Este artículo se publicó originalmente en THUMP UK.Hay millones de personas en este mundo que aman cagar como a nada en esta vida. Para ellos, tener que cagar es el mayor placer imaginable, una experiencia de éxtasis que los acerca a Dios de una manera jamás pensada. Esta es la gente que puede embutirse desde las hamburguesas más grasosas hasta el caviar más fino con una sonrisa en la cara, contentándose solamente con el hecho de pensar que horas más tarde van a postrarse en un trono de porcelana pujando y sudando de placer y alegría, alargando cada segundo de la sesión. El sonido que se produce al soltar el agua se convierte en el sonido más triste del mundo.
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Sin embargo, me gusta pensar que incluso éstas personas, aquellos hombres y mujeres que contemplan con orgullo al inodoro para admirar su propia obra de arte, tienen sus límites. Hasta ellos sienten cómo la pena los invade cuando les toca entrar de urgencia a un baño en el hipermercado más cercano, y quieren que se los trague la tierra cuando están en la situación de tener que hacerlo en un Pub top antes de la hora del cierre; y peor aún, le tienen pánico a la idea de tener que ir a cagar en una noche de loquera en un rumbeadero.Puedo pensar en pocas cosas más miedosas que estar este fin de semana que viene parado en una fila eterna, absolutamente desesperado por cagar, y que cuando llegue mi turno me toque limpiar el meo de un extraño del asiento del inodoro y sentarme con los pantalones en los tobillos tratando de cagar lo más rápido posible mientras me las arreglo para tener la puerta cerrada, todo esto mientras me aguanto las quejas de las personas por la demora.Desafortunadamente la combinación de alcohol, emoción, y cualquier "dulcecito" que te hayas comido un par de horas antes, resulte en la altísima probabilidad de que tengas que evacuar sus entrañas en algún punto de la noche. Y lo malo es que la urgencia de cagar no es algo que uno pueda negociar con su cuerpo. Aguantártelo no va a hacerte ningún bien a largo plazo, seguro te pasa que a eso del amanecer te encuentran doblado sobre la barra disimulando las punzaditas dolorosas en el estómago producto de una cagada no expulsada. Por ahí dicen que es mejor perder un amigo que una tripa, así que asume la situación y sácalo cuanto antes.
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Para que puedas cagar con más tranquilidad la próxima vez que estés temblando en la fila de algún club, hemos creado una lista útil de lo que debes hacer y lo que no. Imprímela y guárdala en el bolsillo, te puede servir para tener algo para leer cuando estés en la tarea, y también para usarlo en caso de escasez de papel, uno nunca sabe.
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