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Música

Músicos en la Ciudad de México: La atmósfera sonora de las letras

Charlamos con Zazil Collins acerca este proyecto que será presentado este viernes durante un jam en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.
Foto por Mari H. Reséndiz

Músicos en la Ciudad de México es un proyecto editorial bilingüe dirigido por la poeta y programadora musical mexicana Zazil Collins. En esta edición, diversos músicos mexicanos cruzarán la frontera de la escritura creativa y presentarán gráfica, fotografía y distintas clases de textos verbales, como manifiestos, testimonios, metodologías de improvisación, narración y poesía, para trazar una suerte de poética multimedia que refleje el pulso de México.

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Charlamos con su editora, Zazil Collins (México, 1984), autora del libro No Todas las Islas (2012) acerca de su poética, sus libros y este proyecto que será presentado durante un concierto en donde una parte de los músicos participantes realizarán un jam en el que irán subiendo por parejas al escenario para tocar cada uno durante dos minutos, retomando la música donde la deje el músico anterior. La cita es el viernes 20 de abril en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

Asiste a este acontecimiento y presencia el flujo continuo de letras y música, sostenido por la diversidad sonora y la personalidad musical de los invitados.

¿Cuál es la idea poética en Junkie de Nada (lenguaraz, 2009)?
Es un libro que recopila mis primeros escritos, estructurados por el azar y el ludismo, guiados por la lotería de sones jarochos de Alec Dempster.

No escribes libros de poesía, sino poemas que suceden dentro de un libro; ¿cómo es tu proceso creativo?
No tengo uno en específico; normalmente me guían mis libretas, donde apunto lo que sueño, y generalmente de noche.

¿De dónde surge la idea de hacer anotaciones sonoras en tus poemas?
De querer darle una atmósfera sonora a las letras, de que las letras ocupen espacios. De que a veces los versos surgen de una escucha específica de piezas musicales.

¿Cuál es el experimento gráfico que reta al lector a seguir remando hasta la última orilla en No Todas Las Islas (CONACULTA-Instituto Sudcaliforniano de Cultura, 2012), Premio Estatal de Poesía Ciudad de la Paz (Baja California Sur).
Es simplemente una exploración tipográfica; parte un poco de lo mismo de la idea de espacialidad. Quien digirió dicho experimento fue el diseñador Benito López.

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Las personas son como islas, escribió Ian Fleming, en realidad nunca se tocan por muy próximas que estén, en el fondo se encuentran muy separadas. Es en parte esta frase, el hilo conductor de No Todas Las Islas?
Nunca pensé en Fleming; no lo he leído. El hilo conductor son mis mitos familiares; es un libro dedicado totalmente a mis ancestros, a modo de un diario de viaje, y el título es el título de un poema que la poeta Camila Krauss me dedicó.

Gabriela Damián Miravete escribe en el prólogo de El Corazón, Tan Cerca de la Boca (Abismos-Mantarraya, 2014) que tu libro es la obra de un espíritu que teje y ata con paciencia al ritmo de la canción única de sus latidos. La canción de los nudos, que nos impulsa a movernos como los barcos auxiliados por el viento. ¿Qué representó para ti la escritura de este libro?
La exploración de ejercicios ecfrásticos, a partir de la nefelomancia, y el concepto de la transición (en todo sentido).

Sipofene (La Tinta del Silencio, 2016) es un libro de poemas muy punzante, que describe la oscuridad de los días, ¿por qué etapa de tu vida estabas pasando cuando lo escribiste?
Describe la oscuridad y la claridad; Sipofene representa un tercer estado. En la vida, siempre nos encontramos en un tercer estado.

¿Qué significa volver a Sipofene, devolver el equilibrio y regresar al libro?
En la mitología, Sipofene es un lugar donde no existe la muerte… Es una metáfora, desde luego. Significa volver al origen del lenguaje, aprender a nombrar otra vez, las veces que sean necesarias.

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¿Cómo es que Domingo Argüelles te incluye en la Antología General de la Poesía Mexicana: de la Segunda Mitad del Siglo XX a Nuestros Días (Océano, 2014)?
Leyó mis libros; luego me escribió para pedirme los derechos de los poemas que le gustaban en ese momento para su trabajo. No lo conozco en persona, todavía.

¿Qué es el proyecto Músicos en la Ciudad de México?
Un proyecto editorial que surge en 2014, con el objetivo de retratar el pulso de una capital musical, como lo es la Ciudad de México, y salvaguardar su memoria cultural, a partir de sus actores musicales. Es un proyecto que a la vez demuestra que la literatura y la música cohabitan y no son una sin la otra.

¿Qué es lo que vamos a leer y presenciar en él?
Los claroscuros de diversos creadores que tienen como base de trabajo la ciudad; desde poesía, cuento, ensayo creativo y filosófico, gráfica, fotografía; a modo de retratos, manifiestos, testimonios, anécdotas…

¿Quiénes lo conforman?
El primer volumen está escrito por Aarón Cruz, Aarón Flores, Abraham Barrera, Adrián Escamilla Greenham, Alex Eisering, Alex Mercado, Alejandro Otaola, Alonso Arreola, Arturo Báez, Arturo Tranquilino, Belafonte Ramírez, Benjamín Shwartz, Brian Allen, Carla Rivarola, Carlos Maldonado, Daniel Aspuru Guzik, Daniel Zlotnik, David Aguilar, Denise Gutiérrez, Eduardo Piastro, Federico Sánchez, Felipe Pérez Santiago, Georgina Equihua, Zuriel López, Gustavo Nandayapa, Hernán Hecht, Helena Sánchez, Ingrid Beaujean, Iraida Noriega, Jenny Beaujean, Juan Martín Medina, Líber Terán, Luis Clériga, Natalia Arroyo, Nur Slim, Rafael Catana, Remi Álvarez, Sandra Cuevas, Saúl Fimbres, Tito Rivas, Todd Clouser y Willy Terrazas.

“Los mejores músicos en un solo libro y en un solo concierto”, ¿en verdad son ellos los mejores músicos?
Nunca lo hemos expuesto así; se trata de un compendio, en un primer volumen, de algunas de las voces más representativas. Hemos hecho varios conciertos previos con distintos autores (Fonoteca, MUAC); este tercero es una celebración de la edición impresa.

¿Cómo nace este proyecto, dirigido también por el músico y poeta estadounidense Todd Clouser?
De la amistad entre ambos, y la inquietud por tejer nuevas comunidades entre lo que tenemos en común Todd y yo: la literatura y la música; él como músico y poeta, yo como poeta y programadora musical.

¿Cuál fue el criterio para elegir a los músicos que serán antologádos en una memoria cultural en un primer volumen?
Su honestidad, y su fuerza, así como la claridad de sus discursos.

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