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Música

La puesta en escena que liberó a los machos: Una charla con Pavel Granados sobre Juan Gabriel

Platicamos con uno de los más importantes estudiosos de la música popular en México sobre Juanga y nos dijo unas cosas bien chidas.

foto de Raciel Rivas, vía

En Noisey la neta sí nos pegó la muerte de Juanga. Quisimos a lo largo de la semana mostrar opiniones sentidas, diversas y bien pensadas, sobre su música, su imagen y su legado. Opiniones que surgieron de modo natural, como un ejericio necesario de catarsis y entendimiento de la circunstancia. Wences habló desde donde sabe hacerlo mejor: el despecho en el amor, y de paso, hizo un repaso por puntos medulares en la imagen de Juanga; Alejandro se metió hasta la cocina en la ambigüedad del personaje y las diferentes banderas que diferentes sectores de la sociedad civil se empeñan en adjudicarle, y en realidad él nunca ondeó; Mixar reflexionó sobre la ubicuidad sentimental del Divo de Juárez en su vida; y finalmente el negro Adrián habló desde lo más personal, sobre el papel fundamental que ha jugado Juanga en su seno familiar por más de veinte años.

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Para terminar de despedir a Juan Gabriel en Noisey, nos acercamos a Pavel Granados, a quien han mantenido trabajando en horas extra toda la semana una gran cantidad de medios en este país, buscando su opinión, pidiéndole algunas palabras, ya fuese en vivo, por escrito o grabadas, un poco de luz que nos echara sobre Juan Gabriel. Para que se den una idea de quién es Pavel, ha escrito las biografías de Agustín Lara (en conjunto con Guadalupe Loaeza) y recientemente la de Joan Sebastian; también escribió una historia de la XEW; ha sido coordinador del Catálogo de Música Popular Mexicana de la Fonoteca Nacional desde 2011, recinto al que donó su colección de más de 5 mil acetatos de 78 revoluciones; conduce en Radio Red el programa de investigación musical Amor perdido, desde hace muchos años; y es un ensayista y editor con extensa obra. Y sí Pavel es un experto en música popular mexicana, y en muchas otras manifestaciones de la cultura de este país, pero sobre todo es un obsesionado, un apasionado de estos temas; y una persona que sabe pensar desde la realidad social actual la herencia de alguien como Juanga.

Y es que más allá del entramado musical que heredamos de culturas europeas, de nuestros padres, de la historia, y que muchas veces no tienen nada que ver con lo que somos y con lo que vivimos todos los días en México en 2016, y que son responsables de la construcción social del gusto, un legado como el de Juan Gabriel ha definido el tuétano de la música popular mexicana y es parte del ADN de lo que nos define como mexicanos. Es justamente la grandeza creativa de personajes como él, que atraviesa estratos y universos y conecta con todos; lo que los hace tan grandes y trascendentes. Universales.

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Así que agradecemos a Pavel que nos haya contestado este cuestionario como del CENEVAL y esperamos que un Dios de lentejuelas siga bailando en algún lado.

Para ti, ¿cuál es la importancia cultural de Juan Gabriel?
Comprendo que para muchos, el culto a Juan Gabriel sea un exceso, que vean con recelo los poderes culturales de este compositor. Pero pienso que es el depositario de muchas manifestaciones. Juan Gabriel se presentó en Bellas Artes. La alta cultura y la cultura popular se tomaron de la mano desde entonces, para fundirse. Hoy ningún artista plantea seriamente la separación entre ambos mundos, nadie evade la influencia de sus canciones ni en la literatura ni en la música ni en la plástica. Lo demás es Avelina Lésper…

¿Qué es lo que a ti personalmente más te interesa sobre él, ya sea como artista o como persona? Háblame un poco de tu relación con él a nivel personal, como estudioso, como seguidor, tal vez como amigo.
A mí me interesaba el secreto de la comunicación. La manera en que una persona logra transmitir y cimbrar al otro con el ritmo de la palabra. Ahora me interesa más: ¿cómo se convirtió en el epicentro de este mar de emociones este 29 de agosto? Siempre lo escuché, desde niño. Claro que me hubiera gustado conocerlo, pero pensaba que si tocaba a su puerta, se abriría y sólo saldría Rocío Dúrcal, que me cantaría: “Vete por favor, / te pido de la manera más atenta que / me dejes en paz”. Yo no sabía que su puerta estaba más cerca de lo que pensaba. Gracias al productor Guillermo Sánchez supe que había una posibilidad de escribir un libro bajo su dirección, uno que hablara de su vida y en el que pudiera reflexionar en voz alta, quizá aconsejar a sus lectores. Todavía el pasado viernes hablé con su productor, me había ilusionado, hasta ayer… O sea que toda mi relación con él está en la barca del “pudo ser”.

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Estabas en proceso de escribir una biografía sobre Juan Ga. Cuéntame sobre el proceso en general y en qué parte del mismo estabas. También sobre la aproximación o intención de la misma.
Estaba apenas iniciando el contacto con él. Juan Gabriel había dicho que no. Pero ese “no”, me parecía que tenía una puerta de entrada trasera, y por eso insistí, animado por Memo Sánchez. Sin embargo, volví a hablar con él, ya muerto el compositor, y supe que había dicho: “La serie de televisión es lo último que diré sobre mí”. Fue una afirmación tajante.

El divo gay al que amaban los homófobos. Aquél que nunca se pronunció por causas sociales. ¿Cómo hay que entender eso en Juan Gabriel? ¿Se puede decir que es “el joto que arrodilló al machismo”?
Yo diría: la puesta en escena que liberó a los machos. El machismo es una historia que se cuentan ciertos hombres, encerrados en una serie de actuaciones que los obligan a ser de cierta manera “muy viril”. Juan Gabriel fue la otra cara de la moneda: un repertorio, un performance que le daba la oportunidad de liberarse a ese macho, seducido por la interpretación. Los contoneos, las sonrisas, los guiños, todo eso era una forma de encantar. El machismo se abismaba, se dejaba llevar, y al final, cuando todo terminaba… Bueno, lo que se daba dentro de esos tres minutos, era algo que no salía de ahí.

¿México necesita más homosexuales como Juan Gabriel?
No sé si los necesite. Ya no son posibles. Se dio en un México obviamente muy distinto al nuestro. Era el suyo el reino de los sobreentendidos, la ambigüedad del yo que enuncia. Su vida pasó del mundo en que de eso no se habla, al mundo en que para qué se habla de eso si es evidente. La afirmación del Yo gay es, en cierto sentido, restrictivo, porque sólo acepta un tipo de amor. Y el éxito de Juan Gabriel se debe a que incluye numerosas formas. Por esta razón, la canción popular, me imagino, difícilmente saldrá del amor neutro.

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¿Juan Ga es un símbolo de ambigüedad en la cultura mexicana?
Sí, como en el fondo lo es el repertorio de la canción mexicana (veáse arriba). ¿Será posible la falta de ambigüedad? Yo me imagino que sí. Pero como una canción es sólo un ejemplo de cómo contar el amor, en el fondo no importa si se trata del amor heterosexual o no.

¿Juan Gabriel representa el priismo, en términos de cultura popular mexicana? ¿Como podemos entender esto en su legado? Es decir, ¿Juan Gabriel representa un pináculo de la estética nacionalista asociada al priismo del siglo XX? Sí o no y por qué.
No, en todo caso sería un poco al revés. Juan Gabriel es más ecuménico que eso. Y más bien, los partidos se apresuraron a recoger el legado del compositor. Y los mismos gobernadores y diputados que ignoran qué obras teatrales escribió Juan Rulfo o qué murales de Bellas Artes pintó Octavio Paz, en cambio saben perfectamente el repertorio de Juan Gabriel. Me ha sorprendido gratamente que no han confundido una canción suya con un edificio de Luis Barragán.

¿Cómo funciona el centralismo y la periferia como universos conceptuales en Juan Gabriel, y en el contexto de México?
Fue la avanzada de la cultura del norte. Gracias a sus canciones, supimos –hablo en plural porque hablo intergeneracionalmente– de la cultura de la frontera, supimos que era posible un lugar en que la noche era un país común, un mundo divertido, el terreno de las libertades, el misterioso mundo fronterizo como promesa. La frontera como utopía. Juan Gabriel bailaba entre México y Estados Unidos, sensualmente. Todo eso está cargado de significados. El Noa Noa ha sido el sitio mítico en que ser diferente no importa. Periferia es libertad, y se dirige al centro de manera lenta pero sin vuelta atrás. Me gustaría saber qué lugar ocupan personajes como Juan Gabriel, Rigo Tovar, Cornelio Reyna en ese imaginario… Vistos desde el centro y desde la periferia. La frontera es ya un sitio construido en la cultura mexicana. Fenómeno que no existía en los tiempos en que Octavio Paz formulaba la idea de lo mexicano. Así que ha servido para replantear nuestras nuevas ideas hechas.

Ahora comienza un nuevo capítulo en el legado de Juan Gabriel, ¿cómo crees que vaya a ser? ¿Crees que la banalización de Juan Gabriel sea lo que venga a continuación? ¿Ya existía?
Eso ya se daba antes y se seguirá dando. Es inevitable. Pero la banalización es un fenómeno que no es superficial. Es una defensa: cuando no se tienen elementos o no se quieren tener, el que quiere explicar el fenómeno rodeándolo de una gruesa capa. Se impide tocar el fenómeno y mejor lo contempla de lejos. Se salta pasos y llega a las conclusiones rápidamente. Finalmente, al cantar una canción, uno degusta una letra, y le va dando significaciones. Nunca tenemos tiempo para profundizar en todo. Y así está bien.

¿Algo más que quisieras agregar?
Que mis aproximaciones siempre serán sustituidas con provecho por una canción suya.