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Música

Skins a la mexicana

Los skinheads tienen muchos años en México y aunque se cuentan por miles, tienen poca visibilidad.
Vespa y los discos

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Espero afuera de la pulquería La Hija de los Apaches en la colonia Doctores de la Ciudad de México a que llegue Vespa, un skinhead con más de dieciséis años en esa subcultura proveniente de los barrios pobres del Reino Unido, que a finales de los años 60, y como hijos, descendientes o evolución natural de los mods y rude boys, bailaban sin distinción de razas ritmos como calypso, ska y soul en las discotecas, conviviendo entre jóvenes migrantes de Jamaica y jóvenes ingleses en busca de su propia identidad. Citarme un sábado a las tres de la tarde con un cabeza-rapada para charlar y no poder tomar cerveza –estoy enfermo–, es como ir a la guerra sin fusil. Sufro ataques de ansiedad y mi estómago hace ruidos extraños.

Quince minutos después de la hora pactada, Vespa se ve venir a lo lejos, sobre la calle Dr. Claudio Bernard de la colonia Doctores. Viste como cualquier skin de la vieja guardia: botas obreras color negro, pantalón azul marino de mezclilla, tirantes amarillos, una playera que tiene una frase que no logro distinguir con precisión y, claro, está a rape. Pero Vespa no viene solo, marcha acompañado de su chica, quien luce como alguna de las chicas del largometraje This is England (Shane Meadows, 2006). Llaman la atención. Algunas personas clavan sus miradas en ambos por su estética fuera de lo convencional.

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Vespa pinchando en la pulquería La Hija de los Apaches

Vespa toma de la mano a su novia y con su otra extremidad carga un bolso demasiado retro que seguramente está repleto de acetatos que pinchara en un evento más de su colectivo Sonidos de Jamaica. Y aunque su apariencia es agresiva por sus tatuajes en el cuello y brazos: tiene el logotipo de la legendaria Trojan Records, otro del grupo Inspecter 7, la leyenda "FCK NZS" (Fuck Nazis), los cuadros blancos con negros del 2-Tone, sumando algunas cicatrices que se logran ver en su semblante serio, me reconoce y dice: "qué onda tocayo". Posteriormente estrecha mi mano y siento su recio apretón que calma mis nervios.

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En el interior de La Hija de los Apaches, Vespa junto a sus amigos e integrantes de Sonidos de Jamaica, conecta su tocadiscos y bocinas y preparan sus vinilos. Dice que hablar sobre el origen del movimiento skinhead en México es complicado. Sabe –porque le han platicado algunos de sus amigos de Tijuana– que en la frontera la movida skin surgió a finales de los 80, con una escena grande de skaters y hardcoreros que desembocó en cabezas-rapadas que escuchan Oi!

Sonidos de Jamaica

Me presenta con algunos músicos de la escena de ska-tradicional en la Ciudad de México y también me explica que los primeros skinheads que surgieron en la antigua capital del país formaron parte del colectivo más importante: M.O.L.A.C.A.R.A. (Movimiento Latinoamericano de Cabezas Rapadas). "El colectivo nació en los 90, en lugares como la San Felipe de Jesús y Tláhuac", dice Vespa. "Tenían un discurso apolítico de unión entre skins de habla hispana. Nunca se etiquetaron como antifascistas ni neo-nazis. Simplemente representaban el orgullo de ser skinheads. Ubicados, yo tengo a dos, y sé que eran alrededor de unos cuarenta repartidos en el D.F. y Estado de México. Con el tiempo varios de sus integrantes se confundieron por el uso del simbolismo prehispánico que solía usar M.O.L.A.C.A.R.A. [una serpiente que formaba las siglas], haciendo que unos se volvieran nacionales-mexicanos y otros se unieron a S.H.A.R.P. ( Skinheads Against Racial Prejudice) y R.A.S.H. ( Red & Anarchist Skinheads)".

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Vespa junto a otros miembros de R.A.S.H., grupo del cual forma parte

Hoy en día existen muchas divisiones de skins en la Ciudad de México y otros lugares del país: antifas, tradis, hooligans, apolíticos, (Fred) Perry boys, sudeheads, nacionales, veganos, anarquistas… Y es así como afirmo que el movimiento principalmente vinculado al reggae y sus derivados es mundial, que sigue mi nulo conocimiento gracias a documentales como Skinhead acttitude que vi hace años, en una fiebre por saber más de los amantes de la leyenda del rocksteady, Alton Ellis y el gusto que tengo por salir a bailar a las fiestas de Hipshakers, que incluso, dice Vespa, son sus amigos de toda la vida.

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Le mencionó a Vespa los años 80, época donde una parte de chicas y chicos que gustaban del hardcore-chilango tenían pinta de skinheads. Así ocurrió con los ¡pelones! de Histeria, dejando notar unión entre punks y skins que compartían tocadas, fanzines, fiestas, desmadre. Pero Vespa explica que, para inicios del 2000, y desprendiéndose del ska-fusión hecho en México, el cual tuvo una increíble aceptación entre la juventud de aquel entonces con grupos como Sekta Core, Panteón Rococó, Salón Victoria, La Matatena Royal Club, entre otros, se creó un propio sonido mexicano, surgiendo así –ya con una idea estable, teniendo conocimiento de los orígenes del ska y demás ritmos– muchos grupos de cabezas-rapadas en lugares como Álvaro Obregón, San Felipe de Jesús, Santa Úrsula, Azcapotzalco, Tláhuac, Neza y Ciudad Azteca.

Vespa y sus años de 'skato' en el Chopo

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La movida skin en México de esa forma evolucionó y por consecuencia comenzó a dividirse, a que así existiera confusión y se generara la mala información, sumando la influencia de los primeros grupos neo-nazis que optaron por la vestimenta skin en el Reino Unido durante los 70, sólo para llamar más la atención en protestas del Frente Nacional y Partido Nacional Británico, junto al origen del grupo Skrewdriver y la organización Blood & Honor a manos de Ian Stuart, principal causante que comenzara la pelea entre skinheads blancos ingleses y migrantes. En cambio, aquí en México, los grupos ligados al "nacionalismo-socialista", como aquí lo llaman, igualmente se hicieron presentes en la movida skin, haciendo que dentro de la vieja tradición de cabezas-rapadas hubiera brotes xenofóbicos, devoción a las esvásticas, orgullo criollo, e incluso que se les vinculara al Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido Nacional Socialista de México (PNS).

Vespa, en relación a todo eso que denigra el verdadero espíritu skin, comenta que a marchas como la de la comunidad LGBT, él y algunos de sus amigos acuden para que las personas se den cuenta que el ser skinhead no es sinónimo de racismo. Vespa y sus amigos acuden a ese y otros eventos, en los cuales algunas veces se suscitan peleas en contra de los simpatizantes de la derecha.

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Le platico a Vespa una vieja anécdota de cuando inicié mis estudios en la preparatoria. En esa época vi por primera vez a un skinhead. Los dos esperábamos en la misma esquina el camión que iba de Santa Catarina, Nuevo León al centro de Monterrey. Era un sujeto enorme, corpulento y para mí, en aquel entonces, vestía idéntico que los neo-nazis de American history X (Tony Kaye, 1998). Vespa, después que digo eso comienza a reír. Trato de ser inteligente y le aclaro que yo era aún más flaco, que tenía mucho miedo todas las mañanas que me dirigía a la escuela. En mi mochila tenía un parche con la leyenda: "Nazi punx fuck off!", y sólo pensaba que ese sujeto en cualquier instante podría golpearme.

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Vespa, quien es un año mayor que yo (tiene 31) le pone pausa a su risa y también se recuerda cuando era aún más joven y salía a patinar con sus amigos en la colonia Providencia, cerca de las aguas del Gran Canal, de la popular San Felipe de Jesús. No niega su pasado y dice que una tarde que portaba una playera de Panteón Rococó, el hermano de uno de sus amigos que lucía como skinhead le dio a escuchar unos discos de verdadero ska. De ese día en adelante tuvo claro que se raparía la cabeza. Y a todo eso, agrega que en la Ciudad de México, para que el movimiento skin comenzara a ser algo real entre las nuevas generaciones de aquel entonces, influyó mucho que uno tuviera que navegar en Internet, y así saber la historia de esa subcultura, nutrirse de música proveniente de Jamaica y el Reino Unido, y casi como una ley, acudir a la primera visita de The Skatalites en el Salón 21.

A más de quince años, Vespa todavía suspira al recordar aquel evento que marcó a muchos que ahora son cabezas-rapadas en la Ciudad de México. "Era una época donde se respetaba mucho la estética skin. Traer tu bomber [chamarra], botas y andar pelón era fundamental. Ese conjunto era de sumo cuidado. Sabías que era algo con lo que no se jugaba. Los que ya eran nacionalistas en aquel entonces podían darte una paliza y los antifascistas igual, simplemente por una cuestión de desinformación. En aquel entonces no había tanto skin político, Perry boys o boneheads [skins de derecha]; y si los había se ocultaban mucho más". Y agrega Vespa: "Por anécdotas y fotos viejas, todos ellos surgieron en el nuevo milenio, y siguen existiendo hasta el día de hoy. Casi todos se conocen o se ubican junto a las nuevas generaciones.

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Pero no hay divisiones políticas sino personales, por las clásicas riñas de ex novias y borracheras. Sin embargo, los nacionalistas sí están alejados de los demás. Cada quien pone su barrera que quiere ante ellos. Existen personas que por negocios o viejas amistades siguen teniendo contacto unos con los otros, aunque también existen nacionalistas que nunca se han parado de nuestro lado".

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A raíz de la visita de The Skatalites y conforme los años transcurrieron, explica Vespa que fue la manera como surgieron grupos musicales ligados al skinhead mexicano. El Odio Oi!, Raíces Rudas y Sector Oi! por el lado del punk callejero. Y por el lado más tradicional del ska y reggae Jamaica 69, Inspector y Travellers All Stars. Estos últimos son una agrupación donde ha estado involucrado Vespa y han tenido la oportunidad de tocar con leyendas de la música que se originó en Jamaica como Charley Organaire, The Pionners, Ken Boothe, Derrick Harriott, en las visitas que han hecho a la Ciudad de México.

No obstante, Vespa hace énfasis que la escena skinhead ha cambiado muchísimo. "Antes ser skin era cuestión de honor, de insurrección, de llevar la música en el alma. Ahora, además de eso, está lleno de una actitud incorrecta, de fashionismo y división". Aun así aclara que en el presente se vive una escena muy grande, con dos o tres eventos en un mismo fin de semana, pero separado entre quienes en realidad aman el movimiento, los que simplemente se refugian en una subcultura por moda, quienes encuentran en la historia del skin una manera de ser agresivos y pelear por la nada, etcétera.

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Y sobre algunos viejos personajes del movimiento, Vespa, en cuanto le preguntó quiénes han sido piezas clave, dice que incluso ellos ya no se rapan y seguro andan por ahí manifestándose esporádicamente. "Puedo decir que Pepe Lobo se encargó de traer la música que influenció a muchísimos que ahora forman parte de la escena. También estaba El Santa con su barriga y piratería que surtió a las primeras oleadas de skins (en una bodega del Chopo); CHema Skandal con sus eventos e ilustraciones; y Roberto Delas Torres "King Crab Sound System", quien ha fungido como una influencia para las nuevas cabezas-rapadas".

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A la pulquería La Hija de los Apaches no dejan de arribar chicas y chicos con apariencia skin. Vespa y ellos se dejan ver que están más que unidos: se entrelazan en un sincero abrazo lleno de sonrisas. Me dice: "ellos vienen desde la delegación Álvaro Obregón", "él también es periodista", "yo solía pertenecer a la barra de Pumas integrada por puros skins". Y es así como asimilo que una escena de cabezas-rapadas, en la Ciudad de México y demás Estados, es algo inmenso. Por esa razón no dejó pasar el momento de comentarle a Vespa sobre un pelón que trabaja de bici-taxista en el barrio donde vivo, el cual tiene tatuado en la parte frontal de su cráneo SKIN y su medio de trabajo acostumbra rondar la colonia al ritmo de "Skinheads moonstomp" de Symarip o algún otro tema popular de The Specials.

Vespa cada vez parece estar entrando más en ambiente, aun cuando no ha subido al escenario de La Hija de los Apaches a pinchar algunos de sus discos que, ya me había comentado antes de ingresar a la pulquería, recién le llegó un nuevo acetato desde Alemania. Esa parece ser una de las adicciones (coleccionar discos) que tienen miles de skinheads que viven el movimiento a flor de piel. Vespa en eso gasta todos sus ahorros y agradece que su novia lo entienda, aun cuando ya no está trabajando más como profesor de comunicación en el TEC de Monterrey.

En ese momento recuerdo que debo encontrarme con mi novia en la casa de nuestro amigo Moy. Juega Cruz Azul vs América y en mi corazón aún existe la esperanza de que la maquina celeste pite fuerte. Voy más de media hora retrasado y Vespa, antes de irme, me invita a una fiesta de skinheads por la noche. Quisiera decirle que sí pero tampoco puedo cambiar los planes. Mejor estrecho su mano, me fundo en un abrazo y espero algún día bailar con él, en otro momento que nos volvamos a encontrar.

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