Princesa Alba y Nele
Princesa Alba y Nele. Foto de Francisco Farías

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Música

Larga vida al trap chileno: una charla con Princesa Alba, RVYO y Nele Nahir

Conocemos a tres de las mujeres que representan la nueva vanguardia callejera.
PF
fotografías de Pancho Farías

Este artículo es presentado por Escudo

Cómo es hacer trap en un país como Chile, donde uno de los principales objetivos del movimiento feminista es acabar con la violencia física y verbal hacia las mujeres?
El trap hace unos años era una corriente musical misógina y casi de ghetto. Ahora tiene exponentes femeninas y también festivales y marcas de ropa de lujo. Tal vez se instaló por su capacidad de enredarse con otros géneros —como el reggaetón y el pop— o porque una generación, que creció con Instagram y YouTube, decidió hacer su propia música.

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En Chile, paralelo al despegue de esta corriente, los movimientos Ni una menos y Me Too contaron con marchas en Santiago en noviembre de 2016, y marzo y octubre de 2017. Las mujeres se tomaron las calles con claros mensajes y sumaron un apoyo mayoritario. Esto se acrecentó en abril pasado, cuando se conocieron masivas denuncias por acoso y abuso sexual contra profesoras y estudiantes en distintas universidades chilenas. Más de 15 facultades fueron paralizadas por jóvenes a la espera de la resolución de casos de abusos y también a la creación de protocolos que eviten cualquier tipo de acoso.

Junto al movimiento feminista chileno, surgieron artistas del neo-perreo y el rap, como Tomasa del Real y Catana, que se abrieron espacio en un estilo naturalizado como machista. Esto abrió las puertas para que otras chicas más jóvenes, como Princesa Alba y Nele Nahir, se encargaran de sacarle el estigma. Y sin necesidad de abanderarse explícitamente como feministas. Solo reformulando un estilo que era dominado por cantantes duros y misóginos como los chicos de Nacion Triizy.

El lugar de la mujer en las letras de trap, que solía ser el de la puta o la bailarina sexy con poca ropa, cambió también con la aparición de exponentes como Gianluca o Polimá Westcoast, cercanos a esta cuarta ola de feminismo. Para ellos no todo es «pussy, money, weed», como cantaba A$AP Rocky el 2013 en Long. Live. ASAP.

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En esta charla con Noisey en Español, con motivo del cuarto capítulo de TrasEscena Chile dedicado al trap, Princesa Alba, RVYO y Nele Nahir nos cuentan sobre ellas, pero también acerca de cómo es desenvolverse en este estilo musical que en su origen estuvo marcado por la violencia social a las mujeres.

Princesa Alba irrumpió el 23 de julio de 2017 en las redes sociales con "Mi only one", un incomprendido video grabado en el Estadio Monumental, que generó miles de reacciones por su propuesta estética y musical. Algunos, incluso, pensaron que se trataba de una broma. Pero no. De 21 años, y fanática de Colo-Colo, Trinidad Riveros cuenta que congeló la carrera de Dirección Audiovisual y Publicidad para dedicarse completamente a su proyecto. A la fecha suma una mixtape y cinco videos llenos de zapatillas estilo Balenciaga, escotes, glitter y twerking.

Princesa Alba. Foto por Pancho Farías.

Princesa Alba. Foto por Pancho Farías.

NOISEY: ¿Cómo partió Princesa Alba?
Princesa Alba: ¿Cómo partió la idea de la Princesa Alba? Siempre me gustó mucho el trap europeo de Sad-Boys, como que esa siempre fue mi inspiración. Me acuerdo que en el 2013 yo estuve muy metida como en Tumblr, como muy niña rata frente al computador todo el día, y ahí caché a Yung Lean. Y yo decía: «Puta, en verdad, siempre he querido hacer esta música y en Chile no sé si la vayan a entender». Y ahí vi a Gianluca, lo fui a ver en vivo cuando recién estaba empezando [2016] y dije: «Puta, esta hueá se puede hacer acá, la gente lo entiende y valora». Y un día estaba curá [ebria] y le dije por inbox: «Oye, te compro una base y me hacís famosa». Y me dijo «Ya, bebé, yo la hago famosa». Y así salió "Mi only one".

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¿En qué circunstancias te pusiste a escribir tus primeras canciones?
Yo soy muy cambiante, y también me gusta mucho la moda, entonces como que voy muy por modas. Entonces, en esa época estaba rayada con Kylie Jenner. Y básicamente mi imagen era como quiero ser una Kylie Jenner, pero en el estadio [de Colo-Colo] y media chilenizada. Esa hueá quería mostrar, como girl power.

En YouTube te posteaban mujeres que te criticaban por tu pinta, por tus bailes, por tu sensualidad. ¿Cómo viviste eso?
Nunca me cuestioné nada haciendo el video [de "Mi Only One"] y tampoco eligiendo la pinta o —no sé— mostrado las pechugas; porque en verdad una como que siempre vive en esta realidad virtual en que seguís a pura gente que entiende tu estética, es como una comunidad virtual; entonces siempre estoy como muy protegida dentro de eso, muy encerrada en eso, pero después, cuando salió "Mi Only One", en esa comunidad virtual quedó la cagá, porque nadie lo entendía. Y nada poh. O sea, más me da pena el machismo de las mujeres, cuán machista son las mujeres.

En tus shows proyectas en una pantalla los comentarios mala onda que te han escrito en YouTube. ¿Cómo surge esa idea?
Surge para evidenciar el bullying virtual que se puede crear. En verdad me da risa que estos hombres y mujeres escriban detrás de las pantallas y cuando se encuentran conmigo no se atrevan a decirme nada. Entonces es pararme frente a esos comentarios y decir: «Hueón, en verdad me importa un pico. Yo voy a seguir bailando, voy a seguir haciendo twerking, voy a seguir mostrando mis tetas y estando con mis cabras, cachái».

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Parte del trap es conocido por denigrar a la mujer. ¿Cómo es ser mujer y hacer trap?
Yo creo que esa era la misión más importante que tenía. Porque, al principio, habían pocas mujeres que hicieran trap en Chile. Y casi todas las mujeres que hacían trap, no tenían un mensaje, según lo que yo entendía. Entonces, a parte, también por lo que me pasó como que aportó… el acoso que recibí en las redes sociales. Se dio como orgánicamente. Igual siempre he sido feminista. Pero fue como bacán: pude transmitir mejor mi mensaje. Y eso. Encontraba que había un nicho del trap que tenía que ser feminista y tenía que representar a todas las cabras que estamos ahí.

¿Con qué cantantes de trap de Chile te sientes cercana?
Definitivamente Gianluca. Yo creo que porque fue el primero que conocí en la escena chilena. Había escuchado trap de la escena chilena y no me gustaba porque era misógino. Entonces Gianluca habla más de la cotidianidad y no tanto de ostentar, y es feminista. También me gusta el Polimá y Young Cister.

¿El trap es una moda?
Mmmm… Yo creo que sí, pero como que todos los géneros son moda. No sé cómo explicarlo… El reggaetón igual ha ido mutando. Como que todos los reggaetoneros de ahora hacen trap. Yo creo que es una moda pero que se mantiene porque va a mutando. Ahora como que es reggaetón-trap y después va a ser como trap-pop, como lo que hago yo, o trap-dancehall. Entonces va mutando, o sea, es moda pero va a resistir.

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RVYO. Foto por Pancho Farías.

RVYO. Foto por Pancho Farías. Makeup y styling por Franiz

RVYO tiene 27 años y cuenta que empezó a rapear a los 14, en su barrio, junto a sus amigas. Comparte que desde entonces ha grabado temas sueltos, de rap estricto, pero que después de una larga pausa decidió volver con un EP más experimental, La Niña Rayo, que lanzó digitalmente en septiembre pasado. Daniela Paola se considera una rapera que en sus canciones incluye sonidos del trap. “A mí en lo personal me gusta el trap porque siento que hace bailar a la gente”, dice.

NOISEY: ¿Cómo te presentarías ante alguien que nunca escuchó hablar de ti?
RVYO: Soy una chica que en sus letras expresa lo que es su día a día, todo lo que pienso y todo lo que siento, con un contenido y una lírica que tiene un valor poético. Cuando tenía 13 o 14 años, tenía un grupo con una amiga, con la cual empezamos a escribir los primeros temas. Después ya hice música sola. Recuerdo que subí un par de temas a MySpace y ya después me enfoqué netamente en lo que eran los estudios. Me fui a vivir a Argentina y allá participé en lo que fue el freestyle y también grabé un par de temas en lo que era Fortaleza Estudios. Y ya después como que tuve un receso. Y hace como un año que retomé fuerte la música porque quería mostrarla pero a un nivel profesional y no como hobby. Me enfoqué bastante en comprar los beats, mandarlos a hacer, generar alianzas con personas a las cuales yo admiraba, para llegar a puerto con la mejor calidad.

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Uno de los beatmakers con que trabajaste es Nikson.
Sí, Nikson es el beatmaker que participó en el último álbum [Los otros son Atrione y Oushet]. Yo desde Francia [RAYO vivió un tiempo en ese país] le mandaba a hacer los beats. Nikson es alguien con quien me entiendo bastante bien en cuanto a términos musicales: él me interpreta bastante bien cuando yo le pido algo. Y nada: es una persona que respeto mucho y es uno de los mejores beatmakers de la escena nacional.

¿Te sientes parte de una nueva escena de música urbana en Chile?
La verdad que he recibido buena recepción de la gente que hace música. Y creo que como ahora solté mi disco, y tiene sonidos frescos, creo que soy parte del movimiento. Pero también con mi propio sello.

¿Con qué artistas crees que compartes un contenido y una estética?
Estoy tratando de hacer algo más personal. Igual admiro a muchos amigos que están dentro de la música, tanto como rap o trap, pero la verdad es que estoy tratando de llevar un camino propio: que mi música no sea similar a la de otras personas. Tratando de ser yo y buscando los sonidos que a mí me identifican. A mi igual me gusta el trap, pero lo mío viene netamente del rap, del rap estricto, del rap duro, del rap que dice las cosas y que también tiene contenido.

RVYO. Foto por Pancho Farías.

RVYO. Foto por Pancho Farías. Makeup y styling por Franiz

¿El trap es una moda?
¿El trap es una moda? Yo creo que el trap igual ha abierto un poco lo que es la escena en sí. Porque si bien el rap, el hip-hop, siempre unió bastante a la gente, el trap como que los hace juntarse a todos en un lugar y disfrutar de la música y poder bailar. Creo que es una corriente que no sé si es tan pasajera. Igual el rap siempre ha tenido ramas que van como evolucionando y que van poniéndose más masivas. Algunas mueren, otras siguen su línea; por ejemplo: el reggaetón se dijo en su momento que iba a morir y hasta el día de hoy existe gente que hace reggaetón. Es una corriente bastante potente. Creo que el trap igual va por ahí también. Y le ha hecho bien a la escena chilena porque ha hecho que varios artistas hayan podido concretar, y estar algunos hasta viviendo de la música. Yo creo que el trap llega a más gente: no solo llega a la gente que escucha hip-hop. Es como más general. Así que, moda o no moda, la verdad creo que llegó para quedarse y le está yendo bastante bien.

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El trap —lamentablemente— es un género que se hizo conocido por tratar a las mujeres como objetos remplazables y desechables. ¿Cómo es para ti hacer trap desde ese prejuicio?
Creo que tengo una tarea ardua en la que tengo que demostrar con letras que no es así —porque los ritmos ya sabemos cuáles son— y no recaer y formar parte de eso. Yo no me hago la cartucha [conservadora]. Estamos en una era que todo está bastante sexualizado y eso también vende. Pero yo por lo menos, dentro de mi proyecto, no voy a incluirlo derechamente, porque yo no me siento parte de ese círculo donde la mujer es un objeto y solo sirve para acostarse o para engañar a otra mujer.

¿En qué estás ahora?
Estoy trabajando con Juan Patricio Faúndez, en Modos Estudio, con la co-producción de Oushet. También con el proyector neoyorquino Marco Polo, de Brooklyn, el cual es una persona que admiro bastante, de los capos de la escena del hip-hop y con quien estamos trabajando en un sonido más fresco. Estoy bastante orgullosa de este logro porque Marco Polo es una persona que no es muy accesible. Entonces que se haya fijado y me esté produciendo un álbum, es sinceramente genial.

Nele Nahir. Foto por Pancho Farías.

Nele Nahir. Foto por Pancho Farías.

Nele Nahir probablemente es una de las cantantes con más proyección dentro del trap/reggaetón/dancehall chileno. Tiene tres temas esparcidos en YouTube —más otros dos donde colabora— y actualmente graba su primera mixtape con el productor Sonissvd. Ayelen Figueroa, de 20 años, al igual que Princesa Alba, también congeló su carrera universitaria para dedicarse al trap: este año dejó diseño gráfico. “Ahora le estoy dando duro a la música. Hace cinco meses que cien por ciento de mi tiempo es full a la música. Estoy todo el tiempo trabajando en eso: trabajando en mis letras, buscando nuevos flows. Hago dancehall, trap, reggaetón, yo no me cierro a ningún género. Tampoco me gusta que la gente diga así como «Oh, ella es trapera, pero hace reggaetón», dice de entrada.

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NOISEY: ¿Cómo comenzaste a escribir tus primeras canciones?
Nele Nahir: Todo empezó cuando estaba con un conocido, hace cinco meses atrás. Estábamos en su casa y él necesitaba segundas voces y justo yo estaba ahí para apoyarlo, entonces lo hice y le gustó como quedó y me dijo que hiciera un verso; de hecho, el tema está arriba, se llama "Jeep", es con Lil Pocket. Después, me acuerdo que le presentamos eso a nuestro círculo de amigos y les gustó y dijeron que por qué no empezaba a cantar sola. Y bueno de ahí partió todo. A la semana soltamos el tema "Si te vas", con Lil Pocket y Vking, y bueno, ahí me fue súper bien y ahí empecé. Después de eso, me acuerdo que me contactó ElAmbidieztro, hablé con él, después conocí al Poli, después conocí al Cister, hicimos un tema juntos, que aún no sale a la luz; y bueno, ahora estoy trabajando con Sonissvd, con Lambda Corleone, con Brus Lean”.

¿Las has mostrado en vivo?
Cuando tiré el "Si te vas", aunque no me creaí, a la semana ya tenía shows. Imagínate: tenía un puro tema y dije «Puta, no tengo nada más para presentar», entonces no lo pude hacer, si tenía un puro tema nomás, iba a puro dar risa. Entonces, me acuerdo que en menos de quince días, saqué más featurings. Desde entonces he hecho como ocho shows.

"Zona" es tu último tema. Es un reggaetón.
Bueno, el tema "Zona" fue un experimento, un experimento mío, del Brus, del Sonissvd, del Lambda y Gian El Nuevo Quimico, que es el beatmaker. Esto fue hace tres semanas atrás. Nosotros estábamos sentados en el estudio y le dije a los cabros: «Saben qué, hace como dos meses que no he sacado nah, quiero puro subir algo así y que sea en menos de doce horas». Los cabros dijeron: «Bueno, ya, hagamos algo. ¿Qué querís hacer?». Y yo les dije: «Quiero hacer un reggaetón, pero un reggaetón como vieja escuela». Entonces ahí mientras el Gian empezó a hacer el beat, yo empecé a armonizar, empecé a hacer la letra de a poco; y, bueno, cuando empecé a escuchar el beat, no sé por qué pero me fui como hace tres o cuatro años atrás, cuando estaba en el liceo, estaba carreteando y vi a un mino y me gustó y lo único que quería era llevármelo —tú sabí pa’dónde — y pasó poh, cachái. El tema en general —el beat, la canción, la producción, la masterización y el mismo cover [el gif del video en YouTube]— nos tomó como seis o siete horas. Fue el tremendo esfuerzo de todos.

¿Por qué todo tan rápido?
Fue un experimento: queríamos saber qué era lo que pasaba, cómo la gente reaccionaba, qué era lo que decían. Y la gente que está metida en el medio, a ellos le gustó, le llamó mucho la atención; y yo también me di cuenta que la calidad del tema está súper arriba comparado con mis demás temas.

¿Con qué artistas de trap te sientes cercana en Chile?
No sé si cercana, pero en general, entre todos los músicos que he conocido y hablado, grabado, me es más cómodo trabajar con el Brus Lean; con él se da todo muy rápido y trabajamos bien juntos. Porque siento que ambos fluimos súper bien juntos; o sea, comparado con los demás, con los que he tenido que grabar, ha sido más complicado, no sé: en la forma en que graban o como escriben, son muy desordenados.

¿El trap es una moda?
El trap definitivamente llegó para quedarse. Al igual como el rap o el reggaetón, llegó para quedarse definitivamente. Eso es lo que yo creo y es lo que veo.

Parte del rap —como también del rap y el reggaetón— es conocido por denigrar a las mujeres. ¿Cómo te posiciones tú ante esto?
No hay que ponerse barreras ni nada. Una puede hacer y decir lo que quiera en cualquier género, cachái. Esa es la verdad. Hay que jugar un poquito. Yo no me cierro a nada tampoco. Lo que sí: ahora igual hay que tener harto ojo con la letra; sobre todo acá en Chile, porque con el tema del feminismo, cachái, hay que tener mucho cuidado con lo que uno dice. Y lo otro: yo igual trato de tener mucho ojo con no ser tan explícita en la letra. Por ejemplo, con el último tema que saqué de reggaetón ["Zona"], como que hablo de alguien y que me lo quiero llevar pa’la zona, cachái, pero nunca digo específicamente dónde, cachái.