Muphasa
Foto: Gonzalo Lima Fvckksociety

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Música

Cualquiera puede cumplir su sueño: Una charla con Muphasa

El fundador del Quinto Escalón y del programa de radio dedicado al hip hop número uno en Argentina, nos regaló esta nutritiva charla.

"¿Qué le voy a hacer si soy mejor?/ Es que mi iuju está fuera de control”. Puede que la punchline de Klan no signifique demasiado fuera de contexto, pero para los miles que presenciaron las competencias de El Quinto Escalón antes de su final en 2017, y los millones que lo han visto por YouTube, esa línea es uno de muchos versos que forman parte de la historia de las batallas de freestyle en Argentina, una de tantas meta-rimas que refieren a un pasado inmediato y ayudó a formar el presente.

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Si una pregunta fundamental en la cultura hip hop es “¿Qué traes tú a la mesa?”, Muphasa, que en su vida pre-raperística se llamaba Matías y era delegado en el centro de estudiantes de su colegio, despejó el acertijo hace tiempo: además de conducir el programa de radio Damn! en Vorterix, el 92.1 de la frecuencia modulada de Buenos Aires, y tener su propia carrera como MC, Muphasa fue junto a su amigo Alejo el organizador principal de El Quinto Escalón, la competencia callejera de batallas rimadas que empezó en 2012 hasta su final precipitado por la popularidad exponencial en el 2017 y fue un tsunami en el mundo de la música en general, una plataforma para mostrar la evolución del género, y un ejercicio de convocatoria masiva perfectamente articulado con las redes.

No solo sirvió para visibilizar la evolución de una escena entera rebosante de talento joven, la conectó con una legión aún más grande, de seguidores más pequeños. En un contexto de agotamiento de la industria discográfica y los medios de comunicación clásicos, ejemplos como el del Quinto son los que afianzan el cambio, lo legitiman y le dan profundidad. Estas son las piedras con las que construye el nuevo entramado.

En estos días en los que el trap parece que se convirtió en el principal producto de exportación cultural argento, Muphasa intenta poner el fenómeno en el contexto de la cultura hip hop, convocando a la radio a una serie de invitados internacionales de la más alta talla en el rap en español: de Aczino a Kase-o y Bejo, y de Nathy Peluso a ToteKing, alternando con figuras propias de la vieja escuela como Frescolate o el fundador de Sudamétrica, Mustafa Yoda. Por el lado de las competencias de freestyle, Muphasa ahora colabora con la versión local de FMS, donde muchos integrantes del Quinto están logrando a lo largo del año la transición y/o la consagración de la plaza a los escenarios.

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NOISEY: ¿Cómo ves el Hip-Hop y el Trap en Argentina respecto del resto de Latinoamérica?
Muphasa: Creo que en Argentina estamos llegando a un punto donde se está empezando a entender el hip hop. Antes el mayor acercamiento al hip hop de medios grandes era poner a un payaso rapeando y haciendo gestos para que deje en ridículo al invitado. Hoy se estandarizó y se masificó una visión un poco más real, tangible y que tiene que ver con lo que nos pasa todos los días. El Quinto fue parte de esa visibilidad así como otros fenómenos. Ahora el trap encontró su lugar. Somos un país ultra bolichero y parece estar ocupando el lugar que ocupaba la cumbia villera y el reggaetón. Creo que de acá para adelante va a seguir creciendo en ese sentido.

Respecto a Latinoamérica, es importante remarcar que no somos pioneros porque se practica el género hace mucho tiempo; porque cada escena local fue encontrando su lugar hace años. Pero sí como país mega productor de música que somos, está empezando a pasar que una ola expansiva de música argentina está triunfando en el resto de la región y en España, tanto en el hip hop como en el trap.

¿El trap propone un punto de inflexión respecto del resto del hip hop?
Yo tengo 25 años. Sé que no puedo entender cosas que les van a pasar a pibes de 10 porque nos llevamos una generación de distancia. La separación entre hip hop y trap es acertada, porque nosotros venimos trabajando en el hip hop hace mucho y el trap surge como fenómeno local en el 2016, 2017. Es un salto en el que incursionó mucha gente del Quinto. Pero como los dos son fenómenos tan pegados, no quisiera que se confundan como una misma cosa, cuando hay una idiosincrasia, una ideología y una estética que el trap y el hip hop no comparten.

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El eje de una discusión que hicimos en el programa sobre el tema, fue el hecho de rapear o cantar sobre cosas que los raperos no viven. Del otro lado del fetiche de la fantasía está el factor autobiográfico, que tiene que ver con hablar sobre lo que pasa en una comunidad, país o región.

¿Cuáles son los valores que te gustaría que se recuerden del Quinto?
Más allá de la forma, en el Quinto había un sentido de pertenencia y un ámbito deportivo que permitió que los pibes se sientan lo suficientemente cómodos como para tirar esos raps fantásticos. El Quinto no hizo más que replicar los grandes valores icónicos del hip hop, que tienen que ver con hermanarse y solidarizarse. También con salir de situaciones adversas. El mayor logro fue darle laburo y visibilidad a pibes que en otros casos estarían a la deriva o viendo qué hacer de su vida. Hay un significado atrás de cada pibe que compite. Hoy muchos de los pibes laburan de esto y los que no lo hacen, tienen un testimonio para cebarse y darse cuenta de que no estamos alejados de poder concretar cosas haciendo lo que nos gusta.

No se pudo replicar esa hermandad en otros lados porque siempre hay un sentido ulterior de hacer un lucro con el evento. Nosotros fuimos bastante altruistas en ese sentido. Nunca nadie pagó un peso por competir y hay pibes que pudieron laburar años a partir de lo que generaron en el Quinto. Mi malestar no surge del hecho de que los pibes hagan guita, porque es el mundo donde estamos parados ahora y está bien. Mi crítica al trap es que se cuentan muchas cosas que no se viven. Ahora, si hay pibes millonarios que pueden cantar lo que quieran porque viven esa realidad de éxito, me parece perfecto.

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Si El Quinto colaboró para que pibes chicos tengan una carrera musical, en líneas generales ¿qué les podés aconsejar?
Trato de no aconsejar desde un lado paternalista porque no soy nadie para decirles qué hacer. Si me piden un consejo, es porque yo viví algunas de las cosas que les están pasando. Ellos con su superviralidad se encuentran con otra cara de la escena. Venían de un ambiente muy puro y ahora se llena de metidos que pertenecen a una industria donde hay un montón de gente que los quiere cagar, que no conoce el mercado y que los chamuya con boludeces.

El desafío que los MCs tienen por delante es la épica maradoniana de un pibe de barrio que de repente es adorado por millones y eso lo lleva a tomar decisiones equivocadas u olvidarse de algunas cosas esenciales. Pero nunca fuimos una institución que le dice a los demás cómo llevar adelante su carrera. Ahí está el abanico. Algunos están en el trap, otros en el boom bap, otros en el freestyle. Es es celebrable, porque hoy por hoy los pibes tienen muchas opciones por dónde abordar su carrera.

Lo demás es un trabajo fino relacionado con el oficio de artista, porque se encuentran con una masividad real en meses, cuando a otras personas tal vez les lleva muchísimos años. Trato de no ponerme en maestro ciruela, pero soy crítico de algunas cuestiones porque, como estamos en una época dorada de champán y guita dulce, está bueno decir las cosas que pensamos, para resignificar y reagrupar filas. Tanto en el trap como en el hip hop. Revisar los valores y las visiones que nos llevaron a donde estamos.

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¿Cómo ves a futuro esa revisión?
Creo que se viene una separación más clara entre el hip hop y el trap. El trap va a tener que encontrar su movida más allá de los sellos grandes. Se vienen un par de sellos que van a armar su jugada para cada región. En el caso del boom bap, los hip hoperos tenemos que buscar potreros dónde encontrar las nuevas promesas y también establecernos como un género autónomo. Al final del cuento, ahora hay dos grandes titanes: el hip hop y el trap. A la gente le toca decidir qué quiere para los 5 o 10 años que vienen.

¿Cuánto pensás que le suma a un MC mejorar su nivel de lenguaje?
No soy puritano de que los MCs tengan que ser ilustres en literatura. El hip hop es súper directo, te habla a la cara. La mejor manera de condensar eso es hablar como se hace en la vida cotidiana. Los que logran masificarse manteniendo su lenguaje son el producto más orgánico que da el hip hop argentino. A nivel argentino hay varios de ese estilo: Akru, Malajunta, Cosmox, Chilly Parker. En el free, Replik ha hecho callejero un estilo vasto.

De todo el fenómeno del Quinto, desde niños muy pequeños muy fans del quinto, a ver a un ganador del quinto en un beef con Charly García, ¿qué te movilizó más?
Con el Quinto aprendí de todo: A filmar, editar, programar. Me permitió viajar por el mundo, llenamos un estadio, conseguimos un programa de radio que era uno de mis sueños. Ver a los pibes sonando en las radios, todo eso es tremendo. Ojalá aparezcan nuevas escuelas y lugares de pertenencia para los más chicos. Lo más grande que te deja claro el hip hop en este momento en Argentina es que cualquiera puede cumplir realmente su sueño, nosotros somos un testimonio más. No te voy a mentir igual: no soy un nostálgico ni me vuelvo loco por lo logrado, creo que el Quinto fue un pasito más en una escala enorme de cosas que van a cambiar a la música argentina por completo y a la cultura.

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¿Por qué crees que en el hip hop se produjo un recambio generacional más rápido que en el rock? ¿Tiene que ver con la industria discográfica?
El rock se sigue manejando bajo los estándares antiguos de que no sos nadie sin agente de prensa, manager o contrato. El hip hop es más autónomo desde el principio. Los pibes consiguen tratos mucho mejores porque no necesitan un sello en verdad. Capaz los terminan engatusando con ciertas comodidades, como tocar en un lugar grande o sonar en los medios; algo que de todas maneras iba a suceder. Hoy por hoy, un sello grande ayuda a dar ese salto. Antes no podías hacer nada sin ellos. Los pibes pueden grabar una canción sin un estudio y filman un video sin director. El gran cachetazo es este: la ideología horizontal. Está bueno que se haya generado porque somos los protagonistas de un quiebre histórico de la industria. Hoy por hoy un pibe puede llenar un estadio sin firmar un contrato, inclusive sin necesidad de pasar por Sadaic, ni registrar sus canciones ni poner un pie en el aparato burocrático. Tiene que ver también con que la edad del público de Rock es mayor.

¿Cómo es escuchar una punchline perfecta?
Es deportivo, es como ver un gol al ángulo. Más allá de que uno pueda tener favoritismo por tal o cual club, un golazo es innegable. Y se comparte con una sensación interna de pensar “Qué hijo de puta, ¿cómo hace?”.

¿Cómo ves el avance del hip hop argentino respecto a la tolerancia a la diversidad?
En el Quinto establecimos el grito de “no homo” para descalificar las rimas homofóbicas. Haciendo una autocrítica, me doy cuenta de dos cosas: por un lado, esa estrategia sirvió para bajar el nivel de las rimas homofóbicas y, por el otro, “no homo” es en sí un término homofóbico. Entonces fue optar por el mal menor. No es la forma final de este refuerzo de las reglas. El camino es empezar a conversar la responsabilidad que tienen entre manos. No creo que el camino sea censurar una disciplina basada en la improvisación, que visibiliza lo que pasa en la sociedad.

El otro punto fundamental es que empecemos a tener más mujeres protagonistas. Algunas competencias están empezando a meter más mujeres como DJs o hosts; otras están abriendo categorías femeninas, lo que en un principio creímos que era contraproducente porque era sumamente sexista. Pero, por otro lado, nos damos cuenta que hace falta un potrero femenino para darle apoyo a las MCs mujeres que quieran abrirse camino. Siento que no soy la persona indicada para llevarlo, pero estamos 100% a disposición para ayudar a crear un dojo de mujeres para mujeres. Así como el hip hop siempre fue un poco machista, ahora nos toca abanderar una lucha que puede cambiar al género, teniendo en cuenta que este es uno de los vehículos donde se puede llegar a expresar esta transformación.

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