Misterio y extravaganza: Una noche con Arca en la CDMX

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Música

Misterio y extravaganza: Una noche con Arca en la CDMX

Stripers mamadísimos, una reja de metal y mucha sensualidad fue lo que usó Arca para armar un aquelarre en el Foro Monster el fin pasado.

Todas las fotos fueron tomadas por Daniel Patlán para Noisey 

Si hay un productor contemporáneo que ha sabido venderse y explotar su marca personal a través del recurso del misterio y la extravaganza, es Arca.

Cuando anunciaron al venezolano por primera vez en la Ciudad de México, los mundillos modernos de Twitter y Facebook se paralizaron y las opiniones encontradas no se hicieron esperar: que por qué lo anunciaron con tan poco tiempo de anticipación, que si el Bahía Bar era el venue adecuado, que por qué en DJ set. Como dicen por ahí: ninguna verga les (nos) embona. Al final y gracias a la esperada demanda, lo movieron a un venue muy discutible también: el Foro Monster, que se convirtió en la mecca de los también llamados "inventados" capitalinos.

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Esa noche la luna brilló intensamente, como si supiera que estaba por desatarse un aquelarre en el centro de la capital mexicana. En el lugar, unas cuantas personas se meneaban por ahí de las 10 PM, y no fue sino hasta la 1 AM cuando la pista lució como una masa de zombies detrás de una reja que resguardaba la cabina del DJ. DEBIT fue la primera en soltar los beats que desfilaban entre el jungle, el hip-hop y el bass, y que nos prepararon para la noche que recién comenzaba.

Le siguió Zutzut, a quien conocemos por sus sets perreadores que ponen en cuatro a cualquiera y a la primera. A juzgar por su selección de tracks y después de hablarlo con un par de asistentes, algo le faltó esa noche, y no es difícil saber qué: el set estuvo construido para encajar con el concepto más experimental de Arca, lo que lo hizo vacilar, sin "amarrar" ni al set ni al público, que esperábamos una invasión de aquellos sampleos y voces candentes a las que nos tiene acostumbrados y que nos conquistaron. En pocas palabras, fue un set frío y plano que para la mitad de su desarrollo tenía a la mayoría sólo mirando a quién de su alrededor podría levantarse, sin contoneo ni sabor. Total Freedom es un experto en encender fiestas y hacernos perder la noción del tiempo; y eso hizo desde el momento en el que apareció en el booth. Después de un rato, un Arca semidesnudo lo acompañó, jugueteando con el micrófono, gimiendo y gritando en un afán de prender a los asistentes. Todo iba muy bien: el aquelarre estaba llegando a su mejor punto, todos estaban lo suficientemente drogados como para bailar, incluso si les hubiesen puesto "Sapito". Pero de repente todo fue en picada cuando el set se transformó en una quimera, no de esas que emocionan y te hacen sentir agradecido por estar presente, sino en una que no entiendes, que no tiene ni pies ni cabeza: los beats fueron confusos, irracionales sin ser salvajes, experimentales sin ser interesantes.

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El performance de Arca, entre larguísimas pelucas de colores, medias, botas y zapatos de tacón de aguja, evidenciaron una hipocresía e incongruencia absolutas entre cierto sector queer / LGBTTI que se encontraba en el lugar y el resto de la comunidad: muchos de los presentes critican y destrozan a quienes consumen RuPaul's Drag Race y shows travestis, cuando allí estaban ellos mismos, alabando a un hombre con una peluca rosa que bailaba entre strippers mamadísimos.

Puede que Arca sea uno de los productores más prominentes de nuestra generación, pero Arca, como DJ, no lo es. Para echarle sal a la herida, el lugar, que es una vil bodega, cumplió en concepto pero no en acústica: si estabas más allá de la mitad de la pista, lo único que escuchabas era el rebote en el techo de lámina.

Ojalá que Arca regrese pronto en su versión live, y así podamos quitarnos el sabor semiamargo de una noche que prometía un buen viaje, no una decepción.

Puedes ver el resto de las fotos aquí abajo:

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