Still de 'Lucifer'
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Música

Amor, plata, dependencia y muerte: Gianluca desfragmenta 'G Love'

Estrenamos el nuevo video para "Lucifer", y además platicamos con el príncipe del trap chileno sobre su trabajo más reciente.

Esta nota fue co-creada con Escudo

Si googleas Gianluca, vas a navegar en el excéntrico mundo de un millonario italiano de 50 años que ostenta la vida perfecta. Dicen que se hizo conocido bailando en su yate y ahora figura como DJ. Pero buscas con cuidado, entre músculos bronceados y parejas en bikini, te puedes encontrar con el opuesto de Vacchi. Se llama Gianluca Abarza, un joven de 21 años que nunca ha salido de Chile, y en poco más de un año se transformó en el príncipe del trap, aunque a él no le cae muy bien ese apodo. Lo que le pasa a Gianluca es que es un purista de la experimentación que no tiene tiempo para encasillarse en un beat pegado o frases repetidas sin sentido. Ya pasó por ahí, y ahora con autonomía se aventura a mirar un poco más allá. El resultado es G Love, su trabajo más grande hasta el momento.

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“No lo siento como un nombre literal, lo siento como una recopilación de cosas que se fueron dando en mi cabeza. Hablo de amor y a eso se suma la G que juega con el concepto de gánster y, bueno, Gianluca, que es mi nombre”, dice el responsable de ‘Siempre Triste’, canción ya emblema de este país que aprendió a abrazar la pena y la resignación tras años de dictadura, transiciones políticas y bienestar económico que nunca llegó a la anhelada calidad de vida tranquila y estable. Siempre tropical, siempre triste, melón con vino blanco / no soy pobre, soy triste.

En Santiago aún es invierno, G toma vino blanco, y acaba de descargar ilegalmente el último disco de Pusha T. Estamos en el espacio común de un departamento en pleno centro; luce tranquilo junto a Tytokush, productor fiel y buen amigo. Hace unos meses lanzó, por fin, el mixtape que representa su trabajo más importante hasta el momento. “Ahora tengo las cosas mucho más claras, los límites se han roto y he mutado. Estoy más limpio respecto a lo que quiero y llego de manera más pulcra a mis ideas” adelanta sobre el material, que “sigue siendo un paso para llegar a otra cosa”. No es el fin, de hecho: recién es el comienzo. Lo tiene claro. Entendió que la música es harto más que colgar una canción en YouTube; ahora piensa su estética, brandea su línea y tuvo que aprender a separar al Gianluca de la intimidad de aquel que se para sobre los escenarios a deleitar con sus trabajos como el compilado que significa SSR, el EP Vórtex y el fresco G Love, del cual se desprende el sencillo "Lucifer", cuyo video estamos felices de estrenar en exclusiva hoy en Noisey.

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No siempre fue un muchacho capaz de lanzar un disco de 14 canciones como si nada. El camino –que ya lo llevó a los aplausos en el Festival Neutral, y que acaba de confirmar su paso por Fauna Primavera 2018, así como por el Pulsar (la feria de la industria más grande de Chile) y una gira por el sur del país–, fue largo. Un año de trabajo junto a Tyto concluyó en una de las apuestas más acertadas del sonido urbano de un país que sabe mucho de rap tradicional y poco de experimentación.

“Cuando conocía al Gian me di cuenta que era el nuevo sonido. Moderno, pegajoso, con letras importantes, con una historia para contar", dice Tyto. "Él tiene hartas cosas que decir”, cuenta el ingeniero en sonido y profesor técnico del músico. Corría 2016 cuando los chicos empezaron a forjar una relación laboral y personal que por estos días los tiene leyéndose las mentes y complementándose mientras trabajan sobre la marcha. “En ese tiempo el trap todavía no agarraba tanta popularidad, nadie latinoamericano pegaba en el sonido, entonces que llegara un cabro chico que no cumplía con ninguno de los requisitos del movimiento –no era de calle, ni drogadicto, ni tenía autos de lujo- a decirte que hacía esto, era complicado. No se entendía que era una propuesta influenciada por el trap”, relata Tyto. “Un post trap”, como dice el cantante.

Tienen su onda clara, no saben muy bien a dónde van a llegar, pero sí saben por dónde quieren caminar. Bajo estas ideas fuerza es que separaron G Love por partes: una intro cargada al trap más tradicional, un hiato de experimentación y reflexión personal, y un cierre ligado a la fiesta con sonidos dignos del reguetón, cual ópera. En esta entrevista con los creadores del disco perfecto para el invierno sur, también vamos a dividirnos. Cuatro tópicos que recorren a Gianluca y que él recorre como gánster de lo cotidiano.

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El amor

Gianluca en el Neutral 2018. Foto de Vale Palavecino para Quemasucabeza.

Gianluca en el Neutral 2018. Foto de Val Palavecino para Quemasucabeza.

“En el colegio pensaba que me gustaba una mina y en verdad la estaba idealizando. Nunca la conocí y sólo me imaginaba cómo era o cómo sería si fuera mi polola. Sufrí harto y luego caché que no sabía ni quién era. De ahí me relajé”. Gianluca conoció sus primeras decepciones amorosas en plena escuela –que no fue hace tanto. De esos episodios nacen canciones como ‘Amor Platónico’ y ‘Morir a tu lado’, las más antiguas de las 14 que conforman el largo. “Las guardamos porque son buenas, atemporales”, dice Tyto.

El amor no siempre viene en forma de chocolates y de color rosa. A veces viene en forma de pastilla y de color rojo. El chileno esperó a propósito que los termómetros bajaran para que canciones como ‘Luces Rojas’ retumben más fuerte: siento que me quieres pero veo que te vas con velocidad y no puedo hacer na’. Gianluca encuentra romántico morir al lado de su amante, extraña hacerlo lento y no teme comparar su dolor con la agonía. El amor en tiempos de Instagram es igual de potente, aunque nuestros padres no se la crean. Romances al estilo Romeo y Julieta, dejando en claro que hay muchas cosas que no son para siempre.
“Estoy metido en el amor, en los sentimientos”, cuenta cuando es interrogado sobre el origen del nombre de la placa. Lo de Love no es al azar, el sentimiento es una de sus bases para expresarse a través del arte.

La plata

Gianluca en el M100. Foto por Val Palavecino.

Giancluca en el Matucana 100. Foto por Val Palavecino.

La plata no importa tanto como dicen, canta Gianluca en "Libre". Quiere convertirse en leyenda, como Sandro, pero eso no pasa por sus recursos o la ostentación. Si algo hace brillar al trapero experimental es que no está preocupado de ser el más millonario de la cuadra. “Me gusta que el Tyto no se deja influenciar”, cuenta G, y el apelado es tajante: “nosotros somos anti fama, somos los piola, la gente nos quiere porque somos cercanos”. “Es una sensación súper chilena eso de tirar para abajo, decir que los trabajos se ven baratos, que se ven feos. Bacán el trap, pero acá no existe, no está ese lujo de autos caros, no estamos en Miami ostentando en la calle. La mayoría de las veces la gente es manejada por su ego e incluso llega a inventar cosas; las personas no son tontas, te ven llegando a los shows en un uber con otros 15 hueones. Todos de Gucci pero en micro. No se puede aparentar para siempre. A veces hay roces imaginarios, beefs que nunca pasaron, tiraderas que jamás ocurrieron…”. Me acuerdo de antes, cuando era rapero. Fueron tiempos chistosos, ideales ajenos.

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“La mayoría de las cosas son más importantes que la plata. Lo primero es estar bien. Para mí es importante tener las energías equilibradas, eso tiene que ver con todo. Veo mucha gente pensando que el fin es la plata o que es la solución a todo, o lo que te tiene que mover, pero para mí no puede ser así. ¡No puede ser que hagas lo que haces sólo porque vas a conseguir plata! El mundo se ha transformado en eso. Entiendo que el capitalismo triunfó y todos estamos sometidos a él”, parte Gianluca antes de proceder en la reflexión vital. “La pose de estar en contra tampoco la entiendo mucho, el rap lo hizo y bacán, buena música, pero en papel no pasa nada. Ser consciente de la mierda no repara la mierda. A mí me mueve el arte, las emociones, quiero que mis canciones sean una sensación y no un billete”. Es un tipo sencillo, como canta en la pieza de mismo nombre junto a Baby J. Nunca soñé con tener el dinero, pero me lo quieren dar todo.

La dependencia

"Clonazepam" es el séptimo track y sirve como puente para entrar en nuevos estados. Es una de las canciones favoritas de Gianluca, quien originalmente recibió una pista que no era para él. “Me gustó tanto la letra que decidí hacer el beat yo. Mantuvimos la estructura y lo trabajamos más que todos los demás temas. Queríamos lograr lo mismo que hicimos con la base, que no nos pertenecía, y eso fue un desafío grande. Nos centramos en recrear la sensación del Clonazepam”, explica el productor. Se siente en el ambiente esa onda de falsa paz producida por pastillas.

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“Tiene un ritmo inmersivo, más que la canción rapera que era al principio, que sonaba mucho más al Travis Scott antiguo. Ahora quedó súper atmosférica. Es una progresión, un viaje; tiene muchos riesgos que no hicimos en el resto de las canciones”. De pronto la voz del hombre suena lejana y nos queremos quedar dormidos, tal como se vive el rescatarse con químicos.
El responsable de ‘Siempre Triste’ se siente bastante feliz. Su infancia fue buena, jugó en la calle con los chicos del barrio, su familia lo protegió dentro de lo que se pudo. El miedo, la pena, la rabia, la conoció de grande: las decepciones amorosas y el miedo al fracaso. Uno de sus momentos más oscuros pasó cuando tomó la decisión de ingresar a estudiar Artes a la universidad. “Cuando estaba en la U estaba muy deprimido, me sentía fuera de lugar, no quería hacer nada. Pasaba en mi casa tomando, para mí fue una depresión o podía transformarse en una. Mi mamá tiene depresión, es un tema igual”. Pensamientos llenos de ansiolíticos, Xanax. Tardes deprimidos sin hacer nada, nadie quiere verme mal, soy mi peor enemigo; nadie quiere ver mal, necesito paz conmigo.

Giancluca por Val Palavecino

Giancluca en el Matucana 100. Foto por Val Palavecino.

“Me di cuenta que era mental, un estado. Salí de ahí. Cuando empecé a hacer música fue otra cosa. Agarré mi base, pero pasar por ese estado de no hacer nada y ser infeliz me aclaró la mente. Estar acostado todo el día no está bien, y a mucha gente le pasa. Me gusta poder hablar ahora de que estuve así y que ahora me siento bacán. Hay gente que me dice ‘tu música me ayuda, es justo lo que estoy pasando o pensando’. Me pasa seguido, sobre todo con ‘Bart’”. Al final, el cantante no confía en pastillas ni en medicamentos; su enfermedad y salvación fue la música, y para eso no hay mucho tratamiento.
“Con esa canción me desprendí de un vacío. Siento que tiene que ver con ‘Siempre Triste’, esa onda de pasarlo mal pero salir de ahí. ‘Bart’ es triste pero termina con una subida que te deja pensando que en verdad todo recae en uno mismo, y al final hay luz”.

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La muerte

“No me siento tan oscuro, pero me atrae hablar de esas cosas porque las situaciones duras que he vivido son decidoras. Me marcan mucho porque no vivo en esa frecuencia toda mi vida”. Gianluca habla de morir con mucha soltura. Ofrece morir por amor o pasión, pero no ha estado nunca cerca de pasar a otra vida, o no de manera tan literal. “He pasado hueas brígidas relacionadas con la muerte, pero en mi cabeza. En volá de drogas he sentido que me voy a morir, en ácido. Tampoco soy una persona muy pegada en las drogas, pero tengo mis historias”, comenta tomando vino el joven que ocupa los imaginarios que rodean a la muerte.

“No creo en dios como tal”, ni católico ni musulmán. “Creo en la energía: cuando pienso en el mal pienso en sensaciones, pesadillas, situaciones que pasan más allá de diablo, del infierno. Según yo todo es más terrenal; no sabría decir cuáles son los demonios que me atemorizan”.
-“La gente, yo creo”, le apunta Tyto.
-“Es que soy piola, soy más para mí, y quizás exponerme de manera tan honesta es peligroso, pero lo tengo claro y me protejo al respecto. Me preocupa el aspecto de mis energías, no tengo un dios ni un diablo”. Traté con mil demonios más de una vez, no sé si quiero hacerlo de nuevo. No hablo del diablo ni del 666, retrata en ‘Lucifer’, canción que libera su video este venidero fin de mes de los muertos.
“Cuando uno está más grande siento que se piensa más seguido en el legado, en la gente que muere joven, en las ganas de hacer cosas antes de que llegue el final de la vida, vivir el ahora. No me da miedo la muerte. En un momento llegué a sentir que con lo que estoy haciendo ya me puedo morir. Me puedo morir y va a estar bien. Estoy piola”.