Crónica de un MTV Unplugged: Los Auténticos Decadentes
Todas las fotos cortesía de MTV

FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Crónica de un MTV Unplugged: Los Auténticos Decadentes

Los Deca grabaron su desenchufado, y así saldaron una deuda histórica. Te relatamos el evento.

Quizá sea su carisma, sus fábulas existenciales tan específicas como universales o su capacidad para apropiarse de cualquier ritmo con absoluta naturalidad y sin asco. Un saco de smoking sobre una camiseta de fútbol y unas botas picudas. Los Auténticos Decadentes son justamente eso que se anuncia en las marquesinas: tan auténticos como decadentes, una pequeña orquesta desaforada y desgenerada que, pese a que su picaresca es 100% argentina ––especialmente porteña y bonaerense––, logró colarse en el imaginario popular continental, llenando estadios y siendo parte de la banda sonora de cumpleaños, casamientos, divorcios y demás celebraciones ocurridas en América Latina. “Giramos mucho gracias a MTV, nos hicimos conocidos fuera de Argentina en una época en la que no teníamos mucha difusión. Llegamos a Perú, Ecuador, México y un montón de otros lugares a los que llegaba el video de ‘La guitarra’”, nos dice Jorge Serrano, uno de los vocalistas del grupo, a cuento del Unplugged que van a registrar para la cadena estadounidense.

Publicidad

Ellos saben que tanta alegría seguida puede hacer mal. Por eso vienen dosificando la fuerza para que esta fiesta interminable continúe sin cruda: así lo testimoniaron directa y elocuentemente en los títulos de sus últimos dos álbumes de estudio, Irrompibles (2010, en el que amplían las fronteras de su inspiración, dedicándole “Distrito Federal” a sus largas giras por México) e Y la banda sigue (2014). Ya van cuatro años sin canciones nuevas y por ahora planean seguir así, enfocados en caminar mirando para atrás. Y de eso se trata esto, lo que vinimos a presenciar: una retrospectiva hecha de versiones renovadas, no del todo desenchufadas.

MTV Unplugged es una marca fuerte para quienes encajamos en la franja etaria de los millennials. Las generaciones posteriores probablemente no sepan ni qué es MTV ni qué es un Unplugged. ¿Harán zapping los centennials así como lo hacíamos nosotros, con prisa y desesperación, queriendo superar los incontables canales con infomerciales (¡los realities de aquella época!) hasta llegar a los más altos? Pasando el número 60 comenzábamos a oír música, presentada por jóvenes algo más grande que nosotros y con raros peinados nuevos. A continuación, la pantalla se llenaba de esas imágenes tan fuera de nuestro alcance como familiares a la vez: chulos, oro, mujeres despampanantes, pupilas dilatadas, anticristos, mansiones, autos rápidos y furiosos, parodias de todo eso al mismo tiempo… Entre todo ese guiso, cada tanto, aparecían conciertos que se veían íntimos y con otra vibra. Versiones más elegantes y con menos revoluciones respecto a las que conocíamos. A veces era algo soso, a veces valía la pena.

Publicidad

Tal vez ocurra en cada país, pero los argentinos sí que somos bien chauvinistas. Sentimos un fuerte orgullo al ver a nuestra bandera en otro contexto, escuchando la palabra “Argentina” por fuera de nuestras fronteras. Así que cuando los MTV Unplugged eran celestes y blancos, hinchábamos el pecho como si el sprint de Maradona contra medio equipo inglés estuviera ocurriendo de nuevo, en vivo. Pregúntale a cualquier argentino mayor de 27 años cuál es su acústico favorito y muy posiblemente pondere por sobre los de Nirvana, Bob Dylan o Jay-Z, cualquiera de estos momentos:

  • El “Génesis” (del grupo Vox Dei) con el que concluye el de Soda Stereo;
  • el medley de Serú Girán erráticamente cantado por Charly García en el suyo;
  • la compañía del propio Charly y el eterno Pappo en el rockerísimo & psicodélico firmado por Ratones Paranoicos;
  • la soltura y el desparpajo de unos jovencísimos Illya Kuryaki and the Valderramas en pleno auge de Chaco;
  • o la magia y vuelo alto de Luis Alberto Spinetta en el suyo.

Otra cucarda argenta: el primer MTV Unplugged latino lo grabaron Fabulosos Cadillacs (aunque no fue muy desenchufado que digamos ni tampoco tuvo edición de disco), quienes plantaron la bandera del Che Guevara en la misma jeta del capitalismo. Los años 90 ya habían pasado a la historia cuando Diego Torres, en 2004, registró el último Unplugged argentino hasta el momento.

Invitado por la cadena, por fin pude estar del otro lado de la pantalla. Primero, para presenciar el último ensayo y, al día siguiente, ser testigo junto a otras 700 personas de la grabación del MTV Unplugged de Los Auténticos Decadentes. Hay otros periodistas, músicos de Pericos, Caligaris, Airbag y No Te Va Gustar pero, sobre todo, fans del grupo que se ganaron su acceso mediante diversos sorteos en redes sociales. No accedieron al VIP ni a su correspondiente agasajo, pero fueron el público que se verá en la edición final de este especial a emitirse en septiembre. Por eso es que a ellos se les pidió especialmente que aplaudieran con mucho entusiasmo.

Publicidad

"Limpiemos el escenario. Por favor, todos los técnicos fuera. Cucho, Jorge, a sus lugares. ¡Prevenidos! Entramos en 3, 2…". El que da la orden con tonada mexicana es 'Helsinki'. Según Cucho Parisi, el otro vocalista decadente, el director de cámaras que MTV asignó a esta misión se parece mucho al rufián de La Casa de Papel que utiliza a la capital finlandesa como alias. Esconde su pelada bajo una gorra y una frondosa barba rodea a su boca, que se vuelve tirana para acomodar las piezas sobre el escenario. La frase se oyó cada vez que la banda estaba por arremeter con una interpretación de su repertorio. Parecía difícil mantener todo en su lugar: los catorce músicos y el extendido set de instrumentos (acordeón, charango, un pequeño xilofón, percusiones de todo tipo y tamaño, vientos, banjo, más cuerdas, mucha madera). “¡Yo soy muy inquieto! Tendría que estar ahí sentadito como Kurt Cobain o Robert Smith”, respondió Cucho a la enésima llamada de atención de parte de Helsinki.

La acción ocurre en un enorme estudio de televisión ubicado en los márgenes del barrio de La Boca, a muy pocos metros de la entrada principal de la famosa Bombonera, pero también cerca de lo que fue el primer estadio de River Plate. Además del origen, ambas hinchadas tienen en común que en su cancionero de guerra hay muchas adaptaciones de los temas de los Deca. Pero esa huella no queda allí, sino que se extiende a todos los clubes del fútbol argentino y a buena parte de los estadios del resto del continente. Y más aún: en Japón hay una hinchada que agita al ritmo de “Ya me da igual”. Aaaay, ay, ay, ay…

Publicidad

El espíritu del barrio boquense tomó el escenario, con chapas coloridas a la usanza del famoso Caminito (infaltable en el recorrido típico del turista que llega por primera vez a Buenos Aires) y de los conventillos que abundaban en este lado de la ciudad a principios del siglo pasado. Fue la escenografía simulada de una kermesse carnavalera, con una rueda de la fortuna con los títulos de las canciones tocadas, una mesa de sapo, una fonola, una pequeña estatua de gaucho… Con ese mismo espíritu lúdico encararon la reversión de sus canciones, que funcionó como un homenaje en dos sentidos. En primer lugar, hacia ellos mismos. Y por otra parte, de ellos hacia la canción popular latinoamericana en todas sus formas posibles.

Gepe, uno de los invitados internacionales

Por eso este Unplugged no tuvo momentos de solemnidad ni de incomodidad, ya que ellos se mueven como peces en cualquiera de esas aguas. No fue raro escucharlos tocar “La bebida, el juego y las mujeres” en clave texmex, como si hubiera sido parida como ranchera. Tampoco que el punteo de guitarra que embellece la versión original de “El pájaro vió el cielo y se voló” haya sido reemplazado por un acordeón cuartetero, digno del ritmo originario de la provincia argentina de Córdoba. Ni que en la misma canción Ulises Bueno, hermano del célebre Rodrigo, haya compartido voz y letra con Jorge Serrano.

Aunque algo errático en la sincronía, igualmente fue natural el encuentro entre el folklorista Chaqueño Palavecino y la habitualmente fiestera “Cómo me voy a olvidar”, para convertirla en una chacarera bien autóctona. Para “Los piratas” cambiaron los dobleces kitsch con olor a cabaret por los modales y los instrumentos de una orquesta típica de tango, volviéndola una pieza milonguera. Las cumbieras “El gran señor” y “Besándote”, cantadas por el guitarrista Diego Demarco, tomaron sabor andino amplificados por el rasgueo de un charango y los aires de las flautas; mientras que “Como la abeja y la flor” unió en un mismo cauce de fuerza suave a los ríos de la bossanova y el candombe uruguayo.

Publicidad

Rubén Albarrán, otro de los invitados internacionales

Más de lo rioplatense, con los tambores del ensamble percusivo La Bomba de Tiempo en las iniciales “El murguero” y “Somos”. Además participaron tres músicos internacionales: Gepe se interpuso en el diálogo que levantan Cucho y Serrano en la consejera “Sigue tu camino”; Mon Laferte aportó su cadencia para transformar “Amor” en una cumbia con distorsión y dientes apretados; y Rubén Albarrán entregó la mejor performance ajena (por su carisma y por su capacidad camaleónica que lo iguala a los Decadentes) brillando en “Loco (Tu forma de ser)”.

Estas son apenas algunas postales de lo ocurrido y, vistas desde muy lejos, todo este mix podría ser entendido como un cambalache; sin embargo, todo eso ya estaba desde antes en el ADN decadente. Aunque nunca habían revisitado su repertorio de esta manera, tampoco se trataba de una novedad absoluta: a lo largo de su historia ya habían abordado cualquiera de estos ritmos, tomando parte de sus elementos para ser incorporados y asimilados a su manera. Por eso lo hicieron con soltura; nada sonó desubicado ni demasiado forzado; ni siquiera las participaciones de los invitados. Si bien las permanentes interrupciones al finalizar cada tema hicieron que el concierto se hiciera demasiado largo y, ay, aburrido de presenciar (tranquilos, no sentirán nada de eso cuando lo vean editado), ellos nunca perdieron ni el humor ni el desparpajo que los caracteriza. Justamente ese riesgo tomado por muchos artistas hizo que sus Unplugged hayan pasado al olvido o a lo tristemente célebre.

Publicidad

No será el caso de este, porque la banda supo cómo leerse a sí misma, profundizando en sus propias venas abiertas y sacando provecho de ello para dejar algo que perdurará en el tiempo como un gran disco de versiones. ¿Cuál es el secreto del éxito? “Estuvimos ensayando más de un mes… ¡nunca en la vida habíamos ensayado tanto! Nos lo tomamos muy en serio porque esto va a quedar para siempre, es como una marca en piedra”, le dijo Cucho a Noisey ni bien terminó la grabación. “Desarrollamos mucho los temas porque no los queríamos hacer iguales ni solamente con una guitarra acústica”, amplió. “Igualmente nosotros somos una banda bastante acústica: si sacás las guitarras eléctricas, tenemos bronces, percusión… somos una banda bastante unplugged. Y en este caso, las canciones tienen una frescura nueva, nacieron de nuevo”, completó Jorge Serrano.

Mon Laferte, la tercera invitada internacional

Sigue a Noisey en Facebook.