’roll de primer nivel y nos llevábamos muy bien. Y la otra persona fue su esposa, a quien conocí mucho antes que a él. Ella era una de las dos mujeres que me hablaban de Dylan todo el tiempo.

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¿Qué fotografía del libro es más destacada?
Creo que la portada de Blonde on Blonde se destaca más en mi opinión. Comencé esa sesión fotográfica en el estudio, luego sentí que no estaba llegando a ningún lado, así que le pregunté a Dylan si saldría conmigo a las calles. Llevaba puesta una chamarra de gamuza ligera. También me puse una chamarra ligera. Pero hacía bastante frío, era febrero, así que estaba helando y tuve que concentrarme mucho para lograr sostener la cámara con firmeza. Conseguí tomar cuatro o cinco imágenes que estaban movidas y fuera de foco, y una de ellas es la que él eligió [para la portada].

Me pregunto por qué escogió esa foto.
Yo me pregunto por qué usa las letras que usa. Eso es Dylan. Vio algo único y no había visto ninguna otra portada que se viera así y quería algo especial.

Tenía un look muy distintivo en esos días y en todas tus fotografías…
Ah, él marcó tendencia en esos días. Todos intentaban vestirse como él, verse como él. Me sorprende que haya cambiado tanto y que ahora esté tratando desesperadamente de verse como un viejo vaquero.

Hablemos brevemente sobre la foto que les tomaste a los Rolling Stones usando vestidos, la cual también está en el libro. ¿Cómo surgió la idea?
Su agente me llamó un día y tenían un sencillo llamado “Have You Seen Your Mother, Baby (Standing In The Shadow)”. Su agente pensó que tal vez podían vestirse como sus abuelas y todo eso me atrajo. Lo que no quería era que se viera muy británico, así que los hice vestirse al estilo americano. Les encantó. Los fotografié en el backstage y quisieron usar también la ropa interior de abuela: querían todo.

Dylan by Schatzberg ya está disponible a través de ACC Art Books.

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